The Angry Brigade - La Brigada de la Cólera (1967-1984)

Todos moriremos ... pero el enemigo primero

5 de diciembre de 2008.

L@s ocho militantes libertari@s enjuiciad@s en el Old Bailey (Audiencia
Nacional) en 1972, quienes fueron elegid@s por el Estado británico para ser I@s "conspirador@s" de la Angry Brigade (Brigada de la Cólera), tuvieron que hacer
frente no sólo al enemigo de clase con todos sus instrumentos de represión, sino
también a la tozudez y la incomprensión - cuando no la condena - de la izquierda
organizada.

Descrit@s como "loc@s", "terroristas", ’aventurer@s’, o en el mejor de los casos autor@s de "gestos de una desesperación inquietante", la Angry Brigade fue condenada sin el mínimo intento de analizar sus acciones, o comprender lo que significaban en el contexto general de la lucha de clases de la época.

Jean Weir

Los medios
utilizados para justificar esto eran simples: definiendo las acciones de la Angry
Brigade como "terroristas", y equiparándolas a "individualistas", las
organizaciones del movimiento -cuya tendencia es la de ver la relación entre
individu@ y masa como algo en contraste - las excluyeron sencillamente de sus
preocupaciones. Lo que es extraño, esta actitud no se limitaba a la izquierda
amplia, sino que era predominante dentro del movimiento anarquista, donde
todavía hoy existe una tendencia a ignorar el papel del individu@ dentro de las
masas, y el papel del grupo específico dentro del movimiento de masas. Cuando
surge la cuestión, normalmente es en forma de una condena absoluta, Por ejemplo,
en un artículo titulado "Terrorism" (sic) podemos leer: "Si unas pocas personas se
encargan de emprender la "’Lucha Armada", esto implica para nosotr@s, aparte
de la usual hostilidad pública, el acoso policial, detenciones y campañas públicas de
defensa, la perdida de todas nuestras lecciones, avances y fuerzas." (Class War,
Guerra de Clases, una federación anarquista en Gran Bretaña).

Los problemas a los cuales tuvieron que hacer frente I@s compañer@s de la
Angry Brigade eran parecidos a los de otros grupos activos de la época que habían
rechazado los limites de la lucha trazados por el Estado - los llamados limites de la
legalidad, más allá de los cuales se desencadena el mecanismo represivo - y que
habían cogido como sus puntos de referencia el nivel de la lucha de masas. Esta
decisión desafiaba la definición del Estado de los confines de la lucha. También
desafiaba los limites impuestos por el movimiento obrero oficial y las
organizaciones extraparlamentarias, incluido el movimiento anarquista. El
Symbionese Liberation Army (Ejército Simbiótico de liberación. Grupo armado
revolucionario de EEUU, dedicado a la lucha anti-imperialísta y por la liberación
negra) en EE UU, la RAF en Alemania, la primera de las Brigadas Rojas en Italia,
fueron todos ellos aislados por las organizaciones "revolucionarias", condenados
como agitador@s, provocador@s, terroristas individualistas que amenazaban el
crecimiento del movimiento de masas.

Sobre la actitud hacia el SLA, Martin Sastre escribiría en EE UU: "La denuncia
del SLA por la prensa del movimiento es indistinguible de la de la clase dominante.
Cada organización de izquierda parece estar compitiendo con las demás por su
legitimidad denunciando al SLA... Brilla por su ausencia cualquier discusión
acerca del papel de la lucha armada. La violencia revolucionaria se ve como algo
repulsivo que debe ser esquivado. La prensa del movimiento de izquierdas nos
haría creer que para derrocar la criminal clase dominante simplemente tenemos
que organizar movimientos de masas, manifestaciones de protesta y repetir
esloganes revolucionarios."

Cierto periódico de este país - el Red Mole (topo rojo) troskista - se distinguió
llamando a la solidaridad- con I@s compañer@s acusad@s en el iuicio de la Angry
Brigade, Con la siguiente reserva: "No vale de nada que la izquierda organizada
critique la política de la Angry Brilgade si no reconocemos a la vez por que
much@s camaradas potencialmente muy buen@s, rechazan las diferentes
organizaciones leninistas, y de hecho recurren a tirar bombas - hasta que son
detenid@s -, en sí una opción fácil que no afronta el problema de como ayudar a
cambiar la comprensión política de millones de personas." Bastante comprensible
visto el programa leninista. Pero, ¿desde la perspectiva anarquista? Podemos leer
en la portada de un numero bastante reciente de Freedom (libertad -revista
anarquista inglesa-), "Hasta la campaña de atentados llevada a cabo por la Angry
Brigade que fue técnicamente brillante... no logró absolutamente nada porqué, en
directa contradicción con sus ideales declarados, intentaban actuar como una
vanguardia de élite, dejando a la gente normal y corriente como espectadores
pasiv@s de sus acciones. Lejos de provocar un "despertar de las masas", conllevó
un temor del anarquismo y de las ideas anarquistas que ha contribuido
considerablemente a nuestra impotencia actual."

