Incapacidades actuales del movimiento anti-autoritario madrileño

15 de abril de 2009.

Mientras no se hable y discuta sobre las necesidades y estrategias actuales del anarquismo y de las personas que se reclaman anti-autoritarias, seguiremos repitiendo las fórmulas más conocidas y manidas. Formulas que al reproducirse sin una reflexión de conjunto y no ampliarse a un mayor auditorio, acaban convirtiéndose en competidoras. Un caso claro sería, la continúa superposición de charlas, manifestaciones y conciertos en los fines de semana. Una disputa por la parte del mercado reservada al anti-autoritarismo.

La centralidad o des-centralización en los discursos

a) La metáfora de Pierre Clastres: la multiplicidad frente a la unidad.

Cuando uno lee “la Sociedad contra el Estado” de Pierre Clastres queda con una sensación extraña, parece como si uno no hubiera entendido nada. Pero poco a poco el discurso del libro se clarifica en la mente y adquiere una vigencia inusitada. Clastres habla de la antigua lucha encarnizada de las sociedades sin estado contra la creación, en su seno, de una instancia superior que les gobernara por encima de sus decisiones: el Estado.

Nos remonta a la creación de los Estados Prístinos (nombre dado a los 6 estados o proto-estados surgidos sin una influencia exterior de otro Estado anterior) y concluye, a través de un estudio que recorre la historia de la sociedad Tupi-Guaraní en los siglos XVI y XVII, que la creación de proto-estados pudo estar relacionada con un proceso demográfico de crecimiento rápido que provocara una alta densidad humana en territorios acotados.

A su vez algunos cazadores/guerreros alcanzaron la suficiente cohesión para intentar imponer su jerarquía a través del uso de la fuerza. Este intento de centralización fue contestado por una oposición comandada por “la palabra” que se oponía a la imposición de dicha unidad y que llevó a la diáspora a gran parte del pueblo.

Este enfrentamiento provocó que en la sociedad tupi-guaraní se otorgara un status superior a quienes arengaban contra la unidad y apelaban a la tradición. Lo que a fin de cuentas supuso la encumbración de un poder central basado en el discurso (los sacerdotes).

La lucha original contra el estado estaba proclamada como la lucha contra la unidad, y la defensa de la multiplicidad; es decir la existencia y la necesidad de experiencias distintas que impidieran que un grupo se hiciera con el control de todos los saberes y los conocimientos que se habían ido acumulando a lo largo del tiempo.

Este ejemplo aunque no creo que pueda ser extrapolable a procesos históricos de otras sociedades (por ello no haré a través de él una interpretación histórica de la imposición del Estado), sirve como espejo donde mirarse a la hora de reflexionar sobre la actitud que debemos tomar aquellas personas que queremos construir una sociedad sin clases y sin estado.

b) Un proceso histórico: el anarquismo en Argentina en los albores del siglo XX.

En Argentina a comienzos de siglo el anarquismo alcanzó una fuerza impresionante. A cada acto de represión y masacre de las fuerzas policiales del estado (los disparos y las muertes eran moneda común en las manifestaciones), le seguía una nueva avanzada obrera.

Es curioso que lo que dio fuerza a este movimiento fue la heterogeneidad, la capacidad de confluencia de distintos sectores y de prácticas (sindicalistas, expropiadores, luchadores sociales, anarco-comunistas, librerías, luchas por vivienda, luchas obreras, centro comunitarios, ocupación física de plazas y parques, conferencias…).

El anarquismo consiguió salir de tiempos de dura represión, a través de un tenaz empeño de sus militantes, sobreponiéndose a la expulsión del país, de miles de obreros anarquistas de origen europeo, que fueron repatriados por el estado argentino simplemente por reclamar mejoras en sus condiciones sociales y laborales .

Esta capacidad del anarquismo de sobreponerse a lo adverso, fue perdiendo su vigor a partir de 1910 . Y uno de los principales factores que lo propiciaron fue la progresiva incapacidad de tolerarse entre sí. En momentos, donde ser anarquista significaba además de un orgullo, un peligro, (debido a la persecución policial) cada sector ideológico se centró en que su planteamientos debían triunfar frente a las otras corrientes del anarquismo.

