Inauguración del Instituto del Tiempo

15 de febrero de 2010.

«No necesitas un hombre del tiempo para saber por dónde sopla el viento»

Bob Dylan, Subterranean homesick blues

Porque ya casi no nos queda tiempo, necesitamos todo el tiempo del mundo.

Bajo esta aparente contradicción vive el rebelde en la era del ocio alienado, el chaval jodido por todo y que ya no se contenta con casi nada, los nuevos quinquis, aquellos otros viejos ladrones del tiempo perdido y casi olvidado, los que aman la literatura pero detestan la mugre literaria; pero también los deleznables intelectuales y los artistas atrapados en su cosificación cultural (el medio terminó por enterrarlos), los profesionales de la política en todos los frentes, los gestores de la descomposición. Ellos y, por supuesto, también nosotros, pequeños cosmonautas que vagan a través del tiempo y el espacio, somos parte de esa contradicción. Nuestro tiempo habla. O se es, o se sucumbe.

¿Dónde habita el pensamiento crítico? En un momento de crisis, que es de largo recorrido y de un carácter mucho más profundo que el meramente económico, no parece aventurarse una alternativa claramente anticapitalista, poderosa y capaz de contagiar. Ha habido momentos de choque, pero no ha llegado a entablarse un verdadero combate. El futuro a buen seguro nos deparará nuevas situaciones de conflicto, nuevas posibilidades. Hoy estamos en el momento de la crítica crítica, de la experimentación salvaje y el ir tejiendo complicidades y lazos, alianzas. Sin embargo, parece que la anomia nos ha dominado precisamente en el momento en el más se debía escuchar esta voz. La mayoría del pensamiento que se dice crítico se esconde o recita de corrido su manual subversivo al uso, cuando no pide a los señores de la muerte que nos salven de sí mismos. ¿La crisis que la paguen los ricos? Miseria tras la miseria, juego y ñoñería.

Faltan las respuestas. Pero quizás éstas no llegan porque las preguntas a las que acaso habrían de contestar no han alcanzado a formularse. Nos hemos acostumbrado a un lenguaje en el que nos sentimos cómodos y a un hacer que se deja llevar en una suerte de fetichismo que está abocado (si no consigue despegar las alas y ser algo más que repetición) a la desesperación, la reinserción y la museificación. Se huele de lejos: el viejo cadáver del estalinismo se ha transformado en el cadáver temprano de unos rebeldes que se sienten satisfechos. Han renunciado a todo, aunque de vez en cuando protesten y se paseen con gesto sombrío. Teoría y práctica caminan sin hablarse o, peor aún, entran en una espiral de manotazos que golpean el aire sin acertar sus objetivos.

Y sin embargo, se mueve.

Al mismo tiempo que constatamos que se ha llegado a un punto muerto, apreciamos una inquietud creciente, una búsqueda incansable de algo que quizás sólo se intuye, pero que muchos consideran imprescindible. A poco que se interrogue en ciertos ambientes se constata esa sensación. El metro, la calle… sus rostros hablan.

Hoy, en este lugar, damos por inaugurado el Instituto del Tiempo.

Ya casi habíamos olvidado el momento de juntarnos y discutir. Por esta razón, en medio de esta ciudad que deseamos ver sucumbir piedra tras piedra, hemos decidido hacernos con una mesa amplia, de duro roble, y bajo la luz de un foco que nos es común (la desviación) extender el mapa y fijar objetivos… Con esa intención nace un proyecto que aspira a ser y estar vivo, el Instituto del Tiempo.

El Instituto del Tiempo es una plataforma abierta, a todos aquellos que viven esa contradicción y quieren extraer de ella todas las consecuencias. ¿Cómo contactar? Nos veremos en los actos que organizaremos, podremos charlar y debatir, pensar y repensarlo todo, empezar de cero o deslizarnos hasta los confines. Es fácil. Se llega, se conoce, hay un intercambio. Uno también se va, pero ya se lleva algo. To-do es de to-dos. No pretendemos ser gurús, ni tampoco demiurgos, simplemente buscamos un nuevo espacio, no sólo físico, en el que poder movernos e invitamos a aquellos con los que compartimos el dolor y la rabia, pero también los sueños y los deseos a compartir algo más, algo que que habrá de descubrirse.

