Tenemos que hablar sobre la violencia machista

28 de agosto de 2013. Fuente: Respuesta a Elena Valenciano y Stéphane M. Grueso en Feministas Ácidas

La respuesta por parte de Stéphane M. Grueso, participante en el 15M, a un comentario de la socialista Elena Valenciano sobre el terrorismo machista y la (supuesta) pasividad social ante el mismo ha provocado diversas reacciones de activistas feministas.

Recopilación de Nodo50

Fragmentos de la respuesta de Stéphane M. Grueso al comentario de Elena Valenciano denunciando los 31 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas en lo que va de año.

Sabe, Elena, esta ha sido una semana dura. Aún siendo verano, muchas gentes del 15M han estado trabajando duro. Por los demás. Por todos nosotros. Habrán pasado más cosas que desconozco, pero le puedo contar algunas de las que he sido testigo. Mucha gente ha pasado noches y parado de momento el desalojo de la vivienda a demoler de la c/Ofelia Nieto, 29, recibiendo algún empujón y porrazo policial y ayudando a los vecinos que todavía viven allí, que están asustados, tristes y solos. Sí, solos.

Asimismo también compañeros de varias asambleas del 15M, de Tetuán, Chamberí, Moncloa, Majadahonda y Austrias, que yo reconociera, acompañaron a la familia en su visita a la Junta Municipal de Distrito de Moncloa-Aravaca. Tampoco vi allí a nadie de su partido. Bueno, supongo que estaban trabajando en el tema este que tratamos hoy: violencia de género. Esperamos ansiosos sus propuestas de movilización.

Otra cosa que ha sucedido esta semana es La Paloma Indignada: las fiestas alternativas de la zona centro organizadas por la Asamblea Popular del Barrio de los Austrias. Sí, nuevamente muchas personas han puesto de su tiempo y esfuerzo para organizar algo por los demás. Y fueron un éxito, por cierto. A los vecinos les encantó. Hubo de todo: concurso de chotis, actuación de los Ayuntañecos de la Asamblea de Majadahonda, una rifa con premios cedidos por los pequeños comerciantes del barrio, un pasacalles de la Solfónica, actuaciones de DJs y un poco de política, claro: leímos nuestro manifiesto (que le aconsejo que se escuche con atención. Esto sí que me parece buena política. Política con mayúsculas).

Una vez más un grupo de gente del 15M haciendo cosas por los demás en vez de criticar o simplemente proponer. Se cumple una de las definiciones del 15M que mas me gusta: “gente que hace cosas”.

(...)
Sra. Valenciano, voy a concretar, le voy a pedir que haga una cosa.

Hágame caso, por favor.

Supongo que está en su despacho. Mire el teléfono que tiene sobre la mesa al final de su brazo. Usted manda, manda mucho. Tiene acceso a dinero, medios de comunicación, agrupaciones por toda España, una gran base de militantes… Elena, no proponga, ¡HAGA! Coja el teléfono ese, llame a alguien y haga algo por la violencia de género. Algo contundente, claro. Efectivo. Donde no quepa el partidismo ni se calibren posibles réditos electorales. Algo sincero, algo ‘de verdad’, vaya.

Muchas mujeres (y muchos hombres también, claro) se lo agradeceremos.

Generalmente no espero contestación de estas misivas que escribo en el blog, pero en este caso me atrevo a pedirle alguna reacción o comentario. Me encargaré de hacerle llegar esta carta. Gracias.

Humildemente, le agradece su tiempo,

Stéphane

P.S.3 No lo sé con certeza, pero seguro que alguien dentro del 15M está tratando el tema de violencia de género. En el 15M nos ‘cuidamos’ mucho. Creemos en la igualdad entre sexos y el respeto mutuo. En #acampadasol teníamos una Comisión de Feminismos, en la que está usted invitada a participar, como todo el mundo, y que sigue trabajando al ritmo que puede. Si tuviéramos su capacidad de poder cambiar cosas... si nuestra Comisión de Feminismos tuviera el 1% del poder que tiene usted en su teléfono…

Voy a preguntar por ahí, a ver si me entero de otras iniciativas al respecto. Ya se lo cuento.

Querida Elena Valenciano, tenemos que hablar…


Respuesta a la carta que Stéphane M. Grueso dirige a Elena Valenciano por parte de Beatriz Gimeno.

No he votado nunca al PSOE y me siento mucho más cerca del 15M que de este partido al que he criticado hasta la extenuación. Por esa razón, la carta de Grueso a Elena Valenciano me produjo mucha desazón. ¿Ya estamos así? En esta carta he visto dos de los peores males que aquejan a los partidos políticos y que los indignados hemos criticado hasta la extenuación. El primero es no reconocer nunca, pase lo que pase, lo que otro partido adversario pueda hacer bien. En los partidos parece existir la obligación de que haga lo que haga el otro hay que criticarlo, aunque lo que haga el otro esté bien hecho (no pasa a menudo, pero a veces pasa). Esta actitud es terrible para la credibilidad política de los partidos; todo el mundo sabe lo que va a decir cada cual antes de que lo diga: hay un guión previo y se sigue aunque se caiga el mundo. Eso no es política, es partidismo.

