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De la Sección : {Noticias Destacadas}

2023: más inundaciones, sequías y 8 millones de desplazados

Por Cecilia Remis

Sábado 29 de junio de 2024 NODO50

Oxfam Intermón advierte que, en el mismo período, el hambre casi se triplicó en cinco de estos países. El aumento de inundaciones y sequías provocó ocho millones de desplazamientos el año pasado en los diez países más afectados, más del doble que la década anterior

El cambio climático ha provocado un aumento de la intensidad y la frecuencia de inundaciones y sequía

Inundaciones y sequías causaron ocho millones de desplazamientos entre la población de diez de los países más afectados del mundo el año pasado, lo que supone un aumento del 120% respecto a la década anterior. Muchas personas se vieron obligadas a desplazarse varias veces como consecuencia de estos desastres relacionados con el agua. En el Día Mundial de las Personas Refugiadas, Oxfam Intermón señala que en cinco de esos países los niveles de hambre severa casi se han triplicado en el mismo período.

Oxfam Intermón ha clasificado a los diez países con mayores desplazamientos a causa de desastres hídricos en función del número de desplazamientos internos (las personas pueden verse desplazadas varias veces) por “inundaciones” y “sequías” durante el período (2013-2023) según la Base de Datos Mundial de Desplazamientos Internos (GIDD, por sus siglas en inglés). El número total de desplazamientos en el conjunto de esos diez países ascendió a 3.588.827 en 2013 y a 7.909.369 en 2023, lo que supone un aumento del 120,389% Somalia, China, Filipinas, Pakistán, Kenia, Etiopía, India, Brasil, Bangladesh y Malasia encabezan la lista de países que sufrieron el mayor número de desplazamientos por inundaciones y sequías el año pasado, según la Base Mundial de Datos de Desplazamientos Internos. El número de desplazamientos en estos países pasó de 3,5 millones en 2013 a 7,9 millones en 2023.

El cambio climático ha provocado un aumento de la intensidad y la frecuencia de inundaciones y sequías. Según datos recopilados por Oxfam Intermón, los desastres registrados por inundaciones y sequías en los diez países más afectados se han disparado, pasando de solo 24 en 2013 a 656 el año pasado. Solamente en Somalia, hubo 223 inundaciones o sequías diferentes en 2023, frente a las dos que sufrieron en 2013, por ejemplo. Filipinas sufrió 74 desastres de este tipo frente a solo tres en 2013, Brasil 79 frente a cuatro, y Malasia 127 frente a solamente uno en 2013.

En todo el mundo, las inundaciones y sequías obligaron a 3,4 millones de personas a abandonar sus hogares el año pasado, una cifra que equivale a casi el conjunto de la población de Uruguay.

Los cálculos de Oxfam Intermón revelan que en Bangladesh, Etiopía, Kenia, Pakistán y Somalia –que se encuentran entre los países menos preparados para hacer frente al impacto del cambio climático– el número de personas que padecen hambre aguda ha pasado de 14 millones en 2013 a más de 55 millones en 2023.

“La injusticia climática es flagrante. Desde las decenas de personas que mueren por el calor abrasador en Bangladesh hasta los miles que se ven obligados a huir de las inundaciones en Pakistán, las personas más vulnerables (y las que han contribuido en menor medida a la crisis climática) son quienes están sufriendo sus mayores consecuencias, mientras los países ricos y contaminantes pretenden ayudar con medidas insuficientes que llegan con retraso”, afirma Nuzhat Nueary, coordinadora de Inseguridad Hídrica y Políticas Climáticas de Oxfam.

“El cambio climático y el fenómeno de El Niño han generado un aumento de las sequías, las inundaciones y los ciclones. Todas estas catástrofes repercuten en la vida y los medios de vida de las personas, y agravan el hambre al sumarse a conflictos, crisis económicas y profundas desigualdades. En última instancia, los movimientos en masa ejercen presión sobre los limitados recursos hídricos, lo cual genera más estrés hídrico en estos países”.

Desde la década de 1970, el 44% de todas las catástrofes han estado relacionadas con inundaciones

En Somalia, el continuo aumento de la temperatura (1,5°C, frente a 1°C en 1991) ha provocado sequías más frecuentes y prolongadas, a menudo seguidas de crecidas repentinas y ciclones. A pesar de representar menos del 0,03% de las emisiones mundiales de carbono, el país ha sufrido pérdidas por valor de miles de millones debido a las inundaciones y sequías recurrentes. Sólo la recuperación de las inundaciones del pasado diciembre se estimó en 230 millones de dólares.