Buscaban lo que Clastres llamaría la unidad. Unidad que acabó con la lucha de la sociedad tupí-guaraní contra el estado y contra la creación de clases.
Esta pelea por el discurso cambió la mirada de los anarquistas: desde planteamientos y acciones cuyo principal objetivo era destruir el capitalismo e instaurar el comunismo libertario, hasta una disputa por lo que significaba ser anarquista, que llevó hasta el punto de que en 1929 Severino de Giovanni matara en una disputa a Emilio López Arango director de “La Protesta” , debido a que este ultimo le señalaba desde el periódico, como autor de varias expropiaciones y como un hombre que no debería ser considerado anarquista por sus métodos “terroristas”. Acto que sucedió año y medio después del último gran hito del anarquismo en Argentina, cuando más de 100.000 obreros se solidarizaron en la calle contra el asesinato judicial que se llevó a cabo en EE.UU. contra Sacco y Vanzetti.

Buscar históricamente una corriente como culpable de este decaimiento sería un error, tras haber resurgido tras escenarios represivos comparables a la “Dictadura de Uriburu” impuesta en 1930 y que marca el final del predominio anarquista en el movimiento obrero.

De hecho si nos situáramos por una u otra tendencia, caeríamos en uno de los razonamientos que mató al anarquismo en Argentina y que lo llevó a ser olvidado. En los 30 y 40 mientras, los pocos que fueron quedando se acusaban y peleaban entre sí, distanciándose cada vez más de los problemas de los obreros (sin entender el mundo que se venía).

Mientras las pocas experiencias que intentaron romper con el corsé en que se había encasillado el anarquismo (Spartacus entre ellos) no adquirieron la suficiente importancia para poder influir en la gradual perdida de fuerza del anarquismo en la calle y en el movimiento obrero.

Lo importante aquí es darse cuenta que el anarquismo alcanzó, al menos en Argentina, su mayor auge cuanto mas plural fue, eso no quiere decir que cada uno deba luchar por si mismo, sino que debemos relacionarnos sin buscar una unidad en nuestras prácticas y nuestros discursos: buscar las confluencias. Confluencias que no nos lleven a gastar el tiempo en pensar sobre lo adecuado o puro que es el discurso de los demás, sino a pensar sobre como podemos ejercer una mayor presión social desde distintos ámbitos y corrientes.

c) Nuevos retos para la acción y la reflexión del anarquismo actual en Madrid.

Cuando hacemos juicios de valor frente a los demás, dejamos de centrar nuestra mirada en la realidad, en nuestras capacidades de actuar y adoptamos una posición cómoda que justifica nuestras acciones y que normalmente no nos lleva a una reflexión crítica de nuestras propias actitudes.

Esto provoca que personas muy valiosas e inteligentes dejen de militar cansadas de luchar contra estereotipos absurdos dentro de un movimiento que en vez de cuidar a sus miembros parece establecer una disputa entre ellos, olvidándose de las necesidades reales de cuidados y cariño que necesitan las personas.
Eso debemos tenerlo en cuenta para saber que es lo que marca y produce nuestros actos. Actos que no deberíamos orientar bajo criterios ideales, sino a través de criterios ideológicos/estratégicos que modifiquen nuestras condiciones actuales, tanto para poder generar una mayor influencia del anarquismo en la sociedad, como para construir relaciones mas saludables que nos acerquen a una posible revolución que permita cambiar el sentido inhumano del mundo.

Dejar de ver en los otros anarquismos, gente equivocada, engañada, dinosaurios, locos, niñatos o reformistas nos haría mucho bien para difundir nuestras ideas y prácticas libertarias. Dialogar en la vida, con nuestros actos, con nuestros fallos y aciertos es lo único que ayudará a que crezcamos tanto cualitativamente como cuantitativamente.