Como podemos ver, la viejo preocupación persiste: proteger el movimiento
(especialmente el movimiento anarquista) de I@s "aventurer@s".
No obstante el movimiento de I@s explotad@s no es ni nunca ha sido una masa
monolítica, actuando a la vez con el mismo nivel de conciencia. la lucha contra el
capital se ha caracterizado desde el principio por una dicotomía: por una parte el
movimiento obrero oficial, con sus distintas organizaciones - partidos, sindicatos,
etc, canalizando la disidencia hacia una forma manejable de mediación
cuantitativa con los patrones; por la otra, el movimiento a menudo menos visible
de I@s "incontrolables", que surgen cada cierto tiempo en formas organizativas
explícitas, y que suelen permanecen en el anonimato, respondiendo a nivel
individual mediante el sabotaje, la expropiación, ataques contra la propiedad, etc,
con la lógica irrecuperable de la insurrección. No hay una línea de división nítida o
fija entre los dos movimientos. Muchas veces se afectan mutuamente, el impulso
desde las bases que obliga a las grandes organizaciones oficiales a tomar una
dirección determinada, o al contrario, cuando éstas frenan las luchas autónomas.
Much@s de aquell@s que forman la masa de afiliad@s de los sindicatos, están
tambien activ@s en formas de lucha extrasindicales (y por definición extra-
legales). Cada parte, sin embargo, tiene su tradición propia: por un lado la de
venderse y pactar, grandes victorias que son verdaderas derrotas sobre las
espaldas de I@s obrer@s; por otro, una tradición de acción directa, disturbios,
insurrecciones organizadas o acciones individuales que todas juntas forman parte
de la sociedad futura que tod@s deseamos, y sin las cuales no sería más que un
sueño utópico.

Una breve mirada al desarrollo de la lucha en este país demuestra claramente esta
dualidad. El movimiento anti-capitalista organizado tal como hoy lo conocemos
empezó a tomar forma a principios del siglo diecinueve. A diferencia de los demás
países capitalistas europeos en vías de desarrollo en esta época, sólo había una
reducida influencia comunista tanto a nivel de organización como de ideología. El
tradicional anti-intelectualismo y "sentido común’ británico eran quizás
fundamentales para una forma mas pragmática de organización, que se plasmó en
los sindicatos. Estos fueron reformistas desde el principio, aunque a veces, a través
de la presión de las bases, algunos conocieron momentos insurreccionales. Sin
embargo los cambios que proponían los sindicatos eran normalmente concebidos
para ser realizados utilizando métodos no-violentos dentro de los límites
constitucionales.

Entre los primeros movimientos obreros el más importante numéricamente fue el
Chartista, que empezó cerca de 1838. Reconocido como el primer movimiento de
masas, la primera demanda Chartista recogía un millón y medio de firmas. Esto,
claro está, no es una valoración cualitativa de activistas. Hasta este movimiento fue
marcado por dos corrientes opuestas: por un lado aquell@s que predicaban la no-
violencia y el camino constitucional al sufragio universal como solución; por el
otro, I@s que hablaban de rebelión y acción directa armada (y la llevaban a cabo).
Estas tendencias diferentes eran la llamada "fuerza moral" y la "fuerza física". Se
vinculaban a la división entre comerciantes y obrer@s sin formación, y nunca
fueron reconciliadas, lo que quizás explique la poca duración del movimiento.
Previamente y durante este periodo también surgieron formas de revuelta
autónoma, como la de much@s artesan@s de la industria Textil quienes, bajo la
amenaza de perder el empleo o ser reducid@s a peones no-especializad@s, se
organizaron en grupos armados. El más significativo de estos movimientos
insurreccionales fue el llamado Luddísmo, que se dió entre 1 810-1 820. Durante
este periodo una cantidad inmensa de propiedades fue destruida, incluido un
numero enorme de marcos de textil rediseñados para producir artículos inferiores
y burdos. L@s Luddistas, cuyo nombre provenía de Ned Ludd, que la emprendió a
mazazos con los marcos a su alcance, se organizaron a nivel local y incluso federal
con una gran coordinación, y a pesar de los grandes despliegues de soldados sobre
todo en West Riding y en el Yorkshire donde el movimiento era más fuerte, se
estuvo a un paso de la insurrección generalizada en más de una ocasión. Como
John Zerzan indica (en su libro la Creación y sus Enemigos: "la Revuelta Contra
el Trabajo" Mutualist Books), esto no era un arrebato desesperado de obrer@s
que no tuvieran ninguna otra vía de escape, pues existía una larga tradición de
sindicalismo entre I@s trabajador@s de textil y otr@s durante y antes de las
sublevaciones Luddistas.

