"Las abogadas". Memoria histórica sobre el tardofranquismo y la transición en el cine documental

29 de marzo. Fuente: Viento Sur

Durante décadas, se promovió un relato oficial sobre la historia reciente de España, que distorsionaba y silenciaba la represión, así como la naturaleza y el origen de la dictadura franquista. La República se omitía como si no hubiese existido, o se simplificaba e identificaba sin más como algo tremendamente negativo. Se asociaba al fracaso, o a lo que algunos historiadores han llamado memoria negativa. La Guerra Civil se reducía a una serie de tópicos sobre culpa e irresponsabilidad colectiva, decretando un empate moral entre bandos sin diferencia alguna entre ellos. De esta forma se fomentaba una equiparación moral entre vencedores y vencidos, trasmitiéndose durante generaciones una visión distorsionada y con nulo rigor sobre la República, Guerra Civil y el franquismo. La reflexión era inexistente y el carácter de clase quedaba ausente de todo análisis.

Por Raúl Navas

El franquismo denigró y degradó la memoria de la República y los vencidos en la guerra. En la transición y años posteriores se profundizó en el olvido y la amnesia histórica, en un contexto de escasez de publicaciones críticas y de políticas de rehabilitación de las víctimas del franquismo. Por el contrario, desde finales de los años 90 se han realizado numerosas investigaciones y publicaciones relacionadas con la llamada Memoria Histórica. Los discursos alternativos al relato oficial sobre la guerra y el franquismo aumentaron en cantidad, calidad, difusión y relevancia, profundizándose en el estudio de la represión franquista y contribuyendo al fin del silencio. Diversas investigaciones han detallado todo tipo de episodios y formulas represivas del franquismo desde la perspectiva del sufrimiento causado a las víctimas, reivindicando rescatarlas del olvido, así como preservar, investigar, difundir y recuperar su memoria. En este sentido, no solo se han publicado libros y realizado tesis doctorales; también se han estrenado numerosos e interesantes películas y documentales, algunos francamente emotivos y reflexivos.

Las nuevas consideraciones sobre la represión franquista, dejaron de ser minoritarias y, de una forma más tardía y modesta, también se abrieron paso reformulaciones críticas sobre qué ocurrió realmente en la transición, cuestionando el relato predominante durante décadas. Se comenzaron a realizar documentales que abordaran críticamente el llamado pacto del olvido de la transición, en el que los represores franquistas quedaban impunes mientras se promovía la amnesia histórica y se dejaba a miles de republicanas y republicanos asesinados en fosas. Las fosas del olvido (Alfonso Domingo, Itziar Bernaola, 2003), emitido en Documentos TV de TVE, fue un ejemplo novedoso de replanteamiento crítico, dado que durante años los reportajes y trabajos audiovisuales sobre la transición, aparte de ser escasos, se solían caracterizar por ofrecer una versión acrítica de aquel proceso político, en el que encontramos una escasa o nula atención a aspectos como la impunidad de la represión en la dictadura, la vinculación entre la ultraderecha y el aparato del Estado, la nula dignificación de las víctimas y su olvido, al papel del movimiento obrero y la movilización, etc. Hablamos de trabajos poco críticos y reflexivos, en los que se apreciaba cierta equiparación moral entre franquismo y antifranquismo. Además, se amplificaba y promovía la importancia de la actuación de unos personajes concretos (Suárez, el Rey, Carrillo, etc.). En este relato, la transición fue algo que se hizo perfectamente en los despachos por hombres de Estado, sin un solo defecto. Numerosos reportajes han seguido ese patrón, cuya máxima expresión la encontramos en la serie documental de TVE sobre la transición emitida en 1993 y dirigida por Victoria Prego. En aquellos 13 episodios se incluye un valioso material audiovisual de archivo y testimonios de interés para las y los historiadores, pero no podemos catalogarlo como una serie documental realizada desde la perspectiva de recuperar la memoria histórica. En buena parte, porque no se restituye la memoria de las y los perdedores. Por el contrario, de alguna manera, se trasmite una visión de que no los hubo. Sus exposiciones y conclusiones constituyen un compendio acrítico acorde con el relato dominante sobre la transición cocinado por las elites. En dicha serie documental, en su afán de intentar demostrar que la transición fue modélica en todos los sentidos, se ignora o se minimizan hechos desagradables o se presentan de una forma poco rigurosa y/o distorsionada. En definitiva, hablamos de una serie realizada a medida para justificar y blanquear cómo se construyó el llamado Régimen del 78.

Serie de TVE Las abogadas

Recientemente TVE ha estrenado Las abogadas, una serie creada por la directora y guionista Patricia Ferreira, tristemente fallecida en 2023. En seis capítulos se recrea una época, comenzando en 1964 y terminando en 1977. Las protagonistas son las actrices Paula Usero, Elisabet Casanovas, Irene Escolar y Almudena Pascual, que interpretan, respectivamente, a Lola González, Cristina Almeida, Manuela Carmena y Francisca Sauquillo, abogadas que durante los años finales del franquismo pelearon en los juzgados contra las injusticias de la dictadura, defendiendo a las y los trabajadores víctimas de abusos patronales y encausados por delitos políticos. El presente artículo no pretende juzgar la serie ni hacer una crítica a la misma, sino abordar sucesos y fenómenos que se recrean en ella y cómo han sido tratados en el cine documental. En todo caso, ya se han publicado distintas opiniones y críticas sobre la serie. Juan Ignacio Ruiz Huerta escribió para Publico que “Las abogadas aborda unos hechos de nuestro pasado reciente y casi olvidado que conviene recordar. Lo hace con cierta dosis de tensión, aunque los diálogos son pobres y las actrices recitan su papel sin mucha convicción. Pero lo peor de la serie es lo que calla sobre los sucesos que narra. Las abogadas vienen a ser un Cuéntame, una versión cuqui sobre la espantosa realidad que fueron aquellos tiempos de barbarie y plomo. Y esa realidad no debería ser manipulada” [1]

En Las abogadas, se recrea el contexto político y social de la época. Durante la serie vemos el uso habitual de la violencia que ejercía el aparato de Estado franquista. Se recrean cargas policiales y torturas. Salen los famosos calabozos de la DGS y la naturaleza represiva del TOP. Brevemente se señala la agitación en la universidad, donde se celebraban asambleas masivas disueltas violentamente por la policía. Se abordan algunos aspectos propios de la militancia clandestina y los riesgos que se corrían realizando tareas como una reunión o la impresión de octavillas. La policía siempre estaba al acecho, y junto con la judicatura y el resto del aparato de Estado intentaba quebrantar la moral y voluntad militante. En este sentido se hace un pequeño abordaje de la salud mental de las personas que militaban en la clandestinidad y las dificultades a las que se enfrentaban, con despidos, detenciones y amenazas de muerte; la dureza de las estancias en prisión, el sufrimiento propio y del entorno personal y familiar.

