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De la Sección : {Noticias Destacadas}

Tres años sin Chato Galante, generosidad e inteligencia

Por Angelo Nero*

Jueves 30 de marzo de 2023 NODO50

Hay pocas personas como él que, al poco de conocerlas, ya sientas como parte de tu geografía emocional, como cuando te enamoras, ya sabes que formará parte de ti para siempre, y con Chato fue así, se estableció en mi imaginario personal de una forma permanente

Chato Galante, cómo no quererte

Conocí a Chato Galante justamente en 2019, en Pontevedra, en un encuentro entre un puñado de compañeros y compañeras de la Iniciativa Galega pola Memoria, que agrupa a la mayoría de los colectivos memorialistas de Galicia, gracias a la generosidad de Montse Fajardo, portavoz de la IGM, a quien seguía en los caminos de la Memoria, primero desde la admiración, a través de sus libros, después desde la complicidad en cualquier acto en el que ella participara, finalmente desde la amistad, que se había fraguado a lo largo de los últimos años. No encontraré nunca la forma de agradecerle que me hubiera invitado a participar en aquella comida en la que junto a una docena de personas boas e xenerosas, nos sentamos a la mesa con Gus y con Chato, representantes de CeAQUA, la Coordinadora de Apoyo a la Querella Argentina, con la cual querían que nos sumásemos.

Un poco de humor tras declarar ante la jueza María de Sevini.

En el viaje a Pontevedra, donde se realizó aquel xantar de fraternidad, recordé cómo el día que había ido al cine a ver El silencio de otros, la larga cola que me había sorprendido en los Multicines Norte, algo que no recordaba en una película documental, y como ese día nos habíamos quedado unos cuantos sin entrada. Había regresado al día siguiente, para sentir en mi propia piel los recuerdos y la lucha de María Martín, de Carlos Slepoy, de Felisa Echegoyen, de Chato Galante… en la piel se me quedaron grabadas especialmente la mirada de María, señalando la cuneta donde habían enterrado a su madre, y la sonrisa de Chato, cuando la jueza María Servini había encausado a Martín Villa, uno de los responsable de la represión franquista.

Esa sonrisa fue lo primero que me recibió en aquel día en Pontevedra, recuerdo que Chato estaba hablando con Montse y con Luís Bará, otro de los incansables luchadores contra la desmemoria en nuestro país, y cuando me acerqué, con cierta timidez, a saludarlo, me estrechó la mano como lo haría un amigo de toda la vida. No hizo falta más para que se estableciera una fuerte corriente de afecto, como no quererte, Chato, nada más conocerte… Me senté frente a él en la comida, y esa corriente fue alimentándome durante toda la tarde, con sus palabras y sus sonrisas. Hay pocas personas como él que, al poco de conocerlas, ya sientas como parte de tu geografía emocional, como cuando te enamoras, ya sabes que formará parte de ti para siempre, y con Chato fue así, se estableció en mi imaginario personal de una forma permanente.

Tres meses después volvimos a coincidir en la illa de San Simón, en el homenaje que todos los años se realiza en ese antiguo campo de concentración a las víctimas del franquismo. Me acerqué a él para entregarle el cuaderno que hacemos para recordar el acto, y a cambio me regaló, junto a esa sonrisa de galán de cine, un abrazo de hermano, de esos que te quedan tatuados bajo la piel. En esta ocasión el acto estaría dedicado a la Querella Argentina, y él sería uno de los principales oradores, como en otros años lo fuera Darío Rivas, el primer querellante de la causa, que no había descansado hasta recuperar el cuerpo de su padre, alcalde republicano de Castro de Rei, asesinado por un grupo de falangistas, en los primeros meses de la longa noite de pedra. “Nosotros tenemos esa asignatura pendiente, no podemos pasar a siguientes generaciones esta ignominia, nosotros debemos conseguir que esos criminales sean llevados a la justicia, que sea condenado el régimen franquista, que se impida la existencia de asociaciones que hacen apología del fascismo en nuestro país”. Dijo Chato en su emotiva intervención.

Visitó Galiza varias veces durante este año pasado, sumando personas y colectivos al apoyo a la Querella Argentina, y en octubre volví a recoger su abrazo y su sonrisa, en unas jornadas sobre la Represión franquista a las mujeres en el Val Miñor, dónde volví a ver –ya era la tercera o cuarta vez- El silencio de otros, en un auditorio abarrotado, pese a la desapacible tarde de invierno. Como si fuese la primera vez, volví a emocionarme con María, con Kutxi, con Carlos, con Ana, pero sobre todo con Chato, con ese hombre que volvía a hablarnos de ese pasado incómodo, sin rencor, con la mirada limpia y las voz firme, dándonos más material para construir el sueño de conseguir un horizonte de Verdad, de Justicia, de Reparación.