La última temporada de lluvias de Deyr –que llegó tras cinco temporadas consecutivas de sequía– provocó inundaciones masivas que obligaron a 1,2 millones de personas a abandonar sus hogares y causaron la muerte de 118 personas. La estación Deyr en Somalia es la segunda estación de lluvias más corta entre octubre y diciembre de cada año. Estas catástrofes han agravado el impacto del conflicto abierto, la inestabilidad política y las crisis económicas, y actualmente la mitad de la población de Somalia necesita urgentemente ayuda humanitaria.

“Perdí todos mis animales por la sequía. Huí a pie con mis hijos y tardé tres días en llegar a Baidoa. Fue un viaje difícil. No tenía comida ni agua para mis hijos. Algunos enfermaron por el camino”, afirma Hassan Mohamud, un padre desplazado en Baidoa, Somalia.

En Bangladesh, la falta de previsibilidad de los ciclones y otras catástrofes relacionadas con el agua obligaron a más de 1,8 millones de personas a abandonar sus hogares en 2023. Además, causaron graves daños en infraestructuras como escuelas, mercados y otros servicios esenciales. Sin embargo, Bangladesh sólo es responsable del 0,56% de las emisiones mundiales de carbono.

Asgor Kha y Moriom, que viven en la aldea de Lebubunia, en Satkhira (Bangladesh), afirman: “Hemos perdido nuestras casas en cuatro ocasiones a causa de los ciclones. Seguimos endeudados por haber pedido un préstamo hipotecario. Nuestro hijo es el único miembro de la familia que percibe ingresos, pero le cuesta encontrar trabajo en la zona”.

“Sin cultivos ni ingresos, las familias se han visto obligadas a desplazarse, algunas varias veces”, dice Zerin Ahmed, que forma parte del equipo de Programas de Oxfam Intermón en Bangladesh. “Los que se quedan atrás temen constantemente por el futuro, ya que los ciclos de desastres consecutivos han consumido todos sus recursos, agotando todas sus capacidades para hacer frente a la situación”.

“Acabar con el sufrimiento de la población es posible. Los países ricos y contaminantes deben reducir sus emisiones y proporcionar una financiación adecuada a los países más afectados por la crisis climática para que puedan hacer frente a ella mejor y reconstruirse tras las crisis climáticas”, añade Nueary.

“También deben proporcionar fondos al nuevo régimen de pérdidas y daños. No se trata de un gesto de cortesía, sino de una obligación que han de atender por los daños que han causado. Con la financiación adecuada, los países que sufren las peores consecuencias pueden desarrollar sistemas de alerta temprana y otras medidas para prepararse y mitigar los efectos del cambio climático, y pueden liberar recursos para invertir en protección social para ayudar a la población a hacer frente a la situación.

“Las comunidades locales en primera línea que se enfrentan a los peores efectos de la respuesta climática, y los grupos más vulnerables –en especial las mujeres, las personas jóvenes y las comunidades indígenas– ya han presentado diversas alternativas para solventarlo, y deben estar en el centro de la toma de decisiones, la acción y la financiación en materia climática”.

Oxfam Intermón es una ONG especializada en ofrecer agua en situaciones de emergencia, así como alternativas sostenibles para las personas afectadas por el cambio climático. Con su trabajo en el cuerno de África ha proporcionado agua, saneamiento e higiene a más de 3 millones de personas afectadas por las sequías e inundaciones en Kenia, Somalia, Sudán del Sur y Etiopía. Actualmente proporciona acceso a agua potable y servicios higiénicos a más de 11 millones de personas en todo el mundo, y busca mejorar el alcance de su trabajo mediante su campaña “Más claro, agua“.

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De la Sección : {Noticias Destacadas}

Entrevista a la Federación Anarquista Era (Irán y Afganistán)

Domingo 23 de junio de 2024 NODO50

El 13 de septiembre de 2022, Mahsa Amini, de 22 años de edad, fue detenida por la ‘policía de la moralidad’ iraní, por no cumplir con las leyes relacionadas con la vestimenta. Tres días después, la policía informó a su familia de su fallecimiento, el cual se produjo a consecuencia de recibir múltiples golpes. Este incidente produjo un estallido de manifestaciones masivas por todo Irán unos días después, un levantamiento social sin precedentes que se saldó con detenciones y ejecuciones.

Una semana después de la detención de Mahsa, las compañeras de la Federación Anarquista Rosa Negra/Black Rose (USA) entrevistaron a unas anarquistas iraníes pertenecientes a la Federación Anarquista Era sobre la revuelta que estaba teniendo lugar.

El 13 de septiembre de 2022, Mahsa Amini, de 22 años de edad, fue detenida por la ‘policía de la moralidad’ iraní, por no cumplir con las leyes relacionadas con la vestimenta. Tres días después, la policía informó a su familia de su fallecimiento, el cual se produjo a consecuencia de recibir múltiples golpes. Este incidente produjo un estallido de manifestaciones masivas por todo Irán unos días después, un levantamiento social sin precedentes que se saldó con detenciones y ejecuciones.