Cada capítulo se centra en un tema real concreto que se convierte en homenaje a las víctimas del franquismo. El primer capítulo, trata sobre Enrique Ruano, militante del FLP (Frente de Liberación Popular) que, en enero de 1969, con 21 años, fue torturado y asesinado por la temida Brigada Político Social. También se pone en evidencia la manipulación informativa del régimen, que trató de presentar el asesinato como un suicidio. Se señala la naturaleza brutal de la dictadura, con la policía emprendiendo violentas cargas durante el sepelio. Este trágico episodio represivo del franquismo ha sido escasamente abordado en producciones audiovisuales, pese a que existen documentales sobre otras víctimas mortales del franquismo de aquel periodo. En la serie, la actriz Valeria Sorolla interpreta a Margot Ruano Casanova, hermana de Enrique, quien lleva décadas reclamando justicia y reparación. En una entrevista en 2009 manifestó que la muerte de Enrique

En Las abogadas, se recrea el contexto político y social de la época. Durante la serie vemos el uso habitual de la violencia que ejercía el aparato de Estado franquista. Se recrean cargas policiales y torturas. Salen los famosos calabozos de la DGS y la naturaleza represiva del TOP. Brevemente se señala la agitación en la universidad, donde se celebraban asambleas masivas disueltas violentamente por la policía. Se abordan algunos aspectos propios de la militancia clandestina y los riesgos que se corrían realizando tareas como una reunión o la impresión de octavillas. La policía siempre estaba al acecho, y junto con la judicatura y el resto del aparato de Estado intentaba quebrantar la moral y voluntad militante. En este sentido se hace un pequeño abordaje de la salud mental de las personas que militaban en la clandestinidad y las dificultades a las que se enfrentaban, con despidos, detenciones y amenazas de muerte; la dureza de las estancias en prisión, el sufrimiento propio y del entorno personal y familiar.

Cada capítulo se centra en un tema real concreto que se convierte en homenaje a las víctimas del franquismo. El primer capítulo, trata sobre Enrique Ruano, militante del FLP (Frente de Liberación Popular) que, en enero de 1969, con 21 años, fue torturado y asesinado por la temida Brigada Político Social. También se pone en evidencia la manipulación informativa del régimen, que trató de presentar el asesinato como un suicidio. Se señala la naturaleza brutal de la dictadura, con la policía emprendiendo violentas cargas durante el sepelio. Este trágico episodio represivo del franquismo ha sido escasamente abordado en producciones audiovisuales, pese a que existen documentales sobre otras víctimas mortales del franquismo de aquel periodo. En la serie, la actriz Valeria Sorolla interpreta a Margot Ruano Casanova, hermana de Enrique, quien lleva décadas reclamando justicia y reparación. En una entrevista en 2009 manifestó que la muerte de Enrique [2]

Cincuenta años después del asesinato, denunciaba que no vivimos en la democracia por la que su hermano murió [3]

Por otro lado, vemos personajes variopintos que en mayor o menor medida reflejan fenómenos y situaciones de la época. Por ejemplo, al actor que interpreta a un dirigente del PCE, que hace de enlace con la base, caracterizado como mediocre y monótono, con tradición y disciplina estalinista, que acata acríticamente las órdenes del partido intentando relegar las reivindicaciones feministas en su seno.

En la serie también se abordan los problemas concretos de la militancia femenina, como mujeres y/o madres. Pese a que hay un bufete en el que las mujeres mandan a hombres, se refleja el horroroso machismo de la época. En una secuencia vemos que el marido de Cristina Almeida debe hacer un poder notarial para que su mujer pueda pleitear y viajar. También se refleja la desigualdad laboral y salarial de esos años en la recreación de un juicio sobre un conflicto en una fábrica textil, donde solo cosen las mujeres a destajo, con injustos sistemas de rendimiento, bajo la dictadura del cronómetro y cobrando menos que los hombres. Además, se aborda brevemente la discriminación y problemas del colectivo LGTBI; concretamente, en el despido contra una mujer que tiene una relación con otra mujer. En este sentido, también existen algunos documentales específicos sobre esta temática, como La memoria homosexual (Espino Dieguez, 2020), o Pero que todos sepan que no he muerto (Andrea Weis, 2017).

Movimiento obrero
La serie expone problemas laborales de la época, como los sistemas de trabajo a destajo, ausencia de libertades sindicales, horas extras no pagadas, represión contra las y los huelguistas, etc. En uno de los capítulos, un obrero pierde un brazo en un accidente laboral y vemos luchas no solo por temas salariales, sino por cuestiones relacionadas con la seguridad y la salud en el trabajo. En un capitulo se señala que obreros de la construcción hacen trabajos nocturnos en andamios. Aparecen huelguistas a quienes se piden años de cárcel acusados de asociación ilícita e incitación a la huelga. No olvidemos que el franquismo fue implacable contra el movimiento obrero, llegando a realizarse consejos de guerra contra trabajadores acusados de sedición por el hecho de hacer huelga en plena década de los sesenta.

En definitiva, las y los trabajadores que reivindicaban derechos se jugaban literalmente la vida. En este sentido, la serie rinde homenaje a Pedro Patiño (1937-1971), albañil y militante de CC OO y del PCE, que murió asesinado a tiros por la policía en Leganés el 13 de septiembre de 1971, mientras repartía octavillas el primer día de una huelga del sector de la construcción. Sobra decir que siempre es bienvenido este tipo de recuerdos y homenajes a tantos militantes antifranquistas que perdieron la vida y que han ido cayendo en el olvido.

Otro de los capítulos está centrado sobre el llamado Proceso 1001, en el que se juzgó a la dirección de CC OO. Los llamados 10 de Carabanchel fueron condenados a largas penas de cárcel. Sobre este tema, en 2024 se estrenó 10 para la libertad. El proceso 1001 contra la clase trabajadora, dirigido por Miguel Ángel Sánchez.

