La insurrección

13 de diciembre de 2008.

"Huíamos seguidos por los carabinieri. De pronto vimos una hilera
de jeeps que venía a nuestro encuentro justo delante de nosotros.
No sabía cómo habían hecho para llegar hasta allí quizás
regresaban de una patrulla de inspección. Las cosas se ponían
difíciles. Gritando nos lanzamos sobre los policías tirando piedras
y golpeando los jeeps hasta que escaparon. "

Lo queremos todo. Nanni Balestrini. Capítulo X

La noche anterior habíamos salido a pegar carteles por toda la ciudad en todos los barrios. Se trataba de un cartel con un puño
cerrado. Encima estaban los objetivos de nuestra lucha y la hora
y lugar de la concentración. A las tres frente al portón 2 de
Mirafiori. A las cinco de la mañana fuimos allí con un megáfono.
Había ya muchísima policía.

Al menos doscientos o trescientos
entre jeeps furgones patrullas y lecheras de la policía y de
los carabinieri. Había dos policías frente a cada portón y unos
cincuenta como mínimo frente al palacete de las oficinas.
Nosotros fuimos con el megáfono delante de cada portón a
explicar a los obreros del primer turno por qué no debían entrar
pero no hacía falta no entraba ningún obrero.
ni siquiera había necesidad de hacer piquetes. La policía esperaba
evidentemente a que nosotros formásemos piquetes con el fin
de provocarnos y agredirnos. En efecto cada poco nos molestaban
diciendo que no podíamos hablar por megáfono o que no
podíamos quedarnos cerca de los portones. Nosotros decíamos
Utilizamos el megáfono porque hay huelga y no les amenazamos
con pistolas para que no entren. Si quieren entrar que lo hagan.
Si no quieren entrar que no entren. Nosotros sólo estamos
haciendo propaganda política. No hubo más que tres o cuatro
esquiroles que trataron de entrar y la policía se precipitó para
impedir que se los forzara a permanecer fuera. Pero los obreros
del turno de noche que estaban saliendo les devolvieron a la calle.no entró nadie absolutamente nadie. Habían venido todos
pero estaban al otro lado en la calle. Controlando si alguno
entraba. Pero ninguno entraba así que después de un rato
todos volvieron a sus casas. Por la tarde volvimos a los portones
con el megáfono para hablar a los del segundo turno. La
cita era a las tres frente al portón 2. Cuando llegamos a la
explanada había ya muchos obreros esperando. Además de los
obreros del segundo turno que no habían entrado había
muchos obreros del primero que habían vuelto a la Mirafioripara sumarse a esta concentración.

a las tres de la tarde había ya más de tres mil trabajadores reunidos
frente a la Mirafiori. La policía ocupaba todas las vías de
acceso al igual que todos los portones y el palacete de oficinas.
Habían llegado refuerzos. Durante la manifestación sindical de
la mañana no había habido incidentes. Los sindicatos habían
convocado una manifestación por la vivienda con los obreros de
las pequeñas y medianas empresas en las que eran fuertes mientras
que en la Fiat eran prácticamente inexistentes. Delante del
portón 2 había muchas banderas rojas carteles pancartas.
Estábamos esperando a que comenzase la manifestación cuando
empezaron las provocaciones de la policía.

pero lo que la policía no había pensado lo que el jefe de policía
no había pensado lo que el ministro de interior no había pensado
lo que Agnelli no había pensado era que aquella tarde no se
trataba de una típica manifestación de estudiantes de lo que se
llamaba entonces una manifestación de extremistas. Es decir de
los hijos de papá que se divierten jugando a la revolución tal y
como decían los periódicos burgueses.
los obreros que estaban frente al portón 2 de Mirafiori eran los
trabajadores de la Fiat que habían luchado durante todas aquellas
semanas. Obreros que habían sostenido luchas victoriosas.
Mientras la manifestación se preparaba para partir la policía

inició sus maniobras. En uno de los flancos se colocó un doble
cordón de carabinieri que se entrelazaron de los brazos empunjando
hacía al centro a los manifestantes. Otros pelotones de
carabinieri se habían organizado en filas de a cuatro y avanzaban
lentamente en medio de la manifestación.
mientras el subcomisario Voria daba indicaciones moviendo a los
carabinieri con el fin de encerrarnos le dijo a un obrero que estaba
cerca suyo que debía irse de allí. Éste en cambio le metió un
puñetazo y le tiró al suelo. Entre tanto los pelotones de carabinieri
que hacían maniobras empiezan a trotar casi a correr como soldados
de infantería en medio de los manifestantes. Empuñan sus
carabinas como porras como garrotes. De improviso suena la
orden de cargar naturalmente quién hostias podía escucharla.

