Un recorrido por la vida de Ramón Fernández Durán

Biografía de la coherencia

4 de octubre de 2011. Fuente: Libre Pensamiento nº 68

Parece que las inquietudes y los procesos para afrontarlas de determinadas épocas se
depositen en personas concretas, convirtiéndolas en exponentes y referentes de su tiempo.
Requiérese para ello que sus cualidades personales sen las exigidas por ese momento de la
historia, por un lado y, por otro, que ellas se le entreguen con pasión y seriedad.
Ramón Fernández Durán, por su visión amplia y certera, por su capacidad de generar relaciones
y marcos de referencia y, sobre todo, por su adecuación y entrega a lo que le venía exigido,
es, desde el ecologismo, un referente de las luchas sociales de los últimos cuarenta años.
Ido en mayo de este año, nos queda su vida entera. Nos queda también su última obra,
“Quiebra del capitalismo global”, un intento de salirle al paso al futuro, entrevisto certera y
valientemente, tanto desde el análisis como desde las intuiciones y convicciones emanadas
de su dedicación a los movimientos sociales.

Luis González Reyes - Miembro de Ecologistas en Acción

Ramón Fernández Durán es un referente indiscutible
del movimiento ecologista, de los movimientos sociales y
de la izquierda emancipadora. Y no lo es únicamente por
su producción intelectual, ni por su labor de articulación
de luchas y tejido de puentes entre los distintos mundos
de la izquierda. Lo es sobre todo por su ejemplo de coherencia,
de cómo hacer personal lo político.
Así, Ramón ha impulsado varias experiencias comunitarias.
Las primeras fueron breves en Reina Victoria y
San Blas, pero la siguiente fue mucho más fructífera, en
la peculiar casa de Barquillo, que ya no abandonaría. Además,
también estuvieron La Maloca y Pelegrina, dos lugares
en los que compartiría y construiría sueños. En esta
misma lógica se colocaría la “Tertulia del los miércoles”,
una veterana experiencia de discusión política con más
de 25 años.

Pero, probablemente, su experiencia comunitaria más
rica es la que entrelaza con sus familias. La de sangre,
en la que sirve de cemento y contraste de mundos muy
distintos. La de los movimientos sociales, y en concreto
el ecologista, donde nos mimó con ánimos continuos. Y,
sobre todo, la que entrelaza con Ana Hernando.
En 1970 viajará a EEUU con una beca de estudios como
ingeniero de caminos. Este viaje le permitirá conocer las
movilizaciones contra la Guerra de Vietnam, pero también
la situación de las urbes estadounidenses, con una creciente
desestructuración y segregación económica.

En 1971 empezaría a trabajar en la COPLACO (Comisión
de Planeamiento y Coordinación del Área Metropolitana
de Madrid), donde estaría hasta 1987. Desde ese escenario
actuaría profesionalmente en el área urbanística,
conociendo en profundidad la expansión de la metrópolis capitalina y el papel que en ella juega el transporte
motorizado. Tras dejar la COPLACO, un espacio en el que
Ramón se encontró especialmente cómodo en sus primeros
años, pasa por distintos espacios de la administración
madrileña con poca convicción, pero contribuyendo
a poner en marcha los primeros huertos de ocio de la
Comunidad de Madrid. Finalmente en 1992 deja la seguridad
del funcionario para dedicarse a tiempo completo
al activismo.

Luchar y pensar, vivir

A la vuelta de EEUU Ramón empieza su activismo político
más comprometido. Lo hace en movimientos barriales
de la autonomía (o proto-autonomía) madrileña en
Vallekas y luego en San Blas. Su interés por el movimiento
autónomo le lleva a Berlín en varias ocasiones. De
ahí surge “El Movimiento Alternativo en la RFA. El caso
de Berlín” (La Idea, 1985), el primero de sus títulos con
influencia en los movimientos sociales. El texto se convertiría
en una referencia para la autonomía española y
adelantaría lo que serían sus libros: textos de cabecera
para los movimientos sociales en sus luchas.
Aunque nunca dejó sus vínculos con el movimiento
autónomo, muy especialmente con el de la okupación
madrileña, en los ochenta Ramón entra en AEDENAT y dirige
su militancia hacia el ecologismo.

