Sacar un crédito, sufrir una estafa

3 de julio de 2010.

“Mi hijo se accidentó. Pedí un préstamo en una de esas casas de ‘dinero al instante’. Necesitaba para los remedios. Eso fue hace muchos años.” Rosalía busca en su memoria y encuentra, allá lejos, el único momento en el que firmó un papel autorizando a que le descontaran parte de su sueldo por débito automático. Casi una década después, lo piensa y dice que sí, que capaz ella misma le abrió la puerta a la estafa. Quizás por eso, razona, cada mes empresas fantasmas –y no tanto- le cobran una ‘cuota social’ por pertenecer a mutuales a las que nunca se asoció.

Como Rosalía hay otros. Tiempo Argentino tuvo acceso en exclusiva a una base de datos que revela que miles de jubilados, trabajadores estatales y privados son estafados con la misma metodología. Se trata de empresas que apropian de la Clave Bancaria Unificada (CBU) de empleados de distintos ámbitos y las utilizan para descontar cifras de entre 25 y 33 pesos mensuales, con la esperanza de que estas estafas ‘hormiga’ pasen desapercibidas entre los movimientos bancarios.

La trampa comienza cuando los empleados necesitan créditos –muchas veces pequeños, para salir del paso- y recurren a los locales que ofrecen dinero al instante sin importar la condición financiera del que lo solicita. El único requisito que se pide en esas ‘cuevas’ es tener una cuenta bancaria, entregar el número de CBU y firmar una autorización para que las cuotas se debiten de forma automática del sueldo. De por sí, ese tipo de créditos son leoninos: los intereses suelen triplicar a las tasas que cobran los bancos.

Pero la verdadera estafa viene después. En todas las víctimas consultadas por Tiempo Argentino –más de 15- se repite el mismo patrón: una vez que se terminan de pagar los créditos, aparecen descuentos de empresas y mutuales misteriosas. Por lo general, los montos de los descuentos son bajos y las víctimas tardan varios meses en darse cuenta.
Eso, cuando los estafadores no se engolosinan.

Analía vive en un pueblo a 273 km de la Capital Federal. Trabaja de auxiliar en una escuela y gana 1800 pesos por mes. “El primer descuento”, dice, “me apareció hace dos años. Yo estaba embarazada y no podía levantarme para ir a reclamar. En todo el embarazo me sacaron 600 pesos. Cuando dejé de hacer reposo, encontré a las mutuales y tuve que llamar, mandar fax. Me devolvieron 300 pesos, pero en reclamar gasté como150”, se queja.
Cuando Analía pensó que estaba todo solucionado, los descuentos volvieron. “En marzo fue Vicall y al otro mes me aparecieron Coproar y Provservi. El mes pasado me descontaron 100 pesos. Este mes 150. A mi me cuesta mucho viajar hasta capital para reclamarles”, dice.

Para los que siguen el caso de cerca, que a una persona le descuenten varias empresas a la vez tiene una explicación: las bases de datos con CBU y demás datos bancarios son utilizadas al mismo tiempo por distintos estafadores, o por una misma banda que monta dos o tres empresas fantasmas que comparten las bases de datos.

Juan Pablo Subils detectó que a su madre, trabajadora en una repartición del Ministerio de Salud de la provincia, le descontaban la cuota social como miembro de la Asociación Mediterránea –una sociedad anónima- y de la Mutual Coproar. En octubre del año pasado, Juan Pablo publicó una nota narrando el caso de su madre en el blog de uno de sus amigos. El resultado fue inmediato: los comentarios de las víctimas llovieron sobre su publicación.

Así, decenas de afectados empezaron a utilizar la red para intercambiar información: los que no encontraban a las empresas descubrieron que varias tenían la misma dirección. Coproar y Provservi, por ejemplo, comparten el número de teléfono –que casi nunca es atendido- y en los avisos clasificados que publican en Internet se presentan como “cooperativas de crédito por CBU” que buscan comercializadores para aumentar el negocio.

Según el propio Juan Pablo, en los tribunales de La Plata hay al menos diez denuncias por estafa. En el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), el organismo que regula la actividad de cooperativas y mutuales, hay denuncias hechas y se abrió una investigación contra Coproar y la Mutual Dardo Rocha, otra de las asociaciones nombradas por los trabajadores estafados.

Lo que no está claro es cuantas víctimas caen en la trampa. Las bases de datos de las financieras dan cuenta de cerca de 9000 registros con nombre completo, lugar de trabajo y número de CBU: algo así como la posibilidad de alzarse con 300.000 pesos por mes.
Gerardo y Graciela, ambos trabajadores de un hospital, sufrieron descuentos de Coproar. “Después de varios intentos, nos contestaron el teléfono, y de mala manera no pidieron que les pasáramos los movimientos con los débitos. Al mes siguiente recuperamos el dinero”, explica Gerardo.

Un hombre que conoce a los estafadores hormiga muy de cerca –y que prefiere reservar su identidad- lo resumió así. “Los tipos no son tontos: prefieren devolver 33 pesos y no perderse el negocio de miles. Lo vienen haciendo desde hace muchos años”.

(articulo aparecido en el diario Tiempo Argentino), fuente:No contesta


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