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Eugenia Tenenbaum, la divulgadora que une arte y feminismo en redes: “La cultura siempre ha sido un arma política”

Por Sara Lombas

Lunes 15 de julio de 2024 NODO50

Eugenia Tenenbaum se ha convertido durante los últimos años en una de las figuras más relevantes dentro de la divulgación del arte en redes sociales. Esta historiadora del arte de origen gallego ha convertido sus cuentas de redes (en Instagram, por ejemplo, acumula ya casi 120.000 seguidores) y su Patreon en un foro en el que abordar el arte desde la perspectiva de género.

Su libro ’La mirada inquieta’ busca ofrecer una óptica alejada del foco predominante en el arte, con el objetivo de ofrecer una óptica desde nuevos puntos de vista que reenfocan la mirada el arte visto desde el punto de vista del hombre blanco. Todo ello a través de un lenguaje horizontal, con el objetivo de comprender cuestionar las obras de arte desde la Antigüedad hasta el siglo XX.

Vamos a empezar por el principio, ¿cómo cuándo empiezas tu camino como divulgadora de arte, especialmente en redes sociales?

Desde la adolescencia. No soy nativa digital, pero siempre me defino como una niña rata de internet y de las redes sociales. Desde los 13 o 14 años siempre había un momento en el que tenía una cuenta en alguna red social o tenía un blog, pero nunca lo hice con ninguna intención más allá de poder expresarme y de poder conocer gente más allá del sitio en el que yo vivía, por ese sentimiento de no encajar en el entorno.

No es hasta 2018, cuando algunas de mis seguidoras me dicen: ‘Oye Eugenia, pero tú lo que estás haciendo es divulgar’. Justo coincidiendo, paradójicamente, con la pandemia y con el confinamiento, mi madre y yo nos quedamos viviendo en Madrid sin ningún sueldo entrando en casa. Fue eso lo que me empujó a empezar a profesionalizarme y empezar a ofrecer talleres. Antes justo del confinamiento había empezado a dar visitas guiadas, y como funcionó también la acogida que tuve desde entonces trabajo como autónoma.

Durante los últimos años hemos visto otros perfiles de divulgadores de arte o historia en redes sociales. A pesar de que muchas veces se habla muy mal del uso de las redes sociales, quizá con motivo, ¿qué opinas de su función dentro de la divulgación de historia o de historia del arte? ¿Sirve para que los jóvenes entren en contacto con el arte de otra forma, que para ellos es un poco más natural?

Sí, sin duda alguna. De hecho, creo que la pandemia y el propio confinamiento lo han demostrado. Como la gente cuando estaba en su casa lo que buscaba era esa distracción, ese interés, esa curiosidad y ese conocimiento y muchísimas personas lo encontraron en la divulgación. Una divulgación cercana, pretendidamente horizontal, con un vocabulario y unas formas asequibles, que lo que hacen es acercar conocimientos que forman parte de disciplinas que se consideran muy exclusivas y muy elitistas porque lo son.

Al final lo que hacemos las divulgadoras es bajar todo ese conocimiento a tierra, para demostrar hasta qué punto el arte no sólo es entretenido, sino que es una parte integral de nuestro día a día e incluso también de nuestras identidades culturales. De hecho, creo que algo compartido entre todas las divulgadoras, en este caso de arte, es ese mensaje que solemos recibir -o que al menos yo recibo mucho- de: ‘la historia del arte no me interesaba lo más mínimo hasta que no empecé a seguirte’. Es algo precioso. Es como de repente sentir un clic y pensar que todo cobra sentido.

En el libro ‘La mirada inquieta’ mencionas que lo que intentas con esa guía de arte, es democratizar el arte. ¿Democratizar el arte para ti significa esa forma de romper el elitismo y acercar el arte a cualquier persona?

Para mí la democratización del arte pasa por partir de la base de que la terminología específica existe por algo, todo lo que no sea terminología específica, intentar convertirlo en un lenguaje asequible. Pero también es dar herramientas de análisis crítico.