Quienes sigan viviendo con la idea de que ellos no se implicarán en nada que les cuestione sus ideales, seguirán aunque sea muy a su pesar, contribuyendo a que el capitalismo se haga más fuerte, agrandando la brecha entre ideas y actos.
Chiapello y Boltansky en el Nuevo Espíritu del Capitalismo hablan de un concepto interesante que es “la Ciudad por Proyectos”. En resumidas cuentas la aplicación de sus argumentos desvela, a mi parecer, que mientras no existan lugares de encuentro entre los distintos proyectos, al menos a nivel ciudad, (Madrid en este caso) se continuará viviendo en una competición entre los grupos, que servirá como justificación de toda actuación y crítica frente a los otros, estén o no estén éstas relacionadas con las diferencias ideológicas

Se aprovechará así la diferenciación con los otros para avalar actos poco reflexivos, asociados normalmente a rencillas personales, que derivan de no saber como relacionarnos. Algo normal si consideramos que hemos sido educados en una sociedad competitiva y poco interesada en la transmisión de herramientas para expresar y sociabilizar sentimientos.

Mientras no se hable y discuta sobre las necesidades y estrategias actuales del anarquismo y de las personas que se reclaman anti-autoritarias, seguiremos repitiendo las fórmulas más conocidas y manidas (que no por ello deben descartarse). Formulas que al reproducirse sin una reflexión de conjunto y no ampliarse a un mayor auditorio, acaban convirtiéndose en competidoras. Un caso claro sería, la continúa superposición de charlas, manifestaciones y conciertos en los fines de semana. Una disputa por la parte del mercado reservada al anti-autoritarismo.

Y con esto no me refiero que sigamos reproduciendo todos los patrones del consumismo, sino que al no decidir conjuntamente sobre procesos que nos afectan a todos, las decisiones se convierten en actos individuales (o de pequeños grupos) y queramos o no, acaban teniendo ecos en los demás, por lo que convendría por ahora ser mas cuidadosos en nuestros juicios y darnos cuenta que no todos los procesos pasan por nuestra aprobación para, en un futuro, poder ensayar procesos de acercamiento, que no de asimilación.

Este espíritu de competencia no es en la mayoría de las ocasiones consciente y se debe a la aceptación del status quo existente, a una tendencia a emular lo que nos es más atractivo de otros proyectos políticos, como si la solución estuviera siempre en hacer 100 veces lo mismo.

Este proceso de uniformidad esconde la incapacidad de imaginar preguntas y respuestas concretas a medio o largo plazo a los diversos problemas que tratamos. Un primer paso para salir de este círculo vicioso será dotarnos de instancias de creatividad que nos sirvan para pensar más allá de lo obvio, y nos permitan enfocar un problema desde varias perspectivas.

Por ejemplo, nuestras técnicas para que la sociedad se haga eco de un problema están relacionadas con la difusión (sobretodo a través de panfletos) o la exhibición pública (sobre todo a través de manifestaciones).

Con la manida “Crisis” , tenemos una oportunidad para salir de nuestro reducido campo de influencia ideológico-cultural, pero para ello debemos idear maneras que hagan participe a quienes están a nuestro alrededor (tanto quienes dejaron de militar, como a quienes puedan estar cercanos a las prácticas de la órbita anti-autoritaria, por ideología o por condición social). Implicarles e implicarnos más allá de la difusión y exhibición pública significa crear proyectos de sociabilización:

1) que afecten directamente a la vida cotidiana de las personas,
2) que sirvan como ejemplos de relaciones no mercantilizadas,
3) que nos proporcionen el cuidado y el bienestar personal y comunitario necesario.
4) que devuelvan el protagonismo a las lógicas de las experiencias de vida frente a las lógicas normativas .

Propuestas que con la “Crisis” podrían ir enfocadas, entre otras muchas que no cito, a: crear comedores populares en zonas afectadas por el desempleo, cortes de carretera intermitentes que denuncien la situación de desamparo social, expropiaciones colectivas en supermercados de la comida que es imposible conseguir sin trabajo, recuperación y revalorización de saberes y conocimientos sobre como producir o arreglar bienes de primera necesidad, organizar lugares donde las relaciones de intercambio no están mercantilizadas…

Centrar en este caso nuestra mirada en como a partir de un problema económico-mediático podemos generar nuevos espacios de debate que vayan de lo superficial de la crisis a la concienciación de generar estructuras mas igualitarias que se opongan a este sistema capitalista, que cada día se demuestra insostenible para la salud de la humanidad.

