Silvia Agüero y Quinndy Akeju han participado en la mesa de debate ‘Derechos reproductivos y acceso a la salud para personas migradas y racializadas’, organizada por Pikara Magazine.
“El Estado español lleva 600 años obsesionado con el coño de las gitanas”
15 de diciembre. Fuente: Pikara
En el artículo ‘La prueba del pañuelo explicada para dummies’ publicado en Pikara Magazine en noviembre de 2019, Silvia Agüero usaba un titular de clickbait, de los que provocan el impulso de pinchar, para denunciar el morbo exacerbado que existe por la sexualización de las mujeres gitanas. “Las mujeres son dueñas de sus cuerpos, pero, sobre todo, en el jojoi de las gitanas mandan las gitanas”, escribió.
Texto: Mª Ángeles Fernández
Cinco años después, en los que el feminismo ha logrado mucha visibilización y también muchos más ataques, Silvia Agüero sigue denunciando la obsesión por el coño de las gitanas. “Todo el mundo tiene que opinar sobre el cuerpo de las gitanas, sobre nuestro coño”, dijo en las jornadas ‘Derecho al trabajo y a la salud desde al antirracismo’,organizadas por Pikara Magazine en Vitoria-Gasteiz y Bilbao, los días 22 y 23 de noviembre.
“Cada niña que nace es un triunfo porque, aunque tengamos las mismas leyes, no tenéis un pasado de esterilización”
Esta obsesión por los genitales de las mujeres gitanas tiene efectos en su salud, denunció. En un Estado con bajos índices de natalidad, a ella la ofrecieron hacerse una ligadura de trompas con 29 años. “Nos dan anticonceptivos como si fuésemos tontas; dicen que se nos va a olvidar tomar la pastilla, así que nos ponen una inyección cada tres meses”, compartió en las jornadas. En varios artículos publicados en Pikara Magazine, Agüero ha denunciado la esterilización forzosa que han sufrido muchas gitanas en Europa hasta hace bien poco. “El Estado español lleva 600 años obsesionado con el coño de las gitanas”, clamó en la mesa moderada por M. Fernanda Kreis.
“Mientras se luchaba por el aborto, nosotras luchamos para que se dejara de esterilizarnos. El derecho a tener hijas es fundamental para el activismo gitano. Cada niña que nace es un triunfo porque, aunque tengamos las mismas leyes, no tenéis un pasado de esterilización”, denunció.
Medicina colonial
La violencia obstétrica fue uno de los temas de debate de la mesa ‘Derechos reproductivos y acceso a la salud para personas migradas y racializadas’, en la que, junto a la gitana feminista Silvia Agüero, también participó Quinndy Akeju, enfermera en el sistema público, activista y cofundadora de Afrocolectiva.
Akeju tiró de historia para contar la raíz estructural de la violencia obstétrica que sufren las mujeres negras y afrodescendientes. Citó a J. Marion Sims, considerado el padre de la ginecología moderna y que practicó cirugías vaginales sin anestesia, y por supuesto sin consentimiento, en el jardín de su casa a esclavas negras, a pesar de que ya existía el éter. Hasta 2018, su estatua se erigía en el Central Park de Nueva York. “Eran torturas. Lo justificaba porque decía que no les dolía, que tenían el umbral del dolor muy alto, que eran fuertes y que podían con todo. Nos deshumanizaban”, compartió la activista, que denunció el pasado colonial de la medicina. Una visión que, recuerda, sigue vigente hoy: “Lo de que soportamos mejor el dolor porque tenemos la piel más gruesa se sigue escuchando”.
Falta de datos
En Estados Unidos y el Reino Unido las mujeres negras y afrodescendientes tienen 15 veces más probabilidades de morir en el parto por cuestiones perinatales que las mujeres blancas, contó. “Aquí no hay datos porque no hay estudios. No interesa”, afirmó. Otra de sus críticas es que en el Estado español solo se habla de migraciones, no de etnia o de raza, “se extranjeriza”.
“Todas las personas racializadas vivimos situaciones horrendas cuando vamos a los hospitales. Y ese racismo institucional y cotidiano te jode la vida”
Según contó, el único análisis existente es la tesis ‘Resultado perinatal de la población inmigrante del Área Sanitaria III de Zaragoza’, del año 2007, que recoge que “las madres extranjeras presentan mayor tasa de mortalidad perinatal, fetal y neonatal que las madres españolas”, que “la tasa de mortalidad perinatal más elevada corresponde, de nuevo, al grupo de mujeres de África Subsahariana (66 por mil)” o que “la morbilidad perinatal expresada como depresión neonatal grave en el minuto 5 de vida es casi diez veces más frecuente en los hijos de las madres extranjeras (2,9 por ciento) que en los de la española (0,3 por ciento) y hasta veinte veces más en los de la madre subsahariana (6,6 por ciento)”.
Esta falta de datos también fue denunciada por Silvia Agüero respecto al pueblo gitano: “No sabemos ni cuántos somos ni dónde estamos. El pueblo gitano no existe para el Estado español”. En su análisis de contexto, Agüero, escritora, actriz, dramaturga y presentadora, recordó que el riesgo de pobreza afecta a la salud, como también afectan el antigitanismo y el racismo.
- Quindy Akeju, Silvia Agüero y M. Fernanda Kreis (de izda. a dcha.). / Foto: Mª Ángeles Fernández
“Vamos todas juntas al hospital porque es un sitio hostil. ¿Para mejorar tu salud debes estar lejos de tu entorno? Apartada y con una luz chunga y con una comida que jamás te va a sanar. ¿Quién ha dicho que no necesitamos el sol para ponernos mejor y un puchero de verduras?”, se preguntaba la activista gitana tras contar que la han echado de los hospitales muchas veces. Agüero recordó también cómo las condiciones laborales del personal sanitario influyen en el trato a las pacientes.
Quinndy Akeju, enfermera del sistema público de salud del País Vasco, reía al recordar “la tristeza de la luz de los hospitales”. Y añadía: “La población gitana tiene experiencias similares en el acceso a la salud que las personas negras y racializadas. Todas las personas racializadas vivimos situaciones horrendas cuando vamos a los hospitales. Y ese racismo institucional y cotidiano te jode la vida. Te preguntan de dónde eres, pero te dicen que la sanidad es universal”. Por ejemplo, las personas en situación administrativa irregular no pueden hacer seguimiento de sus embarazos. Y por supuesto, no pueden acceder al aborto; “es una tortura”, añadía.
Ambas ponentes denunciaron el concepto de universalidad asociado al acceso al sistema sanitario. “Está construido por los reinos coloniales. Yo te digo que sí, que hay universalidad, pero eso no se materializa en nada, es gaslight”, apuntó Akeju.