El resistible ascenso del anarco-capitalismo - I
23 de julio de 2012.
"Los libertarios de derecha (desde ahora en adelante libertarianos, para distinguirlos de los left libertarians de matriz anarquista) tienen una función central en las políticas y prácticas no sólo de Facebook, sino también de aquel conjunto de valores emergentes de los mundos digitales en los últimos decenios. Existen puntos de contacto relevantes entre las prácticas del hacking y las ideas profesadas por los right libertarians. En esta perspectiva, no se trata de un excursus entre la filosofía política y la teoría económica, sino de un intento de individualizar el hilo conductor de fenómenos aparentemente ajenos entre sí, tales como Facebook, Wikileaks y Anonymous, por citar algunos".
Ideologías en la red: la Ilustración de Google y el libertarianismo de Facebook (Ippolita "En el acuario de Facebook").
Fragmento de En el acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo por cortesía de Ippolita y Enclave de Libros.
Ideologías en la red: la Ilustración de Google y el libertarianismo de Facebook
Hemos llegado al aspecto más personal, el más cercano: la cuestión
política. Aunque aparentemente la política no tenga mucho que
ver con las redes sociales, en realidad sí tiene, y mucho. Es más, la
ideología política subyacente a las lógicas empresariales marca una
gran diferencia entre los dos colosos de la sociabilidad online, desde
hace mucho tiempo en competencia entre sí: Facebook y Google.
Ippolita se ha esforzado en atacar sin remisión el totalitarismo
de Google, mediador de todas las informaciones del mundo. Sin
embargo Google es, en cierto sentido, un proyecto de la Ilustración:
es la continuación del viejo sueño del conocimiento global, extendido
a todos los que tienen acceso a los servicios de Google, un benévolo
tirano iluminado. El objetivo de la Ilustración es sin duda compartible:
liberar al ser humano de su «estado de inferioridad», haciéndolo más
autónomo. Por tanto, el lado oscuro de Google es el lado oscuro de la
misma Ilustración, es decir el despliegue ilimitado de la Racionalidad
científca, del Progreso tecnológico y de todas las mitologías afines.
El momento regresivo de la razón es la barbarie del control total, la
alienación de lo humano (y de lo viviente en su conjunto) sometido a
la nueva religión de la Máquina. Google es sin duda una encarnación
de la Megamáquina en todos sus aspectos, positivos y negativos.
Ha creado algoritmos y filtros para ofrecer resultados de manera
nueva, es el fruto de la investigación y de la innovación tecnológica,
ofrece servicios que potencian actividades cotidianas preexistentes,
originariamente todas basadas en la búsqueda de informaciones. Sus
contenidos no derivan solamente de la perfilación de los usuarios,
sino también y sobre todo de una tendencia a la creación de un patrimonio
informativo utilizable libremente, con todas las limitaciones
de la libertad de acceso gestionada por un sujeto tecnológico por
cuenta de los usuarios, sin intenciones malignas (Don’t be evil) y en
un contexto de «libre mercado» capitalista.
En Estados Unidos Google se percibe como un proyecto más bien
liberal, es decir, según los criterios europeos, de centro-izquierda, mientras que en el resto del mundo se ve como un defensor de la libertad de
expresión, en oposición a los gobiernos represivos y anti-americanos.
Las disputas con China han difundido la imagen de una empresa comprometida
con la difusión de los valores democráticos o, al menos, con
la democracia formal del acceso a las informaciones. Desde luego, hay
algo bueno en la idea de poner todas las informaciones a disposición de todos. En el fondo, se trata de una singular reinterpretación del sueño americano: Google conjuga el mito del Oeste, trasladando online la
frontera del movi miento de conquista. Hay progreso en la acumulación
de datos que satura la red y en una visión de carácter universal de
koiné a escala global, de Enciclopedia a la que todos contribuyen, que
incluye investigaciones, imágenes, mail, mapas, libros, artículos, todo.
En suma, si dejamos de considerar el enorme problema de la gestión
del conocimiento por parte de un sujeto privado, si no nos preocupa la
delegación en una tecnocracia, Google no está tan mal.
