Campaña "Okupa Madrid, Okupa Guadalajara"

Debate público: los centros sociales y su apertura al barrio y a la ciudad

13 de octubre de 2008.

Activistas y amig@s de diversos Centros Sociales de Madrid se reunieron el pásado sábado 11 de octubre en el PSOA Malaya para debatir y poner sobre la mesa ideas, interrogantes y contradicciones compartidas.El debate , en el que participan unas 50 personas, parte de una pregunta dinamizadora ¿es necesario que los Centros Sociales Okupados se abran al barrio? Y en linea con esto ¿cuáles podrían ser la vías y las posibles consecuencias de esa apertura ?

Centro de Medios del RES

Intervienen en primer lugar varios compañeros del Colectivo La Trini que pertenece al PSOA Malaya. Partidarios del trabajo abierto al barrio, reflexionan sobre los modos de llevar a cabo esta apertura y señalan como líneas principales rehuir el “esteticismo okupa” (físico y discursivo) para implicar a las vecinas en un proceso de doble fase que lleve de la participación al activismo.

La Traba, situada en Legazpi, apuesta con rotundidad por la apertura. Señalan los problema reales y concretos con los que se han encontrado en su barrio a partir de su práctica política: la relación con las instituciones y lo problemático del difuso límite entre el “asistencialismo” y la autoorganización. Su trabajado entre vecinos y organizaciones vecinales ha sido complejo y no especialmente satisfactorio; recelos y desconfianza se mezclaron en el tiempo con acercamiento y simpatías. El punto de inflexión a partir del cual cambia radicalmente la relación del Centro con el entorno se sitúa en las dos semanas posteriores al asesinato de Carlos Palomino. El acoso policial sobre el Centro y sus okupantes, y la criminalización mediática, obligan a la asamblea a plantearse una vinculación y apertura mucho más directa con el barrio.

Esto se hará sobre dos lineas maestras: la ausencia de siglas y el asamblearismo, en el caso concreto del trabajo con la Coordinadora por la Defensa de los Servicios Públicos. Defienden la necesidad de una definición clara de las líneas de trabajo de los Centros, que en su caso se plasma en trabajo de barrio y antifascismo. En esta misma línea intervinieron miembros de La Fábrica de Sueños de Villalba, que insistieron en su empeño por tener excelentes relaciones con el vecindario y su frustrante acercamiento a las instituciones.

Los compañeros de la Escuela Taller explican que su punto de partida a día de hoy es la apuesta por la “apertura”. Señalan cuáles han sido sus problemas más importantes y sus limitaciones al incidir en su entorno. A saber: la localización del Centro Social, el carácter conservador del barrio, el choque generacional con los vecinos que los ven como un “espacio para jóvenes”. Las diferentes ediciones del Mundialito Antirracista les ha permitido poner sobre la mesa el carácter contradictorio entre su práctica autónoma y la necesidad de recurrir a instalaciones municipales dónde poder realizar esta actividad. El debate y la reflexión les ha llevado a defender la idea de que los espacios públicos municipales “nos pertenecen” y a partir de ahí “hacer uso de ellos sin necesidad de rebajar un ápice nuestro discurso”. Por encima de todo y con bastante sinceridad, reconocen que en estos años se han centrado mucho más en la “construcción de movimiento” (entendido como trabajo hacia adentro) que en la apertura hacia el exterior.

La Juli es un colectivo que aún no ha okupado un Centro Social pero que forma parte del movimiento de CSOA’s. Sustenta la idea de apertura sobre la necesidad de confrontación entre nuestros propios postulados (nuestro discurso y nuestro imaginario) y los del entorno real en que vivimos, en nuestro barrio: “Hay que recuperar una idea central de los proyectos revolucionarios, la de lo comunitario y de la comunidad, que en las grandes ciudades se materializa a nivel barrial”.

Construir o poner en marcha dinámicas autónomas que superen nuestro entorno mas inmediato, sólo se puede lograr “con la gente”, en la base, en el territorio , en el lugar donde se vive y donde se manifiestan los conflictos reales, cotidianos: “Un trabajo duro, difícil y a largo plazo”. Muchos de estos conflictos son tratados por el activismo anticapitalista de una forma teórica y retórica: “hablamos de cosas que no conocemos, de cosas que no vivimos personalmente”, como por ejemplo los problemas de los inmigrantes, o los del trabajo. “Hablamos de cosas que les pasan a otros, otros que no somos nosotros y a los que casi no conocemos”. En su intervención desarrollan la idea de que buena parte de las relaciones de dominio se dan en la cotidianidad y se manifiestan en aislamiento, incomunicación, soledad, falta de contacto. De ahí que propongan la necesidad del encuentro y la confrontación cotidiana como liberación y crecimiento personal.

El CSOA Antídoto se presenta como un proyecto libertario, anticapitalista. Su discurso es el que más se centra en una propuesta ideológica, dentro de las diferentes exposiciones que se hacen durante la velada. Hacen tres grandes críticas al movimiento de okupación. 1) el reformismo que deriva del acercamiento y relación con el entorno institucional, que aleja al movimiento de lo que debiera ser su posicionamiento político básico: el rechazo a la propiedad privada. 2) el legalismo como parte del repertorio de acción colectiva, que se refleja en una frase contundente: “una cosa es no aislarse y otra bien distinta es convertirse en boy scoutts”. 3) el “espectáculo de la protesta radical”, como puesta en escena de un conjunto de prácticas, estética y discursos perfectamente asimilables por el poder al no cuestionar ni atacar las relaciones de dominio: poder, propiedad, estado. Desde esta postura crítica, se rechaza toda dinámica de “representación”, vanguardismo y “apertura” que lleve al movimiento de okupación a una pérdida de sus valores anticapitalistas básicos y que diluyan su discurso en el espectáculo de “lo radical”. Más que una apertura hacia el “exterior”, defienden el fortalecimiento de los lazos cooperativos entre Centros Sociales, el apoyo mutuo entre anticapitalistas y la coordinación antirrepresiva. En definitiva, el concepto de comunidad lo localizan dentro del movimiento, dentro de las redes de activistas y Centros Sociales.

En el debate posterior a estas exposiciones de desarrollaron, se enfrentaron y se complementaron buena parte de las ideas guía de cada Centro Social o sector del movimiento. Pocas aportaciones nuevas se dieron, salvo las intervenciones que insistieron en la necesidad de tener presente la oportunidad que nos pudiera ofrecer la coyuntura de profunda crisis económica del capitalismo. El debate se mantuvo en torno a la posibilidad de rentabilizar políticamente este nuevo escenario (y combatir un posible rebrote del fascismo) y las posiciones que defienden el conflicto como parte de la cotidianidad y procesos de lucha a largo plazo.

Fuente: Centro de Medios del RES

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