Una semana después de la detención de Mahsa, las compañeras de la Federación Anarquista Rosa Negra/Black Rose (USA) entrevistaron a unas anarquistas iraníes pertenecientes a la Federación Anarquista Era sobre la revuelta que estaba teniendo lugar.

Esta entrevista, que publicamos por aquel entonces en este periódico, nos permitió conocer la existencia de esta organización, con secciones en Irán y Afganistán. Pasados unos meses, decidimos contactarlas para que nos explicaran, habiendo pasado el estallido social, su punto de vista sobre distintos eventos de actualidad. En esta primera parte nos explican la situación del movimiento anarquista en ambos países, su activismo en dos Estados confesionales y las consecuencias de las protestas que tuvieron lugar hace año y medio. En la segunda parte analizarán lo que está ocurriendo en Palestina.

¿Qué es la Federación Anarquista Era? ¿Qué activismo lleváis a cabo?

La Federación Anarquista Era es una federación sintética, sin embargo, tenemos nuestros propios principios únicos de auto-organización. Como federación sintetizadora y militante, no colaboramos con grupos alineados con la religión, el capitalismo, el nacionalismo o el pacifismo. En ese sentido, estamos formados por diversos grupos, colectivos, redes, sindicatos e individuos autoorganizados, todos los cuales operan independientemente en la acción y el pensamiento, fomentando relaciones complejas y orgánicas. Nuestro núcleo inicial se formó fuera de Irán el 15 de diciembre de 2009. En 2018, se estableció la Unión de Anarquistas de la geografía conocida como Afganistán e Irán, seguida de la Federación Anarquista Era en 2020.

Nosotros/as, la Federación y otros/as anarquistas de la región, participamos en todos los movimientos antiautoritarios (por los derechos de las mujeres, laborales, estudiantiles, ambientales, por los animales no humanos, etc.) dentro de nuestra geografía, tanto práctica como intelectualmente, y tenemos nuestros propios impactos directos o indirectos. Cuando hay protestas callejeras en Irán, nuestros/as compañeros/as participan activamente, y cuando no hay protestas callejeras, continuamos nuestras luchas de forma encubierta. Para evitar que las 17 organizaciones de seguridad del régimen de la República Islámica conozcan el alcance y la extensión de nuestras actividades, nunca publicamos informes sobre nuestras acciones militantes y no asumimos la responsabilidad de ninguna acción específica.

Nuestra política no es necesariamente expandir la estructura organizativa de nuestra federación. En cambio, nos enfocamos más en influir en el movimiento anarquista en toda la geografía de Irán. En la geografía de Afganistán, actualmente estamos más enfocadas en difundir la filosofía y el pensamiento anarquista, y apoyar las luchas de las mujeres lo mejor que podamos.

Hace algo más de un año, estallaron enormes manifestaciones en Irán. ¿Podríais repasar qué provocó estas protestas y qué ha sucedido durante el último año?

Las raíces de las protestas que comenzaron el 16 de septiembre de 2022 en Irán se remontan a 44 años de opresión sistemática de las mujeres y del pueblo de Irán. Estas protestas se encendieron con el asesinato de Jina Amini (conocida como Mahsa Amini), una mujer kurda de 21 años, que fue detenida con el pretexto de no cumplir plenamente con las normas obligatorias sobre el hiyab (a pesar de llevar un hiyab y estar con su hermano en una calle de Teherán). Sufrió una fractura de cráneo y muerte encefálica debido a los golpes de los agentes de la Patrulla de Orientación y de la Policía de Seguridad Moral de la República Islámica de Irán. Jina murió tres días después, el 25 de septiembre de 2022, debido a las graves heridas sufridas.

Estas protestas en todo el país, que duraron varios meses, fueron brutalmente reprimidas, lo que resultó en la muerte de docenas de niños/as y cientos de personas, miles de heridos y la detención de decenas de miles. Al menos dos niños afganos se encontraban entre los muertos por el gobierno durante estas protestas. Desafortunadamente, perdimos a uno de nuestros camaradas anarquistas de 15 años, Aref Qanbarzahi, y varios de nuestros/as camaradas fueron arrestados/as, y algunas de nuestras compañeras fueron sometidas a agresiones sexuales en prisión. Un número significativo de nuestros/as compañeros/as detenidos siguen en paradero desconocido. Incluso después de que las protestas a gran escala fueran reprimidas, nuestros/as compañeros/as anarquistas continuaron sus luchas, durante las cuales varios/as resultaron heridos/as en actividades encubiertas y perdimos a otro joven compañero en un accidente automovilístico durante una acción.

