Albania ... el viaje está en la carretera, sofocante, subidos a un minibús o a un viejo mercedes, recorriendo una llanura camino de Korça mientras suena el clarinete de Bilaj, la música del sur..., dejamos Grecia a la izquierda atravesando montañas, el conductor acelera y entramos en la cuerda nerviosa por sorpresa, en este país hay prisa por llegar a ninguna parte arriesgando de verdad, las curvas son un cementerio, escapamos... con las ventanillas bajadas, fumando..., cruzamos alguna pequeña (...)
Albania ... avanzamos hacia el sur, intentamos buscar algo que nos conecte a la historia de este pueblo a la deriva, preguntamos pero todo naufraga, las cordilleras, los puestos de venta ambulante, los trenes que no circulan, las lápidas junto a la carretera, las calles sin asfaltar, las garitas vacías sobre la acera, los casinos abiertos desde primeras horas... Un país a la deriva, el águila sobre fondo rojo preparando a su pequeño ejército de komandos listos para la guerra y sus centrales (...)
A todo el mundo le ocurre algo... todos los días. Como por ejemplo envejecer
Yo conocí a Bolívar
una mañana larga
en Madrid,
en la boca del Quinto Regimiento.
Padre, le dije,
¿Eres o no eres o quién eres?
Y mirando al Cuartel de la Montaña
Dijo: despierto cada cien años
cuando despierta el pueblo.
Has de saber morir por los hombres
y además por hombres que quizás nunca viste
y además sin que nadie te obligue a hacerlo
y además sabiendo que la cosa más bella y más real es vivir.
Celebración de la amistad
En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.
En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente
del buen pan para las hambres del alma; y llave por...
Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.
Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él
llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de
cinco amigos: las llaves que lo (...)
El hambre
Un sistema del desvínculo: El buey solo bien se lame.
El prójimo no es tu hermano, ni tu amante. El prójimo es tu competidor, un
enemigo, un obstáculo a saltar o una cosa para usar. El sistema que no da
de comer, tampoco da de amar: a muchos condena al hambre de pan y a
muchos más condena al hambre de abrazos.
Pedro Algorta, abogado, me mostró el gordo expediente del asesinato de dos mujeres. El doble crimen había sido a cuchillo, a fines de 1982, en un suburbio de Montevideo. La acusada, Alma Di Agosto, había confesado. Llevaba presa más de un año; y parecía condenada a pudrirse de por vida en la cárcel.
Según es costumbre, los policías la habían violado y la habían torturado. Al cabo de un mes de continuas palizas, le habían arrancado varias confesiones. Las confesiones de Alma Di Agosto no se parecían (...)
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: (...)
Lecciones de la sociedad de consumo
El suplicio de Tántalo atormenta a los pobres. Condenados a la sed y al hambre, están también condenados a contemplar los manjares que la publicidad ofrece. Cuando acercan la boca o estiran la mano, esas maravillas se alejan. Y si alguna atrapan, lanzándose al asalto, van a parar a la cárcel o al cementerio.
Manjares de plástico, sueños de plástico. Es de plástico el paraíso que la televisión promete a todos y a pocos otorga. A su servicio estamos. En esta (...)