En la serie vemos cómo pese a que las huelgas eran ilegales, en ocasiones a los empresarios no les quedaba otra que negociar las reivindicaciones planteadas en paros laborales ilícitos... Los medios audiovisuales oficiales no informaban sobre manifestaciones y huelgas, por lo que las imágenes y videos que se conservan son o bien videos de particulares o reportajes elaborados por cineastas que promovían el llamado cine militante. Un género cinematográfico que se desarrolló en varios países, con la particularidad de que en la dictadura este tipo de cine hacia una importante labor de contrainformación y de construcción de memoria colectiva. Tino Calabug, Mariano Lisa y Helena Lumbreras grababan, cámara en mano y clandestinamente, huelgas, manifestaciones, asambleas, cargas policiales, entrevistas a huelguistas, etc. Posteriormente las películas se exhibían y debatían en la clandestinidad. Así funcionaban el Colectivo de Cine de Clase, Colectivo de Cine de Madrid, la Cooperativa de Cine Alternativo, etc.

Este tipo de reportajes se hicieron sobre distintos temas sociopolíticos y constituyen una valiosa fuente para el conocimiento del pasado reciente. Helena Lumbreras y Mariano Lisa, en una entrevista para El País en 1977, exponían que querían “hacer un cine de clase, integrado en el progreso de la clase obrera, y las formas de lucha que va creando en el camino mismo de su liberación” 4.

Realizadores actuales han mostrado sus simpatías y la importancia por aquellos reportajes y documentales. Luis E. Herrero, director de El entusiasmo (2018) y Vitoria, marzo de 1976 (2019) define aquel cine militante como una “guerrilla del celuloide que puso sus cámaras al servicio de la lucha contra la dictadura”, añadiendo que “Durante los años 70 se filmaron muchas películas de contenido político o social de marcado carácter antifranquista que se produjeron, exhibieron y distribuyeron al margen de la industria y de manera clandestina” [4]

Spagna 68 el hoy es malo pero el mañana es mío (Helena Lumbreras, 1968), es un reportaje grabado clandestinamente en el que aparecen manifestaciones y hablan militantes del movimiento antifranquista; Cuarto poder (Helena Lumbreras, 1970), es un documental útil y reflexivo para conocer el funcionamiento de la censura de prensa de la dictadura, con referencias a luchas obreras y populares de la época, como las de Seat o AEG. O todos o ninguno (Helena Lumbreras, Mariano Lisa, 1976), trata el desarrollo de la huelga de la fábrica de Laforsa en 1975 y 1976, que duro 106 días. Se graban asambleas de trabajadores, preparación de carteles, imágenes de la fábrica, actos públicos, cargas policiales, detenciones, etc. Se entrevistan a huelguistas que explican cuántos beneficios tiene la empresa, quienes son sus dueños, el sufrimiento en el puesto de trabajo debido al calor y a las enfermedades laborales, etc. Escuchamos términos de la época en el ámbito laboral como jurado de empresa. En las intervenciones no solo se habla sobre la huelga, sino sobre la necesidad de la amnistía o de la vuelta de las y los exiliados.

Sobre el desarrollo de los conflictos, vemos como se reparte el dinero de la caja de resistencia de los huelguistas, manifestaciones y discursos de las mujeres de los trabajadores. Aparecen cantautores actuando frente a los huelguistas, y se narra la extensión de la huelga por todo el Baix Llobregat hasta convertirse en general y afectar a más de 300 empresas, siendo secundada por 60.000 trabajadores y trabajadoras. Y también las marchas de las y los trabajadores que van empresa por empresa llamando a la huelga.

Amnistía y libertad (Andrés Linares, Tino Calabuig, Adolfo Garijo, 1976), es un documental sobre luchas de 1975 y 1976 en favor de la amnistía. Salen imágenes de familiares esperando la salida de las presas y presos políticos, el recibimiento de Marcelino Camacho al salir de la cárcel, así como la entrevista y rueda de prensa que ofreció. Se abordan las huelgas de principios de 1976 en Madrid en las que se militarizó el Metro y Correos. También hay imágenes sobre la huelga general de Getafe de diciembre de 1975. Por otro lado, podemos mencionar el estreno en 1977 de la película El puente, dirigida por Juan Antonio Bardem y protagonizada por Alfredo Landa, interpretando el papel de un mecánico que adquiere conciencia política debido a diversas situaciones con las que se encuentra durante un fin de semana relacionadas con problemáticas sociopolíticas del momento.

En A la vuelta del grito (Helena Lumbreras, Mariano Lisa, 1978), vemos luchas de diferentes empresas en 1976 y 1977. Se incluye un mitin en la huelga general de Bizkaia del 2 de diciembre de 1977, así como diferentes debates entre trabajadores y trabajadoras. Se habla de organizaciones que ya no existen, como la Coordinadora de empresas en crisis, el sindicato CSUT, y se citan términos del ámbito jurídico-laboral de la época como expediente de crisis. Aparecen fábricas textiles en las que trabajan mayoritariamente mujeres y el desarrollo de algunas de sus asambleas. Numax presenta (Joaquim Jordà, 1980), de tono menos triunfalista y más reflexivo, trata sobre la organización de los trabajadores de la fábrica de electrodomésticos Numax que, ante el cierre empresarial, decidieron ocupar y gestionar la empresa. Años después el mismo director hizo una segunda parte: Veinte años no es nada (2005). Joaquim Jordà manifestó que la película ofrecía una versión de la transición diferente y planteó que “Hay una visión oficial de la transición que no es la real. En esta película aparecen algunos de sus protagonistas reales” [5] , así como que “La transición se hizo con el sudor de mucha gente que se ha visto traicionada y totalmente desfavorecida. Ellos fueron los peones, los soldados, y sus generales los traicionaron” [6]
Durante años e incluso décadas, apenas se han realizado documentales que recuperen la memoria de la lucha del movimiento obrero en el tardofranquismo. Podemos citar algunas excepciones como Vigo 1972 (Roi Cagiao, 2017), que aborda las luchas en Ferrol de 1972. Tiene un arranque intenso, explicando que en una manifestación de trabajadores de Bazan y Astano, la policía actuó con violencia causando más de 40 heridos de bala y dos obreros muertos: Daniel Niebla y Amador Rey. Se describe el contexto socio político y laboral de la época en Vigo: falta de libertades y derechos, condiciones insalubres en el trabajo y altas tasas de siniestralidad laboral. Se realiza un repaso a la conflictividad laboral en Ferrol en el primer trimestre de 1972 en las que se consiguen victorias por parte de los trabajadores y trabajadoras. Se profundiza la lucha en septiembre de aquel año en Citroën por la jornada laboral de 44 horas, y se relata cómo al cabo de diez días la empresa despide a 5 trabajadores en represalia, a la que se responde con una huelga general en todo Vigo, que es narrada en detalle y cronológicamente por sus protagonistas. Hablan varios de quienes fueron detenidos durante la huelga, relatando que hubo multas, despidos, torturas y cárcel. En algunos casos se citan ejemplos concretos de casos de personas que eran puestos en libertad sin pelo o sin dientes tras ser torturados.