En la década de 1980, la República Islámica ejecutó a miles de presos/as políticos/as, y en la década de 1990, fuimos testigos de protestas urbanas grandes pero dispersas en varias ciudades, todas las cuales fueron severamente reprimidas. En 1999, hubo protestas estudiantiles y populares generalizadas durante seis días, que también fueron reprimidas violentamente. Todos los años, en el aniversario del movimiento estudiantil de 1999, se reprimían las protestas; hasta las protestas del Movimiento Verde de 2009, que duraron ocho meses pero que finalmente fueron reprimidas.

Sin embargo, a partir del 27 de diciembre de 2017, la naturaleza de las protestas cambió, con manifestaciones en más de 160 ciudades que duraron diez días, lo que resultó en la muerte de al menos docenas de personas, miles de heridos y decenas de miles de arrestos. Desde 2017, hemos visto protestas sin líderes con una naturaleza anarquista. Esto continuó en los años siguientes, como las protestas de agosto de 2018 (que duraron una semana, con el resultado de varias muertes, cientos de heridos y miles de detenciones) y las protestas nacionales de 2019 (que comenzaron el 15 de noviembre y se extendieron a 29 de las 31 provincias de Irán, lo que resultó en miles de muertos, decenas de miles de heridos y decenas de miles de detenciones, que duraron varios días). En 2020, también fuimos testigos de protestas en varias ciudades a lo largo del año.

Desde el comienzo de las protestas de 2022, las mujeres han seguido desafiando las normas sobre el hiyab obligatorio, y el gobierno ha respondido con una represión violenta sin precedentes por parte de las fuerzas de seguridad y policiales contra las mujeres sin velo.

¿Cuáles han sido las consecuencias punitivas de las protestas? ¿Tenéis algún dato sobre encarcelamientos y ejecuciones?

Durante las protestas de 2022, cientos de personas fueron atacadas con pistolas de perdigones, principalmente dirigidas a la cara, la cabeza y los ojos. Cientos de jóvenes quedaron ciegos o sufrieron heridas graves por los perdigones. Muchos quedaron mutilados y miles resultaron heridos. Incluso después de que terminaran las protestas, dado que las niñas de secundaria y preparatoria y los estudiantes universitarios desempeñaron un papel importante, se llevaron a cabo ataques químicos en numerosas escuelas, principalmente escuelas de niñas, y algunas universidades como forma de castigo. Estos ataques comenzaron el 9 de diciembre de 2022 en una escuela secundaria femenina en Qom y se extendieron gradualmente a cientos de escuelas en todo Irán en el transcurso de ocho meses. Alrededor de 100.000 personas fueron detenidas. Muchos presos/as, especialmente mujeres y principalmente en ciudades más pequeñas, fueron sometidos a agresiones sexuales. Algunos prisioneros/as fueron enviados a hospitales psiquiátricos y algunos se suicidaron después de ser liberados/as. Muchos/as desarrollaron enfermedades raras debido a los medicamentos que se vieron obligados a tomar en prisión. Algunos/as también murieron en circunstancias sospechosas después de su liberación. Numerosos/as estudiantes, profesores/as, artistas y otros/as fueron expulsados/as de universidades y lugares de trabajo.

Hasta el momento, se ha ejecutado oficialmente la pena de muerte para nueve manifestantes condenados/as en las protestas de 2022. Otro ejemplo es la desaparición forzada de personas involucradas en las protestas. Esta técnica se ha utilizado con frecuencia en personas de Sistán (no de Baluchistán). Por ejemplo, si alguien estaba activo/a apoyando a la comunidad local u organizando grupos vecinales, podría irse a la cama junto a su pareja y desaparecer para siempre por la mañana. La gente incluso tiene un término para esta ocurrencia.

¿Dirías que estas luchas han derivado en cambios sociales o políticos en Irán?

Sí, definitivamente ha llevado a cambios sociales. Por ejemplo, las mujeres siguen resistiendo mediante la negativa a llevar el hiyab obligatorio. Por otro lado, el régimen está utilizando todos sus recursos militares y de seguridad para reprimir violenta y enérgicamente a las personas que protestan contra de esta obligatoriedad. El 13 de abril de 2024, la República Islámica lanzó una nueva ola de violencia callejera contra las mujeres. Desplegaron todas sus fuerzas de seguridad, policiales y militares en las ciudades para continuar la represión de las mujeres de una manera mucho más brutal que antes. Esto se opone directamente a las luchas diarias del pueblo, en particular de las mujeres, que continuamente impulsan el movimiento de «Mujeres, Vida, Libertad».