A principios de los 1 830 les tocó a I@s jornaler@s campesin@s, convertid@s en
temporales, organizarse en el "eiercito" del Captain Swing, una figura mítica
adoptada como símbolo de I@s temporales que quemaban los montones de paja y
los graneros, amenazando a sus opresores -fueran estos granjeros, párrocos o
magistrados- con el mismo destino. Donde I@s Luddistas eran extremadamente
organizad@s, a I@s del Swing les faltó la discreción. Diecinueve de ell@s fueron
ahorcad@s (dieciséis por provocar incendios), 644 encarcelad@s, y 481
deportad@s a Australia.

Con el desarrollo inevitable de las fuerzas de represión en forma de policía y
ejercito, vemos el desarrollo de los sindicatos como un intento de instaurar el
orden desde dentro del mismo ámbito laboral. Por su división por industrias y
entre trabajador@s especializad@s y no-especialízad@s, tuvieron el efecto no solo
de controlar pero también de fragmentar la lucha y esparcirla sobre estas
divisiones artificiales. En 1910 había más de 50 sindicatos solo en la industria de
ingeniería. El movimiento revolucionario que se desarrolló posteriormente empezó
en parte como destrucción de las viejas formas de organización.
Se desarrollaron tres movimientos importantes. El movimiento sindicalista
evolucionaría bajo la influencia francesa; I@s sindicalistas industriales (Industrial
Workers of the World, IWW) desde EEUU, y el movimiento de los representantes
sindicales, que fue particularmente activo en’el Clydeside en Escocia. Lucharon
por el control de la industria por I@s trabajador@s y contra el fracaso de los
sindicatos ortodoxos y el parlamentarismo de izquierdas, que no había conseguido
mejoras en las condiciones de trabajo. Pero estos movimientos, aunque fuertes a
nivel local, y capaces de organizar importantes huelgas y revueltas, nunca
traspasaron los límites de las industrias de ingeniería y transportes y las minas.
Los años de guerra vieron un pacto entre sindicatos y gobierno. Ambos se
combinaron para inculcar por la fuerza un sentido de patriotismo entre I@s
trabajador@s y así prepararl@s para la gran masacre que se les venía encima. Las
huelgas se ilegalizaron como resultado de este pacto, lo que demuestra que la
frontera entre la legalidad y la ilegalidad es un instrumento moldeable en manos
del poder. No tod@s fueron voluntariamente a la carnicería, y las muchas
deserciones y motines que fueron reprimidos salvajemente todavía forman parte
de la historia no escrita del proletariado.

El Partido Comunista, formado en 1920 durante la depresión de la posguerra, era
autoritario y centralizado. Aunque nunca tuvo el apoyo que sí tuvieron sus
hom6logos continentales ejerció, no obstante su función de policía en las luchas en
marcha. Por ejemplo se introdujo en las luchas de I@s parad@s, I@s cuales
estaban organizadas en grupos locales que expropiaban comida, ocupaban casas
etc, y las canalizaron en reivindicaciones reformistas sobre el Estado y grandes
manifestaciones como las marchas de hambre de Jarrow.