Al mes siguiente regresó –pienso que, para entonces, ya estaba echando raíces en Galicia, a través de tanta gente que le quería-, a un gran acto institucional de apoyo a la querella en Pontevedra, dónde se sumaron las familias de Alexandre Bóveda, Amancio Caamaño y Ramiro Paz, asesinados por el franquismo. Después del emotivo acto, otra vez Montse –cómo agradecerle tanta generosidad-, me invitó a que me quedara a cenar con Chato y con un pequeño grupo, entre los que estaban Luís Bará, y dos abogados de CeAQUA, Jacinto Lara y Paloma García. Chato volvió a regalarnos anécdotas de su paso por la cárcel, su “verdadera universidad”, dónde estrechó amistades que durarían hasta hoy… Cómo no quererte, querido Chato, volví a pensar esa tarde, por esa manera tuya de compartir hasta los recuerdos más dolorosos y transformarlos en un arma para cambiar el mundo. Fue la última vez que lo vi, aunque para entonces sabía que su sonrisa estaría conmigo para siempre.

La noticia de su enfermedad me llegó en Pamplona, en un encuentro sindical en el que coincidí con Begoña Zabala, y me golpeó como el temporal que, en esos momentos, estaba azotando esa parte del mundo. Begoña y Sabino mantenían una estrecha relación, de militancia, pero sobre todo de amistad, con Chato y con Justa, y estaban seriamente preocupados por su salud, una preocupación que, desde entonces, se convirtió también en mía. En febrero Sabino vino a presentar su último libro a Vigo, y le pregunté por el estado de Chato, y me dio cierta esperanza al decirme “es un gran luchador, lleva toda la vida luchando, y esta lucha también la va a ganar”.

Desgraciadamente esos últimos días de marzo, justo un año después de aquella primera vez en Pontevedra, nos despertábamos con la terrible noticia. Aquel fue un día de llamadas y mensajes urgentes, de recopilar fotos, vídeos, recuerdos en común de los miembros de la Iniciativa Galega pola Memoria, de muchas publicaciones en todos los medios a nuestro alcance, emotivos especialmente los de Montse Fajardo y Luís Bará, – cómo no quererlos a ellos también-, o de los que me llegaron después en las mil formas que tiene la gente que seguir queriendo a Chato.

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De la Sección : {Noticias Destacadas}

Un experimento único de gobierno popular

Por Shelton Stromquist

Jueves 23 de marzo de 2023 NODO50

Marzo de 1871 marcó el comienzo de la breve historia de la Comuna de París. Mientras duró, la Comuna esbozó una nueva forma de gobernar una gran ciudad basada en la democracia y el bien público, no en la especulación privada.

Guardias nacionales posan delante de una barricada de artillería en la plaza Vendome durante la guerra civil entre la Tercera República y la Comuna de París, tras la guerra franco-prusiana. (Archivo Hulton / Getty Images)

La Comuna de París terminó en una violencia masiva, con la matanza de miles de comuneros en las barricadas y el incendio de gran parte de la ciudad. Esta lucha final forjó la Comuna como un acontecimiento icónico en la historia del socialismo y en la memoria colectiva de la lucha popular. Sin embargo, ahora solo se recuerda vagamente que, antes de la desaparición de la Comuna, el pueblo de París se había puesto manos a la obra para reconstruir la autoridad y el gobierno de la ciudad siguiendo unas líneas revolucionarias sin precedentes, basadas en la euforia popular que rodeó la retirada del gobierno central de París el 18 de marzo de 1871.

A pesar de las amenazas casi constantes a la existencia de la Comuna por parte del gobierno rival que ocupaba Versalles, el audaz pueblo llano de París imaginó y empezó a constituir una nueva ciudad y una nueva política a su medida. El tiempo, como quedó demostrado, apremiaba.

Nacimiento de la Comuna

La rendición de Napoleón III ante el ejército prusiano en las afueras de París a principios de septiembre de 1870 había preparado el terreno. El gobierno provisional no tuvo más remedio que movilizar a la población en defensa de París y otras ciudades importantes.

En este espacio político surgió un movimiento popular ampliamente republicano para organizar la resistencia y reclamar el derecho al autogobierno. Esto significó mejorar la Guardia Nacional, organizada en unidades de barrio y —solo mínimamente— bajo un liderazgo central, ya muy desacreditado por la debacle militar de las semanas anteriores.