empezaron a caer lacrimógenos una lluvia espesísima de lacrimógenos
de la que instintivamente todos trataron de escapar.
Y mientras escapaban los carabinieri comenzaron a dar golpes
a diestro y siniestro con las culatas de las fusiles. Nos empujaban
contra el cordón de carabinieri que estaba allí mismo
firme con el fin de rodearnos. Yo estaba muy cerca de ese cordón
tenían la cara pálida blanca verde del miedo. Porque se
encontraban casi frente a nosotros cara a cara. Un poco antes
me había reído de uno diciéndole Vas a ver como te saco la pistola
y te disparo. No me había dicho nada.

luego detuvieron a un compañero se lo querían llevar pero no lo
consiguieron porque nosotros se lo arrancamos de las manos y
les amenazamos. Con esa lluvia imprevista de lacrimógenos nos
dispersaron de delante de la Mirafiori. Escapamos de la fachada
de la Mirafiori y en ese momento los carabinieri que formaban el
cordón empuñaron sus fusiles como si fueran garrotes y empezaron
a perseguirnos. Fue una pequeña masacre con las culatas de
los fusiles daban golpes a cualquiera ciegamente a mansalva.
Arrestaron a una decena de compañeros. No teníamos ni palosni piedras.

Mientras corro me encuentro con un grupo de carabinieri
que estaba golpeando bestialmente a un compañero tirado
en el suelo. Le grito a uno ¿Qué coño haces quieres matarlo?
me mira con la cara torcida da media vuelta y se va con los otros
arrastrando al compañero golpeado. Poco después veo a tres o
cuatro metros de distancia a un compañero un estudiante que
escapaba en ese momento de cuatro o cinco carabinieri. Le
alcanza uno y le arroja la bocacha a la cabeza le rompe la cabeza.
Yo y algunos otros corremos hacia ellos los carabinieri escapan.
Cogemos al compañero que estaba desvanecido en el suelo
y lo sacamos de ahí. Se lo dejamos a unas señoras que estaban
junto al portón. Ya en la zona de las casas de alrededor todos
habían salido a la calle o a los balcones para ver qué sucedíamujeres chicos y niños pequeños.

en definitiva habían logrado dispersarnos pero no habían acabado
con la voluntad de enfrentamiento de los obreros. Diez mil
personas se reunieron entre la calle Agnelli y la calle Unión
Soviética. Ahí estaban los rieles del tranvía con un montón de
piedras en medio que empezaron a volar contra la policía y los
carabinieri. Y así también ellos comenzaron a recibir. Logramos
rehacer la manifestación que habían disuelto al principio. Un
policía había sido desarmado y el escudo y el casco se mostraban
como trofeos. Había pancartas que decían Todo el poder a los
obreros. Y La lucha continúa. De repente una ambulancia de la
policía se encara velozmente hacia el centro de la manifestación.
Pasa por medio mientras sonaba la sirena sin razón alguna porque
después se la vio seguir tranquilamente su camino. Era otra
provocación de la policía. En cualquier caso la manifestación
arranca y luego tuerce por corso Traiano.
Corso Traiano está justo enfrente del palacete de las oficinas de
la Fiat. Tiene dos carriles y otro carril central donde están los raíles
del tranvía y las piedras. Nosotros caminábamos por el carril
derecho y en sentido contrario y por el otro lado venían los policías.