Que cuando una persona entra en un museo y sale sintiéndose ignorante, sepa por qué y sobre todo sepa que la mayor parte de las ocasiones esta ignorancia es una ignorancia pretendida desde la academia y alimentada desde los museos, precisamente por esa necesidad de mantener un régimen elitista que los conciba como espacios muy jerárquicos y muy horizontales.

Yo como historiadora del arte pretendo romper eso porque entiendo que el arte es nuestro patrimonio y por tanto todas las personas deberíamos tener el derecho a poder acceder a él en condiciones igualitarias y horizontales.

Además de esta intención, ¿sobre qué otras patas se sostiene el libro?

Básicamente lo que pretendo con el libro es poner al alcance de las lectoras ese paradigma predominante que es un paradigma muy blanco, muy clasista y también muy racista y misógino, y confrontarlo con metodologías que lo que hacen es revisar cómo nos hemos acercado al pasado y sobre todo completar la cantidad de huecos que hemos dejado vacíos introduciendo en ellos a las personas que siempre han estado y que por tanto deberían ser mencionadas.

Lo que pretendo con el libro es poner al alcance de las lectoras ese paradigma predominante que es un paradigma muy blanco, muy clasista y también muy racista y misógino

También acercar a la gente a esa noción de que una obra no es solo exclusivamente esa obra sino es todo lo que la rodea. Ir más allá para poder dar herramientas de análisis que puedan servir de nuevo tanto para analizar las obras como para analizar la trayectoria de esos artistas como para analizar la cultura visual que estamos viendo constantemente cuando vamos al cine cuando encendemos la televisión, cuando abrimos una red social.

A lo largo de la historia se ha obviado esa perspectiva femenina, no solo la figura de la mujer real, sino también el arte realizado por esas mujeres. Muchos museos crean exposiciones temporales para dar visibilidad a artistas que han pasado a la historia totalmente desapercibidas ¿es forma de darle, por así decirlo, justicia a estas mujeres o sus obras deberían estar incluidas en exposiciones permanentes de la misma forma que ocurre con los hombres?

Sin duda alguna deberían estar introducidas en las colecciones permanentes porque formaron parte de la historia, forman parte también del canon y no solo no crearon ni produjeron en condiciones marginales sino que trabajaron en los mismísimos centros del arte y para los principales y las principales mecenas.

El problema es que desde estas instituciones se habla siempre de la misoginia o de los sesgos de género en tercera persona. No se produce una crítica a cómo han sido estas mismas instituciones, las que no sólo han alimentado sino también perpetuado que estas artistas hayan sido excluidas no sólo de sus exposiciones permanentes, sino también en muchos casos de sus propios depósitos. Habla casi más de un endulzamiento que de un compromiso profundo y estructural con esta metodología.

Hemos hablado de esa autocrítica que falta en muchos casos en los museos pero también me gustaría preguntarte si ocurre lo mismo en la enseñanza ¿existen carencias a la hora de abordar asignaturas de arte?

Totalmente. Cuando pensamos en historia del arte pensamos en toda la historia, de todo el territorio mundial a lo largo de todas las etapas. Condensar todo esto en una asignatura de secundaria de un curso escolar es una absoluta locura. Seguimos enseñando la historia del arte ahora igual que lo hacíamos hace 50 años, y entonces igual que lo hacíamos hace 100 años.

En España seguimos sin ser conscientes de la importancia que tiene nuestro propio patrimonio, nos empequeñecemos. Para mí esto además lo que demuestra es cómo el valor que damos a determinadas obras de arte es un valor que tiene más que ver con la propaganda que con la técnica. La cultura y el arte siempre han sido un arma política y, de hecho, nos sorprende que sea precisamente en cultura donde los gobiernos y partidos de derecha y ultraderecha tengan más mano. Lo que me empuja a pensar hasta qué punto las izquierdas no hemos sido capaces de valorar la gran importancia que tiene el arte en cuanto a política.

En España seguimos sin ser conscientes de la importancia que tiene nuestro propio patrimonio

Siguiendo este hilo, precisamente en redes sociales hemos visto que muchas veces se llevan a cabo debates respecto al patrimonio. Algunas muy virales, otras menos y creo que merece la pena también preguntarte por algunas de las que pueden tener menos visibilidad, como por ejemplo la pérdida de patrimonio en guerras como la de Gaza ¿Es cuestión de que el patrimonio no es importante ni es una preocupación de gobiernos y organismos internacionales o hablamos de algo concreto de esta guerra que ocurre fuera de occidente?

