Caridad vs solidaridad

11 de agosto de 2012. Fuente: Un cordobés andaluz

Dice Eduardo Galeano que la caridad es humillante porque se ejerce verticalmente de arriba a abajo, mientras que la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo. Justamente este principio es el eje central de la acción que el Sindicato Andaluz de Trabajadores/as efectuó ayer de manera simultánea en Écija y Arcos de la Frontera.

Hay quien es un caso perdido y se opone de manera tajante y clara a este tipo de actuaciones. Siendo trabajador, no accionista de una multinacional ni nada semejante, le duele en el alma que alguien se lleve un puñado de paquetes de arroz y garbanzos sin pagar del Mercadona. Se indigna ante este hecho, ignorando que él mismo es el que mañana puede verse en el paro cogiendo comida de contenedores de basura. Le conmueve la imagen de una trabajadora del supermercado que en el forcejeo recibe un pequeño empujón, pero no es la trabajadora el centro de su impulso solidario, porque si ella le conmueve, es en realidad por ser una trabajadora de un supermercado, porque cuando la persona golpeada es alguien que se resiste a ser expulsado de su casa por no pagar al banco la hipoteca, el beneficiario de su “solidaridad” es el banco, ya que considera que las cosas hay que pagarlas y que el banco tiene derecho a cobrar. En definitiva, en las cabezas de estos engendros no hay mucho que rascar. Siempre se van a poner de lado del poderoso porque es dócil y está domesticado por completo. Lógicamente estos mismos argumentos salen de políticos burgueses, de empresarios e incluso algunas veces, de antisindicatos como UGT o CCOO, que a veces parece también que están más del lado de la patronal que de los trabajadores.

Luego hay otros que están “de acuerdo con el fondo pero no con las formas”. Estos son casi peores, porque parten de la base de que estas acciones no las va a entender el pueblo, que son contraproducentes, que no sirven para nada, etc. Yo ahí no veo más que la excusa de no movilizarse de verdad. Veo una adicción a la manifestación-procesión típica con la banderita en la mano y una pancarta delante pidiendo no se qué cosa. Con paciencia habrá que explicarles que hace tiempo que ha llegado el momento de actuar, de que el pueblo se levante, de atizar los rescoldos y convertirlos en llamas, como decía una canción por ahí de esas con un mensaje que a muchos nos gustan pero que no llegamos a poner en práctica. No hay que pedir más nada, hay que exigir con hechos que la ruina que tenemos encima, tiene que suponer un castigo para sus creadores. No tenemos que pedir que arreglen los problemas de la crisis, sino arreglarlos nosotros como trabajadores. Si no podemos comprar comida, habrá que robarla. Si no podemos vivir en una casa, tendremos que ocuparla. Si no podemos trabajar, tendremos que ocupar las tierras. Esto no es más que una forma de ver las cosas, tal vez los que prefieren esperar que el PSOE arregle desde un despacho cuando vuelva a ganar las elecciones sean los que tienen razón. O quizás la tengan los que abogan por la procesión en la calle y nada más y quizás consigamos muchos objetivos desfilando por una acera con una pancarta. Yo lo dudo mucho.

Y por último están los que no estuvieron ayer en Écija o en Arcos pero estuvieron presentes de alguna manera con el apoyo posterior al Sindicato Andaluz de Trabajadores. Cuando se enteraron de lo que había pasado, corrieron a interesarse por la acción, se posicionaron a favor, y pusieron a disposición de los que estuvimos allí toda su conciencia y su apoyo. Muchos no son afiliados al SAT, pero son de los nuestros. A estos no hay que convencerlos de nada, porque saben que el único camino para avanzar es la lucha. No son pocos, y son estos a los que hay que caerles bien, son con estas personas las que hay que tener buena sintonía. También de forma organizada tienen iniciativas de acción directa, y también deben ser apoyados. Muchos de ellos, es decir, muchos de los nuestros, están hoy día en las cárceles de exterminio por ejemplo. Son los que se arriesgan a quebrantar la ley.

Volviendo al principio, esto es un acto de solidaridad aunque es algo más que eso. Esto no va en absoluto solamente de coger comida y llevarla a una ONG para que la reparta a los que están sin comer por culpa de la crisis. Eso se puede hacer de otras formas y a través de otras vías. Se puede comprar sin mucho problema, ya que el total de lo que se expropió no creo que llegue a los 1000 euros entre las dos acciones, se puede pedir hablando con los jefes de los supermercados, se pueden poner voluntarios en la puerta del supermercado a pedir como hacen muchas ONG’s o muchas fundaciones de los mismos supermercados que en un alarde de hipocresía sin límites, te paran en la puerta de su supermercado para decirte que des un paquete de arroz para mandarle a Darfur o al lugar con el conflicto que esté de moda en ese momento. En lugar de donarlo ellos, te piden que se lo compres tú a ellos para que ellos lo donen. En cualquier caso, de todas estas maneras se pueden conseguir alimentos de primera necesidad para personas necesitadas.

Pero por irónico que parezca, somos nosotros los que decimos que el fin no justifica los medios en absoluto. Nosotros lo que queríamos era además de llevar esos alimentos a su destino, denunciar una situación. Gracias a esta acción, hemos conseguido que se hable un poco menos de temas tan poco interesantes como el número de medallas que llevan los españoles que están viviendo en Londres a gastos pagados con nuestro dinero, o de perspectivas sobre la crisis tan poco pegadas al suelo como la eterna cantinela de la llamada “Prima de riesgo”. Hoy se ha hablado del hambre que se pasa en Andalucía. En redes sociales y en la calle el tema de conversación ha sido la controversia entre los que están a favor de la acción y los que no lo están con el trasfondo de la utilidad de la acción. Y como hay un hecho incontestable que es que en Andalucía hay hambre y este hecho está siendo ignorado sistemáticamente por los medios de comunicación, está claro que la acción ha servido para eso. Ese es el valor principal de la acción: Abrir los ojos de todos los andaluces.

Y no es una acción aislada. Esto va en consonancia con las ocupaciones de tierras, que también cumplen una doble función. No sólo se consigue que un puñado de jornaleros que están en Somonte y en Las Turquillas tengan un sustento mínimo con vistas a lograr un puesto de trabajo en una futura cooperativa, sino que se consigue que se hable de un problema ancestral que es principalmente andaluz. La horrible distribución de la tierra que hay.

Y poco a poco vamos moviendo a los andaluces que se van concienciando de que esto hay que cambiarlo ya de una vez, que tenemos que exigir tierra y libertad, que para eso somos andaluces. Esto no sale gratis claro, y ya hay orden de busca y captura para Juan Manuel Sánchez Gordillo. También llegarán multas a muchos de los que fuimos a Écija y a Arcos e incluso a muchos que no estuvieron ayer allí debido a la proliferación de listas negras con nombres de personas “incómodas” que se llevan el regalito de la correspondiente multa por una acción en la que muchos de los multados no estaban. Pero eso a los que somos del SAT, como somos tan cabezones y tan chulos, no nos importa demasiado, porque luego todo este riesgo y todo este esfuerzo cuajan y se convierten en joyas de la libertad como El Humoso o el pueblo entero de Marinaleda, que es nuestro modelo y la utopía que buscamos. No buscamos robar comida para poder comer, buscamos la forma de convencer a los trabajadores de que hay que luchar para conseguir ser autosuficientes. No buscamos caridad, andamos a golpe de solidaridad. De esa solidaridad que dice Eduardo Galeano.

Y con ella y por ella vamos a vencer. Ya lo creo que vamos a vencer.

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