15 años del asesinato de Carlo Giuliani

20 de julio de 2016. Fuente: Periódico Diagonal

El 20 de julio de 2001, el activista Carlo Giuliani murió al recibir los disparos y ser atropellado por los carabinieri. Su muerte fue el momento más trágico de unas movilizaciones contra la Cumbre del G8 en Génova marcadas por la violencia policial.

20 de julio de 2001: relato de los hechos

[Texto original en italiano de Piazzacarlogiuliani traducido para Diagonal]

A primera hora de la mañana, el vicepresidente del Gobierno de Italia, Gianfranco Fini, y otros líderes de su partido Alianza Nacional, de corte neofascista, mantienen una reunión de varias horas en el cuartel de los carabineros de San Giuliano.

Las fuerzas encargadas del orden son colocadas en las zonas por donde está previsto que pasen las marchas y cerca de las plazas donde los manifestantes realizarían debates. Se quitaron los pequeños basureros de las calles, pero muchos contenedores estaban todavía en las plazas y calles, escenario de las manifestaciones.

El black block apareció por la mañana en grupos de diez, quince y hasta 20 personas. Uno de estos grupos se concentró en la plaza Paolo da Novi, asignada para debates a la Organización Cobas. Algunos manifestantes intentan impedir que rompan el pavimento, mientras las fuerzas del orden les dejan actuar, aunque disparan gases lacrimógenos y, más tarde, los persiguen, aunque no les detienen. Algunos vídeos muestran a personas hablando con las fuerzas del orden y con algunos grupos del black block.

El black block transita bajo el túnel del ferrocarril, a la altura de la calle Turín. Luego se divide en dos grupos, uno se dirige a la cárcel Marassi –dodne un vídeo muestra, a las 15h, coches blindados de los carabineros y grupos militares– y el otro a la plaza Manin. Unas veinte personas se acercan a la cárcel tirando piedras y los carabineros se retiran.

Mientras tanto, la marcha de los Desobedientes, que había salido del Estadio Carlini, camina lentamente por el recorrido autorizado, encontrando a su paso contenedores volteados y coches quemados. Algunos manifestantes van ’armados’ de escudos de PVC transparente, con el cuerpo protegido con polietileno, esponja sintética y botellas de plástico.

Repentinamente, a la mitad de la Calle Tolemáide, 500 metros antes de llegar al final del recorrido acordado con el Ministerio de Interior, los carabineros cargan duramente contra los manifestantes de la marcha Desobediente, apoyados por cuatro vehículos blindados.

El ataque obliga a los manifestantes del frente de la marcha a retroceder unos metros rumbo a la calle Gastaldi, compactándose. Pero les resulta imposible huir, porque diez mil personas siguen tratando de avanzar, sin entender lo que está sucediendo. A un lado está cerrado por el terraplén de la vía férrea, al otro por una fila ininterrumpida de edificios.

Mientras tanto, el black block que había subido a la Plaza Manin sigue tranquilo rumbo plaza Marsala pero seguidos por la policía, que dispara gases lacrimógenos y ataca a los manifestantes de la marcha Desobediente, a pesar de que éstos levantaron sus manos pintadas de blanco.

De nuevo en la calle Tolemáide, después de la embestida a la marcha de los Desobedientes, los vehículos blindados y los militares retroceden, retirándose hasta la esquina de la Calle Turín. Unos jóvenes de la marcha los persiguen, tirando piedras y tratando de quebrar los vidrios de los blindados.

Una camioneta, después de haber circulado entre los primeros manifestantes con temeraria velocidad, repentinamente retrocede y se detiene junto a un contenedor de basura. Su conductor huye, abandonando a sus colegas. Un pelotón de carabineros situados a pocos metros tampco interviene para protegerlos. Jóvenes manifestantes asaltan el vehículo con palos y piedras, enfurecidos, pero permiten alejarse a los carabineros que habían quedado dentro. Luego prenden fuego al vehículo.

La Policía empuja la marcha hacia la Calle Tolemáide. A esa hora, 16h30, Carlo se une a la marcha de los Desobedientes, bloqueados frontalmente y exhaustos por las frecuentes embestidas de los militares, intoxicados por los lacrimógenos e intentando volver al Estadio Carlini. Carlo lleva pantalón de chandal azul y una camiseta blanca sin mangas, y lleva una sudadera gris atada a la cintura.

