Breves nociones para un comienzo

2 de mayo de 2009.

Nos encontramos en un momento histórico de desposesión en todos los ámbitos de nuestra vida. El capitalismo ha atravesado todas nuestras realidades; tanto las públicas [ya sean laborales, académicas, de acceso a la alimentación o a la salud] como las íntimas [relaciones personales de usar y tirar, individualismo salvaje, una forma de entender la vida aliada al consumo masivo de objetos que deseamos poseer, sin interés alguno sobre su uso]. Un sistema con un monólogo incesante que ha hecho de sus súbditos un apéndice de su maquinaria de producción y perpetuación.

Texto difundido en las movilizaciones del 1º de mayo en Madrid

Hemos perdido la herencia de conocimientos que se pasaban de boca a boca, generación tras generación enajenándonos de nuestro entorno, por tanto, hemos perdido la posibilidad de ser autosuficientes. Vivimos un mundo donde la especialización se ha impuesto, haciendo del conocimiento parcelas multidivididas de difícil acceso.

A día de hoy estamos dentro de una crisis económica como jamás se ha conocido, es su carácter global lo que la diferencia. Esta crisis hace tambalear las condiciones de supervivencia de la clase obrera, adquiridas en las últimas décadas como consecuencia del llamado “estado de bienestar”, condiciones que aseguraban la existencia a través del salario, salario que daba acceso a la vivienda y la alimentación a cambio de la explotación de las aptitudes de cada individuo[1]. Pero cuando la crisis asoma esta realidad salta por los aires.

En España ya hemos pasado los 4 millones de parados, en Madrid concretamente 400.000 personas, no es que consideremos el trabajo como una virtud ni el espacio donde desarrollar nuestras inquietudes ni nuestros proyectos vitales, pero el trabajo, en una sociedad donde el dinero es el conducto para adquirir lo básico para vivir, es necesario. Cuatro millones de personas sin acceso al trabajo se ven abocadas a la marginalidad. Sin salario no hay pago de la letra de la hipoteca ni del alquiler, por lo tanto no hay casa, sin sueldo no hay acceso a los alimentos ni al abrigo, por lo que la única grieta por donde puede colarse un proletario sin trabajo es el robo.

Ante esta situación lo alucinante no es que nos vayamos todxs, hablando a bote pronto, a tomar por culo, situación que cabía esperar ante el saqueo continuo de los lobbies empresariales, sino que no encuentre oposición alguna. Esto solo se puede entender reconociendo el éxito que ha cosechado el poder en el moldeamiento de sus súbditos. Para esto el capitalismo ha dispuesto elecciones, partidos, sindicatos, organizaciones de asistencia, etc. para separar toda forma de implicación directa de lxs trabajadorxs en sus asuntos. Pero tal vez si hay una religión que ha captado fieles por doquier ha sido el consumo, piedra angular de los mecanismos de sumisión y adhesión.

Entonces, por dónde empezamos

Empecemos por identificar cuáles son nuestras necesidades, y después entenderemos como comenzar a cohesionarnos con el resto de la clase obrera.

Nuestra realidad como trabajadorxs, en activo o paradxs, es la situación de perdida de nuestras condiciones de vida debido al desmantelamiento del, anteriormente mentado, “estado de bienestar”. Esto significa despidos más baratos, jornadas más largas, condiciones de trabajo más duras, inseguridad laboral y vital, precariedad, problemas de acceso a la vivienda y la alimentación, imposibilidad de conciliar la vida personal – familiar con el tiempo de explotación y un largo etcétera. Si a esto le sumamos que los defensores oficiales de nuestras condiciones, los sindicatos, son un apéndice de la gestión del sistema capitalista, nos encontramos por un lado con la necesidad urgentísima de organizarnos, y por otro lado de comenzar a movernos.

Lugares donde es necesario organizarnos:

