Entrevista a David Fernández: "Los verdaderos protagonistas son las y los activistas que han resistido"

3 de noviembre de 2009.

"Recuérdalo tú y recúerdalo a otros", era la llamada insistente que encabezaba el poema 1936 de Luis Cernuda, cuando rememora el encuentro con un antiguo combatiente de la Brigada Lincoln: es el imperativo moral de lucha contra la tentación del silencio. La historia que contiene este libro estaba esperando hace tiempo que alguien la explicara. El autor escribe desde la valentía y la honestidad que dan el compromiso y la convicción y nos ofrece una comprensión limpia, apasionada y exacta de una serie de episodios de nuestro pasado más reciente. Se trata de una experiencia dantesca, de descenso a las cloacas del Estado desde un periodismo arriesgado, provocador y políticamente incorrecto.

Entrevista para Libre Pensamiento nº 61 al autor de “Crónicas del 6”, Editorial Virus.


Entrevista original, dossier y fotos en el PDF descargable desde la web de la revista con licencia Creative Commons Libre Pensamiento


“Crónicas del 6 y otros trapos sucios de la cloaca policial”
es un libro del periodista y activista catalán de la
Vila de Gràcia David Fernández. En sus páginas, siguiendo
una técnica narrativa basada en la acumulación de
fragmentos repletos de poética a pesar del tema, el
autor pone nombres, fechas y caras a los episodios de
represión acaecidos en parte de los Països Catalans en
los últimos decenios. El libro, publicado hace dos años en
catalán, llega ahora a las librerías en su versión castellana.
Éste es el motivo de esta entrevista, lo cual también
nos tendría que llevar a recapacitar sobre lenguas, estado
y espacio cultural más allá de la lectura, tema que
dejaremos para otra ocasión.

“Crónicas” narra la historia de la guerra contra los
movimientos sociales catalanes desarrollada desde el
Grupo 6 de la Policía Nacional, especializado en estos menesteres.
Pero el libro es mucho más ya que a partir del
pormenorizado relato David consigue iluminar muchos
de los espacios de la vida política catalana desconocidos
para los no implicados en ellos mismos, los espacios de
los que han resistido a la represión. Si alguien desconoce
qué ha pasado en Catalunya en los últimos decenios debe
leer “Crónicas”. Si alguien quiere saborear una prosa rica
i estimulante como es la de David, debe leer “Crónicas”.
Si alguien quiere conocer los entresijos precisamente de
la cloaca policial, debe leer “Crónicas”. Si alguien quiere
comprender para coger impulso, debe leer “Crónicas”.

-¿”Crónicas del 6” es un libro de visiones fragmentarias
de un gran relato. Podrías explicarlo a los lectores de forma
resumida?

Es un relato colectivo, son 10 años de procesos sociales
de autoorganización, autonomía y autogestión social en
base a la desobediencia (insumisión, ocupación, contrainformación,
altermundismo), del que han participado miles
de personas, fundamentalmente en el área metropolitana
de Barcelona. Los retazos de esa historia son la factura represiva
y el variopinto arsenal utilizado por el Poder para
evitar que esos espacios sociales de disidencia crecieran:
policías, medios de comunicación y, en última y primera
instancia, decisiones políticas. A partir de ahí, es el relato
alterno para acercarnos a las entrañas del control social,
a más de 2.000 detenciones en 10 años, una veintena de
encarcelamientos y campañas de criminalización mediática.
Un intento por abrir con fórceps el cuarto oscuro de la
represión, para saber como funciona la maquinaria.

-En este cuento, ¿quiénes son los protagonistas principales
y quiénes hacen sólo de comparsa?

En el cuento, puede parecer que los protagonistas
principales son los miembros del Grupo VI de la Brigada
Provincial de Información, integrada por 60 agentes y
especializada en la disidencia política y social, que dispuso
de todos las herramientas represivas que el poder le
otorgó. Sus actuaciones son el hilo conductor del libro,
aunque para mí los verdaderos protagonistas son las y
los activistas que han resistido, desde la solidaridad y el
apoyo mutuo, a esa enloquecida carrera represiva que ha
hecho añicos derechos civiles y libertades fundamentales.
De comparsa, seguro, determinados periodistas que
han demostrado tener más porra que pluma, una clase
política cuándo menos altamente nociva y una conciencia
social escasa de lo que sucede en las bambalinas de la
cloaca del Estado, en un mundo donde Guantánamo era la
metáfora andante.