Su director Roi Cagiao afirmó que “Hoy en día tenemos la posibilidad de contar con testigos reales, aprovechando la experiencia en primera persona y acercando los acontecimientos con veracidad para que esta historia la conozcan las generaciones más jóvenes y la reconozcan las generaciones más mayores (...). El hecho de contar con la mayoría de protagonistas directos de la huelga constituye una fuente documental con considerable cantidad de material de archivo de diarios nacionales y extranjeros, emisiones televisivas, documentación fotográfica, octavillas” [7] Por otro lado, poco después se estrenó ¡Esto se cae! (Marta Corral y Ángel García, 2018), un reportaje que rinde homenaje a las mujeres que lucharon contra la dictadura a principios de los 70 en Ferrol.

El cinturón rojo (Luis Campo Vidal, 2017), trata las luchas en el Baix Llobregat en los últimos años del franquismo. En el documental intervienen vecinos y trabajadores de la época explicando las condiciones de vida en aquellos barrios obreros, construidos sin una ordenada planificación, equipamientos y servicios sociales. Relatan cómo se crearon y desarrollaron las comisiones de barrio y de fábrica. Explican las duras condiciones de trabajo: largas jornadas laborales, tareas con alta exposición al ruido y/o productos nocivos, autoritarismo de las jefaturas, una legislación favorable a la patronal, etc. También relatan las dificultades de la lucha sindical clandestina, la represión y las torturas. Se profundiza en las tres huelgas generales que tuvieron lugar en la comarca entre 1974 y 1976. Además, se aborda la situación de las mujeres trabajadoras en la época y se hace referencia al movimiento cristiano progresista contra la dictadura.

Otros reportajes de interés fueron: La huelga del silencio (Documentos TV, 2012), con guion de Alendro Caballero, donde se abordan las huelgas en las cuencas mineras de Asturias en 1962; Setenta y dos horas: Autonomía obrera en la Barcelona de los 60 (Oriol Murcia, 2012) o 163 días. La huelga de bandas (Larraitz Zuazo, 2017), sobre la larga y emblemática huelga de 1966 en la empresa Laminación de Bandas en Frio de Bizkaia.

Sobre la emigración de trabajadores a Europa Occidental en los años 60 podemos citar el interesante documental El tren de la memoria (Marta Arribas, Ana Pérez, 2005).

Lucha vecinal

En Las abogadas vemos barriadas obreras de la época que existían en lugares como Orcasitas o Vallecas. Eran casas bajas, sin alcantarillado, construidas por familias obreras con la amenaza permanente de derribo por la Guardia Civil. Se muestran barrizales y calles sin asfaltar y cómo, a su vez, había constructores que estafaban a las familias con falsas promesas. Francisca Sauquillo lleva adelante una demanda colectiva contra un promotor sin escrúpulos que se llevó el dinero de familias obreras sin construir las casas prometidas. Vemos asambleas en iglesias y cómo las y los afectados se organizaban frente a empresarios relacionados con las élites políticas que querían desalojar a las familias para después especular con los terrenos.

Curiosamente, el régimen evitaba que esos lugares insalubres aparecieran en la televisión y en el cine; querían ocultar aquella oscura realidad. En este sentido, el denominado cine militante también abordó y denunció las situaciones en los barrios y las condiciones de vida de la clase trabajadora. Un ejemplo lo encontramos en El campo para el hombre (Helena Lumbreras, Mariano Lisa, 1975), sobre la miseria y pobreza en el campo. De ese mismo año, La ciudad es nuestra (Tino Calabuig, 1975), un documento audiovisual excelente que trataba las condiciones en las que se encontraban algunos barrios de la periferia de Madrid en los años 70, formados por emigrantes del campo en busca de trabajo. El reportaje se centra en barrios como Orcasitas y el Pozo. Representantes vecinales exponen el origen acelerado de estos barrios sin ninguna planificación ni equipamientos sociales, con zonas de chabolismo, calles sin asfaltar y sin alcantarillado, ausencia de parques, agua y alumbrado público, etc. Se emiten imágenes de la vida cotidiana de aquellos lugares y se explica cómo se fue creando un movimiento vecinal reivindicando viviendas dignas, guarderías, más plazas escolares, ambulatorios, parques, centros sociales, etc. Las y los entrevistados denuncian que hay niños sin escolarizar, problemas de higiene y salubridad, proliferación de ratas, falta de transporte público, etc., así como las dificultades que ponía la dictadura para organizarse y legalizar asociaciones de vecinos.

Por otro lado, en Las abogadas hace una efímera aparición la figura del cura rojo o cura obrero, sacerdotes de barrios pobres que en los años 60 y 70 se pusieron del lado de las y los oprimidos, cediendo las parroquias como centro de reunión, debate y discusión para emprender acciones colectivas. En este sentido podemos recordar Flores de luna (Juan Vicente de Córdoba, 2008), sobre el Padre Llanos y las luchas vecinales en Vallecas, acompañado de un análisis y reflexiones sobre los cambios generacionales posteriores. Dentro de la misma temática, este año se ha estrenado Un hombre sin miedo (Juan Luis de No, 2024).

Por último, podemos citar 1979 los últimos retos de la transición, emitido por el programa Crónicas de TVE en 2009, que trata sobre diferentes acontecimientos ocurridos en 1979. No podemos catalogarlo exactamente como un trabajo vinculado y relacionado con la memoria histórica, pero resulta particularmente interesante cuando se aborda la situación de algunos barrios de la periferia de las grandes ciudades, incluyendo imágenes de la época. Tino Calabuig explica en el mismo que

el cine me atrajo en ese nivel, en el nivel solamente de cine alternativo, cine militante, como denuncia social de la injusticia. Como reivindicación de los oprimidos. Un pequeño número [de gente] lo que nos dedicamos fue a hacer durante un corto periodo de tiempo ... un cine de agitprop, de agitación y propaganda. Sectario, por supuesto. Pero realmente era un cine muy valiente, porque eran las únicas imágenes que se podían conseguir entonces de lo que estaba sucediendo en España.

Se incide en las luchas vecinales y la formación de Asociaciones de Vecinos reclamando servicios públicos en los barrios y viviendas dignas. Además se incluyen imágenes de manifestaciones multitudinarias de vecinos. Interviene Félix Lope Rey, líder vecinal en Orcasitas en 1979, hablando de las condiciones de vida en los barrios pobres y las movilizaciones vecinales de entonces. También interviene Mariano Gamo, cura obrero que estuvo preso tres años en Zamora, hablando sobre las reuniones y asambleas de trabajadores y vecinos en iglesias.

