Curas blancos, mentiras y redes sociales: el problema no es el ébola, es el capitalismo

8 de agosto de 2014. Fuente: Ciencia para el pueblo

Mientras el ébola proporciona titulares y carnaza para tertulianos y todólogos de todo tipo, hay estimaciones que hablan que desde febrero ha habido en África 600.000 muertes por tuberculosis y 300.000 por malaria. Recordemos que la mortandad por tuberculosis está asociada al VIH: según la OMS, en África el 37% de las muertes por esta enfermadad corresponden a personas infectadas por el VIH. En estos momentos no hay ni 2.000 muertes por ébola.

Cuando hay blancos de por medio todo parece más importante (Ramón Lobo)

Pero hay más problemas en África, ante los que la llamada comunidad internacional mira para otro lado. Según datos de Amnistía Internacional más de 4.000 personas han perdido la vida en el conflicto entre el ejército de Nigeria y Boko Haram, donde más de 600 fueron ejecutadas extrajudicialmente. En julio de este año, Damboa (estado de Borno) se ha convertido en la primera población en caer bajo control de Boko Haram desde que el presidente Goodluck Jonathan declaró el estado de emergencia en mayo de 2013.

Mientras, las farmacéuticas se frotan las manos ante el pánico que generan estos climas alarmistas de opinión, ya que suelen estar asociados a beneficios asegurados. La empresa estadounidenes Mapp Biopharmaceutical Inc quiere probar su medicamento experimental, y ha tenido que ser el propio presidente Barack Obama el que ha pedido prudencia en el uso de fárcamos experimentales. Experimentar con humanos en situaciones de crisis es todo un lujo…

En un contexto en el que el llamado Obamacare comienza a dar sus primeros pasos en EEUU, el presidente de EEUU está realizando declaraciones a favor se sistemas públicos de salud como la mejor manera de controlar estos brotes: “no es una enfermedad transmitida por el aire. (…) Es una (enfermedad) que puede controlarse y contenerse muy efectivamente si usamos los protocolos adecuados (…) los países afectados son los primeros en admitir que lo que sucedió es que los sistemas públicos de salud se vieron abrumados. No fueron capaces de identificar y entonces aislar los casos lo suficientemente rápido”.

Entre tanto, los profesionales del hospital La Paz presentaron denuncia el 11 de julio ante un juzgado de guardia, exponiendo los riesgos y deficiencias del hospital para atender a pacientes con ébola. El desmantelamiento del Hospital Carlos III como referencia para el estudio, investigación y tratamiento de enfermedades infecciosas fue otra de las penosas actuaciones de la Consejería de Sanidad de Madrid. Los recortes y el desmantelamiento y desvío de recursos materiales y económicos hacia la sanidad privada tiene consecuencias y pone en peligro la salud de las y los ciudadanos.

El problema no es el ébola, es el capitalismo:

El peligro no son solo el ébola y su primo el Marburgo, sino que millones de personas estén abandonados a su suerte, sin medicinas, sin agua potable o, en el mejor de los casos, con un agua de escasa salubridad. Ya lo he escrito hace años: el agua de nuestros wáteres sería un manjar para liberianos y sierraleoneses, entre otros. Toda la energía de las aldeas se concentra en la búsqueda diaria de ese agua y en el esfuerzo de sobrevivir. No hay tiempo ni medios económicos para la educación, la cultura, el ocio. Esa es la brecha, ese es el efecto llamada. El mundo que surge de las nuevas tecnologías, Internet, agranda la brecha.


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