-¿Valdecasas fue el emblema de una época con otros
responsables mayores o realmente fue ella la ideóloga de
la represión organizada contra los movimientos sociales
en Catalunya?

Valdecasas no es nada
más que el símbolo de una
época de aplicación drástica
del aznarismo en las
calles y de amplios retrocesos.
Pero es sólo un símbolo,
la cara visible: más
allá de su verbigracia represiva,
los tuétanos de la
represión y la criminalización
están instalados en el
Estado. No son el capricho
de una sola persona. Es una
corriente de fondo, que
nace hace tres décadas, y
que combina a su albur las
tres doctrinas penales más
regresivas: la tolerancia
cero, la seguridad nacional
(“el enemigo está en casa”)
y el derecho penal de enemigo
de inspiración schmitiana.
Además, la deriva
represiva no es ni mucho
menos patrimonio del PP;
el PSOE tiene una densa,
acumulada y dilatadísima
trayectoria. Lo que cambia
es el modo de gestión de la
represión. El PP lo hizo con
ruido mediático y propaganda.
El PSOE desde el silencio,
mucho más efectiva
y perverso.

-Pero tu libro permite, además, conocer los entresijos
de esos movimientos sociales. ¿Cómo ves el panorama ahora
mismo?

Complejo, que no complicado. En lo positivo, decenas de
personas y multitud de colectivos que, a pesar de los golpes
recibidos, siguen negándose a bajar la cabeza y entrar en el
circuito de la obediencia debida: “la buena confitura está
en el bote pequeño”, que decimos en catalán. En lo antirrepresivo,
también positivamente, ha cuajado una amplia coalición
social, aun no descodificada, que ha aunado esfuerzos
ante los desmanes policiales, legales y penitenciarios. Esa
red es nuestra joya y aúna movimientos sociales de base,
ámbitos profesionales académicos y jurídicos, entidades sociales,
movimiento vecinal y cristianos de base. No es poco:
32 organizaciones recurriendo la ‘patriot-act’ urbana de las
Ordenanzas del Civismo en Barcelona, 48 entidades dando
larga vida a la Coordinadora para la Prevención de la Tortura y mucho más. En lo negativo, constatable y sin dramatizar,
que la estrategia represiva también ha funcionado:
sin los grados de tensión, provocación y aislamiento que se
concretaron contra los movimientos sociales, los espacios
de compromiso y disidencia serían hoy más grandes. Pero
ese amplio remanente que ha quedado, ha incorporado a
una nueva generación de activistas a la lucha social. Personas
que han llegado al punto de no retorno brechtiano:
saben que la lucha es cada día y que la coherencia se gana
o se pierde cotidianamente en cada gesto. Como escuela de
libertad, no está nada mal.

-Y pasado el período del PP en el poder, ¿cómo se ha producido
la transición del poder policial de la Policia Nacional
a los Mossos d’Esquadra?

Hemos pasado de un modelo reactivo, cerrado e intensivo
en coerción, propio de la Policía Nacional, a un modelo
preventivo, intensivo en información y ‘de proximidad’, que caracteriza a los Mossos. El modelo, genéticamente, no ha
cambiado, pero se ha perfeccionado. La calle se ha militarizado
mucho más. Dejando a parte las tensiones surgidas
entre cuerpos durante el despliegue, el modelo de control
social –respecto a los movimientos sociales– se ha profundizado,
tecnologizado y ampliado. En apenas tres años, hemos
visto con los Mossos cosas nunca vistas –secuestro de
manifestaciones, armas ilegales como el kubotan, manuales
para disfrazarse de periodistas en movilizaciones– y la Divisió
d’Informació se nutre de la misma obsesión atávica que
equipara disidencia con terrorismo.

-¿Qué características tiene el cuerpo de los Mossos que
hagan que se le relacione con tanta cantidad de agresiones
y violencias varias?

