Feik nju:s. O como tu primo dice: Fake news

10 de mayo de 2022. Fuente: Diario de Vurgos

Antes de que llegase este anglicismo a nuestras vidas, las “fake news” ya existían pero las llamábamos bulos o directamente mentiras. En Burgos, quien más o quien menos, se sabe lo que se miente y se ha mentido desde los medios.

Pero aunque el término “fake news” no haya traído nada nuevo ya que no es un termino que haya venido para cubrir un nuevo concepto del que no disponía el castellano. Tampoco vino por el postureo de manejar el spanglish mejor que tu primo. Vino por algo más profundo, algo que ahora mismo asola nuestra sociedad y que debería hacernos reflexionar. Reflexionar sobre qué, quién y cómo nos informamos.

Dado todo un mar de sesgos cognitivos sin olvidar algunos otros efectos, como el de Dunning Kruger o el de Forer. Informarse ya no es que sea difícil, es que para algunos de nosotros en ocasiones o casi siempre va a tornarse en tarea imposible. Nuestra tendencia a ser víctima de determinados sesgos cognitivos o de nuestro propio sesgo de confirmación nos impedirá valorar como se debe alguna información y los difusores de las malditas “fake news” son muy conscientes de ello. La mayoría de los sesgos cognitivos son conocidos desde hace siglos y son comúnmente utilizados para distorsionar nuestra percepción. Por ejemplo el sesgo cognitivo de falsa vivencia que la Wikipedia define de la siguiente manera:

Una falsa vivencia o vivencia desorientadora es una falacia lógica que usa la descripción de un acontecimiento con extremo detalle —incluso si este es un suceso excepcional y muy poco probable para convencer a alguien de que hay un problema.

Pongamos un ejemplo: imaginaros que en el barrio de Gamonal un día sus vecinos estallan enfurecidos contra el alcalde por unas obras que no son bien recibidas. El estallido desemboca en cargas policiales, disturbios y detenciones. Posteriormente la prensa dirá, haciendo uso de este sesgo de confirmación, que entre los vecinos había jóvenes radicales, amigos de la kale borroca o incluso kale borroca venida del norte… Imaginaros además que años más tarde durante unos carnavales un grupo de jóvenes decide reírse de este uso del sesgo cognitivo de falsa vivencia disfrazándose de “abertxandals”, parodiar así el relato de una prensa manipuladora. Pero la prensa y las autoridades vuelven a usarlo otra vez con saña.

La prensa lleva años haciendo daño, un daño irreparable en la población. Pero toda esta espiral de despropósitos ha ido cogiendo cada vez más y más fuerza, también se ha ido haciendo cada vez mucho más inteligente, perversa y dura. El término “fake news” llegó a nuestras vidas de la mano del auge de la extrema derecha. Cuando los bulos estaban hasta en la sopa, ya no había remilgos y la extrema derecha empezaba a arañar poltronas políticas. Es muy probable que ningún medio se salve se haber sido participe de este mal de nuestro siglo. Y digo ninguno ya que incluso uno de los medios más transparentes y que más daño ha hecho al sistema cayó en ellos. Su fundador actualmente está en una situación de desamparo legal, bajo torturas, en uno de los paraísos de la democracia. Hablo de Wikileaks.

En 2016 Wikileaks filtró los correos electrónicos de Podesta. Podesta era el Jefe de campaña de la candidata demócrata a la presidencia de los EUA, la controvertida Hillary Clinton, y además era “White House chief of staff”. Nada menos que “C level” de uno de los engendros políticos con más fuerza mundial. Obviamente, como todo lo que filtra Wikileaks, la información de esos correos fue un bombazo que jugó muy en contra de la candidatura de Hillary que finalmente terminó por perder las elecciones. Lo que nadie sabía de aquella filtración era que pese a que la mayoría de los correos eran reales una parte parecía generar muchas dudas. Mientras la información se deglutía por múltiples mentideros mediáticos e incluso abría paso a teorías de la conspiración en la extrema derecha como el “Pizzagate”, era analizada por expertos técnicos. Para cuando los expertos pusieron en duda la calidad de la información y la posibilidad de que muchos de los correos hubiesen sido falsificados, la información había derivado en ríos de tinta basados en las mentiras que desgraciadamente Wikileaks había filtrado como ciertas. A día de hoy no hay artículos relevantes en toda la prensa de idioma castellano que hayan corregido y contado toda esta truculenta historia sobre una de las mejores y más perversas “fake news” que se han sido ideadas hasta la fecha.

Tal vez el mejor antídoto contra las “fake news” sea no interesarse por sucesos demasiado recientes, esperar a que la inmediatez no nos intoxique y guardar calma para que la información de calidad o simplemente la verdad aflore entre tanta noticia falsa, propaganda y manipulación mediática. Estos días una de las noticias estrella que huele a “fake” y que ha estado en toda la prensa, desde la local a la “progresista”, es el supuesto petroleo marroquí cerca de las Islas Canarias, la licitación con Repsol, etc. Hay expertos geólogos que ya han alertado que el petroleo es probable que sea de muy mala calidad y no compense extraerlo. Otros expertos económicos avisan de una maniobra mediática de la empresa Repsol para dar vidilla a su accionariado o incluso de un lavado de cara para el reino marroquí. Sea lo que sea, ¿qué más nos da?, el tiempo nos dirá si eso fue verdad o mentira, ¿realmente nos interesa estar tan actualizados?.

La pregunta que muchas personas se hacen hoy en día es si alguno de nosotros puede obtener información fidedigna con la que forjarse una opinión o la intoxicación de redes sociales y prensa caerá sobre nosotras irremediablemente. Hace unos años un estudio alemán concluía que los lectores de prensa de ese país eran críticos con el nivel de calidad de las noticias sobre temas que ellos dominaban pero alababan la calidad de la información de temas que no dominaban. Una contradicción que ocurre también en nuestra sociedad. Los burgaleses sabemos que uno de los principales medios de información locales es propiedad de un conocido cacique que no titubea en manipular y sin embargo seguimos… Seguimos leyéndolo y confiándole en cierta manera verosimilitud. En vez de considerar que ese medio es una manzana envenenada y no debería quitarnos ni un minuto de nuestro tiempo. Nadie nos enseñó a ser escépticos, a desconfiar de la información y forjar un halo de desconfianza. El escepticismo hoy más que nunca es tremendamente necesario.

A fin de cuentas el mejor consejo para acabar con las malditas “fake news” es probable que nos lo dieran nuestras abuelas:

De lo que te digan no te creas nada, de lo que veas créete la mitad


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