De hecho esto para mí de nuevo tiene que ver indisolublemente con la política y con los racistas que somos en muchos casos sin saberlo. Con esta cuestión que tú pones encima de la mesa yo fui muy crítica en su momento porque la mayor parte de personas que se dedican a la divulgación cultural en ningún momento se han posicionado en contra del genocidio que Israel está cometiendo en Gaza. Una parte muy importante de cualquier proceso genocida, además de atentar contra vidas, es precisamente hacerlo contra la memoria de las identidades culturales y una forma fantástica de atentar contra esta memoria es atentar contra el patrimonio.

En contra del genocidio que está cometiendo Israel otro grupo de activistas atacó el cristal de la Venus del Espejo de Velázquez en la National Gallery y todas estas personas que se dedican a la divulgación cultural, que no dijeron nada contra los atentados patrimoniales que se han cometido en Gaza, tardaron menos de 30 minutos en lanzarse a Twitter y lanzarse a Instagram a criticar estos ejemplos de desobediencia civil y de activismo político dentro de los museos.

En muchas ocasiones me da vergüenza el gremio de divulgación cultural en redes sociales precisamente por lo mucho que se les ve a algunas personas el plumero. Lo triste es que para muchísimas personas que se dedican a la cultura es más importante que se le pegue un martillazo a un cristal que el hecho de que miles de personas estén siendo desplazadas o asesinadas en vivo y en directo.

En muchas ocasiones me da vergüenza el gremio de divulgación cultural en redes sociales precisamente por lo mucho que se les ve a algunas personas el plumero

Me comí muchas hostias por decir que seguramente te has enterado de que han atacado la Venus del espejo pero no de que han dinamitado una de las iglesias y varias mezquitas más antiguas del mundo.

Tengo que preguntarte también por este caso que mencionas y muchos actos similares que hemos visto por parte de activistas climáticos y que han levantado bastante polémica ¿cuál es tu posición al respecto de estas protestas?

Uno de los argumentos que parafraseo es que estos activistas en realidad lo que están haciendo es desfavorecer su propio movimiento. Generalmente esto viene de parte de personas bastante reaccionarias, personas que a priori no están interesadas por la situación de emergencia climática y disfrazar su falta de movilidad contra personas que sí que están intentando hacer algo, instrumentalizando esta resistencia como contrapartida. Curiosamente solo se manifiestan para decir ‘esto no sirve de nada’.

Si el arte siempre ha sido político los espacios museísticos son por tanto espacios de política, de discurso, de relato y de hegemonía. Si desde allí no se está produciendo un posicionamiento a favor de determinados movimientos sociales tienen que entender que sean espacios que se utilicen para protestar. En ninguno de los casos están hiriendo el patrimonio, están atentando contra él a nivel simbólico. La mayor parte de obras de arte expuestas en los museos no están protegidas si tú quieres rajar un lienzo cinco veces puedes hacerlo. Un marco del siglo XVII tiene mucho valor patrimonial, pero cada vez va a tener menos importancia si no podemos respirar al salir a la calle. No hay mejor forma de proteger el patrimonio que tanto parece importarles a muchas personas que ponernos las pilas respecto a la emergencia climática.

Para mí no es tan importante lo que se protege o no se protege sino bajo qué premisa se hace y, sobre todo, cuál es el relato y el discurso

Hemos mencionado también cómo se instrumentaliza la cultura. En Castilla y León la Junta, cogobernada por Vox que además tiene la cartera de Cultura, ha incluido como Bien de Interés Cultural un mausoleo fascista como es la pirámide de los italianos en Burgos. A nivel provincial vemos cómo en instituciones públicas se mantienen cuadros que representan a figuras políticas franquistas. ¿Qué deberíamos hacer con este patrimonio?