El Instituto del Tiempo nace al calor de la experiencia, la práctica, la risa y el hastío. Su objetivo es fomentar una comunicación y un debate directos y continuados, porque sin ellos no se puede fundar una práctica y mucho menos llegar a creer que se pueda incidir en la realidad. El Instituto del Tiempo es un espacio de encuentro, reflexión y motivación. Hasta ahí llegan sus pretensiones, ni más ni menos. No es ni puede ser un motor, sino algo más modesto, un crisol en el que reunir experiencias. Que esas experiencias se expandan y activen la práctica revolucionaria a todos los niveles es un deseo, nuestra aspiración, pero esa aspiración no habrá de concretarse sino con el propio desarrollo de la creación colectiva.

Hacia la consecución de esa creación colectiva nos dirigimos, partiendo de unos puntos que habrán de completarse, modificarse, abandonarse o incorporarse según el propio movimiento que se fijen el deambular del Instituto. En este sentido, el programa, necesariamente temporal y ampliable, de investigación y experimentación del Instituto del Tiempopuede resumirse en cinco líneas que se entrecruzan, confluyen y se expanden.

Aventura. La aventura es descubrimiento y es acción. Descubrimiento de uno mismo. Descubrimiento de nuevas relaciones entre los seres humanos y entre éstos y las palabras y las cosas y los actos. Frente a un mundo que ha desterrado lo maravilloso de la vida y lo ha sustituido por ceros y unos creemos que es imprescindible un reencantamiento del mundo que cargue la vida con todo su potencial. Acción que dote de sentido a las palabras en una época en la que éstas han pasado a ser rehenes del enemigo. Necesitamos instrumentos con los que abrir una brecha y dotar de significado a lo que ha sido despojado de él. Es imprescindible arriesgarse.

Mito. El capitalismo y el Estado, en todas sus formas posibles, se han erguido victoriosos derribando a los demás sistemas de creencias (religiosas e ideológicas) o incorporándolos a su seno. Pese a su glorificación de la ciencia y la razón no dejan de basarse en una construcción mitológica de la realidad, apoyada en un esfuerzo propagandístico sin precedentes que lleva a que, inconscientemente, interioricemos y asumamos como natural esa (su) construcción de la realidad y a menudo no cuestionemos sino los aspectos más superficiales de la misma. Hay que captar las imágenes dialécticas que fijen los momentos y conceptos clave que permitan desentrañar y desacralizar los mitos del enemigo. Entonces se habrán de construir nuevos mitos, fundados en unas perspectivas radicalmente distintas que se contrapongan a los del capitalismo y el Estado.

Tiempo. Afirmamos que el tiempo corre en nuestra contra en todos los sentidos. Debemos aprender a movernos en él en una dimensión distinta a la que nos aseguran que es la única posible, desechar de una vez el erase una vez y borrar las distancias para traer al ahora tanto las imágenes del pasado como las chispas del futuro. El conocimiento de la historia, tanto la de las tentativas por torcer su rumbo como la de las relaciones que han conducido a este presente, desde una perspectiva ajena al academicismo, la nostalgia y la rememoración es vital para cualquier tentativa de superación del presente, como lo es también tener la capacidad de anticipación utópica que nos permita no diseñar el futuro pero sí traer destellos de una vida liberada a un presente que todavía no lo ha sido para así llegar a alcanzarlo.

Espacio. El espacio ha sido colonizado hasta el último de sus rincones. El capitalismo se ha apropiado de todo lo material para reducirlo, acotarlo y comercializarlo. Pero también el espacio virtual, el espacio que no se halla en ningún lugar, y los saberes están sometidos en todos los sentidos a la ordenación geoestratégica y la reducción mercantilista. Nada nos pertenece, incluso nuestros cuerpos son hoy espacio que sólo nos es cedido en usufructo por el Estado, pudiendo sernos arrebatado. Medicalización y psiquiatrización son instrumentos de control del espacio en nuestras carnes y nuestras mentes. Luchar por el territorio, liberar espacios, liberar los cuerpos son prácticas y son batallas que hay que librar. Es necesario investigar sus diferentes caminos, sus posibilidades, sus límites y sus objetivos últimos, así como plantear nuevos campos de experimentación, sin olvidar que muchos de ellos también han sido colonizados.