Fusilamientos de septiembre de 1975

El 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados por el régimen franquista tres militantes del FRAP (José Humberto Baena, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz), y dos de ETA (Juan Paredes Manot y Ángel Otaegui). La sentencia en un consejo de guerra sumarísimo provocó amplias protestas dentro y fuera de España. Tuvo lugar una huelga general de tres días en Euskal Herria y se declaró el estado de excepción. Las y los abogados de los acusados siempre han denunciado la falta de garantías democráticas del juicio, e incluso Christian Grobet, observador de la Liga Internacional para la Defensa de los Derechos Humanos en el juicio, aseguró que fue una “farsa siniestra” 9. El penúltimo capítulo de Las abogadas, trata sobre estas ejecuciones y vemos como Francisca Sauquillo participó en la defensa legal en aquel Consejo de Guerra. Por cierto, no es entendible que en la serie no se informe que, en aquella época, esta abogada militaba en la Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT), una organización maoísta. Por otro lado, en la serie se incluyen breves imágenes de archivo de los noticiarios oficiales, en los que la propaganda oficial defendía las ejecuciones porque “el ser español ha vuelto a ser algo en el mundo” y mostraba manifestaciones de apoyo a Franco y los fusilamientos al grito de “Viva España”.

Sobre producciones cinematográficas de las últimas ejecuciones franquistas podemos empezar aludiendo la película La noche más larga (José Luis García Sánchez, 1991). Su director poco antes de comenzar el rodaje (1990) manifestaba que

Resulta curiosa la amnesia histórica, la pérdida de memoria que tenemos, pues hicimos una encuesta -telefónicamente, a 200 personas- y, cuando preguntábamos a la gente su recuerdo sobre los fusilamientos de 1975 nos decían ‘Ah, los del Proceso de Burgos’; y también ‘fue lo de Puig Antich, ¿no?’. Entonces, pensamos que el título mejor sería el de La noche más larga, donde, además, es obvia la referencia a la larga noche del franquismo” [8]

También señalaba que

Los pueblos que olvidan sus errores están condenados a repetirlos y hoy, como las cosas han cambiado, hay que recordar nuestro pasado inmediato, aunque esto haga que la película vaya a contracorriente con la moda de comedias o películas más fáciles [9]

Mientras tanto, el productor Vicente Gómez declaraba que recordaba

aquella larga noche del 26 de septiembre de 1975 y entonces decidí que tendría que llevarlo al cine cuando pudiera. Hace cuatro años se lo propuse a un director, Gonzalo Suárez, y al final no se decidió. Luego la iba a hacer Jaime Chávarri; más tarde tuve problemas para conseguir actores: primero, Imanol Arias, después Jorge Sanz que tampoco... [10]

Sobre trabajos posteriores podemos continuar citando el documental El viento y las raíces (Joseba Iñaki Aguirre, 2007), sobre la vida de Jon Paredes, Txiki, uno de los fusilados en 1975. Un año después se emitió en Antena 3 el telefilm 20-N: Los últimos días de Franco (Roberto Bodegas, 2008), en donde hay referencias a los fusilamientos.

Septiembre del 75 (Adolfo Dufour, 2009), fue galardonado en la Seminci de Valladolid [11]

en la sección Tiempo de Historia y estuvo nominado a cinco premios Goya. Una crítica en su estreno señalaba que era un ejemplo para “recuperar desde el cine la batalla de la verdad frente al ocultamiento” [12]

Su director Adolfo Dufour en su estreno señalaba que “en este país hay una parte de la historia reciente que se desconoce, porque se ha intentado ocultar algo que es común en países como Alemania, Italia, Chile y Argentina, como es revisar la historia” y que no entendía “por qué España puede entrar en regímenes como el de Pinochet en Chile y no juzgar el suyo propio”, lamentando que “La democracia española no consiguió romper con el franquismo” [13]

El documental se centra en uno de los ejecutados, José Humberto Baena, de 24 años y militante del FRAP. Su hermana Flor reivindica en primera persona la inocencia y memoria de su hermano. El documental comienza con la lectura de emotivas cartas con voz de Alberto San Juan, que el mismo José Humberto escribió en la cárcel antes de ser ejecutado. Después se incluyen imágenes de archivo sobre cargas policiales y manifestaciones, así como un titular de prensa del Faro de Vigo en el que se lee: “Manifestación de obreros en Ferrol, al repelerla, 2 muertos y 18 heridos”. Un militante antifranquista relata la importancia de la huelga de Vigo de 1972, y se prosigue con la emisión de recortes de prensa con titulares como “Ha fallecido uno de los manifestantes heridos en los incidentes de Eibar”, o “Continúa el paro total en el sector granadino de la construcción. Ayer recibieron sepultura los tres obreros muertos en los graves incidentes del martes”. Por otro lado, algunos testimonios del documental evidencian las dificultades de conseguir justicia, reparación y dignidad durante la transición. La hermana de José Humberto explica que su padre murió en 1982 y que “estuvo intentando limpiar su nombre, demostrar que lo habían matado injustamente. A pesar de que, en teoría venía la democracia, no le permitieron ningún camino para demostrar su inocencia”.

Otra cuestión a resaltar son los testimonios que inciden en la dureza de la represión aún al final de la dictadura y su impunidad. Manuel Reynoso, ex militante del FRAP cuenta que

El documental se centra en uno de los ejecutados, José Humberto Baena, de 24 años y militante del FRAP. Su hermana Flor reivindica en primera persona la inocencia y memoria de su hermano. El documental comienza con la lectura de emotivas cartas con voz de Alberto San Juan, que el mismo José Humberto escribió en la cárcel antes de ser ejecutado. Después se incluyen imágenes de archivo sobre cargas policiales y manifestaciones, así como un titular de prensa del Faro de Vigo en el que se lee: “Manifestación de obreros en Ferrol, al repelerla, 2 muertos y 18 heridos”. Un militante antifranquista relata la importancia de la huelga de Vigo de 1972, y se prosigue con la emisión de recortes de prensa con titulares como “Ha fallecido uno de los manifestantes heridos en los incidentes de Eibar”, o “Continúa el paro total en el sector granadino de la construcción. Ayer recibieron sepultura los tres obreros muertos en los graves incidentes del martes”. Por otro lado, algunos testimonios del documental evidencian las dificultades de conseguir justicia, reparación y dignidad durante la transición. La hermana de José Humberto explica que su padre murió en 1982 y que “estuvo intentando limpiar su nombre, demostrar que lo habían matado injustamente. A pesar de que, en teoría venía la democracia, no le permitieron ningún camino para demostrar su inocencia”.