Cercados por el ejército prusiano, los parisinos soportaron meses de privaciones desigualmente distribuidas por clases. Aislados del apoyo político y militar exterior, invistieron al gobierno local, reforzado por la Guardia Nacional, de mayor autoridad, mediante la «localización de la actividad». Esa estrategia incluía la formación de cooperativas, clubes políticos locales y escuelas públicas secularizadas. Las elecciones municipales de noviembre supusieron un aumento significativo de la influencia de la izquierda, aunque muy lejos de una presencia dominante, salvo por un puñado de distritos.

La llegada de la Comuna se produjo tras una sucesión de acontecimientos que alteraron profundamente los intereses políticos de un París asediado. Primero fue la firma de un armisticio el 28 de enero de 1871 entre el gobierno nacional provisional instalado fuera de la ciudad, en Versalles, y los prusianos. Los términos del armisticio resultaron humillantes e incluían la anexión de Alsacia y Lorena, el pago de una cuantiosa indemnización y una breve marcha simbólica de las tropas prusianas por el corazón de París. Un movimiento recientemente envalentonado y ampliamente republicano, en el que la influencia de la izquierda había crecido de forma espectacular, asumió el papel de defender la «patria» afirmando la autonomía de París.

Los meses de resistencia y hambre sentaron las bases no solo de una resistencia nacional, sino de una guerra civil. Por un lado estaban los comuneros y, por otro, un desacreditado gobierno nacional atrincherado con sus partidarios en Versalles y en las zonas rurales adyacentes a París. El fracaso del gobierno a la hora de recuperar los cañones que estaban bajo el control del Comité Central de la Guardia Nacional parisina cristalizó una política ya de por sí polarizada. El gobierno central echó leña al fuego rescindiendo las moratorias de la Comuna sobre la venta de bienes en las casas de empeño del gobierno y restableciendo el pago de alquileres y otras facturas que se habían acumulado durante el asedio.

El primer orden del día

Durante un período demasiado breve, antes de ser superada por la brutal y finalmente cataclísmica represión a manos de las tropas del gobierno central bajo el mando de Adolphe Thiers, la Comuna de París proporcionó un escenario único para que nuevas formas de gobierno local cristalizaran y desafiaran las tradiciones de la hegemonía burguesa urbana.

Tras la retirada definitiva del gobierno central en marzo, la Comuna emitió una serie de declaraciones que esbozaban en grandes líneas lo que ya se estaba llevando a cabo en mayor o menor medida en las calles y distritos. Lo primero en la orden del día era establecer políticas democráticas viables y procedimientos de gobierno en el espíritu de la visión proudhonista del asociacionismo local, que tenía raíces hondas entre los trabajadores parisinos.

Las elecciones municipales del 26 de marzo dieron lugar a un nuevo consejo de gobierno para la autoproclamada Comuna de París. Al tiempo que atacaba el control burocrático fijando los salarios máximos de los funcionarios y rompiendo las líneas de autoridad del gobierno central, la Comuna también limitaba las reclamaciones de terratenientes y acreedores, afirmaba las «libertades municipales» y circunscribía la autoridad religiosa.

La visión comunal se hizo más evidente con la famosa Declaración del 19 de abril, incluso cuando las perspectivas de una guerra civil total se agravaban. Un mes de contienda política y dos elecciones municipales habían preparado el terreno para una declaración programática de gran alcance. Los antiguos alcaldes y diputados habían mostrado sus colores de clase y se habían retirado en gran medida al abrazo protector del gobierno de Versalles de Adolphe Thiers.

La Declaración del 19 de abril era vaga en algunos puntos clave, y sus aspiraciones se vieron superadas en última instancia por el imperativo de defender militarmente el frágil espacio social y político en el que se definía la Comuna. No obstante, delineaba los contornos de un orden social alternativo. Se trataba de una ciudad dentro de una federación de ciudades de constitución similar.

Una república constituida localmente forjaría una unidad alternativa de los ciudadanos franceses. Mediante el libre ejercicio de las libertades dentro de los municipios autónomos, las ciudades reclamarían el control democrático de sus propios presupuestos y administración. Ampliarían los servicios municipales, crearían todo un nuevo conjunto de instituciones que irían desde las escuelas públicas a los talleres cooperativos y, aunque no atacarían directamente la propiedad, «universalizarían el poder y la propiedad», según dictaran las circunstancias.