la Huelga General fue emblema del contraste entre las masas de trabajador@s y
los sindicatos y partidos que alegaban representarl@s.
Sin embargo, con la recuperación económica y el desarrollo de la industria pesada,
las principales energías de I@s explotad@s se concentraron en el lugar de trabajo,
ahora el único donde se encontraban junt@s. El movimiento de I@s
representantes sindicales resucitó en los años cincuenta y sesenta, los llamados
años del "boom". Pero, aunque más cercano a la base de I@s trabajador@s,
fragmentó el área de lucha aún más que los sindicatos orientados hacia industrias
únicas. La creciente división del trabajo causó un aumento de las divisiones en la
lucha, con el resultado de que la solidaridad entre los diferentes sectores era
limitada, incluso entre trabajador@s de la misma fábrica.
Mientras que los sindicatos colaboraban con los patrones para desarrollar la
industria, las bases crearon diferentes e incontrolables formas de lucha como las
huelgas de mínimos, huelgas salvajes, encierros,etc. Por ejemplo, de las 421
huelgas en los muelles a principios de los sesenta, 410 eran no-oficiales. Est@s
mism@s trabajador@s ya habían vivido la toma de los muelles por las tropa bajo
un gobierno laborista, y oficiales del TGWU (Sindicato General de Trabajador@s
de Transporte) testificando contra sus propi@s miembr@s diez años antes.
La aceleración en la automatizaci6n, el ritmo de trabajo, y la alienación, sobre
todo en la industria de automóviles que se desarrollaba rápidamente, crearon
luchas que iban en contra de la ética de trabajo de sindicatos y untas directivas.
Contra los pactos y las negociaciones, I@s trabajador@s de automóviles y
portuarias en particular llevaban a cabo sabotajes en las líneas de montaje,
huelgas salvajes y ocupaciones. A veces lograron empujar sus organizaciones de
"defensa" hasta situaciones de ataque y a través de las fronteras sectoriales y las
diferencias según industrias, a las cuales habían sido alistad@s por la fuerza. Pero
el economicismo de los sindicatos era Una de las armas más fuertes del capital, En
una época en la cual disturbios industriales y hasta insurrecciones se extendían por
todo Europa, cada una empezando desde una minoría con sus propios objetivos y
extendiéndose a otras categorías de trabajador@s en la misma industria, luego
más allá, mediante piquetes, comités y asambleas de trabajador@s, etc, los
sindicatos eran los únicos órganos capaces de negociar con las juntas directivas y
conseguir que I@s trabajador@s volvieran al trabajo bajo grandes lemas de
unidad.

Este dualismo en el movimiento obrero entre elementos de la base luchando
directa y espontáneamente dentro de una situación económica específica, y I@s
representantes de la política nacional del movimiento obrero oficial, siempre
dispuest@s a frenar y formalizar las luchas (por ejemplo boikots, huelgas y incluso
"huelgas de celo"), convirtiéndolas en instrumentos de negociación con las
industrias, siempre ha existido. Pero no todas las acciones de la base pueden ser
instrumentalizadas, y el impulso hacia la ilegalidad nunca puede ser
completamente sofocado. A veces puede parecer que sí. Pero aún en los momentos
de calma relativa existe un movimiento perpetuo de absentistas, expropiador@s y
saboteador@s. Este movimiento desde abajo, que surgió con fuerza a finales de los
sesenta, disipó el mito de la clase trabajadora inglesa como estable y pasiva, al
igual que la imagen del "trabajador tradicional" cambió con el aumento del
número de mujeres e inmigrantes en el trabajo productivo y en las industrias de
servicios que se expandían rápidamente.

A la vez crecía un nuevo movimiento en las escuelas y en las universidades. Uno de
los principales puntos de referencia para este movimiento era la guerra de
Vietnam. En cada facultad y escuela de enseñanza superior diversos grupos
competían por el espacio político. Durante un período hubo un intento de formar
un movimiento estudiantil unificado, la Revolutionary Students Federation. Los
grupos más importantes eran de tendencia troskista, el maoísmo teniendo poca
influencia en este país. Pero la política estéríl de la izquierda ortodoxa (troskistas y
demás leninistas) no pudo contener el nuevo movimiento anti-autoritario que
empezaba a desarrollarse.