Que luego frenan y esperan bloqueando el tráfico. Querían
cerrar la calle querían que no nos moviéramos de ahí. Es decir
querían aislar la lucha en la Fiat y en torno a la Fiat la lucha no
debía llegar a la ciudad. Creían que queríamos ir al centro y
efectivamente ese era nuestro propósito.

la gente nos veía desde las ventanas mientras la manifestación
avanzaba por corso Traiano. Se asomaban a los balcones bajaban
a la calle y escuchaban lo que decíamos. Estaban de acuerdo con
nosotros. Todos eran obreros. De repente de los policías que
teníamos enfrente salen varias descargas de lacrimógenos. Un
número delirante increíble de botes disparados directamente
contra la gente y que acababan en todas partes. Algunos acababan
en los balcones del primer piso de las casas y luego el gas
invadía las habitaciones porque era verano y las ventanas estaban
abiertas. Otros terminaban cayendo sobre los coches estacionados
rompiéndolos o incendiándolos. Todo esto cabreaba mucho
a la gente que vivía por allí.

mientras tanto en corso Traiano apareció un camión cargado de Fiat 500 un portaviones tal y como los llamábamos.
Apedreamos la cabina y el conductor se bajó. Empezamos a
destruir los coches a pedradas después pusimos un trapo en
el tanque de gasolina. Lo incendiamos para hacer explotar el
camión pero la gasolina no prendió. Entonces lo empujamos
entre todos hacia la calle y lo dejamos allí atravesado.
Llamaron a los bomberos y cuando éstos llegaron recibieron
también una buena dosis de piedras. Les fue imposible desplazarlo
y el camión permaneció allí.

eran las cuatro y aquello fue el comienzo de una batalla que
duraría más de doce horas. Los policías avanzaban en columnas
cargando contra nosotros mientras los carabinieri avanzaban
desde la otra parte con el fin de encerrarnos en una pinza.
160 Lo queremos todo Nanni Balestrini
Nosotros en lugar de dispersarnos respondimos con las piedras
que recogíamos en todas partes. La mayoría nos apostamos en
un descampado de uno de los flancos de corso Traiano donde
había también una obra. Allí nos aprovisionamos de maderas
palos y materiales para hacer barricadas. Había también una
gran reserva de piedras.

mientras estábamos en el descampado llegaron los policías con
sus furgones y los carabinieri con sus camiones. Los caribinieri
recibieron una cantidad enorme de pedradas porque estaban al
descubierto y se les podía dar con facilidad. Llegamos hasta las
puertas de los camiones para apalearlos pero nos amenazaron
con las ametralladoras y tuvimos que detenernos. Aprovecharon
la ocasión para irse. Mientras tanto los policías metidos en sus
furgones blindados escuchaban el rumor continuo de la lluvia
de piedras que caía sobre sus vehículos. No querían nada que
tuviese que ver con bajar a la calle. Les habíamos rodeado y
corríamos alrededor tirándoles piedras. Si se hubiesen bajado los
habríamos masacrado a palos. Intentamos incluso volcar algunos
furgones. Los policías aterrorizados pedían al conductor que
los sacara de allí y de hecho se escaparon todos.

un cuarto de hora más tarde reemprendieron el ataque bajando
a pie al descampado. Con los escudos los cascos las bocachas los
fusiles los botes lacrimógenos. Les esperábamos en el descampado.
Se acercaron a una distancia de quince veinte metros.
Empezamos a tomarles el pelo a decirles ¿Por qué no intentáis
pegarnos ahora como habéis hecho en el portón 2? Aquí os
damos por culo. Solo uno de ellos respondía. Vente tú solo pelea
de hombre a hombre y te doy por culo yo también y cosas de ese
género. Pero no se movían de donde estaban tenían miedo.
nosotros teníamos piedras preparadas en la mano y delante de
nosotros esparcidas por el suelo había más piedras palos y mazas.

