Escuela Popular de Prosperidad: camino de medio siglo construyendo cultura popular

3 de mayo de 2022. Fuente: Todo por hacer

«Confiamos siempre en el pueblo. Negaremos siempre fórmulas dadas. Afirmamos siempre que tenemos que cambiar junto a él, y no sólo ofrecerle datos. Experimentamos métodos, técnicas, procesos de comunicación. Superamos procedimientos. Nunca abandonamos la convicción, que siempre tuvimos, de que sólo en las bases populares, y con ellas, podríamos realizar algo serio y auténtico. De ahí que jamás admitiéramos que la democratización de la cultura sea su vulgarización, ni tampoco que sea algo fabricado en nuestra biblioteca y entregado luego al pueblo como prescripción a ser cumplida».

– Paulo Freire. La educación como práctica de la libertad

Todo por Hacer (TxH): En el camino hacia el 50 aniversario de la Escuela Popular La Prospe el próximo año, queremos realizaros tres preguntas sobre pasado, presente y futuro de un espacio de referencia en el barrio de Prosperidad en Madrid: ¿Cómo y cuándo surge la iniciativa de la Escuela Popular? ¿Cuál ha sido su recorrido durante estas décadas y qué etapas u objetivos se han ido cumpliendo?

La Prospe (LP): En los años setenta surgen las escuelas populares como respuesta a una determinada situación sociopolítica de este país: por un lado, el largo abandono de la educación permanente de personas adultas por parte del Estado franquista; por otro, el irresistible resurgir por doquier de movimientos sociales, culturales, sindicales y políticos. En ese contexto hace ya casi 50 años que se abrieron las puertas de la Escuela Popular de Personas Adultas de Prosperidad, La Prospe.

La Prospe nace por la inquietud de algunas jóvenes que pretenden dar respuesta a las necesidades culturales y educativas de su barrio. Posiblemente fueran mayoritarios los miembros del Ateneo Libertario del barrio, pero entre los promotores se encontraba una variada gama ideológica de personas que abarcaba desde cristianos de base hasta marxistas en todas sus variopintas corrientes. En cuanto al alumnado, a grandes rasgos, se componía mayoritariamente de mujeres del servicio doméstico, vecinas del barrio y algunos trabajadores y trabajadoras del núcleo industrial cercano.

Desde un comienzo, la Prospe optó por un funcionamiento autogestionario, y tuvo en la asamblea de todos sus integrantes el centro organizativo y decisorio de la vida escolar. Nuestra actividad se desarrolla al margen de cualquier partido político o secta religiosa.

La Escuela comenzó impartiendo cursos de alfabetización y graduado escolar. Además, organizaba cursos no reglados, actividades culturales, excursiones o foros de debate.

TxH: ¿Cuál es el presente de la Escuela Popular, es decir, qué actividades se vienen realizando y cuáles son las necesidades del barrio actualmente?

LP: Durante los años 90 el barrio sufrió una profunda transformación social, y de ser un barrio muy popular se fue transformando en un barrio de clase media, aunque aún queden importantes reductos de las antiguas casas bajitas que lo caracterizaban. Una de las consecuencias fue la casi desaparición de la demanda de graduado escolar, al tiempo que aparecía una nueva: la de castellano para personas migrantes y refugiadas, que se convirtió en la principal actividad de la Escuela hasta la actualidad. Por otra parte en esos años se inicio la experiencia de los Grupos de Aprendizaje Colectivo (GAC), cuyo fundamento pedagógico e importancia no hay espacio para desarrollaren este artículo, grupos como: Comunicación Popular, Género, Tertulias dialógicas, Colaboratorio de bicicletas Bikestein, Alternativas energéticas, Econonuestra, Ver, oír y no tragar, etc.

Pedagógicamente La Prospe es una escuela para aprender a leer en el sentido más amplio de la palabra, al modo que proponía Paulo Freire: aprender a leer es aprender a leer el mundo, y leer el mundo es comprender lo que provocan las palabras, lo que pasa antes de las palabras, lo que está detrás de ellas. Aprendemos a leer para entender la realidad, para cambiar el mundo y nuestras vidas. La revolución no es un acto puntual que se dará en un tiempo futuro; es un proceso continuo que se empieza a construir día a día, desde hoy mismo, y continuará, más allá de ese acto puntual, en un permanente proceso dialéctico de reflexión y acción. Desde luego no habrá un cambio profundo y definitivo sin una revuelta social que modifique radicalmente las estructuras sociales y las relaciones de poder, pero todos los días podemos empezar a construir, a nuestra escala, un mundo diferente que anticipe y anuncie un mundo globalmente mejor, y que nos prepare a la mayoría para esa revuelta social. Aprender es también aprender a cuestionar y reflexionar sobre nuestras formas de consumir, nuestros hábitos de vida, nuestro ocio, nuestros deseos, nuestras relaciones sociales y afectivas. Actuamos localmente para poder pensar globalmente.

Nuestro proceso pedagógico lo podríamos sintetizar en ese diagrama:

Aprendizaje -> Reflexión -> Acción transformadora

Por tanto, como no podía ser de otra forma, nuestra actividad está muy ligada a la acción e intervención social. Desde los inicios siempre hemos cooperado con numerosos colectivos y campañas: comités antiOTAN, insumisión, defensa de los espacios sociales y culturales, okupación, etc.

Además, damos alojamiento a otros grupos activistas, en general del barrio, tales como StopDesahucios de la Prospe, la PAH Madrid, un banco de alimentos, y grupos de consumos agroecológico como el BAH y la RAC.

TxH: ¿De qué manera proyectáis el futuro de la Escuela Popular y cómo imagináis que el espacio puede forjar nuevos caminos en un sentido de apoyo mutuo y empoderamiento colectivo?

LP: El planteamiento para los próximos años es seguir atendiendo las necesidades educativas y sociales del barrio. Algunas como el español y la alfabetización informática parece que permanecerán. Pero la educación crítica a lo largo de la vida no es solo para las personas más desfavorecidas cultural y económicamente. Sino a todas aquellas personas que quieren aprender críticamente sobre cualquier aspecto de la realidad. Los cambios en la estructura de nuestro barrio, en donde una parte importante son profesionales, nos están llevando a lanzar proyectos como talleres de divulgación científica, de historia social de la ciencia y del arte, etc., desarrollados como discursos antagonistas al sistema dominante.


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