Alexander Solzhenitsyn: una contradicción

22 de agosto de 2008.

Alexander Solzhenitsyn encarnó y expresó, algunas veces de forma brillante, otras miserablemente, todas las indisolubles contradicciones en las cuales la Unión Soviética se encontraba inmersa en el siglo XX, que transformaron las grandes esperanzas de la Revolución de 1917 en el infierno del terror estalinista y que finalmente la llevaron - al igual que a Solzhenitsyn- a la autodestrucción.

Savas Michael-Matsas

¿Quién fue realmente? ¿qué murió en su casa cerca de Moscú el 3 de agosto de 2008? ¿Un gran escritor, el creador de novelas notables como "El primer círculo" y "Pabellón de cancerosos", escritas en la Unión Soviética, un continuador de los grandes escritores rusos del siglo XIX (como dijo un tanto prematuramente Georg Lukacs en 1964), o el autor aburrido, repetitivo, primitivo desde el punto de vista artístico, prejuicioso en lo político, oscurantista supersticioso, furiosamente anticomunista, antirrevolucionario y anti-iluminista de "La rueda roja", escrita cuando estaba bien instalado en una torre de marfil en los Estados Unidos? ¿Fue una víctima trágica del stalinismo o un ícono del imperialismo durante la Guerra Fría? ¿Un antisemita rabioso, un nacionalista ruso eslavófilo, un falso profeta del renacimiento del "mesianismo" autocrático ruso o un desesperado defensor de una herencia cultural saqueada por el stalinismo y, luego de 1991, por el salvajismo del giro hacia el capitalismo bajo Yeltsin y los oligarcas? ¿Una voz de los oprimidos por Stalin y Beria o un apologista de los opresores, desde Reagan hasta Putin?

No hay "uno o el otro" como les gustaría a los formalistas; Solzhenitsyn fue todo lo que dijimos anteriormente al mismo tiempo. Encarnó y expresó, algunas veces de forma brillante, otras miserablemente, todas las indisolubles contradicciones en las cuales la Unión Soviética se encontraba inmersa en el siglo XX, que transformaron las grandes esperanzas de la Revolución de 1917 en el infierno del terror estalinista y que finalmente la llevaron - al igual que a Solzhenitsyn- a la autodestrucción.

Alexander I. Solzhenitsyn nació el 11 de diciembre de 1918, un año y medio después de la Revolución de Octubre.

Un héroe del Ejército Rojo en la guerra contra la Alemania nazi, dos veces condecorado por su valerosas acciones en el frente, fue arrestado al final de la guerra. La NKVD (organismo de seguridad soviético) había encontrado en su correspondencia con un amigo de la época escolar ciertos comentarios "ofensivos" sobre Stalin y sus errores militares durante la épica confrontación con los ejércitos de Hitler. En julio de 1945, Solzhenitsyn fue sentenciado "in absentia" mediante una resolución del OSO (Comité especial de la NKVD) a ocho años en un campo de detención. Pasó por varios campos de trabajo "correccional", "prisiones especiales" del Ministerio del Interior (una experiencia infernal que describió magníficamente en "El primer círculo") y "campos especiales" para prisioneros políticos. Trabajó como minero, albañil y herrero bajo condiciones horribles, y enfermó de un cáncer que lo torturó hasta que finalmente, mucho más tarde, pudo curarse.

Un mes luego de haber cumplido totalmente su sentencia de ocho años, mediante una decisión administrativa se lo envió de por vida al exilio en el sur de Kazajstán. Cumplió esta nueva sentencia desde marzo de 1953 hasta junio de 1956, cuando fue liberado siguiendo la "desestalinización" del XX Congreso del PCUS.

Luego del XXII Congreso, en 1961, con el apoyo de T. Tvardovsky, director del periódico literario "Noviv Mir", y del propio Nikita Khrushchev, Solzhenitsyn pudo publicar por primera vez su novela sobre la vida en el Gulag, "Un día en la vida de Iván Denisovich", que lo hizo famoso en la Unión Soviética e internacionalmente. Pero la caída de Khrushchev fue acompañada por el endurecimiento de la línea contraria a la libertad de expresión literaria (el juicio Sinyavsky-Daniel, el juicio al poeta Joseph Brodsky acusado de "incivil", etc.). Se detuvo la publicación de la novela de Solzhenitsyn "El primer círculo" y los manuscritos fueron incautados. No pudo publicar nada más en la Unión Soviética a pesar de su carta de protesta a la Unión de Escritores Soviéticos.

En 1970, la Academia Sueca concedió a Solzhenitsyn el Premio Nobel de Literatura, obviamente por motivos políticos. El escritor soviético rehusó ir a Estocolmo temiendo no poder retornar a su país, esfuerzo vano ya que en 1974, la burocracia soviética lo expulsó de la URSS y le quitó la ciudadanía soviética. Finalmente se instaló en los Estados Unidos, que trató de explotar su caso al máximo en la Guerra Fría anticomunista y antisoviética. Pero esta relación se fue haciendo cada vez más difícil ya que Solzhenitsyn se fue tornando francamente oscurantista, con un rechazo ultraderechista de la civilización occidental, a la que culpaba por el comunismo, y una idealización del pasado cristiano-ortodoxo y nacionalista de la Rusia zarista. El excelente poeta Joseph Brodsky, también exilado y ganador del Premio Nobel, lo criticó ásperamente no obstante su propio anticomunismo.