Por supuesto, se producirán cada vez más conflictos (por la amplitud de los intereses
de Google y el alcance global de sus servicios) con particulares, instituciones
nacionales e internacionales, debido a las violaciones de la
privacy; se darán posibles abusos de posición dominante, constitución
de carteles, colaboración con servicios gubernamentales para fines de
espionaje y más cosas. Pero es igualmente cierto que Google, como
empresa de conocimiento global, no procede de premisas claramente
identificables en el panorama político. Sin embargo, no se puede decir lo mismo de Facebook, un
proyecto promocionado y financiado por la extrema derecha
estadounidense, right libertarians, es decir libertarios de derecha,
también conocidos como anarco-capitalistas, un oxímoron muy
adecuado. Dar cuenta rápidamente de esta ideología política resulta
complejo, en especial desde un punto de vista europeo, pues en
Europa las ideas libertarias pertenecen históricamente al anarquismo
y a cierto internacionalismo socialista, rico en matices, desde el municipalismo libertario al anarco-sindicalismo, desde el anarcocomunismo
al individualismo; en todo caso, reconducirlas hacia una
lectura decididamente anti-socialista parece una absurdez lógica.
Y es que, como veremos, los libertarios de derecha (desde ahora en
adelante libertarianos, para distinguirlos de los left libertarians de matriz
anarquista) tienen una función central en las políticas y prácticas no sólo
de Facebook, sino también de aquel conjunto de valores emergentes de los mundos digitales en los últimos decenios. Existen puntos de contacto relevantes entre las prácticas del hacking y las ideas profesadas por
los right libertarians. En esta perspectiva, no se trata de un excursus entre
la fílosofía política y la teoría económica, sino de un intento de individualizar
el hilo conductor de fenómenos aparentemente ajenos entre
sí, tales como Facebook, Wikileaks y Anonymous, por citar algunos.
Los libertarianos: breve historia de un capitalismo fanático
El libertarianismo es un variado conjunto de tendencias políticas
que, desde los años sesenta del siglo XX, se propone la realización
radical de las libertades individuales en un contexto exclusivamente
de libre mercado, en oposición total a cualquier tradición o práctica
socialista. Algunas variantes consideran posible mantener un mínimo
de sociedad compartida, confundiendo adrede las relaciones
sociales con las instituciones sociales, configurándose así como un
minarquismo (promotor del «Estado mínimo»). Sin embargo dicho
individualismo radical aparentemente anarquista, en las obras de los
pensadores libertarianos más conocidos, como Murray N. Rothbard,
Robert Nozick y Ayn Rand, sólo se puede realizar con la ruptura de
las instituciones sociales opresivas, entre ellas el Estado, lo cual da pie
a la definición paradójica de anarco-liberales o anarco-capitalistas.
Para entender el contexto teórico del origen del anarco-capitalismo,
resulta útil estudiar un poco las posicones de Rothbard, el primero
en usar el término de libertarian. Economista, discípulo en los años
cuarenta de Ludwig von Mises en Nueva York, Rothbard opera
una síntesis original entre el feroz anti-socialismo de la escuela
económica austriaca y los pensadores individualistas americanos,
en especial Lysander Spooner y Benjamin Tucker. El libre mercado
capitalista, siguiéndole el hilo a la escuela económica austríaca, es el
único sistema capaz de garantizar las libertades individuales, bueno
por naturaleza; es decir, una forma de Derecho natural que asume
el derecho a la propiedad como un derecho «natural» y la expansión
de la propiedad como único baluarte de la «verdadera libertad». Cualquier institución que se interponga entre el individuo
y el disfrute de la propiedad privada ha de considerarse opresiva,
una tiranía contra la cual todo se vuelve lícito. En función del fin
supremo de la libertad individual Rothbard critica lo que considera
el moralismo legalista de los libertarianos más conformistas con el
statu quo institucional e insta a que la práctica política tenga que
mofarse de las leyes opresivas de los Estados y de los gobernantes,
para conseguir un mercado verdaderamente libre.
Se produce así un cortocircuito en la formulación misma del concepto de libertad: al final, la única libertad legítima es la del mercado capitalista, en tanto fruto de la libre acción de sujetos
individuales absolutamente libres motivados por el propio interés
privado de acumulación y consumo. Puesto que el anarquismo individualista
se corresponde con el máximo de libertad individual, y el
libre mercado con la realización de tal libertad, en consecuencia, según las mismas palabras de Rothbard, anarquismo y capitalismo son sinónimos:
nosotros [anarco-capitalistas] creemos que el capitalismo es la plena expresión del anarquismo y que el anarquismo es la plena expresión del capitalismo. No sólo son compatibles, sino que no es posible conseguir el uno sin el otro. El verdadero anarquismo será capitalista y el verdadero capitalismo será anarquista.
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