Se quedaron quietos durante un tiempo hasta que les dieron la
orden de disparar lacrimógenos y de cargar contra nosotros. No
calcularon que estábamos en un descampado un espacio abierto.
Es decir veíamos llegar los botes lacrimógenos. Los agarrábamos
con las manos y se los devolvíamos así el humo les cubría tanto
a ellos como a nosotros. Les tirábamos piedras y como cuando
corrían estaban desprotegidos les dimos un montón. Cuando se
dieron cuenta de que no iban a poder con nosotros empezaron a
escapar como liebres entonces les perseguimos con palos.
mientras tanto la gente de corso Traiano estaba harta de tanto
gas lacrimógeno que acababa en sus balcones en sus ventanas y
del humo que entraba en sus casas. Los policías golpeaban a
todos los que estaban en las puertas de los edificios. Mujeres
viejos y niños a todo aquel que encontraran. Golpeaban con
especial saña a los chavales aunque tuviesen diez once años.
Todos se habían puesto a luchar con los obreros. Los jóvenes
tirando piedras las mujeres repartiendo pañuelos mojados para
contrarrestar el gas. Los compañeros perseguidos encontraban
escondite en las casas. Desde las ventanas y desde los balcones
todos tiraban cosas a los policías.

la policía nos perseguía por todas partes nos había dispersado y
dividido en pequeños grupos. Ni siquiera en las calles transversales
se respiraba más que humo. El humo cubría todo. Yo estaba
con un grupo de estudiantes que decidió ir a la facultad ocupada
de Arquitectura con el fin de hacer una asamblea y de reunir a los
grupos dispersos. En el momento en que empezamos a movernos
para retirarnos apareció una columna de furgones blindados
haciendo sonar sus sirenas. Nos dividimos en dos grupos uno
que fue a Arquitectura y el otro que se quedó a combatir.
mientras la gente estaba llegando a Arquitectura y apenas se izó la
bandera roja en el mástil de la puerta llegaron los carabinieri.
Comenzaron a cargar a disparar lacrimógenos arrestando a una
decena de compañeros. Nos defendimos respondimos a pedradas.

De todas formas no consiguieron entrar en la Universidad.Disparaban botes contra las ventanas pero un grupo de los nuestroslas defendía a pedradas no dejándoles entrar mientras nosotrosnos reuníamos. Llegaron unos compañeros y nos dijeron que
los enfrentamientos en corso Traiano se habían extendido e intensificado.
Y que también había grandes combates en Nichelino.
las informaciones también hablaban de enfrentamientos en
Borgo San Pietro Moncalieri y otros municipios de Turín. Se
luchaba en todos los barrios proletarios. Mientras tanto en las
inmediaciones de la Universidad aumentaba la violencia de las
cargas policiales y de las pedradas. El enfrentamiento se extendía
por la avenida por las calles transversales y por las puertas
de entrada a los edificios. Botes piedras cuerpo a cuerpo.
Decidimos dividirnos en equipos de intervención y distribuirnos
por los barrios en lucha de la ciudad para controlar hasta
qué punto se había generalizado el conflicto. Yo estoy con un
grupo de compañeros que va a Nichelino. Para ir debíamos
atravesar corso Traiano.

llegamos de nuevo a corso Traiano cerca de las seis y media.
Frente a nosotros veíamos un campo de batalla increíble. Los
obreros de la construcción y los demás trabajadores que vivían
en la zona comenzaban a volver a casa. No habían participado
en la huelga y no sabían una mierda. Volvían a casa y se encontraron
con el humo con la policía con la calle repleta de piedras.
Se unieron de inmediato a los compañeros y empezaron a tirar
materiales de construcción en medio de la calle para levantar
barricadas. Alrededor habia muchísimas obras con ladrillos
maderas carretillas y aquellos bidones de hierro donde está el
agua para los morteros de cemento.

poniamos todo en mitad de la calle hacíamos barricadas con los
automóviles y luego incendíabamos todo. La policía se mantenía
lejos al final de corso Traiano cerca de corso Agnelli. De vez
en cuando se lanzaban algunas columnas y había cargas.
Desalojaban las barricadas mientras la gente los llenaba de piedras
y luego escapaban hacia los flancos. Después cuando se iba
la policía regresaban. Llevaban a la calle todo lo necesario y
reconstruían las barricadas con tablas de madera y todo lo demás.
Le echaban gasolina encima y cuando la policía volvía la encendían.
También prendían fuego a los neumáticos que hacían rodar contra
la policía. Se empezaban a ver cada vez más molotovs.