Otra cuestión a resaltar son los testimonios que inciden en la dureza de la represión aún al final de la dictadura y su impunidad. Manuel Reynoso, ex militante del FRAP cuenta que

Otro testimonio puntualiza que “aunque la gente piense que al final de la dictadura era una cosa blanda y tal, de eso nada. Era peor que nunca”, llegando a añadir que “en la represión aquí se usaba la picana (…), en ese año la picana estaba en comisaría”. Pepa Fernández e Isabel Pérez, ambas exmilitantes del FRAP, relatan sus dramáticas experiencias cuando fueron torturadas en comisaría por policías. Por su parte Manuel Blanco Chivite proclama con firmeza y contundencia: “Ji, ji, ja, ja, corríamos delante de los grises dicen algunos ahora… No, no. Los grises mataban, la guardia civil mataba, la brigada político social mataba. Gente que pedía agua era ametrallada, gente que distribuía octavillas era ametrallada y asesinada. Están los nombres, los apellidos, las fechas, las horas las circunstancias”. Raúl Marco, exdirigente del FRAP habla claramente de “dictadura fascista” y de que a su compañero Ricardo Valino, que “estaba repartiendo octavillas para llamar a una huelga, se puso a su lado una persona. Tranquilamente saco una pistola y le pego un tiro en la cara. Habría que hablar de Cipriano Martos, jornalero andaluz envenenado”, añadiendo que la “lista es interminable”. Por el contrario, no aparecen personajes del ámbito del gobierno de la época, tal y como ha ocurrido en tantos otros documentales. En este caso, los testimonios son exclusivamente víctimas y personas del ámbito antifranquista.

Otro aspecto de interés del documental lo encontramos cuando muestran las características del proceso judicial. Se incide en que se juzgó sin garantías y se les condenó sin pruebas. Se exponen numerosos ejemplos: se procede a juzgar a civiles en un consejo de guerra sumarísimo, tras más de 15 días de detención sin ver a un abogado, sin admitir las pruebas propuestas por la defensa, con contradicciones en las declaraciones de los testigos reflejadas en los informes policiales, sin permitir que los testigos declaren en el juicio y sin presentar como pruebas la pistola, munición, huellas dactilares y pruebas balísticas. Por otro lado, resulta interesante cuando Flor Baena explica que su padre pidió ayuda al entonces Príncipe Juan Carlos, y procede a leer la carta integra que recibieron de respuesta por parte de la casa real. El testimonio del abogado Juan Aguirre es particularmente impactante en relación a la “anormalidad jurídica” en el desarrollo del proceso judicial y cómo se decidió arbitrariamente cuantos serian ejecutados y a cuantos se les computaría la pena de muerte. Así mismo, interviene la hermana de José Luis Sánchez Bravo, que también fue ejecutado.

A su vez se señalan los intentos que hubo dentro y fuera de España para evitar los fusilamientos, con imágenes de archivo de manifestaciones en Londres, Ámsterdam, Paris, Lisboa y Roma. Al final se pone voz a las últimas cartas de Baena antes de ser ejecutado y se terminan proyectando los subtítulos: “La familia Baena sigue reclamando, verdad, justicia y reparación”.

En relación a la represión franquista en 1975, es interesante el documental Fugitivos (Ainhoa Acerete, Jesus Escartin, Blanca Resano, Chela Sarrato, Pedro Zapator, 2016). Hablan militantes clandestinos y relatan lo que era el TOP, sus experiencias como detenidos y/o en el exilio. Concretamente, trata sobre numerosas detenciones producidas en junio de 1975 en Huesca, y de la marcha al exilio de algunos militantes antifranquistas que consiguieron escapar y se exiliaron en Holanda, donde se organizaron con otros exiliados y emigrantes. También interviene Blanco Chivite. Condenado a muerte en 1975, dice

el goteo de asesinatos de las fuerzas represivas del régimen, fundamentalmente brigada político social y guardia civil era un goteo permanente, cada mes, cada dos meses, cada quince días, aparecía un manifestante asesinado, un obrero huelguista asesinado, un control de carreteras donde se asesinaba, incluso donde cayeron algunos turistas. Jóvenes que por cantar una canción se les cogía y se asesinaba. Esto era una cotidianidad, era lo cotidiano. Se vivía así. (...) el terror y el horror de los primeros años ya son más conocidos. Pero el horror y el terror de los últimos años es menos conocido, (...) no se han juzgado los crímenes del franquismo porque los franquistas se han sucedido a sí mismos.

Asesinato de los abogados laboralistas de Atocha

Otro de los capítulos de Las abogadas, trata sobre la matanza de los abogados de Atocha el 24 de enero de 1977, cuando un grupo de ultraderecha mató a tiros a los abogados laboralistas Enrique Valdelvira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz y Francisco Javier Sauquillo, al estudiante Serafín Holgado y trabajador Ángel Rodríguez. Además, hubo cuatro personas gravemente heridas de bala, entre ellas Lola González Ruiz. En la serie se recrea el contexto de la huelga en el sector de transporte y el fanatismo del responsable del sindicato vertical e instigador de la matanza. También se aborda la tensión política y social de aquella semana, en la que el estudiante Arturo Ruiz murió asesinado a tiros por un ultraderechista en una manifestación por la amnistía el 23 de enero de 1977, así como la muerte al día siguiente de la estudiante María Luz Nájera a causa de las cargas policiales en una manifestación contra el asesinato del día anterior.