  • En los puestos de trabajo; plataformas de trabajadores asamblearias[2] sin injerencia de los sindicatos, donde encontremos el punto más flaco de todos los trabajadores de la empresa, es decir, el trabajador con menos derechos: el temporal. Si somos capaces de conseguir que los temporales sean fijos, a los fijos no les podrán medrar sus condiciones a través del chantaje de “ya has visto que cualquiera puede hacer tu trabajo”. En este mismo sentido habría que trabajar en las empresas donde hay trabajadores con unas condiciones salariales diferenciadas dependiendo de la nacionalidad del trabajador. El comienzo de la lucha en este caso debería de ser por los trabajadores migrados, los trabajadores migrados deben alcanzar las condiciones de los autóctonos para que no se establezcan divisiones entre los trabajadores, y los únicos que pueden conseguir esto por ellos son los autóctonos, ya que suelen estar en una situación de seguridad mayor y pueden plantarle cara a la empresa[3].
  • Entre los parados: los parados no tienen un lugar físico donde encontrarse exceptuando el momento en el que hacen la cola cada tres meses para que les fichen el paro, por lo que este colectivo tiene la necesidad de dotarse de lugares de encuentro. Por un lado es absolutamente necesaria la organización de asambleas de parados por barrios o pueblos[4]. Un lugar donde los parados puedan hablar de sus propias necesidades independientes al mundo del trabajo. Un parado no se puede plantear pedir, por ejemplo, que la jornada laboral sea de 30 horas pues mientras esto se consigue y se configura la nueva necesidad de empleados tiene que asegurarse la manutención. Los parados tienen necesidades de aquí y ahora; necesidades como que las prestaciones no se le terminen según su cotización anterior, por lo que se debería luchar por que el paro con prestación no finalizara hasta el momento en que vuelva a incorporarse al trabajo, así como exigir para este colectivo transporte gratuito, cartilla básica de alimentación y abrigo a cargo del estado. Retomando el problema de la falta de espacio de confluencia las asambleas de parados deberían de crear comedores sociales donde verse las caras con el resto de las personas en esta situación. Igual que el colectivo de trabajadores tiene que tener especial cuidado con la intromisión de los sindicatos, y sus intereses separados, las asambleas de parados tiene que poner especial énfasis en no terminar utilizada por intereses partidistas, pues estos intereses son ajenos a la necesidad de la agrupación de parados y debe considerársela una falta de respeto así como una clara interferencia.
  • En los barrios y pueblos: en los barrios o pueblos encontramos la confluencia entre trabajadores, parados y estudiantes - decir aquí que consideramos, lógicamente, a las mujeres empleadas en su hogar o en hogar ajeno como parte del colectivo de trabajadores, y a las personas migradas sin papeles y sin trabajo ni reconocimiento de prestación entre el colectivo de parados, sin excluir que este colectivo tiene sus propias necesidades derivadas de la situación legal que les han impuesto y que deben de ser apoyadas por el resto-. Las asambleas de barrio son un puente de comunicación entre gente que comparte su vida en un mismo espacio vital fuera del mundo productivo, dichas asambleas son una oportunidad para romper el aislamiento asociado a los barrios dormitorios, tendiendo lazos entre las personas que la forman constatándose como potencia, como decía un viejo programa televisivo“solo no puedes, con amigos sí”. Uno de los pilares sobre los que se apoya el capitalismo es sobre la individualización y atomización de sus súbditos para que estos no puedan reconocerse como iguales y enfrentarles. Es por esto que debemos conocernos, encontrarnos y ser conscientes de que nuestra situación no es fruto de una mala pasada personal y casual, nuestra situación está creada y orquestada por los que detentan la economía y el poder. Que estemos separados es, por tanto, una debilidad que les facilita su tarea.

Somos conocedores de que los seres humanos no solo nos movemos en términos económicos pero sabemos que el sistema capitalista atraviesa nuestra realidad en todos los campos, por lo que sugerimos estas tres necesidades organizativas como comienzo para poder empezar a encontrarnos, sin que se nos escape que hay más necesidades como son la organización de las mujeres, de los inmigrantes, de los psiquiatrizados, de las personas presas... Sin conferirles una importancia auxiliar ni menor.

Las personas que escribimos este texto estamos tratando de aportar salidas al actual callejón en el que nos encontramos, dándole un sentido sobre la realidad y sobre la necesidad que encontramos en un primer momento; la ruptura del aislamiento. Este es solo un primer paso para que el proyecto revolucionario se pueda sintetizar, pues tenemos claro que las reivindicaciones parciales que estamos describiendo para ese primer momento no satisfacen nuestro proyecto sino que a través de este programa de mínimos podemos ir haciendo una comunidad de lucha que no relegue en el estado la gestión de nuestras necesidades y pueda plantarle cara al sistema capitalista.

[1] Y no necesariamente las aptitudes de cada individuo. El capitalismo busca piezas que encajen en su maquinaria sin necesidad obligatoria de buscar en cada ser humano las características más eficientes y explotables, ellos no quieren ser creativos, por suerte no buscan, lo que se ha venido a llamar, progreso solo buscan cubrir huecos dentro de una maquinaria predeterminada que consigue equis beneficio.

[2] Desde estas líneas informamos al colectivo de trabajadores de Correos de la existencia de la Plataforma de Trabajadores de Correos, asamblea de carácter horizontal y autogestionada. Su próxima asamblea será el sábado 9 de mayo a las 18h en el Centro Cultural Paco Rabal, Entrevías.

[3] Estos ejemplos, como es evidente, varían en función de las características particulares de cada lugar, pero tratemos de esbozar un comienzo a grosso modo.

[4] En Madrid nos encontramos la Asamblea de Parados de Madrid que se reúne los miércoles a las 18h en Tirso de Molina, 5 6º piso.


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