La política de la vida cotidiana - organizarse en base a la propia opresión, tratar
de superar la división entre trabajador@s y estudiantes, entre hombres y mujeres,
formar grupos en base a problemas precisos y no bajo banderas. políticas - estaba
en pleno auge. Un movimiento enorme de parad@s, okupas, feministas, etc, surgió
reivindicando no el Derecho al Trabajo sino el Rechazo al Trabajo, no empleando
la táctica de esperar de la educación sindical sino cogiendo Aquí y Ahora, lo que se
les negaba, y rechazando lo que se les ofrecía. La critica de la familia nuclear como
baluarte firme del poder capitalista condujo a muchas experiencias de convivencia
comunal. Este movimiento en toda su complejidad, ya no tanto como movimiento
estudiantil sino como movimiento amplío integrado por trabajador@s jóvenes,
estudiantes y parad@s podría llamarse el movimiento libertario de la época.
Este movimiento lo componían grupos autónomos que actuaban fuera del
ambiente estancado del movimiento anarquista tradicional con sus parcelas
microscópicas de poder que, como señaló tan sagazmente Bakunin, son tan viles
como cualquier otra estructura de poder. Un paralelismo se puede trazar entre la
dicotomía en el seno del movimiento obrero y la que existe en el movimiento
anarquista. Por una parte están I@s compañer@s que tienen posiciones de poder,
sin efectuar ninguna actividad para contribuir a la conciencia revolucionaria de las
masas, pero que pasan el tiempo presidiendo reuniones y conferencias concebidas
para influenciar a I@s compañer@s más jóvenes a través de la recitación de
principios abstractos. Estos principios son sostenidos como los únicos preceptos
verdaderos del anarquismo, y son avalados por aquell@s que, bien por pereza o
debilidad, los aceptan acríticamente. Estas islas de poder se manifiestan
usualmente en publicaciones que son asentadas y repetitivas. Tienen la apariencia
’externa de un "foro abierto" para el uso del conjunto del movimiento, pero la
ideología -la de conservación e inmovilidad- es filtrada a través de la actividad
frenética de "ayudantes" que llevan a cabo la tarea de "llenar" y producir
físicamente la publicación. Estas publicaciones son las primeras en condenar las
acciones autónomas que tienen como punto de referencia el movimiento ilegal de
I@s explotad@s. Son las primeras en denunciarlos, acusándolas de provocar la
represión policial del movimiento anarquista. En sus ensueños se les ha olvidado
que la represión siempre existe, y sólo en su forma más sofísticada crea el
cementerio apacible de la conformidad donde sólo se les permite pisar a I@s
fantasmas. Muchas de las más vigorosas rebeliones sociales últimas han sido
desatadas y extendidas por la respuesta popular a la represión policial.

El movimiento anarquista tradicional se encuentra así amenazado por el otro
movimiento de anarquistas, grupos autónomos e individuos que basan sus acciones
en una valoración crítica de los métodos del pasado, teoría y análisis puestos al día.
Ell@s también utilizan los instrumentos tradicionales de panfletos, periódicos y
otras publicaciones, pero los usan como herramientas de crítica e información
revolucionaria, intentando siempre avanzar hacia la lucha de masas y contribuir a
ella personal y metodológicamente. Es bien coherente - y necesario si van a ser
participantes activ@s en la lucha -que también apliquen los instrumentos de la
acción directa y lucha armada. Estos grupos rechazan la lógica de la parcela de
poder y "ayudantes voluntari@s". Cada individu@ es responsable de sus acciones
que se basan en decisiones alcanzadas a través de la tarea contínua de obtener
información y comprensión. Algo de esto se puede conseguir de I@s compañer@s
mayores o con más experiencia en el grupo, pero nunca como algo a venerar y
reproducir acríticamente. Igual que no hay fronteras inamovibles entre los dos
movimientos obreros, tampoco las hay entre los dos movimientos anarquistas.
Tampoco hay una frontera fija entre éste ultimo movimiento anarquista y el
movimiento obrero insurreccionalista. Cuando la lucha se intensifica estos
movimientos se juntan y entremezclan, l@s anarquistas sin embargo siempre con
el objetivo de empujar la lucha a una conclusión revolucionaria y ofreciendo
métodos libertarlos para impedir que sea apropiada por las estructuras
autoritarias. El otro movimiento anarquista, tradicional, ha mostrado demasiadas
veces en el pasado la voluntad de formar alianzas con estructuras del movimiento
obrero oficial.