¿Participan compañeras y compañeros afganas en la Federación o está en contacto con ellas? ¿Qué podéis contarnos sobre la situación actual en Afganistán bajo el régimen talibán?

Los/as compañeros/as anarquistas en la geografía de Afganistán, junto con los/as anarquistas en la geografía de Irán, son miembros de la Federación Anarquista Era. Los/as activistas anarquistas en Irán y Afganistán, debido a que comparten un idioma común y a los 45 años de presencia del pueblo afgano en Irán, están mutuamente bien informados sobre las condiciones políticas, sociales y económicas en ambas regiones, y muchos tienen familias que abarcan los dos países. Además, celebramos una o dos reuniones conjuntas por semana y discutimos temas relacionados con Irán, Afganistán, la región y el mundo en nuestros grupos compartidos a diario.

La situación en Afganistán bajo el régimen talibán está marcada por la detención y el asesinato de varios activistas sociales. Puede describirse como un régimen de inteligencia militar decidido a consolidar sus cimientos a cualquier precio. Los talibanes responden con medidas severas a cualquier forma de resistencia contra ellos, lo que dificulta enormemente las luchas populares. A pesar de todo esto, las mujeres afganas, como movimiento político de protesta conocido como «Mujeres Manifestantes», han logrado seguir resistiendo a los talibanes. Los anarquistas de Afganistán que forman parte de nuestra federación han declarado públicamente su apoyo y cooperación con estas mujeres, haciendo hincapié en la solidaridad de las fuerzas populares con ellas.

¿Hay algún activismo anarquista en curso actualmente en dicho país?

Los anarquistas afganos comenzaron a colaborar con la federación en 2015, y no fue hasta 2018 que pudimos establecer la Unión de Anarquistas de Afganistán e Irán. A diferencia de Irán, en Afganistán todavía carecemos de un amplio movimiento anarquista. Después de la transferencia del poder a los talibanes por parte de varios gobiernos, nos vimos obligados a reubicar a la mayoría de nuestras fuerzas anarquistas fuera de Afganistán por razones de seguridad, dejando solo unos pocos atrás.

Debido a las difíciles condiciones de seguridad y a la falta de fuerzas anarquistas en Afganistán, nuestros/as compañeros/as que permanecen dentro del país no pueden participar en operaciones anarquistas. En cambio, se esfuerzan por continuar sus actividades políticas y de protesta uniéndose a grupos y fuerzas populares, en particular a las mujeres que protestan.

Por último, ¿cómo es la llegada y acogida en Europa de exiliadas o refugiadas que huyen de Irán, Afganistán, Palestina, etc.?

Depende de cuál de estos países provengan. Los gobiernos europeos a veces adoptan políticas diferentes hacia estos países. Sin embargo, en general, entrar en países europeos seguros es muy difícil y, recientemente, ser aceptado como refugiado/a también se ha convertido en un gran desafío.

Esto se debe a que las leyes relacionadas con los/as refugiados/as cambian constantemente, especialmente desde que los partidos de extrema derecha han ganado más poder, lo que ha hecho que las condiciones de solicitud de asilo sean más estrictas. Actualmente, algunos países europeos incluso están buscando enviar a los futuros solicitantes de asilo a un tercer país lejos de Europa.

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De la Sección : {Noticias Destacadas}

La psiquiatrización del sufrimiento

Texto: Lola Del Gallego Noval, Imagen: Señora Milton

Domingo 16 de junio de 2024 NODO50

La vida de las mujeres –pero también de otras personas no normativas– es siempre más susceptible de ser medicalizada y psiquiatrizada que la de los hombres. Se ha hablado mucho de “la loca”, esa que no se adecúa o excede los cánones de la feminidad y es, por ello, psiquiatrizada. Necesitamos cuestionar el cuerdismo de fondo y la propia noción de “enfermedad mental”. Es decir, se ha criticado que las mujeres sean más susceptibles de ser psiquiatrizadas, pero quizá no se ha cuestionado tanto el proceder psiquiátrico. En ocasiones, al afirmar que las mujeres son erróneamente diagnosticadas como enfermas mentales se ha asumido que otros sí son enfermos de verdad.

La crítica feminista sobre la psiquiatrización de las mujeres es certera y necesaria, en ningún caso mal calibrada. Las mujeres son sobrepsiquiatrizadas en relación a los hombres. Esto es un dispositivo de control del género y una forma de violencia patriarcal. Sin embargo, no solo debemos criticar al sistema psiquiátrico y a su poder/saber en tanto que patriarcal, sino por su proceder
violento, que se apoya en los sistemas de opresión que la Modernidad ha entretejido.

