Veinte años de okupaciones en Polonia

2 de octubre de 2010.

En los años ‘90 llegó el movimiento okupa a Polonia. Desde entonces han surgido docenas de centros sociales y culturales. El más antiguo, Rozbrat, funciona desde 1994 y como núcleo de la izquierda local.

El movimiento okupa es conocido sobre todo como un fenómeno de las capitales occidentales, tras alcanzar un tamaño notable en ciudades como Ámsterdam, Berlín o Londres. No obstante, también hubo okupaciones al otro lado de la cortina de hierro, como en la Alemania del Este y Polonia. En esa época las okupaciones se llevaban a cabo de forma más clandestina y no se trataba de llamar la atención a las autoridades.

A principios de los años ‘90, llegó la okupación en su forma moderna a Polonia, inspirada en las experiencias occidentales. Las primeras okupaciones se produjeron en Varsovia, poco después surgieron varias en Wroclaw, y en 1994 fue tomado el Rozbrat en Poznan, la okupa más famosa y antigua del país.

Tomek, que vive en este edificio desde sus inicios, explica a DIAGONAL el desarrollo del proyecto: “[En los años ‘90] mucha gente viajó al Oeste, algunos vivieron allí en okupas y se dieron cuenta de que necesitaban un lugar como éste. Rozbrat fue ocupada como vivienda. Al cabo de un año, organizamos los primeros conciertos, después de tres o cuatro años empezamos con otras actividades”. Hoy en día, Rozbrat es el núcleo del movimiento libertario en Poznan. El complejo alberga un taller de bicicletas, una imprenta y el colectivo Food not Bombs de la ciudad, que proporciona comida gratuita a personas sin techo. Además dispone de la mayor librería anarquista del país, que cuenta con un amplio archivo de publicaciones históricas y volúmenes raros. En torno a Rozbrat también fue fundado el grupo local del sindicato anarcosindicalista Inicjatywa Pracownicza (IP), que tiene secciones sindicales en la mayor empresa metalúrgica de la ciudad, Cegielski, y otras empresas menores. Algunas reuniones de la IP aún se celebran en Rozbrat.

Sin tradición okupa

Aun así, Rozbrat es un caso excepcional, ya que el movimiento okupa nunca ha tenido tanta repercusión en Polonia como en Holanda o Inglaterra. “La okupación siempre ha tenido una cierta importancia como parte del movimiento anarquista autónomo, pero jamás fue un fenómeno realmente grande. Al Estado nunca le ha gustado, por lo que la mayoría de estas iniciativas tenían un cierto grado de problemas con la policía y, también, habitualmente con los nazis locales”, apunta a este periódico Soja, que ha militado durante años en el movimiento okupa polaco. Este hecho también explica el que en Polonia no exista ninguna ley explícitamente pro o anti okupación. A pesar de que ésta sí es ilegal, si dura tres meses una okupa dispone de cierta protección legal, pero según afirma Tomek, “el Gobierno viola esta ley y como la gente no conoce sus derechos, no se defiende.”

En general, las okupas polacas son relativamente efímeras. Soja explica que “de las casas [de los ‘90] sólo se mantiene Rozbrat, también hay otras que llevan varios años por ahí y a menudo nos encontramos con un nuevo proyecto”. En Polonia, la mayoría de estas propuestas autogestionadas son llevadas a cabo por grupos de autónomos o anarcopunks, que tratan de crear un espacio para realizar actividades políticas u organizar conciertos. “Por supuesto, también se trataba de okupar sitios para vivir allí, pero en la mayoría de los casos esto jamás fue la motivación central.”

A pesar de su carácter subcultural, Tomek atribuye a los okupas polacos un carácter más abierto hacia la sociedad que en otros países, donde los espacios son cerrados y sus habitantes no tratan de establecer lazos con el resto de la ciudadanía. Esto se refleja en las relaciones de los okupas polacos con el vecindario, quienes también han participado en manifestaciones contra el desalojo del edificio. Soja recuerda que en su experiencia “habitualmente, después de las sospechas iniciales, los okupas han logrado tener una relación amistosa con sus vecinos, que los suelen considerar buena gente, pero un poco raros. En un primer momento, las okupas eran muy subculturales, ahora lo son un poco menos, pero aún existe un fuerte elemento punk en ellas”. Por ejemplo, Rozbrat se considera un lugar abierto, donde cualquiera puede “entrar, escuchar un concierto, intercambiarse o simplemente tomar unas cervezas.”