Su visión era prescriptiva, abierta y optimista sobre la promesa del autogobierno municipal. Las futuras generaciones de socialistas municipales se inspirarían en esa promesa y en el proyecto de «regeneración social». Y, lo que es más importante, la experiencia de gobernar en aquellos primeros días sugirió con más fuerza que las declaraciones prescriptivas el significado tangible de la república social municipal imaginada.

El legado de Haussmann

Aunque de forma fragmentaria e incompleta, la Comuna dio algunos pasos concretos para implementar esta visión tanto antes como después de la declaración. Algunas iniciativas habían tenido su origen en la resistencia comunal a la autoridad monárquica durante los años inmediatamente anteriores a la Comuna.

La reconstrucción masiva de París a manos del barón Georges-Eugène Haussmann durante las dos décadas anteriores adquirió un estatus legendario, gracias en parte a su propia autopromoción. La construcción de amplios bulevares menos susceptibles a las barricadas y la destrucción de muchos barrios obreros antiguos y céntricos crearon un nuevo paisaje urbano en el que la población de París, en rápida expansión, fluyó con consecuencias impredecibles.

Esa población en expansión incluía un gran número de trabajadores de la construcción y canteros, algunos de los cuales habían formado parte durante mucho tiempo de las migraciones estacionales regulares a París desde otras partes del país, como Creuse. Su lento desplazamiento desde las pensiones centrales y las ferias de contratación de la Place de Grève se acompañó de un asentamiento más permanente en los nuevos barrios obreros de la periferia. Ya fuera por su reputación de conflictividad crónica con las autoridades o por las nuevas solidaridades en sus barrios de adopción, los canteros y otros trabajadores de la construcción estaban sobrerrepresentados entre los comuneros detenidos y deportados tras las últimas batallas callejeras de finales de mayo.

Los estudios sistemáticos de Jacques Rougerie, Manuel Castells y otros confirman que esta «revolución urbana» no fue impulsada por un nuevo proletariado, sino más bien, como la denominó Rougerie, por «una clase obrera intermedia» que incluía a trabajadores de la construcción, artesanos tradicionales y un componente significativo de comerciantes, empleados y profesionales. En palabras de Castells, «eran los habitantes de una gran ciudad en proceso de mutación y los ciudadanos de una República en busca de sus instituciones».

David Harveyha demostrado que la «haussmannización» de París en los años posteriores a 1848 dio lugar a un espacio urbano más claramente organizado en función de las clases que preparó el terreno para la agitación de 1871. Irónicamente, la transformación burguesa de París creó las condiciones que promovieron una nueva y diversa clase obrera urbana impregnada del aroma de un internacionalismo más amplio que potencialmente desafiaba el «dominio superior del espacio» de la burguesía. Y ese desafío, como ha argumentado Roger Gould, surgió precisamente de las solidaridades vecinales de estas nuevas «aldeas urbanas» que englobaban a una nueva clase.

Harvey y otros han enumerado las iniciativas urbanas de los trabajadores en la Comuna que reflejaban sus propias reivindicaciones sobre el control del espacio parisino. La organización de talleres municipales para mujeres; el fomento dado a las cooperativas de productores y consumidores; la suspensión del trabajo nocturno en las panaderías; y la moratoria en el pago de alquileres, el cobro de deudas y la venta de artículos de la casa de empeños municipal de Mont-de-Piété reflejaban las llagas que habían molestado al París obrero durante años. En algunos casos, durante los días inmediatamente posteriores al 18 de marzo, como relató Prosper-Olivier Lissagaray, «antiguos empleados subordinados» asumieron nuevas responsabilidades, como ocurrió por ejemplo en el servicio de correos. Tuvieron que improvisar con recursos limitados frente al sabotaje de los altos funcionarios salientes.

El brutal desenlace de la Comuna ha oscurecido, en algunos aspectos, las reformas sociales y políticas innovadoras y localistas que instituyó brevemente y que transmitió a los reformistas socialdemócratas que, en la década de 1890 y más allá, trataron de elaborar un socialismo municipal despojado de las aspiraciones revolucionarias y los riesgos que se encarnaron de forma demasiado brutal en el aplastamiento de la Comuna.

Interpretación de la Comuna

El recuerdo de la Comuna perduró durante décadas, no solo en las pesadillas de la burguesía y sus aliados reformistas, sino también entre los socialdemócratas que, al igual que sus antepasados comuneros, vieron en la ciudad la oportunidad de abordar los agravios inmediatos a los que seguían enfrentándose los trabajadores y de soñar con un orden social y político alternativo que pudieran constituir en las ciudades.