El término “enfermedad” funciona como antónimo de “salud”, pero tiene una connotación tremendamente orgánica. La ciencia psiquiátrica propia de la Modernidad toma la idea de que del mismo modo en que los demás órganos se enferman (bebiendo de la anatomía, principalmente), también lo hace el cerebro, generando consecuencias negativas sobre la psique. El filósofo Michel
Foucault denomina este tipo de psiquiatría como kraepeliana porque Emil Kraepelin fue un influyente psiquiatra que sostenía que el origen de los trastornos psiquiátricos eran enfermedades biológicas y genéticas. Este enfoque es el dominante durante toda la primera mitad del siglo XX. La oposición al mismo es prácticamente inexistente. En los años 60 surge la antipsiquiatría y, en adelante, también por influencia de los movimientos sociales del 68 y gracias al trabajo de supervivientes de la psiquiatría, este paradigma es cuestionado de forma significativa. No obstante, a pesar de haberse dado cambios en el interior de la disciplina, como la desmanicomización, o la introducción de ciertas premisas psicologicistas que toman en cuenta las variables sociales, se sigue haciendo un hincapié fortísimo en el supuesto componente biológico-genético del trastorno. La atención prestada a lo sociocomunitario es muy residual.

Desde el nacimiento de la psiquiatría, en el siglo XIX, la idea de enfermedad mental se consolida progresivamente para dar cuenta de las conductas indisciplinadas de la ciudadanía, explicando la desviación como un problema de salud de ámbito cerebral. En este paquete entrarían personas cuyo comportamiento no encaja dentro de las normas sociales: putas, mujeres que no barren, sodomitas, travestis, mendigxs, indixs, negrxs, personas con sextos sentidos. Al abrigo de la ciencia psiquiátrica, las disidencias quedan explicadas y amarradas; es más, son incluso creadas. Como parte del proyecto moderno son construidas como lo opuesto a la norma y, por lo tanto, son intervenidas, encerradas, reguladas, violadas y objetivizadas “por su bien”.

La idea de enfermedad mental que manejamos hoy en el Estado español no es diferente de la que utilizaban los primeros psiquiatras. Al contrario de lo que pudiera parecer, los sujetos que la práctica psiquiátrica considera y atraviesa son ahora más diversos y numerosos. Como los orgullos locos y asociaciones de personas psiquiatrizadas vienen denunciando, la psiquiatría ha logrado penetrar más profundamente en el tejido social. Las disidencias siguen siendo sobrepsiquiatrizadas mediante procedimientos mucho más enrevesados que invisibilizan esta realidad. Por ejemplo, la propia violencia patriarcal conlleva mayores tasas de sufrimiento relacionado con el físico, así como la alimentación. Esto es lo que el saber/poder psiquiátrico nombra Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) y constituye uno de los diagnósticos a través de los que la psiquiatría interviene sobreestas subjetividades considerándolas “enfermas”. Otro ejemplo sería el diagnóstico “disforia de género”, a través del cual la psiquiatría sigue atravesando las vidas trans, a pesar de haberse eliminado del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) el apartado de “trastorno de la identidad de género”.

Junto a las disidencias de la norma “cisheteromasculina blanca capacitista” nos encontramos con la psiquiatrización de los malestares psicosociales de supuestos individuos corrientes. Es decir, con la psiquiatrización del sufrimiento. Según varios informes y estudios, las tasas de depresión y ansiedad han aumentado desde 2008 y, obviamente, los fármacos y los psiquiatras han asumido el control de tales situaciones de malestar. La psiquiatría asume los resultados de la precariedad y la pobreza como enfermedad, individualiza problemas estructurales dejándolos en manos de medicamentos. Convierte en problemas cerebrales los problemas socioeconómicos y atraviesa entonces también a lxs obrerxs, a lxs migrantes, a las personas sin hogar. El problema no está en la atención psicológica ni tampoco en la posibilidad de acceder a una medicación (pactada y en forma de apoyo), sino en el discurso que se genera al hacer pasar el malestar psicológico como resultado de una enfermedad con raíces biológicas. Esta operación individualiza aísla, aliena, priva de herramientas y bloquea al mismo tiempo la posibilidad de abandonar ese sufrimiento. El discurso psiquiátrico dominante, entonces, es enemigo de las luchas sociales antihegemónicas. Por un lado, atraviesa las disidencias y pretende regular nuestro estar y existir a través de operaciones que manejen nuestra conducta. Por otro lado, y como consecuencia de lo anterior, coloca al enemigo dentro, nos hace mirar hacia la química de nuestro propio cerebro y olvidarnos de que, al menos en gran parte, las condiciones socioeconómicas en las que estamos insertas son la causa de nuestro malestar.