Apoyo del vecindario

Esta relación también se debe a una lucha común contra la especulación inmobiliaria y la gentrificación, que afecta tanto a los okupas como a sus vecinos. Un desalojo de Rozbrat también perjudicaría a estos últimos, ya que el Ayuntamiento de Poznan planea la construcción de chalets de lujo en la zona verde dentro de la cual se encuentra este edificio. Por otro lado, los okupas son conscientes de que “para existir y resistir la represión estatal, es necesario mantener buenas relaciones con el vecindario”.

El movimiento polaco también se diferencia de los movimientos occidentales en que apenas existen espacios legalizados. Mientras en la Europa occidental se han legalizado algunos centros o han aceptado espacios cedidos por Ayuntamientos esta situación para nada ha sido habitual, Soja destaca que “debido a la burocracia que existe en Polonia, incluso si alguien quisiera legalizar una okupación, se encontraría con obstáculos masivos en el camino”.

En la actualidad sólo hay dos okupas legalizadas en Polonia. Una es el CRK en Wroclaw, ciudad que en los años ‘90 constituía un centro del movimiento en Polonia. En consecuencia, el Ayuntamiento cedió un edificio donde hoy se realizan conciertos, fiestas. Además se han instalado un local de ensayo, un estudio de sonido y un taller de bicicletas. El segundo proyecto legalizado se encuentra en Gliwice y fue cedido por el Ayuntamiento a cambio de un antiguo matadero okupado, que después fue derrumbado. Obviamente, sobre todo en ciudades ricas como Poznan, las tendencias generales son las mismas que en la Europa occidental: suben los precios de vivienda, que se vuelve cada vez menos asequible. Tomek apunta, que “aún la gente es apática, pero quizás un día habrá más personas que empiecen a okupar viviendas deshabitadas.”

EN PELIGRO DE DESALOJO
Desde marzo de 2010, Rozbrat se encuentra en peligro de desalojo. El propietario de la mayor parte del terreno, un banco, intentó subastar el solar por un mínimo de 1.100.000 euros. A pesar de que el valor del solar podría multiplicarse al aplicar el Ayuntamiento un cambio al plan urbanístico, que prevé la construcción de chalets de lujo en el solar, el banco no logró venderlo. La subasta fue acompañada por varias manifestaciones solidarias. La próxima subasta está prevista para enero de 2011.

El InterSquat discute la situación del movimiento okupa

Entre el 10 y el 19 de septiembre tiene lugar en Berlín el festival Intersquat. Concebido como espacio de encuentro para personas involucradas en el movimiento okupa, el primer Intersquat se celebró en 2005 en París. Entonces era sólo un encuentro de militantes de centros sociales de esta ciudad. En los años siguientes, la participación creció hasta alcanzar el ámbito internacional, por lo que festivales así empezaron a ser organizados en otras ciudades.

El Intersquat berlinés consiste en una serie de fiestas, charlas, conciertos, exposiciones de arte y otras actividades. Sobre todo trata de crear un espacio para el intercambio entre integrantes del movimiento okupa. Así, los organizadores plantean el debate sobre la situación de este movimiento en el mundo y sobre distintas formas de gentrificación. Otras propuestas de discusión son, por ejemplo, “cómo puede recibir el movimiento okupa un mayor grado de solidaridad en sus formas de acción” y las posibilidades para mejorar el intercambio entre los colectivos.

El Intersquat berlinés coincide con varias manifestaciones antifascistas, contra la gentrifiación en general y en apoyo a la Liebigstrasse 14, un centro social que se encuentra amenazado de desalojo a pesar de tener contratos de alquiler vigentes.

Para alojar a los visitantes de otras ciudades se ha instalado un camping en el centro de la ciudad, concedido, según el grupo de organización, tras la toma de la oficina del alcalde. Según sus promotores, el festival se centra en “debates políticos, arte y cultura alternativa” y “la conexión de formas de vida alternativa con la cultura y el arte”.

Fuente:Diagonal


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