sobre las barricadas había banderas rojas y sobre una de ellas había
un cartel que decía ¿Qué queremos? Todo. Seguía llegando gente
de todas partes. Se sentía un rumor sórdo continuo el tam tam
tam de las piedras estrellándose rítmicamente contra los postes del
cableado eléctrico. Hacían aquel ruido sordo impresionante continuo.
La policía no lograba rodear y peinar completamente la
zona llena de obras talleres casas populares y descampados. La
gente continuaba atacando toda la población luchaba. Los grupos
se organizaban golpeaban en un punto se dispersaban y volvían al
ataque en otro. Pero ahora lo que les impulsaba era más la alegría
que la rabia. La alegría de ser finalmente fuertes. De descubrir
que estas exigencias que esta lucha que llevaban adelante eran las
exigencias de todos era la lucha de todos.

sentían su propia fuerza sentían que en toda la ciudad se daba una
explosión popular. Experimentaban realmente esta fuerza esta
unidad. Por eso cada piedra que se estrellaba contra la policía era
alegría y no rabia. Porque en definitiva todos éramos fuertes. Y
sentíamos que éste era el único modo de vencer al enemigo golpeándolo
directamente con piedras y palos. Destruíamos los carteles
luminosos la publicidad. Destruímos y tirábamos a la calle
los semáforos y todos los postes que hubiera por allí. Se trataba
de hacer barricadas con cualquier cosa donde fuera. Un
rodillo compresor volcado grupos electrógenos quemados.
Mientras tanto empezaba a oscurecer y se veía fuego por todas
partes en medio del gas lacrimógeno de los molotovs lanzados
y de las llamaradas.

yo no lograba acercarme al centro del tumulto donde se combatía
con los policías. Me habían precedido muchísimos compañeros
llegados de todas partes. El humo no dejaba ver nada había
mucho ruido y mucha confusión. Rápidamente los policías fueron
rechazados hasta el final de corso Traiano y muchos de los
nuestros los perseguían. Los nuestros y la policía se enfretaban y
luchaban en las inmediaciones del descampado. En el suelo
había un policía que se movía de cuando en cuando. Muchos de
los nuestros perseguían a los policías a lo largo de los rieles del
tranvía y una gran nube de humo negro ascendía desde los automóviles
que habíamos quemado. Los nuestros se agitaban alrededor
de la nube de humo entraban y salían de ella y se escuchaban
muchas explosiones.

existía una gran confusión todos gritábamos y corríamos de aquí
para allá. Cuando llegamos al final de la calle hacía ya un rato
que también allí se sucedían los combates. Nos encontramos
con un compañero que sangraba por la boca y la sangre chorreaba
sobre su hombro. Más adelante encontramos sangrando a
otro compañero que no podía mantenerse en pie. Se levantaba
y caía de nuevo. Cuando llegamos casi al fondo de la calle conseguimos
divisar a los policías. Habían bajado de los furgones y
estaban agrupados con los cascos y los escudos.
nos esperaban disparaban botes de humo. Ya entonces los nuestros
les habían rodeado por todas partes. Escuchaba a alguno de
los nuestros que gritaba Se van. Y vi a muchos policías que presos
del miedo escapaban. Por todas partes los nuestros se pusieron
a gritar Ho Chi Min. Adelante adelante. Corrían hacia
delante y el aire se oscurecía de polvo y humo. Veía cuerpos que
como sombras se movían alrededor de mí y el ruido de las explosiones
y las sirenas y los gritos era estruendoso. De repente vi a
un policía justo frente a mí me agaché y le golpeé con un palo.
El policía cayó y terminó bajo los pies de los que corrían.