La segunda cuestión a la que me refiero y que advierto en la carta de Stéphane es el “Y tú más” insoportable. Elena Valenciano dice, genéricamente, que los indignados no están contra la violencia de género con la misma fuerza que contra otras injusticias, violencias u opresiones (también menciona a los medios, la iglesia, la sociedad en general…) Tiene razón Valenciano. La referencia de la líder del PSOE es genérica 15emes, se refiere a los “indignados” y también dice: ni misas, ni televisión, ni manifestaciones, ni titulares de periódicos. Y tiene razón. No hay indignados contra la violencia de género, esto no admite discusión y no porque los indignados sean especialmente “pasotas”, sino porque esta violencia es invisible para la mayoría de la sociedad. No provoca ni de lejos la indignación que otras muchas injusticias.

En realidad, casi nadie, excepto las feministas, hace de la violencia de género un tema fundamental equiparable a cualquier otra violencia injusta, opresiva o dolorosa. Ante esto, que no es más que una crítica genérica y casi imposible de rebatir, Grueso arremete recordando lo que el PSOE no hace frente a los desahucios, ni frente a otras muchas cosas. Ya en los comentarios al post, los lectores nos hacen un recuento de lo que el PSOE no ha hecho o hizo mal: sanidad, educación, vivienda, impuestos…Ya, pero no estamos hablando ahora de eso. Eso hay que hablarlo, y lo hablamos, lo escribimos, lo decimos, pero cuando toque. Porque sí hay algo que el PSOE sí hizo es luchar contra la violencia de género.

(...)

“No lo sé con certeza, pero seguro que alguien dentro del 15M está tratando el tema de violencia de género”. “Creemos en la igualdad entre sexos y el respeto mutuo”. En estas dos frases se concentra el problema que, a mi modo de ver, contiene el post de Stéphane M. Grueso y que no es un problema sólo suyo, sino que, desgraciadamente, es general. Un activista social puede serlo, y de los destacados, desentendiéndose al mismo tiempo de algo que mata a más personas que cualquier grupo terrorista. Lo que pasa es que estas personas son mujeres. Esto ocurre porque tenemos la violencia contra las mujeres completamente naturalizada y la seguimos viendo como un problema privado, como una disfunción particular, personal, y no como un problema político fruto de una estructura política particularmente violenta y opresiva. Seguro que Grueso sabe lo que hace el 15M en el tema de la privatización de la sanidad, lo que hace respecto a la educación y, desde luego, a los desahucios; como lo sé yo y como lo sabe cualquier activista feminista. Nosotras, activistas feministas, sabemos muy bien lo que ocurre con la sanidad, la educación, la vivienda o los derechos sociales porque no se puede ser activista social e ignorar eso. Pero, en cambio, se puede ser activista social y no saber nada la violencia de género (no me refiero a Grueso, hablo en general).

La razón de que esto sea así, de que esto pueda ser así, la encontramos en la segunda frase “(..)estamos por la igualdad de sexos”. Querido Stéphane, sin acritud te digo que faltaría más. Por la igualdad de sexos está la Constitución, todas las leyes, todos los partidos, el Papa, la CEOE y la gente en general. Otra cosa es ver si ese “estar a favor” conlleva estar dispuesto a luchar por implantar las medidas necesarias –renunciar a los privilegios- para que esa igualdad sea una realidad y no una declaración de principios. Para eso no basta con estar a favor de la igualdad, sino que hay que ser feminista. Y por eso, la comisión Feminismos, que está integrada dentro del 15M no siempre lo ha tenido fácil dentro de ese movimiento, porque no es lo mismo manifestarse a favor de una vaga igualdad que ser feminista, pero yo no voy a entrar en detalles sobre la Comisión de Feminismos porque ni pertenezco a ella, ni este post va de eso. Tampoco iba de los desahucios la queja de Elena Valenciano. A veces hacerse una autocrítica, o aguantar las críticas de gente con derecho a hacerlas, es políticamente imprescindible. Y muy sano. Y como dice la Comisión de Feminismos: “La revolución será feminista o no será”.

Respuesta a Stéphane M. Grueso (sin acritud)


Respuesta colectiva de participantes en diversos colectivos feministas de Madrid y Barcelona al post de Valenciano y la respuesta de Grueso.

Lo sentimos, Stéphane, pero la autocrítica es necesaria para que los proyectos avancen, y el proyecto 15M no está exento de críticas que serían muy necesarias; al igual que no está exento de reproducir relaciones interpersonales donde juegue la dialéctica del privilegio del hombre blanco, heterosexual y de clase media europeo. Por otro lado, nos ha resultado bastante desagradable, ¿se puede hacer política, al más puro estilo del “tú más”, con algo tan grave como el feminicidio?

