CIE de Zapadores (València): "¿Y esto no es peor que una cárcel?"

13 de agosto de 2010.

Mapa del CIE de Zapadores elaborado por un interno.

Elvin no llora, no suspira ni siquiera se lamenta. Sólo quiere alzar la voz mientras está recluido en condiciones insalubres. “No tengo nada que perder, por eso quiero que antes que me deporten la gente sepa qué sucede aquí dentro”. Elvin Andrés Ruiz es un joven boliviano de 25 años que se ha atrevido a contar a este periódico qué está pasando en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Valencia.

Para Elvin, lo que debería ser un centro de acogida es algo peor que una cárcel. “Aquí no tenemos nada que hacer, sólo ver pasar los días y en condiciones muy malas”. Los internos critican que viven casi hacinados y sin tener apenas garantías sanitarias.

“Sólo tres letrinas, tres grifos y seis duchas: sólo eso para los más de 100 internos” cuenta. Además, la limpieza es muy escasa por lo que los urinarios son un foco de infección constante. Eso cuando pueden ir al baño, ya que durante las nueve horas en las que se encuentran encerrados en la celda no tienen acceso a las letrinas. “Méate en una botella si quieres”, les dicen los policías (¿carceleros?). Cabe recordar que en el CIE se encuentran personas recluidas por una falta administrativa (no tener papeles) y por lo general no han cometido ningún delito. Elvin explica que la policía llega a gritarles, haciendo llorar a la gente que no sabe qué va a pasar con ellos. “Los trastornos están a la orden del día, hay muchas personas que se deprimen y no intervienen nunca psicólogos ni reciben ninguna atención”.

Maltrato policial

En las tres semanas que ha pasado dentro del CIE, Elvin ha vivido varias situaciones violentas. La primera de ellas fue cuando Said, un joven marroquí, quiso quitarse la vida usando las sábanas como cuerdas, ya que tenía a su madre moribunda en Marruecos y quería ir a darle el último adiós. Los compañeros amenazaron con una huelga de hambre que acabó con la intervención de los antidisturbios y un encierro general de los internos durante casi 12 horas.

Otro caso es el de Murhi Nayea, un senegalés de 32 años que tiene una contusión en la cabeza y necesita una medicación específica que no recibe. Según Elvin, cuando se negó a salir de su habitación porque estaba muy enfermo fue encerrado durante dos días en un calabozo de dos metros cuadrados.“La tensión es constante, las condiciones son terribles, no hay espacio para atender a más de 100 personas durante 60 días” añade Elvin.

Además, los policías no avisan de cuándo se va a ejecutar la orden de expulsión, así que a los internos no tienen tiempo para avisar a sus abogados. “Simplemente entran de madrugada sin previo aviso. Sin dejarte hacer una llamada te llevan directamente al aeropuerto”.

"Sólo quiero dignidad"

Este viernes puede que se ejecute la orden de expulsión de Elvin. Probablemente llegará a Bolivia con algunas imágenes que permanecerán en su retina para siempre: aquella de cuando vio a un policía darle una patada por la espalda a su compañero Rubén o cuando un interno paquistaní fue golpeado en el pecho mientras comía por no saber español. Tampoco olvidará la imagen de esa botella que le servía de retrete en las largas noches de encierro y de sed. Eso sí, de este lado del charco dejará una denuncia que día a día fue trabajando en sus horas de encierro: midiendo habitaciones, contando las sucias letrinas y todo para que nadie más sea tratado como él: “Yo sólo quiero que se sepa esto por el sentido de la dignidad de nosotros: somos personas”.

¿Por qué lo llaman "Guantánamo español"? He aquí las razones:

  • Nueve horas encerrados sin poder salir ni al baño. Hay un total de 21 celdas que miden 4 metros de ancho y 5 de largo. En ellas se alojan hasta 8 internos en 4 literas y pasan dentro hasta 9 horas encerrados. Usan botellas como único recurso para orinar.
  • No hay agua potable. En Valencia no se recomienda beber agua del grifo y los internos no disponen de agua embotellada, sólo la reciben en las horas de la comida.
  • Sólo hay 7 urinarios para 120 personas. Se reducen a 3 cuando los internos están fuera de las celdas porque la zona se cierra. Para poder defecar no tienen W.C., sólo seis agujeros que no llegan a ser ni letrinas y que se convierten en un gran foco de infección.
  • Ven la luz dos horas al día. Salen al patio una hora por la mañana y otra por la tarde sin ningún tipo de actividad. En el patio hay tres lavarropas para el más de un centenar de internos que están allí encerrados.
  • Hay 6 duchas para 120 internos. Aunque sólo están operativas durante 1 hora y media: en ocasiones sólo sale agua hirviendo.
  • No hay atención psicológica. Incluso denuncian que no tienen atención médica de ningún tipo durante el fin de semana.
Mapa del CIE

Fuente: Tortuga


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