al final volvimos a la avenida también allí había muchos heridos.
Los policías habían sido barridos de la zona. Estábamos
locos de alegría. Nos quedamos esperando un rato y de pronto
vimos una hilera de camiones que llegaban de una calle
transversal. Todos se pusieron a gritar Adelante adelante. Y
salimos a la caza de los policías que volvieron a la carrera al
lugar de donde habían salido. Pegamos a uno de ellos y le
seguimos pegando mientras corría. Rechazamos a los policías
al fondo de la calle de donde habían venido.
mientras continuaban disparando gases. En todas partes el aire
era cada vez más irrespirable y tuvimos que retirarnos. La policía
reconquista lentamente corso Traiano pero continuamente
una tras otra se alzaban nuevas barricadas. A la gente que cogían
la golpeaban con saña y luego la metían en los coches patrulla.
También fueron golpeados muchos policías. Entre tanto llegaron
los refuerzos policiales. Llegaban de Alessandria Asti
Genova. El batallón de Padua que había llegado por la mañana
no había sido suficiente. El enfrentamiento se extiendía cada vez
más. Se combatía todavía con mayor violencia frente al palacete
de la Fiat en corso Traiano en corso Agnelli en todas las calles
transversales. En la plaza Bengasi la policía cargó con una bestialidad
absurda con una insensata violencia. Pero a su vez fue
atacada desde dos lugares y escapó por un pelo de verse rodeada.
Casi fue capturado el subcomisario Voria. Los compañeros
que escuchaban la radio de la policía dijeron que se había pedido
autorización para disparar.

los compañeros respondían a las cargas con continuas barricadas
levantadas entre el humo y los incendios. Pequeños grupos atacaban
a la policía lanzando molotovs y escapando después a los
oscuros descampados. Todo el tiempo resonaba el tam tam del
cableado de la luz. Carcasas de coches en llamas. La calle había
perdido gran parte de sus adoquines y una enorme cantidad de
piedras estaba esparcida por todas partes. El comportamiento de
la policía se hacía cada vez más brutal con el paso de las horas.
Disparaban los botes directamente al cuerpo y a las casas para
impedir que salieran o se asomasen. Se vio al subcomisario Voria
empuñando una bocacha exhortando a la gente a que se retirara
de las ventanas. Después con nuevos refuerzos la policía
comenzó a controlar la zona. Más tarde comenzó a entrar en las
casas propiamente dentro de las casas de los hogares arrestando
a la gente haciendo cientos de arrestos. Incluso fue detenida una
anciana que les gritó imbéciles.

en Plaza Bengasi continuaban los ataques y las pedradas. La
policía recibió nuevos refuerzos y ya no tenía por qué limitarse
a controlar sólo la Mirafiori con cargas esporádicas para descongestionar
la zona tal y como había estado haciendo hasta entonces.
Ahora podía controlar toda la zona. Rodearon Plaza Bengasi
entraron en los edificios hicieron redadas dentro de las casas. A
medianoche aún continuaban los enfrentamientos. En corso
Traiano se escuchó gritar Asquerosos cerdos nazis a los policías
que arrastraban a la gente fuera de sus casas. Desde las ventanas
gritaban Es como en las redadas de los nazis carroñeros.
en ese momento decidimos ir a Nichelino donde la batalla había
continuado durante toda la tarde. No era fácil llegar a Nichelino
no se podía llegar por la vía normal que estaba bloqueada por
una barricada de automóviles incendiados. También estaba bloqueado
el puente de acceso al barrio. Entramos por una calle
secundaria. Todos esos inmigrantes los millares de proletarios
que habitaban en Nichelino habían construído barricadas por
todas partes usando tubos de cemento. Habían doblado los
semáforos los habían tirado abajo en medio de la calle. También
en medio de la calle y con el fin de construir más barricadas
habían dejado una enorme cantidad de material de construcción
al que luego le prendían fuego.

Via Setriere la calle que atraviesa Nichelino estaba bloqueada
por más de diez barricadas hechas con coches y remolques
incendiados con señales de tráfico piedras madera. Durante la
noche se hicieron grandes fogatas con neumáticos y madera.
Con la madera de una obra se hizó un gran fuego. Toda la obra
prendió en llamas. Las farolas de la calle fueron apagadas a
pedradas y en la oscuridad sólo se veían las llamas. La policía trataba
de ralentizar la cosas es decir buscaba no encabronarnos
más por eso no atacaba. De hecho atacaron hacia las cuatro de
la mañana cuando llegaron los refuerzos. Casi todos los obreros
estaban agotados después de doce horas de lucha. Mientras los
policías se deban el relevo.