La paradoja de la brutal derrota en defensa de lo que cada vez más parecía la promesa utópica de la revolución municipal no pasó desapercibida para los comentaristas posteriores. La disputa sobre la memoria y el significado de la Comuna se desarrolló con mayor vigor entre los propios socialistas.

La guerra civil en Francia, de Karl Marx, proporcionó en sus primeras ediciones una historia casi instantánea de los acontecimientos de París a medida que se desarrollaban. Basándose en las escasas fuentes que pudo encontrar —relatos de periódicos, cartas de contrabando e informes ocasionales de primera mano—, Marx elaboró un informe para el Consejo General de la Primera Internacional, presentado a finales de mayo de 1871, pocos días después de la masacre final de comuneros. La agenda de Marx tenía varias capas, y cada una de ellas alimentó posteriormente la memoria y el significado construido de la Comuna.

En primer lugar, trató de afirmar el carácter proletario de la revuelta, aunque posteriormente revisaría esa valoración. En segundo lugar, y quizá lo más importante, defendió la nobleza de la revuelta y el sacrificio de los comuneros, considerándolo un hito en la promulgación del socialismo, aunque sus consecuencias inmediatas fueran claramente más ambiguas. En tercer lugar, subrayó los rasgos desestructuradores y constructores de Estado de la Comuna de un modo que implícitamente desafiaba la celebración por parte de los anarquistas de lo que afirmaban era su carácter destructor del Estado-nación. Posteriormente, menospreciaría la moderación y las medidas de «bienestar» emprendidas por la Comuna en los días y semanas posteriores a su creación inicial.

Otro subtexto en las respuestas de Marx, Engels, Karl Kautsky, Vladimir Lenin y otros marxistas era la continua guerra ideológica con las influencias asociacionistas proudhonistas, que, en su opinión, habían sido demasiado evidentes en la Comuna. Su énfasis en el localismo, la democracia descentralizada y la economía cooperativa productivista fueron vistos como precursores de un orden socialista diferente, que posteriormente seguiría animando los programas de reforma práctica de los socialistas municipales.

Espíritus comunales

Las horribles escenas de la supresión de la Comuna entre el 21 y el 28 de mayo proporcionaron abundante material para elevar esos acontecimientos a la categoría de leyenda. Las estimaciones de los masacrados en batalla o por ejecución oscilaban entre diecisiete mil y cuarenta mil. Casi cincuenta mil fueron arrestados, muchos enviados al exilio en lugares tan lejanos como la colonia francesa de Nueva Caledonia en los Mares del Sur.

Los observadores posteriores continuarían durante la siguiente década y más intentando dar sentido a los conmovedores acontecimientos de París o, en el caso de los comentaristas burgueses anticomunistas, impugnando o borrando su recuerdo. En Francia, la política socialista se convirtió en una enmarañada red en la que la Comuna sirvió de piedra de toque tanto para las facciones «posibilistas» como para las «imposibilistas».

Paul Brousse, que realizó un «aprendizaje político» como anarquista, llegó a creer en la promesa revolucionaria que encerraban las ciudades, a pesar del fracaso de la Comuna de París. Defendió «el socialismo práctico», en el que «se podían lograr medidas socialistas significativas a nivel local antes de la revolución en el centro». La clave era un cambio en el pensamiento táctico, alejándose de la violencia y acercándose a la política. Otros llegaron a conclusiones paralelas, aunque en contextos diferentes. Mary Putnam, una estadounidense que vivía en París mientras se desarrollaban los acontecimientos de mayo de 1871, mantenía estrechos vínculos con una familia simpatizante de la Comuna y creía que los sucesos que presenció significaban una defensa legítima de los «derechos municipales».

La Comuna siguió siendo honrada como un momento de martirio socialista, y los aniversarios y otras ocasiones simbólicas proporcionaron oportunidades para afirmar los sacrificios de los comuneros en nombre del socialismo. La conmemoración internacional de la Comuna y particularmente la fecha del 18 de marzo se convirtió, en palabras de Georges Haupt, en «una idea, una profesión de fe y una confirmación de un futuro histórico, de la inevitable victoria de la revolución proletaria».