Algo parece claro con lo ya expuesto: que si queremos que esto funcione debemos aceptar que haya diversos ritmos y formas de concienciación, ser humildes y anteponer el avance de la resistencia/lucha por encima de valoraciones personales.

Lo importante, como en el caso argentino, no será entonces preguntarse por el culpable, sino transformar este proceso de competencia ideológica; aprovechando así todas nuestras potencialidades para la transformación social y el intento de crear redes sociales que cuiden a quienes están dentro (como hicieron los ateneos y el anarquismo a principios de siglo XX) y que se cuestionen de manera crítica como las prácticas anti-autoritarias pueden tener mayor incidencia en la realidad.

Este artículo solo pretende ser una reflexión sobre hacia dónde vamos, un preguntarse que estrategias y apuestas podemos seguir para tener mayor incidencia y repercusión social. Admito cualquier crítica, mientras que sea constructiva y asumo desde ya, que por tiempo y espacio no he podido desarrollar las argumentaciones con todos los matices que se merecieran.

Por último, si alguien se pregunta de dónde viene esta reflexión diré sólo que el anarquismo desde su nacimiento antepuso a la fe por el proletariado y la lucha de clases del marxismo (aunque no renunciara a usarla como fenómeno explicativo), la fe por la revolución donde lo importante era el sentimiento de compartir la lucha por la abolición de las desigualdades y las jerarquías (la explotación del hombre por el hombre) vinieran éstas de donde vinieran.

Como dijo Fabricio D` André en 1973 en su canción Nella mia ora di libertà:

"Aunque os creáis absueltos, estaréis por siempre implicados".

Notas:

[1] No creo que pueda explicarse bajo esta hipótesis la creación del Estado en Egipto y Mesopotamia. Para los interesados remito a la polémica histórico/académica sobre la creación de los Estados Prístinos.

[2] La Ley de Residencia de 1902 abaló esta política de expulsión y de coacción al movimiento obrero. Política que se cebó especialmente con el mundo anarquista.

[3] Con motivo del Centenario de la Independencia del Estado argentino la represión del Estado y de la burguesía se incrementaron fuertemente cerrando locales, expulsando una mayor cantidad de compañeros…

[4] “La Protesta” o “la Protesta Humana” fue y es un periódico de divulgación anarquista, que se fundó en 1897 y llegó a salir con dos rotativas diarias (un diario matutino y otro vespertino). Su redacción y publicación se estableció en Buenos Aires, pero alcanzó suscripciones en buena parte de Sudamérica.

[5] Para una interpretación crítica remito al término “acumulación por desposesión” del geógrafo David Harvey, que a su vez lo retoma del análisis de Rosa Luxemburgo en la “acumulación del capital”.

[6] Las lógicas de las experiencias de vida se preguntan si algo es acertado según las funciones que puede llegar a cumplir y según las experiencias y tradiciones de quienes hacen la valoración.

[7] Las lógicas normativas se preguntan si algo es correcto en relación con una ley, norma o creencia.

Bibliografia:

He elaborado una bibliografía mínima relacionada con las argumentaciones donde se puede encontrar información más detallada, que ampliaré en la medida que me sea posible y si alguien me lo pidiera.

  • BAYER, O.: Severino Di Giovanni. El idealista de la violencia. Buenos Aires, 1970. Legasa
  • BENYO, J.: La alianza obrera Spartacus. Anarquismo, vanguardia obrera e institucionalización del movimiento sindical en la década de 1930. Buenos Aires, 2005.
  • BOLTANSKY, L. y CHIAPELLO, E.: El nuevo espíritu del capitalismo. Madrid, 2002. Akal.
  • CLASTRES, P.: La sociedad contra el estado. Barcelona, 1979. Monte Ávila Editores.
  • HARVEY, D.: El nuevo imperialismo. Madrid, 2004. Akal
  • ORWELL, G.: 1984. Barcelona, 1976. Destino
  • OVED, I. El anarquismo y el movimiento obrero en argentina. México, 1978. Siglo XXI. Colección América Nuestra Nº 14.
  • SURIANO, J.: Anarquistas. Cultura y política libertaria en Buenos Aires 1890-1910. Buenos Aires, 2008 (2004). Cuadernos argentinos, Manantial.

Harpo (Pablo Lafuente)

::Fuente: Klinamen


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