Como parte de AEDENAT es una de las personas fundamentales
en el Movimiento Anti-OTAN, el cual consigue
forzar un referéndum en 1986 sobre el ingreso del Estado
español en la organización militar que pierde con mucha
dignidad. Sin duda este fue uno de los movimientos más
importantes de los que forma parte Ramón, que luego
tendría una cierta continuidad con la Insumisión.
El siguiente hito significará el germen del futuro movimiento
anti-globalización español: la campaña “Desenmascaremos
el 92. 500 años de resistencia indígena y
popular”. Si bien el impacto social de esta movilización
fue muy limitado, las redes que se tejieron en él serían básicas en los años sucesivos.

En 1993 Ramón publica “La explosión del desorden.
La metrópolis como espacio de la crisis global” (Fundamentos,
1993). Este texto plasma todo el trabajo sobre la
ciudad que venía realizando durante años. Pero es mucho
más que eso, sitúa la metrópolis en el entorno económico
y social global añadiendo los impactos ambientales que
conlleva. Sin duda es uno de los primeros textos a nivel
internacional que habla el lenguaje del movimiento antiglobalización,
un lenguaje de interrelaciones complejas
sociales, ambientales y económicas, y que señala al
capitalismo como el causante último de la situación. Un
lenguaje que además dibuja salidas, aunque este último
aspecto no ha sido el más desarrollado por Ramón. Este
libro fue su primer gran texto.

De este modo, cuando en 1994 se celebra en Madrid el
50 aniversario del FMI y el BM, los movimientos sociales ya
tienen marcos teóricos de referencia y redes tejidas en
campañas anteriores. Esto propicia que Madrid sea uno
de los primeros escenarios mundiales de la contestación
a las políticas del BM y el FMI con la campaña “¡50 años
bastan!” y el foro “Las otras voces del planeta”. Estamos
hablando de un potente foro alternativo con fuerte presencia
internacional, acompañado de acciones directas
y una gran movilización. El papel que Ramón desempeña
en la campaña es de bisagra entre distintos mundos y de
motor teórico, lo que es un continuo en su vida política.
Ese enero se había alzado el EZLN.

El año siguiente la Presidencia de la UE recae en el
Estado español. En un contexto en el que la UE representaba
la modernidad y la democracia, incluso para una
parte importante de la izquierda, se organiza el foro “La
otra cara del proyecto europeo” y la campaña “Contra la
Europa del Capital”. Esta campaña recoge a los colectivos
más radicales que formaron las respuestas a las instituciones
de Bretton Woods del año anterior y pone por
primera vez en tela de juicio el papel de la UE. La base
de la crítica al modelo europeo quedaría plasmada al año siguiente en “Contra la Europa del capital y la globalización
económica” (Talasa, 1996).
De esta campaña nació el “Movimiento contra la Europa
de Maastricht y la Globalización económica”, que fue
la coordinadora que realizó la transición entre las movilizaciones
del 1994/95 y las que eclosionarían en 2000.

En estos años se realizó un “Encuentro intergaláctico”
zapatista en el Estado español, nacería el Rompamos
el Silencio madrileño, tendría lugar la ILP sobre las 35
horas, se realizarían las contracumbres de Ámsterdam
(1997) y Colonia (1999) contra la UE, o nacería la Acción
Global del los Pueblos como coordinadora anti-globalización
internacional. En todos estos eventos, AEDENAT
(luego Ecologistas en Acción), con el impulso de Ramón,
jugó un papel fundamental, junto a otros colectivos como
Baladre, CGT o el CAES.