habían estado esperando delante de las barricadas esperando a la
mañana a que llegasen los otros los refuerzos frescos para darles
el relevo. Nosotros habíamos retrocedido para defender a pedradas
el puente bloqueado por los coches que era el lugar por
donde debían pasar los refuerzos. Pero sólo habíamos permanecido
unos pocos en el puente sólo quedábamos una veintena.
Además los jeeps y los camiones de los refuerzos pasaron por la
calle secundaria por la que habíamos entrado nosotros y tuvimos
que escapar a toda prisa para evitar que nos rodearan.
Algunos carabinieri habían bajado de un camión y ahora nos
perseguían disparando gases lacrimógeneos.

huíamos seguidos por los carabinieri. De pronto vimos una hilera
de jeeps que venía a nuestro encuentro justo delante de nosotros.
No sabía cómo habían hecho para llegar hasta allí quizás
regresaban de una patrulla de inspección. Las cosas se ponían
difíciles. Gritando nos lanzamos sobre los policías tirando piedras
y golpeando los jeeps hasta que escaparon. Luego vimos
que los carabinieri estaban detrás de nosotros así que nos dimos
la vuelta y nos lanzamos al ataque contra ellos. Pero detrás de los
carabinieri llegaban muchos policías. Por eso nos vimos obligados
a huir éramos pocos.

a esas alturas estaba cansadísimo escapaba como un desesperado.
Llegué a un descampado tropecé con una piedra y casi pierdo un
zapato. Cuando frené para echar un vistazo al zapato apareció
un carabiniere que me perseguía solo. Entonces vi cómo un
compañero que escapaba conmigo le saltaba encima. Lucharon
cuerpo a cuerpo y el carabiniere cayó al suelo. De repente vi
humo al final de una calle. Llegamos allí se veía una larga avenida
donde continuaba el enfrentamiento. No se podía saber
quién ganaba. Todo era muy confuso. Sólo quería detenerme un
instante en algún lugar para cagar ya no aguantaba más.
nos atacaron algunos carabinieri y por eso no pude alcanzar el
epicentro del enfrentamiento donde se combatía con más dureza.
Justo en ese momento escuchamos a alguien gritar Que llegan
que llegan. Vi como se levantaba una gran nube de humo
en medio de la avenida. Todos corrían de aquí para allá gritando.
En ese momento atravesando el humo aparecieron los policías
con sus furgones blindados con los faros iluminando todo a
su alrededor. Parecían grandes y fuertes y todos disparaban botes
de humo. En uno de los lados de la avenida había una obra
donde se estaban reuniendo algunos de los nuestros. El compañero
que estaba conmigo se dirigó hacia allí y yo le seguí.
muchos escapaban juntos por los laterales. Miré hacia atrás y vi
que todos corrían y se desparramaban por las calles transversales.
Cuando llegamos a la obra habían llegado ya muchos de los
nuestros. Los policías disparaban gases por encima de nuestras
cabezas haciendo caer trozos de madera y ladrillos. No podíamos
ver lo que sucedía en la avenida sólo humo y gritos y explosiones.
La calle estaba oscura por el humo sólo sombras y un
enorme ruido proveniente de los gritos de las sirenas y de las
explosiones. A mi izquierda escuchaba el zumbido y las sirenas
de los furgones de policía que salían a la calle. Dos molotovs
explotaron en medio de la calle.

por todas partes había humo y gas. No se podía respirar. Poco
después los policías bajaron de los furgones y corrieron hacia
nosotros. Corrían en medio del humo con sus máscaras y sus
escudos. Me encontraba en medio de muchos de los nuestros
que corrían de aquí para allá desparramándose por las calles laterales.
Los policías nos perseguían corriendo. Estábamos confundidos
en la penumbra iluminada por los incendios y en medio
de aquel gran ruido. No llegué a ver mucho pero vi que uno de
los nuestros se lanzaba con un palo contra un policía que se
había quedado aislado y lo golpeaba varias veces.