Desde la Coordinadora para la Prevención de la Tortura
y el tejido social siempre hemos insistido en que el
mayor número de denuncias y su mayor difusión es directamente proporcional al grado de conciencia social,
de compromiso civil y de existencia de redes comunes.
Que haya más denuncias no refiere más brutalidad que
en otros casos: constata más movilización social. El demérito,
por supuesto, es para unos Mossos que creen
en una impunidad deificada. Pero el único mérito es al
trabajo colectivo, anónimo y silencioso para visualizar
esa realidad. Puede haber otros factores coyunturales,
que han sido mediáticamente explotados: tratarse de
una nueva policía, que sería ‘la nuestra catalana’ desde
una lectura nacionalista o bien la guerra al tripartito
utilizando la policía como ariete. También factores
reales: el final del despliegue se hizo tan rápido e improvisado
que en las últimas promociones de Mossos
ha entrado ‘de todo’. Pero aún así, ha sido la denuncia
social y el trabajo de entidades y decenas de personas
hartas del abuso policial impune las que, tras décadas
de trabajo, han solidificado esa conciencia social contra
los abusos. Y eso da un nivel de autodefensa colectiva
nada despreciable.

-¿E ICV? ¿Cuál crees que es su papel en esta obra? ¿Realmente
Saura es el jefe de la policía en Catalunya?

Ufff. Lo de ICV roza el sainete esquizofrénico. Por supuesto
que Saura reina pero no gobierna en los Mossos.
La estructura jerárquica de mandos viene definida hace
tiempo y quien define el modelo de seguridad pública
catalán es Joan Delort, peso pesado con CiU, con el PSC y con ICV-EUiA. Los gobiernos cambian y la policía
permanece, que diría Costa-Gravas. Con todo, fue Saura
quién tomó personalmente la decisión de comandar
Interior, tras las últimas elecciones y tras demandar ICV
una nueva consejería motivada por su ascenso electoral
que garantizaba la reedición del tripartito. El espejismo
es que aún se crean que pueden modular a la policía,
tan sensiblemente estratégica y tan ‘razón de estado’,
en estos tiempos de gobernabilidad autoritaria via cultura
del miedo y obsesión securitaria. Al fin y al cabo,
la última crisis respecto a las brutales cargas contra el
movimiento estudiantil se ha cerrado con la impunidad
decretada por el propio Saura (ninguna investigación,
ninguna depuración) y con el refuerzo de los que mandan:
todo el Poder para Delort. Esa es la paradoja de la
democracia autoritaria de mercado: que son los ‘ecosocialistas’
los que ‘formalmente’ comandan la represión.
Ellos sabrán porqué.

-”Crónicas del 6”, a parte de todo lo que hemos explicado,
es un libro bello porque relata también la esperanza.
¿Qué decir a los que leyéndolo piensen que “no hay nada
que hacer”?

Pues que en el fondo, casi sin darnos cuenta, hemos
hecho mucho. Y que queda muchísimo más por hacer.
Y que la coherencia y la desobediencia y la solidaridad
dan sus frutos. Aunque cueste, no hay que perder la paciencia.
La última crónica de ‘Crónicas del 6’ se escribió
hace sólo un mes. El inspector Martin Pujal, alias ‘Jordi’,
máximo responsable del Grupo 6, ya está en la cárcel.
Paradójicamente, por ‘asociación ilícita’, su acusación
preferida contra los movimientos sociales. El máximo
responsable de la represión contra la disidencia fue detenido
con cocaína, 45 pasaportes y joyas robadas en su
taquilla personal en una trama de sobornos, corrupción
policial y proxenetismo donde estaba vinculado con un
alto dirigente del PP catalán. Bueno…. El tiempo da y
quita razones. Aunque 13 años después, eso si. Síntoma
que la lucha es larga. Y al mismo tiempo, constatación
de la fertilidad del compromiso, de la gran alternativa
que es la memoria y de que ningún gesto es inútil nunca.
Cualquier gesto suma, y acaba agregándose y multiplicando
la esperanza, en el tajo por la transformación
social y la emancipación colectiva. Y la revolución útil es
esa: la cotidiana. Creo que eso es lo que hemos aprendido
modestamente esta generación nacida en la democracia
de la amnesia, que ha encontrado en la memoria y
la coherencia su mejor arma. Muy a pesar del Grupo VI y
los que les mandan.


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