Para mí no es tan importante lo que se protege o no se protege sino bajo qué premisa se hace y, sobre todo, cuál es el relato y el discurso. La censura es algo muy reaccionario, muy de la derecha, de la ultraderecha y de los fascismos por tanto estoy más a favor de la recontextualización; intervenir el relato, porque el relato siempre ha sido ideológico y nunca es objetivo, y mantener ese patrimonio más que nada como memoria. Cuando tú eliminas algo, no sólo lo estás retirando de la faz de la tierra sino también estás atentando contra la capacidad que esa obra de arte tiene de iniciar un diálogo que sea ético y que nos ayude a construir una sociedad más justa y más igualitaria. Con un cartel nunca basta tiene que haber una intención política y tiene que haber un compromiso ciudadano.

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El papel de la Armada en la represión de la inmigración y de los derechos de los inmigrantes

Jueves 11 de julio de 2024 NODO50

Hace unos días, el principal dirigente del partido popular actual pidió que la Armada se despliegue para evitar la entrada de inmigrantes irregulares, propuesta que ya venía realizando, con similar grado de rigor intelectual, el líder de VOX, esa otra expresión de la derecha radical trufada de falangistas hiperventilados. Para remate, el portavoz del PP, Miguel Tellado, replicó la pretensión de su jefe añadiendo que «el Gobierno puede disponer de las Fuerzas Armadas y desplegar embarcaciones que impidan que los cayucos que ponen en riesgo la vida de las personas que van en ellas salgan al mar y finalmente lleguen a nuestro país».

El Gobierno y sus aliados salieron en tromba censurando la idea y advirtiendo de lo nefasto del nuevo incendio social que pretende alimentar el PP en su táctica de acoso y derribo.

Al margen del uso obsceno y peligroso que hace el PP de cuanto toca, conviene hacer recuento de la actuación de la Armada y de la política de defensa al respecto, porque, como dijo el único que no ha mentido en el asunto, el Jefe de la Armada, resulta que lo que pide enfurecida la derecha y protesta con no menos brío la alianza gubernamental, ya lo está haciendo la Armada in saecula saeculorum, como parte de la política de defensa pactada por PP y PSOE (con la aquiescencia cuando menos resignada de sus socios respectivos cuando toca) en esa especie de camisa de fuerza inamovible de la «política de estado» en materia de Defensa.

Hagamos recuento de los modos y maneras en que España se aplica en usar sus medios militares y paramilitares para luchar contra ese constructo ideológico cargado de prejuicios y obsesiones racistas que es la «inmigración irregular» a punto de invadirnos o al menos de desbordarnos.

1) Misiones de la Armada

Según la página web de Ministerio de Defensa al desplegar la pestaña de la Armada en su página sobre las misiones internacionales asumidos por España
España es un espacio geoestratégico abierto a tres continentes a través del mar, por el que llega la mayor parte de los recursos económicos.
«La Armada trabaja para la libre circulación de mercancías, protege las fronteras, auxilia a personas con dificultades, vigila la inmigración ilegal y las mafias y apoya a los otros Ejércitos en cualquier misión que se le solicite.
Además, se encarga de la»:
. . .
«Lucha contra la piratería (despliegue semestral buque zona Golfo de Guinea) y contra terrorismo vía marítima.
Control de tráficos ilícitos, mediante acuerdo ministerios Defensa e Interior para colaborar con el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), dependiente de Interior.»

Como veremos cuando hablemos de las misiones internacionales de España, esta vigilancia, que ya se está haciendo, no es moco de pavo, por lo que pedir que la Armada haga lo que ya hace es como asar la manteca o inventar la rueda, dos cosas que, al parecer, ocupan el espacio y el tiempo del rencor del PP, que muy seguramente no tiene otras cosas mejores de las que preocuparse que la de endosar prejuicios y argumentos para excitar las peores pasiones del personal.

2) La Guardia Civil

Acudamos a la página web de la guardia Civil, el cuerpo paramilitar por excelencia de nuestro sistema de defensa, para encontrar su propia descripción de actividades.