Pero incluso cuando la conmemoración de la Comuna se convirtió en un elemento fijo de la retórica y la iconografía socialistas, también se intensificaron los debates sobre su significado. La relevancia de la Comuna para el proyecto de transformación socialista de finales del siglo XIX y principios del XX reflejaba la profunda polarización del propio movimiento. El socialista estadounidense Phillips Russell, de visita en París en mayo de 1914, en lo que resultó ser la víspera de la Gran Guerra, se unió a una procesión de «treinta, quizá cuarenta mil (…) hombres y mujeres trabajadores, y también niños», en conmemoración de la Comuna. La inmensa multitud enmudeció de repente al acercarse a un muro del cementerio de Père Lachaise.
Era el lugar donde, como recordaba Russell, «los trabajadores y trabajadoras que se hicieron cargo de París hace cuarenta y tres años y lo dirigieron pacíficamente y bien» habían sido acribillados por el ejército de Thiers, «sus cuerpos amontonados contra el muro». Profundamente impresionado por la conmemoración, frente a una masiva presencia policial, Russell aprendió «que el espíritu de la Comuna aún vive en los corazones de sus trabajadores».

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Identifican a una agente de policía infiltrada en los movimientos sociales de Madrid

Por Ter García

Jueves 16 de marzo de 2023 NODO50

La funcionaria, infiltrada bajo la falsa identidad de Mavi L.F., ha militado en diferentes movimientos sociales de Madrid del entorno del ecologismo y los centros sociales. Se añade a la lista que, desde junio, se ha publicado con los policías infiltrados en Barcelona y Valencia.

Mavi, como se dio a conocer, se puso en contacto con La Animosa por primera vez el 5 de noviembre de 2022 para proponer la celebración de un evento relacionado con la justicia climática. En ese momento, la asamblea del centro social situado en el madrileño barrio de Hortaleza rechazó la propuesta por diferentes cuestiones. Una semana después, empezó a entrenar en el Gimnasio Popular Hortaleza Fighters, proyecto que pertenece al CSO La Animosa. Pronto levantó sospechas.

El CSOLa Animosa abrió sus puertas en noviembre de 2021, tan solo un año antes de la aparición de Mavi, en un local comercial propiedad de la Sareb que llevaba años vacío. Desde su comienzo contó con un gimnasio popular, una biblioteca y espacio para la celebración de actividades para los colectivos del barrio y de Madrid. Además, durante este año y cuatro meses, ha sido punto de encuentro de cientos de colectivos para organizar diferentes luchas.

Mavi L.F. es la identidad falsa bajo la que se esconde la agente de policía que responde por las iniciales de M.V.C.S., según ha podido comprobar El Salto. Se trataría de una agente encubierta que llevaría varios meses rondando los círculos de militancia de diferentes colectivos de Madrid, entre ellos Extinction Rebellion —al menos hasta el pasado fin de semana—, movimiento ciudadano por la justicia climática que opera en varias ciudades del mundo, entre ellas en Madrid, en el que empezó a participar en septiembre, aprovechando un encuentro general del colectivo en El Retiro. “Ese día vinieron como 20 o 30 personas nuevas”, recuerda Víctor de Santos, ambientólogo y miembro de Extinction Rebellion. La segunda vez que apareció en este colectivo por el medio ambiente fue en octubre o noviembre, en otro encuentro abierto en el que también se contaban varias personas nuevas, según detalla otro miembro de Extinction Rebellion, que explica que la agente infiltrada incluso asistió a una reunión en su casa. “No aportó mucho en la reunión, pasó el tiempo gastando bromas con otra chica que también acababa de llegar”, apunta este activista. Con respecto Extinction Rebellion, y Futuro Vegetal, donde también ha estado participando, los dos activistas señalan que siempre mantuvo un perfil bajo.

En el caso de La Animosa, “pese a la negativa de la celebración del acto que Mavi nos vino a proponer, vimos cómo empezó a mostrar un repentino interés por los demás proyectos del espacio, así como por la organización de este”, comentan a El Salto desde el centro social. Es entonces cuando empieza a acudir de manera frecuente al gimnasio, lo que le sirve de puente para acercarse a las compañeras del espacio. Añaden que les llamó la atención su facilidad para los deportes de contacto, pese a que ella les había comentado que nunca había realizado ninguno. Cuanto más tiempo pasaban con ella, más sospechas tenían sobre su persona. “Percibíamos que tenía una actitud muy aduladora hacia las personas que frecuentábamos el espacio, intentando crear vínculos de confianza muy rápido y siendo muy halagadora con todo el mundo, cambiando de opinión según con quien hablara”, recuerdan varias personas que coincidieron con ella en el centro social.