Del mismo año 1977 podemos citar Hasta siempre en la libertad (Andrés Linares, Tino Calabuig, Adolfo Garijo), en memoria de los abogados asesinados, y en el que las y los supervivientes relatan cómo sucedieron los hechos y lo ocurrido posteriormente. Se nombra a quienes perdieron la vida y se narra brevemente su trayectoria militante. Se insiste en su doble condición de abogados y comunistas y buena parte del documental contiene imágenes de una asamblea del colegio de abogados, del entierro de los abogados asesinados, y una voz en off informa de los trabajadores que secundaron huelgas el día del entierro. En 1979 Juan Antonio Bardem estrenó Siete días de enero, que trataba sobre la matanza de Atocha. Un artículo de El País en la fecha del estreno exponía: “La película ha superado una serie de dificultades, en ocasiones procedentes de la Administración, aunque no del Ministerio de Cultura, y en ocasiones de la propia industria cinematográfica. No se pudo estrenar en pleno período electoral, es decir, antes del 1 de marzo” [14]

Por su parte, el director manifestaba que lo fundamental era

esclarecer y mostrar que ese hecho criminal no se acaba en sí mismo, sino que existe una manipulación y una estructura de fuerzas ocultas que fueron el motor de ese intento desestabilizador de la semana siniestra. Es evidente que la cosa no se acaba con la detención de los presuntos asesinos, sino que se prolonga, ramifica, hasta unos niveles difíciles de llegar [15]

Veinte años más tarde Tino Calabuig dirigió Lunes negro, Atocha 55, que comienza con la lectura de Pilar Bardem de un dramático informe médico sobre las secuelas que padece una de las supervivientes de la matanza. También aparecen relatando lo sucedido abogados supervivientes como Alejandro Ruiz, Miguel Saravia, Lola González Ruiz, e imágenes de archivo de Luis Ramos en 1977. Se explica el perfil de los asesinos, y actores como Imanol Arias, José Sacristán y Juan Luis Galiardo leen la declaración que hizo uno de los asesinos sobre el desarrollo de la matanza. Al final algunos abogados explican que el juez no quiso investigar quiénes fueron los verdaderos inductores y que al conceder un permiso penitenciario a uno de los autores, este aprovechó para fugarse. Además, podemos citar el programa documental que emitió en 2017 La Sexta Columna, ante el 40º aniversario de los asesinatos: Atocha 1977 los mártires de la democracia.

En Las abogadas, vemos juicios a puerta cerrada, falta de garantías jurídicas y las dificultades con las que trabajaba la abogacía en el franquismo, llegando a producirse huelgas de abogados y sanciones contra letrados con la prohibición de ejercer. En este sentido, La defensa, por la libertad (Pilar Pérez Solano, 2019), reivindica la lucha de la abogacía española en la lucha antifranquista. Los testimonios inciden en la ausencia de libertades y derechos democráticos en el franquismo y cómo se ayudaba desde la abogacía a la militancia antifranquista. Se señala la importancia del Congreso Nacional de la abogacía en León en 1970. También se incluyen imágenes de archivo sobre la cárcel de mujeres de Yeserías, cargas policiales, manifestaciones, etc. Se hace referencia a luchas obreras y vecinales de los años 70 en Leganés, Orcasitas, Moratalaz, etc. También se señala uno de los aspectos ocultos de la represión, con los propios problemas a los que se enfrentaron algunos abogados y abogadas: expedientes en su época de Universidad, detenciones, multas, suspensión en el derecho de la abogacía, etc. Incluso algunos estuvieron suspendidos para ejercer hasta dos años después de la muerte de Franco. Si bien se incide en que quienes peor lo pasaban eran las y los que se sentaban en el banquillo.

En una intervención se afirma claramente que algunas leyes penales franquistas eran traducciones y copias del código de Mussolini o del código penal de la Alemania nazi. Y dada la temática del documental centrado en la abogacía, se aborda la matanza de los abogados laboralistas de Atocha en enero de 1977. Incluso interviene uno de los supervivientes relatando dramáticamente como se produjeron los asesinatos. Aunque el tratamiento ofrecido es diferente al de otros documentales en los que se afirma que se trató de “incontrolados”. En este sentido, podemos afirmar que nos hallamos ante un documental diferente respecto a otro de los citados anteriormente. La defensa por la libertad no señala las conexiones entre la ultraderecha y el aparato de Estado, no existen críticas a cómo se hizo la transición (más bien lo contrario), ni siquiera respecto al llamado pacto del olvido. Además, en ninguna intervención se piden responsabilidades por los crímenes franquistas. Con motivo de su estreno, Carlos Marañon, escribió para Cinemanía señalando que “el filme se revela como una reivindicación de un tiempo, la Transición, justo cuando más voces se alzan para denostarla” [16]

Elecciones de 1977

La serie termina con la legalización del PCE y las elecciones de 1977. En este sentido, escasean los trabajos documentales críticos respecto a aquellas elecciones, cuyo relato oficial se ha reducido a reiterar que fueron libres. Pero se olvidan cuestiones como que no había ayuntamientos democráticos. Algunos partidos a la izquierda del PCE aun no eran legales. La ley electoral se cocinó a la medida y en beneficio de Suarez. No hubo cortes constituyentes y se vivía una amenaza constante de golpe de Estado reaccionario, con periódicos de ultraderecha advirtiendo constantemente sobre un inmediato golpe si se sobrepasasen determinadas líneas. Además, tampoco olvidamos que las elecciones fueron pilotadas por un gobierno que usó todo tipo de medios a su favor, como por ejemplo la televisión pública. Resulta muy esclarecedor la confesión no emitida de Adolfo Suarez en una entrevista en los años 90, que vio la luz hace unos años en La Sexta, en la que dice, tapando el micro, que “la mayor parte de los jefes de Gobierno extranjeros me pedían un referéndum sobre monarquía o república. Claro, eso era peligrosísimo en ese momento. Hacíamos encuestas y perdíamos”.

En todo caso, sobre las elecciones de 1977 podemos empezar destacando Votad, votad malditos (Llorenc Soler, 1977). Un documental sobre aquellos comicios rodado durante la campaña con entrevistas a pie de calle. Al final aparecen portadas de periódicos del día siguiente a las elecciones y calles vacías de gente, pero llenas de propaganda electoral, y un titular de periódico tres semanas después tras la formación de nuevo gobierno en el que podemos leer: “Excepto cuatro ministros. Huellas franquistas en casi todo”.

En 2009 TVE emitió una serie de documentales titulados Archivos-Tema, que trataba de distintos asuntos. Es importante señalar uno de ellos, titulado Las lágrimas del presidente, dirigido por Yolanda García Villaluenga. En el mismo se aborda la televisión durante la transición y las “resistencias culturales contra el régimen” en TVE. Resulta interesante el repaso realizado sobre los espacios progresistas en la tele de los años 70, así como los programas que fueron censurados e incluso suprimidos. Se expone con crudeza la existencia en los años 70 de una audiencia crítica y formada que dejó de existir. Destaca enormemente que en algunos testimonios del documental se exponga abiertamente la existencia de manipulación en TVE con los gobiernos de UCD, y su uso electoral y partidista. Podemos señalar otro caso llamativo cuando Julián Casanova interviene afirmando que en las elecciones de 1977 se votó con miedo.

