Siemens y el nacionalsocialismo (o la cárcel de los trabajadores)
11 de septiembre de 2009.
En 1940 Siemens comenzó a utilizar trabajadores forzados. En 1941 trabajaban 3.500 judíos en las fábricas de Berlín, y más en otras ciudades, pero comenzaron las deportaciones y en 1943 se llevaron a los últimos a los campos de la muerte. En otoño de 1940 comenzaron a emplear esclavos traídos de otros países, y tres años después constituían el 30% de los trabajadores: extranjeros, presos de guerra, alemanes (judíos y no judíos), protestantes, liberales y progresistas... Para estos trabajadores se construyeron los «alojamientos de empresa».
Izar Beltza - Ekintza Zuzena
En los dos últimos años el Consorcio Siemens ha venido celebrando su 150 aniversario. En este momento, es una de las empresas más importantes de Europa en el campo de la electricidad y la electrónica, con unos beneficios en continuo crecimiento. En concreto, las ganancias del pasado año subieron un 20%: 2.500 millones de marcos.
¿QUÉ PRODUCE SIEMENS?
Casi cualquier cosa en el campo de la electricidad y la electrónica: componentes para diferentes sistemas y circuitos, ordenadores, electrodomésticos, tecnología orientada a la medicina, tecnología de transportes,... En los últimos años cada vez más armas y alta tecnología militar, e igualmente tecnología nuclear. Por esta razón, en Alemania y en otros países, aparte de los antifascistas, grupos ecologistas y antimilitaristas han organizado campañas de boicot.
Pero el consorcio no está formado únicamente por las empresas que llevan el nombre de Siemens. Podemos decir que nos encontramos ante un verdadero imperio capitalista que cuenta, entre otras, con las importantes marcas AEG-Telefunken, Man, Dornier, Thyssen, Philips o Bosch. Pero ¿cómo consiguió Siemens llegar a ser este gran consorcio?
SIEMENS Y LA GUERRA
En 1933, cuando la paranoia militarista y nacionalista de las masas se extendía por toda Europa, los nazis lograron el poder en Alemania. Para lograr su proyecto político Hitler necesitaba una ejército poderoso, y así comenzó la fabricación masiva de armamento en Alemania.
Acomodándose a la situación, la empresa comenzó su reconversión, y en 1937 el 85% del potencial productivo se utilizaba directa o indirectamente para producir componentes militares.
Siemens fue un gran proveedor de los nazis, y como consecuencia de la guerra, mientras Europa entera se empobrecía, el volumen de negocio de la empresa se quintuplicó.
SIEMENS Y LA ESCLAVITUD
En 1940 Siemens comenzó a utilizar trabajadores forzados. Según afirma el Consorcio la iniciativa no fue suya, sino de los nazis, ya que, según parece, Siemens ha sido durante toda la historia «un consorcio progresista y social».
Los primeros esclavos fueron judíos. En 1941 trabajaban 3.500 judíos en las fábricas de Berlín, y más en otras ciudades, pero comenzaron las deportaciones y en 1943 se llevaron a los últimos a los campos de la muerte.
En otoño de 1940 comenzaron a emplear esclavos traídos de otros países, y tres años después constituían el 30% de los trabajadores.
La plantilla de esclavos era muy heterogénea: extranjeros, presos de guerra, alemanes (judíos y no judíos), protestantes, liberales y progresistas... Para estos trabajadores se construyeron los «alojamientos de empresa».
Estos alojamientos, aunque tenían mucho en común con los campos de concentración, no se deben mezclar con éstos. En 1942 Siemens tenía 135 «alojamientos de empresa». En palabras del investigador Karl Heinz Roth «eran cárceles de trabajadores diseñadas desde un punto de vista económico», y como dato terrorífico, mediante el control, la tortura y las celdas de castigo consiguieron un aumento de la producción. Entorno a esto Hermann von Siemens, que había sido director del consorcio desde 1941, en 1946, cuando la guerra había acabado afirmó lo siguiente: «los presos estaban contentos por la posibilidad de trabajar en la empresa» (!!) y además «que tampoco había señales de que hubieran existido condiciones penosas de vida».
SIEMENS Y LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Como se ha dicho, también se utilizaron preso de los campos de concentración, siendo las mayores fábricas Ravensbruck, Buchenwald, Gross-Rosen, Auschwitz, Flossenburg y Sachsenhausenen. Para explicar este punto tomaremos como ejemplo a Ravensbruck.
Allí Siemens y Halskek tenían fábricas y las 2.300 mujeres que trabajaban en ellas vivían en 20 barracas, siendo la falta de comida, las enfermedades y el terror la realidad cotidiana. Los inspectores de las SS y trabajadores comunes de Siemens (encargados) encauzaban la represión. Tal como afirma una mujer que estuvo allí «a diario un encargado junto con un funcionario de las SS realizaban el control, y si un encargado decidía que alguien podía hacer el trabajo más rápido, se le torturaba una vez al día».
El consorcio tenía la responsabilidad de las instalaciones de Ravensbruck y de esta penosa situación, ya que la alimentación, la vivienda y demás no estaban en manos del gobierno. Hay que decir además que, en la mayoría de los casos la decisión de torturar la tomaban los encargados de Siemens y no los miembros de las SS.
LA RESPONSABILIDAD DE SIEMENS CON LOS TRABAJADORES
Después de la guerra el tribunal de Nuremberg tomó la decisión de considerar «el trabajo forzado como un crimen contra la humanidad». Asimismo el Parlamento Europeo estableció el 16 de enero de 1986 «que las empresas tienen el deber legal y moral de indemnizar a los esclavos».
Según los últimos cálculos, en la época del fascismo 12 millones de personas trabajaron como esclavos. En medio de la guerra fría, el Gobierno Federal consideró a los habitantes de la Europa del Este como víctimas del Nacionalsocialismo, y creo una fundación con dinero público que estableció indemnización de entre 200 y 1.000 marcos para los ciudadanos de Polonia, Bielorrusia, Rusia y Ucrania. Los de otros países (Chequia, Eslovaquia, Hungría, Serbia, etc.) no recibieron nada. Pero las empresas que utilizaron esclavos (Siemens, IG-Farben y Volkswagen, sobre todo) no pusieron apenas dinero.
Siemens no asume ningún tipo de responsabilidad moral y dio 7 millones de marcos para judíos que sobrevivieron. Esto es muy poco, ya que sólo se salvaron 2.203 judíos y cada uno de ellos recibió únicamente 3.303 marcos.
Igualmente los alemanes esclavizados están a la espera de reparaciones: cotizaciones de jubilación, pago de sueldos, además de indemnizaciones por torturas y enfermedades. Una mujer interpuso una denuncia, pero según una sentencia muy política, Siemens fue declarado inocente y se achacó toda la culpa a las SS. No tomaba en cuenta que los beneficios obtenidos por las empresas allí instaladas no fueron a parar al gobierno, sino a dichas empresas, que los utilizaron para su propio crecimiento.
Izar Beltza (Grupo Anarkista de Iruñea)
::Fuente: Ekintza Zuzena