Reconocemos la importancia que tuvo la ley que desarrolló el gobierno de Zapatero para visibilizar y combatir el terrorismo patriarcal, tal y como comenta Beatriz Gimeno en la carta de respuesta a este mismo artículo ; sin embargo, consideramos, Elena, que te encuentras situada en un plano donde no eres capaz de reconocer, ni siquiera ver, el trabajo que se lleva desarrollando desde el feminismo autónomo en estos últimos años. Pides a la gente que salga a la calle. Nosotras ya salimos. Y nos multan, nos identifican, nos apalean. ¿Dónde estabas, Elena, en los escraches feministas? Ah, ya, que señalar directamente a los culpables no va contigo y lo rechazas explícitamente denunciando coacción, ¿Dónde estabas tú, Stéphane?

Estos últimos años están siendo muy duros. A parte de la cara visible del retroceso en materia del Derecho al Aborto, la reducción de dinero público en las políticas de erradicación de la Violencia Machista, la consideración de que sólo una mujer emparejada con “varón” (y siempre y cuando no supere los cuarenta; a partir de esa edad, las mujeres, ya sabéis, somos consideradas inservibles por este justo e igualitario sistema nuestro) será beneficiaria de la reproducción asistida, además de la flexibilidad de jornada que la reforma laboral consagra para los empresarios, el índice de paro entre las mujeres y las falta de subsidios pues siempre tenemos los trabajos más precarios. Nos encontramos día tras día con unas políticas económicas y sociales que están conduciendo a las mujeres a una situación de precariedad y pobreza. La feminización de ésta es cada vez más palpable en nuestro país, sólo es necesario bajarse un poco de los despachos y de las asambleas de los barrios molones del centro de la capi y darse un paseo por ese país periférico que intentan escondernos. Eso sí, poneros unas gafas violetas antes de salir, por favor.

Están siendo años duros, sí, pero años también en los que hemos empezado a organizarnos, a revitalizar las redes de apoyo mutuo, a conocernos, reconocernos y a continuar en la lucha, aprendiendo unas de otras, nutriéndonos.

Al igual que se ha organizado la lucha por el derecho a techo (por cierto, los desahucios, Stéphane, tienen principalmente nombre y cara de mujer) ésta, en su mayoría, está compuesta por mujeres valientes y empoderadas (hasta en eso os cuesta reconocernos, mirarnos, poneros las gafas violetas en las luchas sociales) que batallan por su derecho a una vida digna. La misma violencia que impide la vida: Patriarcado y capitalismo yendo de la mano, una vez más. Pero ante ello las mujeres nos hemos organizando también para luchar por nuestros derechos.

Y eso es maravilloso, pero no significa que todo lo que se esté haciendo esté exento de micromachismos, agresiones, discriminaciones, marcaje de la agenda política, etc. Los movimientos sociales no se escapan de estos vicios. Cabría preguntarse si esa transversalidad feminista de la que tanto se habla, está funcionando en el trabajo de los diversos grupos del 15M. ¿Nos parece suficiente que muchos y muchas compañeras hablen en femenino plural y haya paridad en las intervenciones ante la prensa por ejemplo? ¿O se están trabajando los roles de género, los micromachismos, el acoso y actitudes machirulas en los saraos? ¿Las compañeras encuentran fácil expresar en asamblea su posicionamiento o no hay tiempo y/o es tema secundario? En la base de la pirámide de la violencia machista se encuentran muchas de estas actitudes patriarcales que son las que la sostienen.

Nosotras, como mujeres y como feministas, tenemos muy presente la necesidad de aprender de otras luchas y de otras experiencias que otras compañeras han ido desarrollando a largo de la historia, y nos empezamos a preguntar seriamente si movimientos como el 15M van a ser tan ciegos como para repetir lo que llevan repitiendo todas las ideologías a lo largo del siglo XX: “Primero la revolución y después ya nos ocuparemos de los asuntos de las mujeres”.

El feminismo es una lucha transversal y primordial, y si no estamos dispuestas a revisarnos y repensarnos en ese aspecto, seguro que no será nuestra revolución

Parece algo sospechoso que, de todo el trabajo que lleva haciendo el feminismo en estos últimos años, seguramente desarrollado por compañeras tuyas con las que compartes también otras luchas, seas incapaz de mencionar algo, Stéphane, ¿Por qué?

(...)

Stéphane y Elena, vamos a concretar, os vamos a pedir que hagáis una cosa:

Suponemos que estáis en el despacho o en vuestra habitación. Mirad el ordenador y los medios que tenéis sobre la mesa. Vosotros tenéis cierto poder e influencia, una por estar en las instituciones del Estado, otro por ser un altavoz potente del movimiento 15M. Elena, Stéphane, dejad de instrumentalizar el feminismo en beneficio de un partido o para enfrentar al movimiento 15M a éste para luego secundarizar nuestras luchas. Informaos sobre los diversos grupos, convocatorias y acciones feministas y haced algo contra la violencia machista y el patriarcado que la sustenta. Participad como una más, aprended y luchad. Porque la “Revolución será feminista o no será”.

Querida Elena, querido Stéphane, tenemos que hablar…


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