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De la Sección : {Noticias del mail}

Paremos el Genocidio en Gaza. Acto informativo con BDS Madrid

CAES

Martes 11 de junio de 2024 NODO50

La situación en Gaza interpela a toda la humanidad para apoyar el alto el fuego y la paz con justicia para el pueblo palestino. Desde el CAES hemos participado desde hace décadas en campañas contra la ocupación israelí junto a centenares de colectivos del Estado español.

A partir de octubre de 2023 nos hemos sumado a la petición de alto el fuego, retirada del ejército israelí, libre circulación de ayuda humanitaria y cumplimiento de la Convención para la Prevención y Sanción del Crimen de Genocidio (Ginebra, 1948). Recientemente, hemos suscrito con decenas de organizaciones una petición en los tribunales de Estados Unidos pidiendo el cese del apoyo de EEUU a la campaña israelí en Gaza.

Hemos preparado un encuentro con miembros de la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el Estado de Israel, BDS – Madrid. En el encuentro tendremos ocasión de conocer los objetivos de la campaña y las formas de colaborar con ella, así como tratar sobre la situación actual de Gaza y también de Cisjordania.

La previa inscripción a través de este formulario, te permite seguir el encuentro que se celebrará el próximo jueves 13 de junio de 2024, a las 18:00 vía ZOOM, previa inscripción aquí: https://caescooperativa.es/118f93cd4207ae60ba8072c79d7ecf1d/

Un saludo,
Centro de Asesoría y Estudios Sociales (CAES)

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De la Sección : {Noticias Destacadas}

La Huelga de los 100.000 contra la ocupación nazi

Por Daniel Kopp y Stan De Spiegalaere, traducción: Pedro Perucca

Lunes 10 de junio de 2024 NODO50

En mayo de 1941, los trabajadores belgas iniciaron una de las primeras huelgas en la Europa gobernada por los nazis. Decenas de miles de huelguistas se arriesgaron a sufrir una terrible represión para luchar contra los salarios de miseria y demostraron la determinación de la clase obrera para resistir la ocupación.

Acería Cockerill en Seraing, Bélgica, donde comenzó la «Huelga de los 100.000» en 1941. (Patrick Viaene / Colección Museo Industrial de Gante vía Wikimedia Commons)

En estos dìas en que los países europeos celebraban sus tradicionales conmemoraciones del final de la Segunda Guerra Mundial, el papel de los sindicatos en la resistencia contra el fascismo se suele pasar por alto. Pero fueron los sectores más militantes y con más principios de la clase obrera los que lideraron algunas de las revueltas más poderosas contra la guerra y sus efectos, incluida la «Huelga de los 100.000» en Bélgica.

El sábado 10 de mayo de 1941, exactamente un año después de la invasión alemana de ese país, un grupo de mujeres abandonó la acería Cockerill de Seraing, cerca de la ciudad de Lieja. Desde la mayor empresa metalúrgica local, el movimiento se extendió como la pólvora por toda Bélgica. En el momento álgido de la huelga, que duró ocho días, sesenta mil trabajadores del cinturón industrial de la Valonia francófona estaban en huelga. La acción se extendió también a la región flamenca de Bélgica, en ciudades como Aalst.

La principal queja de los huelguistas era la escasez de alimentos. Pero su protesta fue la chispa que encendió una de las mayores protestas laborales en tiempos de guerra en Bélgica, y un punto álgido de la resistencia en la Europa ocupada.

La historia laboral de Bélgica

Pero, ¿cómo surgió una huelga tan poderosa en condiciones de ocupación? Ya mucho antes de la Segunda Guerra Mundial, los sindicatos belgas se habían convertido en una poderosa fuerza en el panorama institucional del país. Las tres corrientes del movimiento obrero seguían las líneas de las tradiciones políticas modernas del país —socialismo, liberalismo y democracia cristiana— y aún hoy existen en forma de tres confederaciones.

En los cincuenta años anteriores al estallido de la guerra, los sindicatos habían conquistado el derecho de sindicación, el derecho de huelga y formas embrionarias de diálogo social a escala industrial entre los sindicatos y las empresas, incluso a través de múltiples huelgas generales en 1886, 1893 y 1936. En particular, los comités paritarios que empezaron a crearse en 1919 permitieron negociar salarios mínimos y aumentos salariales acordes con la inflación para sectores económicos enteros. En 1923, más de la mitad de los obreros estaban cubiertos por estos comités paritarios. La invasión y ocupación alemanas pusieron fin a esta situación.

De acuerdo con la política nazi de Gleichschaltung (coordinación forzosa), los sindicatos belgas fueron fusionados a la fuerza en un único sindicato unitario. La confederación sindical establecida por el gobierno de ocupación quería una cooperación corporativista entre trabajadores y patronos para el «avance de la nación». Esto significó la abolición del derecho de huelga, tan duramente conquistado, y el congelamiento de los salarios.