Utopía. El objetivo último es apuntar a lo lejos, a lo todavía no sido. No nos basta (¡ya no!) con desenredar la telaraña de mentiras y falsificaciones en la que vivimos, eso se ha mostrado insuficiente, queremos fomentar la creación de un imaginario colectivo que alimente el pensamiento utópico y su inmersión radical y furiosa en la realidad. Llevar a cabo una cartografía de los deseos y de la revuelta que plantee preguntas y marque objetivos para poder abrir grietas en el entramado de la realidad. En este sentido, la ciudad todavía es nuestro campo de batalla. Es en ella donde nos movemos y actuamos, es en ella donde se concentran los centros de poder que se han de derribar y es en ella donde se ha de realizar la transformación que finalmente la destruya. Creemos que la investigación, la experimentación, el pensamiento rebelde, la crítica y la revuelta sólo tienen sentido si están animados permanentemente por el espíritu de la utopía, aunque éste no siempre se haga visible. Habita entre las sombras pero siempre busca la luz. Hoy la utopía no tiene un final programático, sino sólo un delicioso comienzo que nos habla y nos dice: "A ver qué sucede…"

Comité constituyente del Instituto del Tiempo

Madrid, Fin del Mundo. 6 de febrero 2010

Programación del primer mes

Inauguración del Instituto.

Los amigos y amigas del Instituto, y todo aquel que desee acudir, enterraremos en el mismo centro de Madrid una cápsula del tiempo. El contenido de la cápsula (imágenes, objetos, fetiches y diverso instrumental subversivo) estará compuesto por las aportaciones de los miembros del Instituto. Sin embargo, nos encantaría que acudieras con tus objetos y mensajes, como si fuera un potlatch para un futuro a construir. Se trata, sin duda, de un acontecimiento de primer orden: la primera cápsula anárquica del tiempo que se entierra en Madrid. De este modo, bajo tierra yacerá nuestro particular Anarchist Coockbook. Pero antes de que esto ocurra, brindaremos con vino del país ante tal magno evento.

Lugar: Parque Casino de la Reina (junto a la Glorieta de Embajadores. Metro Lavapiés/Embajadores)

Sábado 20 de febrero, 12 horas.

Actos

Ciclo: "Cartografías del desastre"

Urbanismo y arquitectura utópica.

¿Dónde nos acabarán metiendo?

El urbanismo unitario y su crítica en el medio situacionista.

Viernes 26 de febrero, 19 horas.

Enclave de Libros: Calle Relatores, 16. Metro Tirso de Molina.

Intervendrá Javier Urdanibia (*)

Los situacionistas, en el epicentro de su ambicioso proyecto revolucionario, situaron cuestiones que fueron tratadas con una potencia y amplitud de programa escasamente visto entre grupos y organizaciones del medio radical. Entre estas cuestiones, el urbanismo (cuya respuesta situacionista fue el "urbanismo unitario" y la "pisicogeografía") partía de la constatación situacionista de que "la arquitectura es el medio más simple de articular el tiempo y el espacio, de modular la realidad, de engendrar sueños". De este modo, en ese proyecto revolucionario que, decían, estaba por llegar, "la arquitectura del mañana será un medio para modificar las condiciones actuales de tiempo y espacio. Un medio de conocimiento y un medio de acción". Hoy resulta pertinente repensar el urbanismo utópico, determinar si (acaso) otra ciudad es posible y, por último, discernir en qué medida parte de ese proyecto situacionista (escenarios móviles, zonas perturbadoras, juegos en torno al tiempo y el espacio, etc.) ha sido ya total o parcialmente integrado en las sociedades modernas.