Dada la situación a finales de los sesenta y principios de los setenta, con la oleada
de conflictos industriales a nivel de la base, las luchas estudiantiles en las
facultades, las luchas de I@s parad@s, las mujeres, etc, la Angry Brigade surge
como producto de esta realidad, y a la vez como sujet@s revolucionari@s
actuando dentro de ella. Rechazarl@s como una forma de desviación social es
cerrar los ojos a la realidad de la lucha en esos tiempos. El hecho de que sus
acciones tuvieran lugar deliberadamente en el campo de la ilegalidad, animando a
otr@s a hacer lo mismo, no las descalifica en absoluto de lo que era en su esencia
misma, un movimiento ilegal. Es posible ver esto incluso en el contexto solo de los
atentados con bomba que tuvieron lugar en estos años (aunque con esto no
queremos reducir los enormes y variados instrumentos de la ilegalidad a la de la
bomba): el Mayor Yallop, jefe de los laboratorios en el Woolwich Arsenal,
principal testigo para la acusací6n en el juicio de la supuesta Angry Brigade, tuvo
que reconocer que, además de los 25 atentados con bomba entre 1968 y 1 971
atribuidos a ell@s, otros 1075 habían sido realizados a través de su laboratorio.
Sí consideramos los atentados reivindicados por la Angry Brigade, podemos ver
que se enfocan sobre dos campos de lucha que eran altamente conflictivos por
aquel entonces. El primero era la lucha en la industria: el atentado con bomba en
el Departamento de Empleo y Productividad el mismo día de una gran
manifestación contra el Proyecto de Ley de las Relaciones Industriales; el atentado
con bomba contra la casa del Ministro de Empleo y Productividad, Carr, el día de
una manifestación más grande aún; el atentado contra la casa del director gerente
de la Ford, William Batty, durante una huelga en la empresa en Dagenham; el
atentado contra la casa del Ministro de Comercio e Industria, John Davies,
durante la crisis de los Astilleros del Upper Clyde; el atentado contra la casa de
Bryant, propietario de una constructora durante una huelga en una de sus obras.
Para complementar estos ataques, estaban los atentados dirigidos directamente al
aparato represivo del Estado cuando la represi6n se recrudecía en respuesta al
empuje en todos los campos de lucha. El atentado con bomba contra la casa del
Comisario Waldron, jefe de Scotland Yard; el atentado contra el ordenador
policial en Tintagel House; contra la casa del Fiscal’General del Estado, Peter
Rawlinson,y finalmente, el atentado contra un Centro de Reclutamiento del
Ejercito Territorial justo después de la introducción del Internamiento en Irlanda
del Norte(Detención y encarcelamiento en masa sin acusación alguna), caben todos
en esta categoría. El atentado contra la boutique Biba’s, y el atentado contra la
furgoneta de la BBC la noche anterior del concurso de Miss Mundo fueron un
intento de avanzar en la dirección de destruir los estereotipos y la alienación del
espectáculo del consumismo, y el juego de los roles. "Te sientas en el centro
comercial, mirada lejana, vacía, aburrida, bebes café sin sabor? o quizás
VOLARLO 0 PEGARLE FUEGO".

Por sus acciones la Angry Brigade también pasaron a ser parte de ese espectáculo,
pero una parte que se formó para contribuir a su destrucción. Sus acciones como
son presentadas aquí encuentran un lugar no como alguna mercancía vieja para
sacar y quitarle el polvo, y luego volver a colocar en el estante como una reliquia
que pertenece al pasado. El trabajo que llevaron a cabo - y por el cual cinco
Libertari@s pagaron duras sentencias de prisión - es una contribución a la lucha
contínua que cambia de forma en base a las estrategias del capital que cambian
para reestructurarse y preservarse a sí mismas. Una valoración crítica de la Angry
Brigade debe por tanto tener lugar en otro sitio que las páginas estériles de este
panfleto. Debe de tener lugar en las consideraciones activas de un movimiento que
tenga una tarea a realizar, y que no haga caso de la condena y difamaciones de
aquell@s cuyo útimo objetivo es protegerse. Muchos problemas surgen con la
relectura de las acciones y experiencias de la Angry Brigade - la clandestinidad o
no, la acción simbólica o el ataque directo, las acciones anónimas o el uso de
comunicados para ser transmitidos por los medios de comunicación - por nombrar
unos cuantos. Las páginas que siguen ayudan a poner de relieve estas cuestiones,
cuya solución sólo se hallará en el campo concreto de la lucha.

::Fuente: Jean Weir

Noticia relacionada de interés:

::Viernes 5 de diciembre: Feria del Libro Anarquista

20:00h· Presentación del libro: Nos estamos acercando. La historia de la Angry Brigade.
Entre 1970 y 1972, un fantasmal grupo de activistas ingleses, conocidos como la Angry Brigade, atacó con explosivos y armas, edificios del gobierno, residencias de diputados, así como amenazó directamente al entonces Primer Ministro Edward Heath, a quien le enviaron una escueta nota que advertía: “Nos estamos acercando”. Por Servando Rocha (La Felguera Ediciones) (leer más en la web de la Feria del Libro Anarquista )

::Nos estamos acercando. Historia de la Angry Brigade. Servando Rocha. La Felguera


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