El resistible ascenso del anarco-capitalismo - II
24 de julio de 2012.
"El discurso anarco-capitalista en su globalidad se puede sintetizar en una palabra: privatización. Privatización extendida a cada sector de la sociedad, desde las empresas al derecho individual. Ninguna mediación, el individuo debe triunfar. ¿Quién es este misterioso individuo? La crítica de las redes sociales online que llevamos a cabo aquí, evidentemente se aplica también al anarco-capitalismo: la pregunta fundamental es siempre relativa a la identidad, individual y colectiva".
Ideologías en la red: la Ilustración de Google y el libertarianismo de Facebook (Ippolita "En el acuario de Facebook").
Nota de Nodo50: seguimos con un fragmento crítico de la obra En el acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo. Sobre los anarcocapitalistas es muy interesante leer su entrada de Wikipedia. Jimmy Wales, impulsor de Wikipedia, reconoce estar muy influenciado por Ayn Rand.
Wikipedia founder Jimmy Wales on Ayn Rand, art, and making money
Más adelante examinaremos las paradojas de esta profesión de fe en las bondades del libre mercado. De momento, nos interesa subrayar el alto nivel de afinidad de las palabras-clave de la doctrina económica y política libertariana con las prácticas del turbo-capitalismo californiano: libertad individual realizada sólo en términos de intercambios económicos y monetarios; individuos considerados como actores libres por naturaleza, que atribuyen un valor del todo subjetivo a objetos, servicios y utilidades disponibles en un ideal mercado libre capitalista; desregulación absoluta necesaria para la realización de un mercado bueno por naturaleza, exento de interferencias estatales o de todas las formas supraindividuales; propiedad como derecho natural y como fundamento de la identidad individual; acumulación de bienes y utilidades como fin y contenido a la vez del concepto de libertad.
La sociedad aparece como el producto de las acciones humanas de intercambio económico individual. Para entender cómo dicha visión llega a conformarse, hace falta dar otro paso atrás. Dentro de la visión de la teoría económica austriaca, particularmente en la formulación del maestro de Rothbard, Ludwig Von Mises, el individuo está determinado apriorísticamente por una praxis, con independencia de las acciones concretas que lleva a cabo, cuyo estudio, la praxeología en concreto, permite detectar los axiomas invariables.
Las verdades absolutas derivan de un sólo axioma, el Axioma Fundamental (principio de la Acción) para conseguir unos fines (subjetivos), y para hacerlo usan unos medios. Dicho axioma se considera verdadero para todos los seres humanos, en cualquier lugar y tiempo; no se puede invalidar o falsear, porque aunque lo negara estoy actuando (en la negación). En términos filosóficos, podemos decir por tanto que el axioma de la acción es una «proposición sintética a priori». Del Axioma Fundamental deriva la verdad, igual de absoluta, que cada individuo intenta siempre maximizar su propia condición presente, considerada insatisfactoria, y para para sustituirla por una condición que estima mejor. Por tanto, toda acción humana es la eliminación de una insatisfacción percibida, de una necesidad. Dicho de otro modo, toda acción humana tiende a la adquisición de utilidad, toda acción tiende al provecho individual, del todo subjetivo. El individuo no puede evitar actuar, moverse, intentar maximizar su propio beneficio, que se concreta en la acumulación de bienes. Mucho es bueno, más es mejor. Cantidad.
El concepto de tiempo como recurso escaso aclara ulteriormente la enorme influencia de esta doctrina del ser humano libre en tanto consumidor en la realización de las redes sociales digitales y del conglomerado ideológico que subyace en la así llamada Web 2.0. Considerada la escasez del recurso tiempo, y puesto que el fin de las acciones humanas es la satisfacción de necesidades a través del consumo-acumulación de bienes, cuanto antes se consiga la satisfacción, mejor. La consecuencia de esta impostación del todo deductiva es que cuanto más corto sea el período de la acción, bien se trate de producción o de consumo, tanto mejor. Los individuos, consumidores motivados por necesidades subjetivas, prefieren una satisfacción presente a una futura. Pronto es bueno, antes es mejor. Rapidez.
Evidentemente, la praxeología, en los diferentes desarrollos llevados a cabo por los autores de la escuela austriaca, es mucho más articulada y compleja de lo que podemos reflejar aquí; en muchos casos, como toda teoría universalista, presenta contradicciones insalvables. Lo que importa es detenernos sobre el efectivo punto de contacto con la tradición individualista americana, de ascendencia anarquista, es decir el subjetivismo absoluto. En la teoría económica clásica, inglesa y no (también en Marx, por ejemplo), existen valores objetivos de los que se deriva una axiología. Sin
embargo, según la praxeología austriaca, no existen valores objetivos. El intercambio económico puede ser ventajoso para ambos contrayentes, es más, debe serlo, de lo contrario el axioma de la maximización de la ganancia individual en el menor tiempo posible quedaría invalidado. Lo cual significa que un bien tiene un valor distinto para individuos distintos, por tanto existe la posibilidad de generalizar las ganancias y un crecimiento ilimitado efectivo, no basado en el error de valoración del valor objetivo.
Pero esta expansión generalizada del bienestar económico individual, que aquí coincide con la libertad tout court, sólo es posible en una situación de libertad absoluta (económica), o sea de ausencia de interferencias por parte de las instituciones, siempre coercitivas, que sustraen propiedad a las personas, manipulan las conciencias, castran las percepciones de los individuos, que son capaces por naturaleza de tender a la satisfacción rápida y completa de sus necesidades actuales y de proyectarse en una nueva acción para satisfacer nuevas necesidades, en una progresión infinita. Aquí reside el link con el individualismo: el individuo, sujeto absoluto postulado de manera absoluta, necesita de libertad absoluta, que se le desvincule literalmente de toda obligación (lat. ab-solutus).
El Estado-nación, socialista o capitalista, es a todas luces el enemigo común de la escuela austriaca y del individualismo americano; y aún más el Estado federal y todas aquellas instituciones que pretenden regular el mercado capitalista, reduciendo de hecho la libertad individual. No todos los libertarianos sostienen la necesidad de la destrucción del Estado. Hoy en día, el exponente más conocido de la postura anarco-capitalista es el economista estadounidense David Friedman, asertor de un cierto gradualismo en la abolición del Estado opresor.
El discurso anarco-capitalista en su globalidad se puede sintetizar en una palabra: privatización. Privatización extendida a cada sector de la sociedad, desde las empresas al derecho individual. Ninguna mediación, el individuo debe triunfar. ¿Quién es este misterioso individuo? La crítica de las redes sociales online que llevamos a cabo aquí, evidentemente se aplica también al anarco-capitalismo: la pregunta fundamental es siempre relativa a la identidad, individual y colectiva. Puesto que los seres humanos desarrollan su individualidad tan sólo en un contexto social, desde un punto de vista puramente teórico no tiene sentido razonar acerca del individuo como identidad fija y absoluta, separada por completo del contexto social, biológico y cultural en el cual está inserto.
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