Erradicado de su suelo nativo, de su historia, de su cultura, y no asimilado a la "forma de vida americana", Solzhenitsyn se desintegró tanto como figura literaria como política. Su ego sobredimensionado sufrió una gran desilusión cuando regresó a la Rusia soviética pensando que sería recibido como un héroe y una especie de guía espiritual y santón del alma rusa y se encontró con la más fría y absoluta indiferencia hacia su persona. El régimen restauracionista le dio mucha publicidad, incluso un ciclo unipersonal en la televisión pública, que finalmente fue levantado debido a la baja audiencia y a la falta de interés. Solzhenitsyn, en su decadencia, había perdido contacto con las realidades soviéticas y post-soviéticas y tenía una imagen totalmente distorsionada del "glorioso" pasado progromista de los zares destruido por la Revolución "liderada por judíos", y ninguna perspectiva para el futuro. Sólo recientemente, por razones pragmáticas, el régimen de Putin le brindó honores en razón de su nacionalismo, que podría ser usado en la construcción del Gran Poder y la ideología de la Gran Rusia promovida por los gobernantes del Kremlin.

Sin embargo, no podemos reducir la contribución de Solzhenitsyn a la monstruosidad en la que devino. Será recordado no solamente por su fuerte denuncia de los crímenes del stalinismo en sus obras de comienzos de la década del ’60 sino también por la gran calidad literaria de alguna de sus obras. El arte y la literatura no pueden reducirse a la ideología o a los puntos de vista amplios o limitados, conservadores o revolucionarios, de un artista. Siguiendo el método de grandes marxistas como León Trotsky, Walter Benjamín o Ernst Bloch, tenemos que descubrir la "plusvalía utópica" que existe siempre en una verdadera obra de arte y que va más allá de cualquier limitación político-ideológica.

Obras como "El primer círculo" y "Pabellón de cáncerosos" son verdaderas obras de arte y no pueden ser consideradas solamente como "testimonios históricos o documentos" sobre el régimen de terror stalinista. Sin lugar a dudas, ellas emergen de las contradicciones históricas extraordinarias que han bloqueado el primer "asalto al cielo"; la historia misma habla en esas novelas, sumergiéndose al mismo tiempo en las más oscuras profundidades de la existencia humana, siguiendo la gran tradición de Dostoyevsky. Aprendemos no solamente sobre los crímenes de Stalin; también sobre el ser humano en tiempos históricos de desesperación, cuando "el infierno es un paraíso porque es aún el primer círculo del infierno".

En estas novelas, Solzhenitsyn - incluso políticamente- , está muy lejos del último Solzhenitsyn en desintegración. En "El primer círculo", Stalin es contrapuesto a la famosa referencia de Lenin a la legendaria cocinera que se hace cargo de los asuntos del Estado bajo la dictadura del proletariado. En la novela, Stalin habla consigo mismo: "Lenin solamente confundía las cosas. ¡La última de las cocineras capaz de dirigir el Estado! (...) Una cocinera es una cocinera: su lugar está en la cocina. Para gobernar a la gente se necesita mucho conocimiento".

Es claro como el agua que la democracia proletaria de Lenin se distingue y se opone al gobierno de la burocracia stalinista de una elite iluminada. Por el contrario, en "El archipiélago Gulag", escrito a principios de los ’70, cuando Solzhenitsyn ya ha perdido su esperanza de ver sus obras publicadas nuevamente en la Unión Soviética, las purgas de Stalin son equiparadas al poder soviético bajo Lenin y Trotsky.

En "Pabellón de cancerosos", Kostoglotov (un héroe central-personaje del autor) encuentra un aliado en sus ataques contra el abuso burocrático, como Lukacs ha señalado correctamente, en la persona de Shulubin, quien recuerda a todos cómo "Las tesis de abril", de Lenin, reforzaron la norma de la Comuna de París en cuanto a que ningún funcionario estatal debía recibir un pago mayor al salario promedio de un obrero especializado.

En esas maravillosas novelas hay todavía semillas o restos de alguna esperanza socialista, aun en la forma de un vago "socialismo moral" inspirado por Vladimir Soloviov y Piotr Kropotkin. Pero todo el horizonte espiritual del escritor se torna cada vez más desolado, y finalmente cae víctima de las gigantescas presiones que en su país y en Occidente se ejercen sobre sus propias limitaciones. Una comparación entre los escritos de Solzhenitsyn sobre el Gulag y el tremendo "Cuentos desde Kolyma", de Shaiamov, puede mostrar claramente la diferencia de perspectiva, de filosofía, de sensibilidad entre los dos escritores, que afectan también la calidad de sus respectivas prosas.

Solzhenitsyn no debe ser demonizado ni idealizado. Siguiendo la máxima de Spinoza (que Trotsky también repetía), no debemos reír con su decadencia ni llorar con sus tragedias ni indignarnos con sus posiciones insultantes, sino comprender. Comprender la contradicción en la vida y la cultura, y actuar como revolucionarios en base a esta comprensión.

:: Fuente: Partido Obrero

Enlaces de interés

::Aleksandr Solzhenitsyn. Wikipedia
:: Literatura y poder: el caso de Alexandr Solzhenitsin. Jesús Aller
:: Vida y Destino de Vasili Grossman: todo el sufrimiento del pueblo ruso que derrotó al fascismo. Jesús Aller


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