(*) Javier Urdanibia (San Sebastián, 1945), filósofo, fue uno de los raros españoles que conoció personalmente a Guy Debord y trabajó con él en lo que hubiera sido el número 1º de la revista de la sección española de la Internacional Situationista y en los primeros pasos para la frustrada traducción de La sociedad del espectáculo. Tradujo al castellano el Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones(Anagrama, 1977) de Raoul Vaneigem. Por otro lado, ha publicado algunos ensayos sobre Bergson, Pessoa, Schopenhauer, Kierkegaard, María Zambrano, Etienne de la Boétie o Rousseau, así como algunos textos sobre temas diversos, como el art brut, la locura y el espiritismo, la gnosis en la tradición chiita, etc. Está interesado por las relaciones entre filosofía y poesía, cultivando ambas actividades.

* El Instituto del Tiempo repartirá entre los asistentes la guía "Una aproximación psicogeográfica a la Calle León", resultado de las investigaciones psicogeográficas realizadas por Lurdes Martínez, del Grupo Surrealista de Madrid. Esta guía se distribuirá a modo de invitación para que todo el que lo desee se nos una dando un paseo por dicha calle y tomando algo para concluir la jornada.

Torres más altas han caído.

Mesa redonda

Viernes 12 de marzo, 19 horas.

Enclave de Libros: Calle Relatores, 16. Metro Tirso de Molina.

Participan: La Felguera (Sociedad Secreta*), José Manuel Rojo (*) y Asociación Paisaje Transversal (*).

Tras la reciente inauguración en Dubai del rascacielos más alto del mundo, con 828 metros de altura, se culmina, al menos parcialmente, el intento por parte del ser humano de edificar una Torre de Babel. Sin embargo, en su contemplación existe algo aterrador, pues la pregunta, entre muchas otras, que cabe hacerse no es si tal proyecto ha pretendido ascender a los cielos para emular a Dios, sino si acaso sus promotores y la Ideología que encarnan no han hecho justamente el recorrido inverso: han logrado hacer descender los cielos para definitivamente ser los nuevos dioses en tierra firme.

Otro proyecto en marcha es un edificio residencial de treinta pisos y un hotel que girarán, literalmente, sobre sus propios ejes, impulsados por energía solar. Como si fueran restaurantes giratorios a toda velocidad, estas torres darán a sus ocupantes una vista en constante cambio de la ciudad de Dubai. Así, cada piso del edificio es capaz de rotas de forma separada a los demás.
La llamada arquitectura dinámica se caracteriza por las formas cambiantes, pero también por los bajos costes de producción y por la generación propia de energía limpia. En última instancia, el proyecto plantea la posibilidad de edificios en constante movilidad y apariencia cambiante.

Varias cuestiones atañen respecto a estas formas extremas de Ideología y Representación, base sobre la que se levanta la arquitectura. Por un lado, surge la sombra del derrumbe de las Torres Gemelas como objetivo terrorista que escenificó otro derrumbe, esta vez el del poder económico y hasta espiritual de Occidente. Por otro lado, plantea la finalidad última de esta arquitectura de la monumentalidad, destinada a sobrevivir como herencia para generaciones futuras, conectando así el pasado y el futuro. La racionalización del espacio se ha convertido, en estas acometidas sobre el terreno, en la primacía de lo simbólico y antifuncional, en esta arquitectura como catedrales modernas y en el rascacielos como parque de atracciones.

(*) La Felguera es un ex colectivo de Trabajadores Culturales, ahora convertido en Sociedad Secreta. Al mismo tiempo, se trata de un grupo de agitación, una editorial y una revista bajo el mismo nombre.

www.lafelguera.net

(*) José Manuel Rojo es miembro del Grupo Surrealista de Madrid.

www.gruposurrealistademadrid.org

(*) Paisaje Transversal es una asociación con sede en la ETSAM (Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid) conformada por colaboradores provenientes de diversos ámbitos: estudiantes, arquitectos, urbanistas, biólogos, artistas y sociólogos.

paisajetransversal.blogspot.com

Para más información:

http://institutodeltiempo.blogspot.com

institutodeltiempo@gmail.com


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