“A raíz de entablar conversaciones con ella, nos dimos cuenta de que había cosas que no cuadraban”, explica otra de las personas que la conoció a raíz de su paso por La Animosa

Cuando comenzó a compartir momentos de ocio con personas que frecuentaban este espacio, expuso ciertos datos de su vida que luego se han comprobado que eran falsos. Mavi se presentó como teleoperadora y les relató que procedía de Albolote, un pequeño pueblo de Granada. “A raíz de entablar conversaciones con ella, nos dimos cuenta de que había cosas que no cuadraban”, explica otra de las personas que la conoció a raíz de su paso por La Animosa. Debido a todas estas sospechas que se forjaron a lo largo de los casi tres meses que Mavi compartió con los militantes del CSO La Animosa y el Gimnasio Popular Hortaleza Fighters, se activaron ciertos protocolos de seguridad respecto a ella.

Aparte del perfil de Instagram con el que se presentó inicialmente a La Animosa, se han encontrado otros perfiles en redes sociales en los que aparecía su foto con otro nombre. M.V.C.S., identidad bajo la que se esconde Mavi, había superado el proceso selectivo para ser nombrada personal funcionario de la Policía Nacional el 9 de mayo del 2022, dos meses antes de que La Directa destapara el caso de un agente camuflado en los movimientos sociales de Barcelona.

Tras la publicación de La Directa sobre el segundo policía infiltrado en los movimientos sociales de Barcelona, el comportamiento de Mavi también cambió. “Su reacción fue no desaparecer al completo, pero casi. Después del segundo artículo de La Directa vino a entrenar una o dos veces más pero ya no intentaba involucrarse de la misma manera”, explica una compañera del centro social. También empezó a eliminar fotos y perfiles en redes sociales. El primero, el de Instagram con el que se había presentado inicialmente a La Animosa.

Desde el departamento de prensa de la Jefatura Provincial de Policía de Madrid afirman a El Salto que no tienen constancia de ningún agente infiltrado en el centro social y advierten de que, en el caso de que se haya ordenado esta actuación policial sería en el marco de una investigación judicial.

Infiltrados por el gimnasio

Como en los casos de Barcelona y País Valencià, la infiltración de la agente de policía en La Animosa se ha realizado a través de los gimnasios populares. “Están aprovechando esa apertura de los espacios para meter infiltrados en los centros sociales, e intentar también que se cree una paranoia colectiva respecto a esto”, señala el mismo miembro de la asamblea de La Animosa. “Este tipo de gimnasios son entornos seguros para las compañeras, donde no se tolera ningún tipo de comportamiento racista, machista u homófobo. Cuando uno acude a entrenar a este tipo de espacios va con toda la seguridad de que ahí va a encontrar a compañeras que, salvando las distancias, tengan un pensamiento común, como mínimo que respeten los valores anteriormente citados”, continúa.

Sin embargo, según afirman, en gran parte la clave para descubrir a estos agentes de Policía infiltrados es la falta de formación política. “Pueden inventarse una vida falsa perfectamente estructurada, pero muchas veces se les pilla por la nula formación política” explican. “Tenemos que utilizar las herramientas que están a nuestro alcance para protegernos y estar alerta en estos temas, pero sin entrar en la paranoia colectiva. Que la apertura de los espacios políticos no se elimine pero que haya más control sobre quién entra”, concluyen.

Desde La Animosa adelantan a El Salto de que prevén movilizarse en respuesta a lo sucedido. “Queremos hacer un llamamiento a los colectivos y centros sociales de Madrid contra el ataque policial a la autoorganización de la clase trabajadora”, afirman.

Por parte de Extinction Rebellion explican a El Salto que están pensando en cómo afrontar este tema. “No pensamos que haya supuesto peligro para el colectivo porque ella mantenía un perfil bajo y nosotros todo lo que hacemos es público, pero es más el miedo que mete a la gente por no saber con quién te estás relacionando, si la gente que estás, con la que estás tratando en tu día a día, es un policía”, afirma.

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Manifestaciones de policías contra las modificaciones de la ’ley mordaza’: el derecho administrativo del enemigo

Por Endika Zulueta

Sábado 11 de marzo de 2023 NODO50

Desde el año 2021 el actual Gobierno está fraguando unos mínimos cambios de la Ley Orgánica 1/2015, conocida como ley Mordaza, con la finalidad de adecuarla a una legislación más respetuosa con los Derechos Fundamentales. Si bien ningún cambio legislativo convence a toda la ciudadanía, y siempre habrá sectores de ésta que discrepen del mismo, la novedad estriba en que, quien protagoniza la protesta ante este proyecto de modificación legal no es un sector de la ciudadanía, sino una parte de un colectivo profesional: por primera vez unidos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, agentes de la Policía Nacional, de la Guardia Civil, de las Policías Autonómicas y de la Policía Local.