Sin embargo, el fin del diálogo social libre en toda la industria dejó un vacío para que el Partido Comunista de Bélgica (PCB), fundado en 1921, se organizara a nivel de empresa. Tras un año de huelgas y paros a pequeña escala en el cinturón industrial y en otras partes de Bélgica, como Gante, el 10 de mayo los militantes sindicalistas lanzaron lo que más tarde se llamaría la «Huelga de los 100.000».

Resultados de la huelga

En abril, en lugar de los quince kilos de papas mensuales para los que realizaban trabajos físicamente agotadores, sólo se entregó la mitad, mientras que el resto de la población tenía que conformarse con apenas dos kilos. Pero después del 7 de mayo de 1941, ya no quedaban papas para nadie ni ninguna posibilidad de abastecerse en otra parte. Los precios oficiales habían subido hasta un 100%. En consecuencia, los trabajadores en huelga exigieron mejoras en la distribución de alimentos y un aumento salarial del 25 por ciento. Las reivindicaciones se centraron en los empresarios, para evitar un enfrentamiento directo con las fuerzas de ocupación.

Aunque las huelgas estaban prohibidas y los salarios los fijaba el gobierno, los trabajadores belgas consiguieron movilizarse y hacer huelga incluso bajo el régimen de ocupación. Incluso consiguieron concesiones en cuanto a la distribución de alimentos y un aumento salarial global del 8%. Todo esto se hizo sin una represión general de la oleada huelguística, a diferencia de la huelga de mineros de Nord-Pas-de-Calais de 1941, al otro lado de la frontera con Francia —una de las huelgas más grandes y largas de la Europa ocupada por Alemania—, que a su vez estuvo inspirada en parte por los acontecimientos de Bélgica.

La huelga belga también tuvo un impacto material en la economía de guerra alemana. Como dijo entonces el general alemán Franz Halder: «Cada día de huelga significa 2.000 toneladas de acero perdidas». Según el historiador José Gotovitch,las reivindicaciones de los huelguistas fueron satisfechas tras la intervención personal de Adolf Hitler. Según admitieron las propias fuerzas de ocupación, la huelga constituía una amenaza directa para el esfuerzo bélico alemán. Con el tiempo, la huelga también condujo a la creación del «pacto social» de posguerra, que otorgó derechos adicionales a los sindicatos y amplió la seguridad social, pacto que rige las relaciones laborales de Bélgica hasta hoy.

La huelga fue también un momento decisivo para el Partido Comunista. Al participar activamente en la preparación de la huelga y ver su éxito, el partido se comprometió posteriormente en gran medida con la creación de comités sindicales (Comités de lutte syndicale), que desempeñarían un papel importante en el movimiento de resistencia belga durante toda la guerra. Sin embargo, un mes más tarde, al finalizar el Pacto Molotov-Ribbentrop con la invasión alemana de la Unión Soviética, el régimen de ocupación detuvo a más de mil militantes por considerlos implicados en la huelga.

Algunos, como el dirigente comunista Julien Lahaut, fueron enviados a campos de concentración en Alemania. Lahaut, que había empezado a trabajar en Cockerill a los catorce años, se implicó rápidamente en el movimiento sindical, convirtiénsose en un importante organizador de la Huelga de los 100.000 y llegando a encabezar la delegación que viajó a Bruselas el 13 de mayo para negociar con el gobierno. Lahaut sobrevivió a la guerra en Alemania y regresó como uno de los políticos más populares y antimonárquicos. Dirigió el Partido Comunista hasta que fue asesinado en 1950. Fue el único asesinato político de un parlamentario en la historia de Bélgica. En 2015 se reveló que su asesinato fue cometido por una red anticomunista con conexiones con el departamento de investigación criminal del Estado y varias empresas importantes.

Recordando la resistencia obrera contra la guerra

Hoy en día, a pesar de la evidente importancia de la Huelga de los 100.000, en gran medida no se reconoce en Bélgica y es desconocida en el extranjero. No hay grandes conmemoraciones ni monumentos que reconozcan este acontecimiento histórico. El Día de la Victoria en Europa, el 8 de mayo, ya no es fiesta nacional en Bélgica, estatus del que gozó hasta 1978.

Por ello, los sindicatos y la sociedad civil del país están haciendo campaña para que se refuerce la conmemoración colectiva del movimiento de resistencia, publicando historias personales de héroes de la resistencia y presionando para que se restablezca el 8 de mayo como fiesta nacional. La huelga de los 100.000 —y el papel del movimiento obrero en general— debería formar parte de este esfuerzo.

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