Las constituyentes (Oliva Acosta, 2011) trata sobre las 27 mujeres que consiguieron escaño en las elecciones generales de 1977, entrevistando a algunas de ellas, que recuerdan y relatan anécdotas de la actividad parlamentaria, tales como el hecho de que los conserjes del Congreso solo pedían acreditación a las mujeres. Explican su trabajo en el parlamento para impulsar iniciativas y propuestas en distintas comisiones, tales como la legalización de anticonceptivos, la amnistía a las mujeres que habían abortado, pensiones para viudas de militares republicanos, amnistía para maestras republicanas, etc. También se incide en las luchas por los derechos de la mujer en los años 70, y que el feminismo y las feministas estaban mal vistas en aquella época, así como que la lucha por conseguir derechos para las mujeres estaba plagada de dificultades. Recalcan la presencia de la mujer en las luchas vecinales y sindicales, y que a su vez hubo muy pocas candidatas electorales. Ansunción Cruañes expone una llamativa crítica a la transición cuando dice que

“Hicimos borrón y cuenta nueva. Pero lo hizo la izquierda. La derecha había vivido como dios y además de vivir como dios, pues estaba en el gobierno. Que quieres que te diga, ¿eh?, porque es así vamos. Y nosotros pues nos habíamos tragado muchos sapos. Muchas y muchas ilusiones”.

Lola González

En 2007 se realizó Éramos pocas, un cortometraje documental de María López Díaz, Susana Santos Casas y Enrique Zambrano Orduz, entonces estudiantes de la Universidad Complutense, con la colaboración de Fundación Abogados de Atocha, que aborda el machismo y las dificultades de las mujeres de la época, en el que intervienen mujeres que trabajaron en el despacho de Atocha 55 (interpretadas en la serie): Cristina Almeida, Manuela Carmena, Lola González, Ángeles Ortiz, Elisa Maravall (novia de José Luis Benavides, muerto en la matanza de Atocha). En una intervención, Lola González dice “en mi caso te puedo decir que de la transición, estábamos todos y todas muy entusiasmados y al mismo tiempo decepcionadas”, añadiendo que “mi caso no es el de Manuela, mi caso no es el de Cristina, mi caso no es para nada el de Elisa. No, yo he estado muchos años enferma. Con independencia de haber estado medio muerta. Con independencia de haber matado a mi marido a mi lado. Eso es terrible”.

En este sentido, es importante recordar que la máxima protagonista de Las abogadas es Lola González (1946-2015), en un papel interpretado por la actriz Paula Usero. Personaje que cobra un protagonismo sensiblemente superior al de Manuela Carmena, Francisca Sauquillo o Cristina Almeida, pese a que fue menos conocida públicamente. Y es importante señalar que Lola González no hizo un balance positivo de la transición, ni defendió la línea oficial del PCE en aquella época. Siempre expuso una opinión más crítica y a la izquierda de la transición que las otras protagonistas, quienes en sus testimonios a lo largo de los años han expuesto un relato digamos más acorde con el oficial: aquel que nos asegura que la transición fue modélica, ejemplar y que era imposible cualquier alternativa distinta.

Recordamos que Lola González fue una valiente y ejemplar abogada y militante comunista que fue detenida y torturada en el franquismo. Perdió a su pareja, Enrique Ruano, en 1969 tras ser torturado y asesinado por la policía. Y posteriormente perdió a su marido Javier Sauquillo, asesinado en el despacho laboralista. Los muertos y heridos eran amigos suyos. Ella sobrevivió, pero fue herida gravemente y sufrió importantes y graves secuelas. Siempre recordó que hubo represión también después de morir Franco y en la transición [17]

y que los policías de la brigada político social involucrados en la muerte de Enrique Ruano continuaron con puestos de responsabilidad incluso en los años 90. Lola murió el 27 de enero de 2015. En cada edición del Festival de Cine de Memoria Democrática (FESCIMED), la Asociación Arte y Memoria entrega el premio Lola González al compromiso. Su testimonio pone al descubierto la simplificación que han intentado trasmitirnos en los últimos años, cuando los defensores acríticos de la transición nos dan a entender que en aquellos años todo el mundo estaba a favor de cómo se fraguó y terminó a aquel proceso, y que en todo caso, la crítica a la transición únicamente la han protagonizado algunos jóvenes radicalizados que entonces no habían nacido, a quienes se refieren despectivamente. Pero la realidad, es que de aquella generación que participó en la actividad sociopolítica de los 70, hubo quien claudicó y quienes defendieron una reforma pactada. Pero también quienes firmes en unos principios ideológicos y en una perspectiva de transformación social, se decepcionaron, nunca compraron, compartieron ni se creyeron el relato oficial de la transición, que consideraban un fraude político e intelectual. Esta última opción no fue cómoda para ellos. Fueron silenciados e ignorados, y muchos lo terminaron pagando con el olvido y el ostracismo.


Raúl Navas es Graduado en Historia. Master en Historia Contemporánea de España. Posgrado en Cine en clase de historia; y en Cómo optimizar el uso del cine en contextos educativos.

Notas

[1Ruiz-Huerta, Juan I. (2024), “Las abogadas: aquel dia de enero mataron a Enrique Ruano” en Público (15 de octubre).

[2M. A. M. (2009) “Fue un luchador que dio su vida por las libertades” en Público (18 de enero).

[3Lambertucci, Constanza (2019) ” Es un error creer que tenemos conquistada la libertad para siempre”. El País (20 de enero)

[4Elorduy, Pablo (2020) “El espléndido veranillo de la anarquía”, El salto (9 de febrero).

[5Ginart, Belén (2005) “Joaquim Jorda cuenta la transición vista por sus peones”, El País (18 de noviembre).

[6Ibid.

[7“Vigo 1972 conmemora la histórica huelga tras 45 años”. Faro de Vigo, 26/09/2017.

[8Muñoz, Diego (1990) “García Sánchez lleva al cine los últimos fusilamientos del franquismo. El País (21 de agosto).

[9 Ibid.

[10Ibid.

[11Junquera, Natalia, op. cit.

[12Ocho Bravo, Carmen (2009) “Septiembre del 75 de Adolfo Dufour”. viento sur, (29/11)

[13Ferrer, Isabel (2009) “Septiembre del 75, un documental sobre las ultimas muertes del franquismo”. Público (09 de noviembre).

[14“Juan Antonio Bardem: Siempre quise hacer cine testimonial y realista”. El País, 28/03/1979

[15Ibid.

[16Marañón, Carlos (2019) “La defensa por la libertad”. Cinemanía, (22 de octubre).

[17Fraguas, Rafael (2015) “Lola González: me desbarataron mis sueños”. El País (11 de abril).

Versión PDF: Descargar artículo en PDF | Enlace permanente: https://info.nodo50.org/6695