Ramón también mantiene un papel importante en
AEDENAT. Esta organización es una de las impulsoras de la
formación de Ecologistas en Acción en 1998, que buscaba
aglutinar a multitud de colectivos que estaban trabajando
en el ámbito de la ecología bajo el mismo nombre. Ramón
no está entre quienes ven claro el proceso y aboga por la
necesidad de profundizar más los debates antes de dar el
salto. Sin embargo las decisiones al final son más rápidasde lo que Ramón y otr@s considerábamos adecuado. A día
de hoy, visto el acierto en la conformación de Ecologistas
en Acción, queda patente que esta no fue la ocasión en la
que tuvimos el olfato político más ajustado.

Los primeros años de Ecologistas en Acción son de tensiones
internas entre los sectores más “conservacionistas”
y los más “radicales”. Ramón, enmarcándose entre
los “radicales”, termina siendo uno de los elementos claves
en la pacificación interna y al final se convierte en
referente de toda la organización, al tiempo que incorpora
en su discurso una parte de los planteamientos de sus
compañer@s más “conservacionistas”.

A finales del año 2000, en Seattle, la cumbre de la
OMC es bloqueada por potentes acciones de desobediencia
civil. Es el momento del surgimiento mediático
y masivo del movimiento anti-globalización. Los ecos de
esta hazaña llegan rápidamente a estos territorios en los
que se conforman los Movimientos de Resistencia Global
(MRG) y la Red Ciudadana por la Abolición de la Deuda
Externa (RCADE), que surgen al calor de las movilizaciones
de Praga contra el BM y el FMI (2000), de la consulta
social sobre la deuda externa (2000) y de la fallida
reunión del BM en Barcelona (2001). Era el momento de
disolver, como con tino defendió Ramón, el Movimiento Anti-Maastricht, pues ya tenía una prolífica descendencia.

En estos años la figura pública de Ramón se proyecta
y se convierte en persona de referencia en foros y actos
estatales e internacionales.
Y con este nuevo ciclo de movilizaciones aparece un
nuevo libro, en este caso en colaboración con Miren Etxezarreta
y Manolo Sáez: “Globalización capitalista. Luchas
y resistencias” (Virus, 2001). En él Ramón sitúa al movimiento
anti-globalización en el contexto de las luchas
sociales del siglo XX, dando la perspectiva histórica del
proceso, sin lugar a dudas uno de sus puntos fuertes. Además,
con este libro inicia la colaboración con Virus, que ya
no abandonaría.
En 2001 el ciclo de luchas tiene un punto importante
de inflexión con la brutal represión de Génova. Sin embargo,
la capacidad de movilización se mantendría fuerte y
creciente el año siguiente, durante una nueva Presidencia
española de la UE.

Es en ese momento cuando todo el trabajo
al que había contribuido Ramón de crítica al modelo
europeo eclosiona con potentísimas movilizaciones.
En 2003 saca otro de sus libros clave: “Capitalismo
(financiero) global y guerra permanente. El dólar, Wall
Street y la guerra contra Irak” (Virus, 2003). Este texto
explica de forma comprensible la economía financiera y
focaliza en ella gran parte de lo que estaba ocurriendo en
el mundo. Pone sobre la mesa de los movimientos sociales
la importancia del Régimen Dólar – Wall Street para
entender fenómenos como la guerra de Afganistán o de
Irak. Y este libro, nuevamente, se enlaza con las movilizaciones
del momento, las del “No a la guerra”.

En este mismo año el cáncer ataca por primera vez a
Ramón, consigue superarlo después de una operación y
un duro tratamiento, aunque ya nunca volvió a recuperar
el tono físico.

Llegamos a 2005, en un entorno de nuevo reflujo de
la movilización social se celebra el referéndum de la
Constitución Europea, una excelente oportunidad para volver a lanzar el virus de la reflexión crítica con la UE,
por ello Ramón escribe “Europa superpotencia. Una
aportación al debate sobre el futuro Proyecto Europeo
y las resistencias que suscita” (Virus, 2005). Este libro
es el heredero de “Contra la Europa del Capital”, pero su
mayor repercusión la tendría en América Latina, donde
se reeditaría. Allí, de la mano de gentes de Baladre y del
Transnational Institut (TNI), cumple un papel importante
en desenmascarar la cara amable que presenta la UE
frente a EEUU.

