La huelga indefinida y la ocupación del MWC (Mobile World Center), construyendo poder popular
28 de mayo de 2015. Fuente: TeleAfónica
Hace más de 50 días que empezamos la huelga, es decir, que pusimos en suspensión nuestro intercambio entre trabajo y salario. Un intercambio que siempre es desigual, pero que en nuestro caso ya estaba a punto de dejar de ser intercambio porque entregábamos nuestro trabajo a Movistar, pero a cambio ya no recibíamos prácticamente nada.
Pero que nadie se equivoque. Desde ese momento no hemos dejado de trabajar ni un solo minuto. Desde la organización de piquetes, a la difusión del conflicto mediante todos los medios a nuestro alcance, al diseño gráfico de la campaña, las manifestaciones, concentraciones, caja de resistencia... la actividad es frenética. Intentar ganar un conflicto laboral una multinacional como Telefónica no es tarea fácil.
Telefónica tiene todos los poderes fácticos a su disposición, los medios de comunicación, la policía, el poder económico. Con todos esos poderes Telefónica consigue imponer una definición de la realidad. Insiste una y otra vez en que no somos sus trabajadores, y que por eso no puede hacer nada para mejorar nuestras lamentables condiciones laborales. Pero ocurre que esa definición de la realidad choca de bruces contra el sentido común. Es evidente para todo el mundo que somos trabajadores y trabajadoras de Telefónica contratados por otras empresas gracias a artimañas legales que solo favorecen a los directivos de las empresas. Quizá sea por el peso de esa evidencia por lo que llevamos ya cinco días ocupando la tienda más emblemática de Telefónica en Barcelona, sede además del Mobile World Center.
Sí somos trabajadores de Telefónica, y Telefónica sí tiene la capacidad y la responsabilidad de mejorar nuestras lamentables condiciones laborales. No lo decimos solo nosotros, lo dicen todas las personalidades políticas que han firmado el “Compromiso de las Escaleras”, lo dicen los cientos de entidades que han firmado el manifiesto de solidaridad en Barcelona, lo dicen las miles de personas que han rellenado las cajas de resistencia, las que nos han ayudado en las redes a visibilizar este conflicto, las que nos ayudan día a día con su trabajo y su creatividad para que esta huelga tome cada día nuevas dimensiones, que ni siquiera podíamos imaginar. No acabaríamos. Esta movilización que empezó con una huelga indefinida se transforma cada día con el trabajo social de miles de personas.
La vida en la tienda transcurre de una manera sorprendentemente normal. El Mobile World Center se ha convertido en una asamblea permanente en la que además de trabajar en la organización y mantenimiento de la huelga y la ocupación, reímos, jugamos, creamos, pensamos.
No sabemos si ganaremos hoy o más adelante, pero lo que sí sabemos es que vamos a ganar. Con esta huelga estamos construyendo poder popular, estamos aprendiendo a organizarnos mejor, detectando errores y planeando cómo superarlos, creando alianzas tanto dentro del colectivo de técnicos y técnicas en todo el estado como con otros colectivos en los diferentes territorios. Telefónica ha vuelto a ofrecer intermediar en el conflicto si desalojamos el Mobile World Center, pero ahora ya no nos podemos ir sin garantías.
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