La mercantilización de la memoria: turismo en las rutas de los maquis

1ro de febrero. Fuente: Briega

En un nuevo episodio de banalización de la memoria histórica, el proyecto ’Los emboscados’pretende convertir en atracción turística las cuevas donde resistieron los maquis en las montañas de Liébana y Peñarrubia. La propuesta, presentada como una iniciativa para dar a conocer la historia de la guerrilla antifranquista, ha generado críticas entre colectivos memorialistas, que denuncian la despolitización y mercantilización de una lucha que costó cientos de vidas.

La Asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE) ha sido una de las voces más críticas al respecto, señalando la hipocresía del Estado español al no reconocer a los guerrilleros antifranquistas como combatientes de la República mientras permite que su memoria se transforme en un producto de consumo. «La resistencia al franquismo no fue una aventura romántica ni un relato para turistas, sino una lucha desesperada por la libertad en condiciones extremas. Muchos de aquellos combatientes fueron asesinados, torturados y condenados al olvido, y ahora se pretende lucrar con su sacrificio sin un reconocimiento real», denuncian desde AGE.

Este tipo de proyectos presentan la guerrilla antifranquista como un fenómeno aislado, casi folklórico, desvinculado del contexto de represión brutal que lo originó. En lugar de transmitir el mensaje político y revolucionario de los maquis, se los reduce a una curiosidad histórica, una «aventura» para senderistas y turistas.

Mientras en países como Francia la resistencia armada contra el fascismo es honrada con reconocimiento oficial y forma parte del currículo escolar, en España sigue siendo un tema marginal en la educación pública. La memoria de la lucha guerrillera, lejos de ser reivindicada, se convierte en una atracción para excursionistas, despojándola de su significado político y de la crudeza de la represión que sufrieron sus protagonistas.

AGE reclama que, en lugar de promover visitas turísticas sin contexto crítico, se exija una verdadera reparación y reconocimiento de los combatientes antifranquistas. Esto incluiría su reconocimiento como parte de la lucha contra el franquismo, su inclusión en los programas educativos y la preservación de sus espacios de resistencia como lugares de memoria y no de ocio.

La historia de la guerrilla antifranquista no puede ser convertida en un producto de consumo para quienes buscan una experiencia diferente en la naturaleza. Su memoria debe ser defendida desde el compromiso político y la justicia histórica, sin caer en la frivolidad de convertir en anécdota lo que fue una lucha por la libertad.


Fuente original: AGE

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