Este es un momento de inflexión en la vida de Ramón,
en el que profundiza la tendencia a irse centrando más
en el trabajo intelectual y limitar la participación activa
en articular movilizaciones sociales y en eventos públicos.
Sin embargo permanece activo en las labores más
invisibles, como hacer turnos de barra, pegar carteles o
sostener pancartas. El único espacio de militancia que
mantiene, fuera de labores internas en Ecologistas en
Acción, es la participación en la red “Por las libertades
y el diálogo” que impulsa una salida al conflicto vasco.
En este entorno es donde publica “Entre la espada del
Estado y la pared de ETA” (2007).

Y fruto de centrarse más en la escritura, los libros
se suceden. “El tsunami urbanizador español y mundial”
(Virus, 2006) analiza la burbuja urbanística española en
el contexto financiero internacional, sin quitar la mirada
de sus impactos sociales y ambientales. Nuevamente es
un libro que termina iluminando las movilizaciones contra
el urbanismo como “Murcia no se vende” o “Málaga no
se vende”, pero que también tienen conexiones con las
impulsadas por la “Plataforma por una Vivienda Digna” o
“V de Vivienda”.
Es en este momento cuando Ramón decide centrase en
El Libro, que sería su obra cumbre y recogería la historia
de la humanidad en clave energética y desde un punto de
vista de las luchas por la justicia, la solidaridad, la libertad
y la sostenibilidad. El Libro constará de dos volúmenes.

El primero analizará la evolución de la humanidad hasta el momento de su
mayor crisis civilizatoria,
al final
del siglo XX, cuyo
desarrollo, proyectándose
hacia
el futuro, sería el
segundo volumen.
Ramón ya ha venido
publicando distintas
partes de esta
obra. La primera fue
“El crepúsculo de la
era trágica del petróleo.
Pico del oro negro
y colapso financiero
(y ecológico) mundial”
(Virus, 2008). Nuevamente
un material concebido
para fortalecer
las luchas, no en vano vio
la luz mientras en Madrid
se organizaba el “Encuentro
Social de Alternativas
al Petroleo” en respuesta al
Congreso Petrolero Mundial.
En el texto Ramón aborda los
impactos de los picos de los
combustibles fósiles y, más en concreto, del petróleo.
Todo ello apuntando hacia el decrecimiento justo y sostenible
como la única salida posible a la crisis.

En un ritmo imparable publica “Un planeta de metrópolis
(en crisis). Explosión urbana y del transporte motorizado,
gracias al petróleo” (Libros en Acción, Baladre,
Zambra y CGT, 2009). El marco de referencia es el vuelco
que supone que ya la mayoría de la población mundial
viva en ciudades a costa de un ingente gasto energético
y una insostenible movilidad motorizada. Ramón retoma y
actualiza aquí muchas de sus tesis ya presentadas en “La
explosión del desorden”.
“Tercera piel. Sociedad de la imagen y conquista del
alma” (Libros en Acción, Baladre, Virus, 2010) analiza los
mecanismos de los que se sirve el poder para “conquistar
el alma” social, para aglutinar mayorías que lo hagan
posible. Además, en el libro vuelve a abordar la energía y
desmonta el mito de la desmaterialización de la economía
de la información.

“El Estado y la conflictividad
político-social en
el siglo XX. Claves para
entender la crisis en
el siglo XX” (Libros en
Acción, Virus, 2010) recoge
uno de sus puntos
fuertes, el análisis histórico
desde una perspectiva
poliédrica. Nuevamente
la historia
político-social corre
en paralelo a la energética
en el análisis
ramoniano: los grandes
cambios en el
Estado (y las luchas
sociales acopladas)
se realizan con los
saltos de mayor
acceso a fuentes
energéticas.
La penúltima
pieza de El Libro
que ve la luz es
“El Antropoceno:
la crisis ecológica se hace
mundial. La expansión del capitalismo global choca con la
Biosfera” (Libros en Acción, Virus, 2011). Ramón dibuja una
nueva etapa geológica marcada por la acción humana a
través de la descripción de la crisis ambiental sin precedentes
a la que el ser humano, a través del capitalismo,
ha sometido al planeta y que marcará inevitablemente los
próximos siglos de la humanidad.