vimos a unos policías que venían corriendo por una calle transversal
a nuestra izquierda. Levantamos los palos y nos lanzamos a la
carrera contra ellos en medio de la penumbra que nos envolvía.
Me topé con un policía con casco y lo golpeé. Gritó y cayó al
suelo con la cabeza por adelante. Después volvimos a la avenida.
Vimos que en la otra parte de la calle un grupo de los nuestros se
lanzaba contra los policías que volvían a los furgones. Los policías
escaparon rápidamente. Les perseguimos haciéndoles retroceder
hasta el extremo de la avenida donde habían dejado sus furgones
con los motores en marcha y los faros encendidos iluminando la
calle. Había un policía que alzaba los brazos y gemía. Vi a algunos
de los nuestros ayudando a un chico a levantarse. Vi que estaba
herido que su cabeza sangraba.

con la ayuda de nuevos refuerzos la policía conquistaba lentamente
el terreno. Con métodos brutales comenzaba a hacer redadas
casa por casa. Pero la gente no se iba. Los obreros y los vecinos del
barrio se daban el relevo todos se habían acostumbrado a los gases
lacrimógenos y continuaban levantando barricadas. Llegué al portón
de una casa con otros cinco o seis compañeros perseguidos
por una veintena de caribinieri. Lo cerramos. Trepé por el pequeño
muro que había en el patio y aparecí en un taller. Allí había
una escalera. La subí y llegué al techo del taller. Levanté la escalera.
Vi a otros compañeros que estaban en el techo de una casa
vecina al lado de la que habíamos entrado.

mientras tanto los carabinieri habían logrado desfondar el portón
y empezaban a entrar en todos los pisos. Desde el techo los
veía asomarse a los balcones los veía en las escaleras subían con
los cascos y con las bocachas poco después los veía salir a los balcones
de los otros pisos buscándonos. Sacaban a la gente de la
cama y la identificaban. Durante un buen tiempo nos quedamos
donde estábamos no podíamos controlar si los carabinieri se
habían ido o no. Después unas mujeres de la casa que nos habían
visto entrar nos hicieron señas de que ya se habían ido nos llamaban
para decirnos que bajásemos. Prácticamente estaba amaneciendo
un sol rojo y hermoso se alzaba en el horizonte.
Estábamos muy cansados extenuados. Era suficiente por esta
vez. Bajamos y nos volvimos a casafaros encendidos iluminando la
calle. Había un policía que alzaba los brazos y gemía. Vi a algunos
de los nuestros ayudando a un chico a levantarse. Vi que estaba
herido que su cabeza sangraba.

con la ayuda de nuevos refuerzos la policía conquistaba lentamente
el terreno. Con métodos brutales comenzaba a hacer redadas
casa por casa. Pero la gente no se iba. Los obreros y los vecinos del
barrio se daban el relevo todos se habían acostumbrado a los gases
lacrimógenos y continuaban levantando barricadas. Llegué al portón
de una casa con otros cinco o seis compañeros perseguidos
por una veintena de caribinieri. Lo cerramos. Trepé por el pequeño
muro que había en el patio y aparecí en un taller. Allí había
una escalera. La subí y llegué al techo del taller. Levanté la escalera.
Vi a otros compañeros que estaban en el techo de una casa
vecina al lado de la que habíamos entrado.

mientras tanto los carabinieri habían logrado desfondar el portón
y empezaban a entrar en todos los pisos. Desde el techo los
veía asomarse a los balcones los veía en las escaleras subían con
los cascos y con las bocachas poco después los veía salir a los balcones
de los otros pisos buscándonos. Sacaban a la gente de la
cama y la identificaban. Durante un buen tiempo nos quedamos
donde estábamos no podíamos controlar si los carabinieri se
habían ido o no. Después unas mujeres de la casa que nos habían
visto entrar nos hicieron señas de que ya se habían ido nos llamaban
para decirnos que bajásemos. Prácticamente estaba amaneciendo
un sol rojo y hermoso se alzaba en el horizonte.
Estábamos muy cansados extenuados. Era suficiente por esta
vez. Bajamos y nos volvimos a casa

:: Fuente: TS

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