Los colectivos policiales se manifestaron en Madrid el día 4 de marzo de 2023 (igual que lo hicieron el día 27 de noviembre de 2021), tras una pancarta con el siguiente texto: "Esta ley nos desprotege". Es el mundo al revés: los funcionarios que deben velar por los derechos y libertades de la ciudadanía, manifestándose porque una reforma va a adecuar mínimamente una Ley a esos derechos y libertades, al considerar ellos que esa reforma limita su impunidad para reprimir las manifestaciones. Se manifiestan protestando porque sus enemigos puedan manifestarse. Consideran que la ley no debe dar seguridad a la ciudadanía, sino que debe dar seguridad a la Policía. Es de tripi.

Los portavoces de las asociaciones policiales hicieron las siguientes declaraciones:

¿Cuál es la labor que la Constitución española encomienda a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? El artículo 104.1 de la C.E. 2 establece que "tendrán como misión 1) proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y 2) garantizar la seguridad ciudadana".

Estos funcionarios han olvidado totalmente su primera misión y, respecto a la segunda, ya hemos visto que identifican seguridad con mayor protagonismo y libertad de acción policial en la represión de estos derechos y libertades, además de atribuirse funciones que corresponden al Ejército.

Tampoco tienen desperdicio otras declaraciones que han realizado en protesta por la modificación legal:

Denuncian que con estas reformas tendrán "muy difícil combatir la delincuencia", cuando lo cierto es que los delitos están tipificados únicamente en el Código Penal. La Ley de Seguridad Ciudadana tipifica infracciones administrativas. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado nunca se ha manifestado ante modificaciones en el C.P. ¿Qué les mueve a manifestarse ahora? La respuesta viene dada por el papel que juegan ellos ante ambas legislaciones: el ámbito penal se rige por el derecho a la presunción de inocencia (la acusación debe acreditar los hechos imputados al investigado), al contrario que en el ámbito administrativo, que se rige por una especie de presunción de culpa puesto que las declaraciones de los agentes de la autoridad gozan de presunción de veracidad (es el acusado de la infracción quien debe acreditar no haberla cometido), se invierte la carga de la prueba, y los agentes se convierten en testigos y jueces de los hechos, y su versión de los mismos se presume cierta. No quieren perder un ápice de protagonismo.

Dicen que lo tendrán difícil para "combatir" la delincuencia, volviendo a emplear un lenguaje militar dirigido a un determinado sector de la ciudadanía, a la que consideran enemiga: los que ellos tildan literalmente de "antisistema" y de "radicales", en referencia al amplio sector de la ciudadanía que considera que las plazas y calles no son solo espacios para el comercio, sino espacio para ejercitar el sano ejercicio de la crítica política, que en un Estado que se entienda democrático no solo no debe ser reprimido sino que debe ser alentado.

Hablan de victoria de los radicales frente a derrota de la Policía. Para ellos es la guerra. Es lo que se ha venido a llamar Ley administrativa del enemigo: en realidad no se sancionan hechos constitutivos de infracciones administrativas, se persigue a determinadas personas por su ideología, no es ciudadanía infractora, es bando enemigo al que hay que combatir hasta vencer. El combate a la delincuencia del que hablan, se traduce en combate a las garantías de defensa y las manos libres en su actuar.

El ejército policial ha salido a la calle para advertir al Ejecutivo que no va a permitir que se limiten sus poderes y su impunidad. Pero deben saber que siempre (nos) tendrán enfrente a la ciudadanía que se manifiesta denunciando que estamos en un sistema socioeconómico injusto, a la ciudadanía que no identifica seguridad con mayor presencia policial, sino con la creación de los mecanismos adecuados que garanticen que todas las personas tengan acceso a un trabajo digno y bien remunerado, a una vivienda digna y adecuada y a una sanidad y una educación públicas, gratuitas y de calidad.

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Convocatorias 8 de marzo 2023. Día Internacional de las Mujeres

Martes 7 de marzo de 2023 NODO50

El 8 de marzo “es una jornada de lucha feminista en todo el mundo en conmemoración del día 8 de marzo de 1908 en el cual las trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York llamada Cotton declararon una huelga en protesta por las condiciones insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras ocuparon la fábrica. El dueño cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129 trabajadoras que había dentro."

"Siendo conscientes de que no estamos todas las que somos pero sí somos todas las que estamos" , y comprometidas por derechos de todas las personas.

Recogemos concentraciones, manifestaciones, acciones etc.

#8M2023 #VagaFeminista #compañeradametira #TransformandoElMundo

8 MARZO

A las 20:00 de Fuente Dorada a Plza. de los Vadillos
Convoca: Bloque Crítico Feminista

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