La quiebra del capitalismo global

Finalmente “La quiebra del capitalismo global 2000-
2030. Preparándose para el inicio del colapso de la civilización
industrial” (Libros en Acción, Baladre y Virus,
2011) supone su testamento político y, a la vez, el resumen
del segundo tomo de El Libro. La obra pretende prepararnos
para el comienzo del colapso de la Civilización
Industrial. Un colapso que va a llegar como consecuencia
de la crisis global y multidimensional que vivimos, caracterizada
por el caos sistémico, la ruina ecológica y las
guerras por los recursos. El inicio del fin de la energía
fósil está en el corazón de esta crisis, que acarreará una
ruptura histórica total. La quiebra del capitalismo global en el periodo 2000-2030 es el primer paso del largo
colapso de la Civilización Industrial, que seguramente
durará dos o tres siglos.

Vivimos una situación nunca antes conocida por la
humanidad: encontrarnos en un planeta saturado. Es
decir, un planeta en el que los sumideros, los basureros,
están crecientemente sobreexplotados pero, especialmente,
varios recursos estratégicos se encuentran en
una situación límite. Entre ellos destaca el pico de los
distintos combustibles fósiles. Todo esto alentado por la
crisis de los cuidados en las sociedades centrales.
La historia del capitalismo se sostiene en el consumo
creciente y añadido de las distintas fuentes energéticas.
Sin embargo, la llegada del pico del petróleo, al que seguirá
a corta distancia el del gas y, a continuación, como muy
tarde en 2030, el del carbón, quebrará inevitablemente
esta deriva.

La conjunción de los tres picos de combustibles
disparará sus precios. Ya no van a existir fuentes
energéticas baratas, asequibles y con alto poder calorífico
en cantidades crecientes, como hasta ahora. Sin
ellas el comercio mundializado es imposible y el sistema
de traspaso de la información a nivel global, también. Es
más, sin estas fuentes, el crecimiento continuado, sobre
el que se basa el capitalismo, no se va a poder sostener.
Por ejemplo, sin crecimiento es imposible que se mantenga
una economía financiera basada en el crédito, entre
otras cosas porque la confianza se derrumbará.

Este
derrumbe vendrá por la drástica disminución de expectativas
de devolución de los créditos, pero también por
la imposibilidad de mantener el complejo militar de EEUU
con cada vez menos energía disponible, complejo que
está en la base de su hegemonía. Es decir, que la quiebra
del capitalismo global llegará en conjunción con el fin de
EEUU como potencia hegemónica y la caída definitiva de
la burbuja financiera.
Así el elemento clave del fin del capitalismo globalizado
no va a ser la contradicción capital-trabajo, sobre la
que se han articulado la mayoría de movimientos sociales históricamente, sino los límites ambientales de nuestro
planeta. Esto tiene implicaciones estratégicas de profundo
calado.
Distintas sociedades humanas ya se han enfrentado a
los límites de los recursos de sus territorios. En todos los
casos el final ha sido un colapso alentado por las élites
gobernantes.

En este momento la situación no es distinta.
Buen ejemplo de ello es la apuesta por la tecnología para
“superar” la crisis ambiental, que está dilapidando los
pocos recursos que quedan (energéticos, económicos...)
en continuar el ritmo creciente de explotación de la naturaleza,
profundizando doblemente con ello en la crisis
ambiental. Sin duda este es otro tema central de discusión
que Ramón nos propone: nuestro posicionamiento
respecto a la tecnología.