Carabineros y policías vuelven a cargar contra la marcha con más gases lacrimógenos y urticantes, garrotes modelo tonfa y armas de fuego. Los manifestantes contestan tirando piedras, a veces devolviendo a tiempo un lacrimógeno y preparando pequeñas barricadas con los contenedores para basura.

A las 17h15, unos veinte carabineros, escoltados por dos Jeep se colocan en una de las dos callejuelas que salen de la calle Tolemáide hacia la plaza Alimonda y disparan lacrimógenos en medio de los manifestantes. Cuando éstos reaccionan, los militares retroceden hasta huir desordenadamente por la calle Caffa, cruzando la Plaza Alimonda. Un grupo de jóvenes salen detrás de ellos.

Carlo Giuliani minutos antes de su asesinato

Los efectivos que viajan en uno de los jeep, de retroceso, superan un primer contenedor situado en medio de la plaza, frente a la Iglesia del Remedio. El segundo vehículo se detiene junto a otro contenedor casi al final de la plaza Alimonda. A pocos metros se encuentra un pelotón de policías, con más vehículos blindados, en el segundo tramo de la calle Caffa. Más efectivos se sitúan en la plaza Tommaseo, 300 metros más allá.

Algunos manifestantes empiezan a lanzar piedras a los militares que se encuentran en la citada calle. Otros regresan a la marcha en la Calle Tolemáide y otros cuantos le tiran piedras y golpean con una tabla de madera al vehículo que se ha quedado inmóvil. Uno de los manifestantes encuentra en el suelo un extintor y lo tira a la parte trasera del jeep. El extinguidor golpea la ventanilla, y se queda encima de la llanta de repuesto. Una bota de carabinero se asoma desde aquella ventanilla con el vidrio quebrado, da una patada y el extinguidor cae rodando en el suelo de la plaza.

En ese momento, hay cuatro fotógrafos y cinco manifestantes alrededor del vehículo, que ven como, desde su ventanilla, se asoma una pistola. Un muchacho, con una sudadera gris, se da cuenta de que la pistola lo apunta, baja la cabeza y huye. Carlo se acerca, se agacha para recoger el extintor, se levanta contorsionando su cuerpo para encontrarse casi en frente de la parte trasera de la camioneta y levanta el extintor a la altura de su cabeza.

En este instante, Carlo se encuentra a cuatro metros de distancia de la ventanilla trasera de la camioneta. Son las 17h25. Se oye el primer disparo. Carlo cae al suelo hacia adelante, empujado por el mismo extintor que sujetaba –en horizontal y no de punta– con ambas manos-. Los manifestantes presentes en la plaza huyen rápidamente. Se escucha un segundo disparo. Las luces de retroceso de la camioneta están encendidas. Alguien le grita “¡deténganse!, ¡stop!”, pero el vehículo pasa dos veces sobre el cuerpo de Carlo. Una primera vez –de retroceso– sobre la pelvis y la segunda –yendo hacia adelante– sobre las piernas.

Cinco segundos después del segundo atropello, el vehículo ya está en la calle Caffa, detrás del pelotón de policías. Los reporteros, que se encontraban cerca del vehículo empiezan a tomar fotos de Carlo en el suelo, muriéndose. Se le acercan unos manifestantes que tratan de parar la salida brota del pómulo izquierdo. En este momento, las fuerzas de orden se acercan disparando de neuvo gases lacrimógenos, alejan a los pocos manifestantes todavía presentes y rodean el cuerpo de Carlo.

Diez minutos después, una enfermera del Genoa Social Forum que intenta auxiliar a Carlo, percibe todavía unos latidos de su corazón. Llega una segunda enfermera. Quitan a Carlo el pasamontañas y se enteran de que su frente tiene una amplia y profunda herida que no sangra, provocada por un golpe recibido después del disparo. La sien derecha de Carlo presenta raspones y heridas. Varios testigos relatarán después que vieron a representantes de las fuerzas del orden pateando la cabeza de Carlo antes de que llegaran las dos enfermeras.

Portada especial de Nodo50 durante esos días de julio de 2001

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