Sin embargo, el final del capitalismo global no es el
final del capitalismo. El escenario futuro más probable
pasa por la emergencia de distintos capitalismos regionales
crecientemente despóticos que estarán en guerra
entre sí por el control de los escasos recursos.
¿Y después del 2030? Posiblemente tendremos dos
grandes escenarios que convivirán: uno caracterizado por
el colapso caótico, brusco y brutal; el otro por un decrecimiento
justo y sostenible.

En este contexto, el panorama mundial de los movimientos
sociales, hasta el 2030, probablemente esté
caracterizado por la incapacidad de crear alternativas
reales potentes y de resistir la presión despótica de las
élites. Esto se debe, entre otras cosas, a que no existe
una estrategia clara ni conjunta. Una posible excepción,
pero débil para el nivel de agresiones socioambientales
que estamos sufriendo, es el movimiento por la justicia
ambiental. ¿Tendremos capacidad de alterar esta dinámica?,
¿significa el 15-M un cambio de inflexión duradero?
En este contexto intervendrán las diferencias generacionales.

Quienes están ahora al principio de la edad adulta
serán quienes se lleven la mayor bofetada y tendrán que apañárselas partiendo ya de una situación de precariedad.
Posiblemente habrá importantes tensiones entre quienes
aún disfrutan de la época de mayor despilfarro de la historia
y quienes tienen que apretarse cada vez más el cinturón.
Todo ello aderezado de potentes corrientes migratorias
y de un aumento de las posiciones patriarcales.
Estamos en una situación revolucionaria sin sujeto
revolucionario estructurado, sin capacidad de resistencia
acorde con los desafíos. Esto dibuja la posibilidad del
nacimiento, lo que ya es una realidad, de nuevos fascismos
que dificulten aún más el desarrollo de movimientos
sociales emancipadores.

Ante esto, tendremos que dilucidar dónde centrar las
fuerzas, si en el tejido de semillas alternativas, o en el
mantenimiento de los espacios mínimamente democráticos,
lo que incluiría discutir la necesidad de la defensa del
estado “democrático”, con todas las contradicciones que
ello conlleva. Una decisión que en cualquier caso necesitará
mantener el equilibrio entre ambos aspectos, tal vez
potenciando la creación de semillas.

Por ello, de cara al futuro próximo, el conflicto está
servido. En el contexto de debilidad en el que estamos,
igual una estrategia interesante sería una “resistencia
nocturna”, en la que solo enfrentemos abiertamente al
poder cuando tengamos la suficiente fuerza para ello. Algo
así como lo que hicieron l@s zapatistas durante 10 años
antes de salir a la luz pública.

Pero... ¿cómo hacemos esto?
Los escenarios futuros también abren nuevas oportunidades.
Una de ellas tiene mucho que ver con este libro
de Ramón: es nuestra capacidad de mirar a la cara al futuro
lo que nos facilitará articular mayorías. Además, en la
medida en que porcentajes mayores de la sociedad sean
capaces de imaginar la catástrofe, la movilización aumentará.
Mirar sin edulcoraciones al futuro motivará a evitar
que ocurra.

Por otra parte, la descomposición del capitalismo global
traerá asociada una incapacidad creciente de mantener
las cotas de privatización que vivimos. Esto permitirá
que se abran camino distintos tipos de socialización basados
en lo colectivo. En este mismo sentido, en un escenario
duro, la supervivencia pasará cada vez más por la
capacidad de recuperación del nosotr@s frente al yo, lo
que dibuja nuevas oportunidades.

Para hacer posible todo ello será imprescindible la
creación de símbolos nuevos que destronen a los actuales.
La construcción de estos símbolos deberá tener un fuerte
anclaje emocional. De lo que se trata en definitiva es de
conseguir la masa crítica para que se produzcan cambios
hacia sociedades justas y sostenibles, entendiendo que los
cambios suelen venir impulsados por sinergias colectivas
a partir de una masa crítica. El legado político, analítico y,
sobre todo, humano de Ramón, sin duda es ya un elemento
que conforma esos nuevos símbolos que generarán las
sinergias que necesitamos.


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