En su página, junto a sus otras misiones militares y policiales, añade:

«Otras competencias de la Guardia Civil.
La custodia de vías de comunicación terrestre, costas, fronteras, puertos y aeropuertos, y centros e instalaciones que por su interés lo requieran.
Participación en operaciones de gestión de crisis.
La Guardia Civil posee unas características y capacidades que la hacen idónea para asumir estas responsabilidades. Su carácter policial, la preparación de sus miembros y el convencimiento de que la seguridad interior de un país empieza más allá de sus fronteras, hace que cada vez sea más numerosa la presencia de guardias civiles fuera de nuestro territorio.
Esta presencia tiene su reflejo en la participación permanente de miembros del Cuerpo en organismos internacionales donde se toman decisiones, tanto a nivel europeo como en el ámbito de Naciones Unidas, se definen iniciativas o se diseñan estrategias en el ámbito de la seguridad.
También es frecuente encontrarse guardias civiles cooperando codo con codo con otras fuerzas policiales en operaciones contra el terrorismo, la inmigración irregular o el crimen organizado.
En el ámbito del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, la Guardia Civil apoya la acción del Estado reforzando la seguridad de embajadas en países de alto riesgo, destacando consejeros y agregados de interior como apoyo a las Embajadas, al tiempo que facilitan la cooperación policial. También se llevan a cabo acciones en apoyo de iniciativas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (en adelante AECID).
Por último, su doble carácter policial y militar, hace del Cuerpo de la Guardia Civil una herramienta idónea para ser desplegada fuera de nuestras fronteras en apoyo a misiones de gestión de crisis, tanto con carácter militar como civil, o humanitarias, donde se refleja una vez más su vocación benemérita de la que nos sentimos orgullosos todos los que formamos parte de este Cuerpo.»

Parece que también estos destinan una gran parte de su esfuerzo al control de las fronteras y la represión de la inmigración, como por otra parte tienen demostrado de forma más que patente con ejemplos como los de la valla de Melilla y otros, seguramente muy del gusto de los agitadores de bulos de la derechona.

3) Misiones de injerencia militar españolas

De las 18 misiones de injerencia militar que actualmente realizan los ejércitos españoles para llevar la paz armada al mundo, varios tienen que ver específicamente con el control militar de la inmigración. Vamos a ellas:

A) Grupos permanentes OTAN

Según la información que ofrece Defensa,
«Son las fuerzas que proporcionan una presencia marítima permanente a la OTAN y las primeras que se activan, incluso antes de que se declare una crisis.
Grupos navales permanentes OTAN SNMG 1 y SNMG 2 y Grupos navales permanentes OTAN Contraminas 1 y 2.
Sus zonas clave de actuación son el Mediterráneo, Mar Negro, Báltico, Flanco Norte, Corredor Sur (del Estrecho de Ormuz al Canal de Suez, incluyendo las costas de Somalia.
La misión de los medios puestos por España a disposición de la OTAN es conducir el despliegue, repliegue y coordinación del sostenimiento de las Fuerzas navales en los grupos OTAN (SNF) y realizar el seguimiento de las actividades y operaciones realizadas por las fuerzas transferidas.
La contribución española prevista es la siguiente:
SNMG-1:

B ) Sea Guardian

Mediante aprobación del Consejo de Ministros, España contribuye a la Operación Sea Guardian con las siguientes unidades:

Una media de 4 salidas al mes de MPA.
Un submarino en dos períodos de 45 días, uno por semestre.
Un patrullero de altura listo para salir a la mar en 48 horas a petición.
Un buque de mando con un Estado Mayor embarcado y disponible para para liderar una operación.
Autorización diplomática permanente para las bases de Cartagena y Rota.
Además, adicionalmente, se ofrece la colaboración en apoyo asociado a aquellas unidades navales que transitan por el área de operaciones de Sea Guardian.

La misión de la Operación Sea Guardian es conducir una operación de Seguridad Marítima enfocada en el Conocimiento del entorno marítimo para disuadir y luchar contra el terrorismo, así como mitigar el resto de amenazas. La Operación pretende desarrollar un robusto conocimiento del entorno marítimo, combinando redes, basadas en sensores y no-sensores, con un fiable intercambio de información y conectividad entre los aliados y todos los organismos relacionados con el entorno marítimo.

La Operación Sea Guardian tiene tres tareas ya contenidas en el Concepto de las Operaciones de Seguridad Marítima de la OTAN:

Apoyo marítimo a la lucha contra el terrorismo.
Apoyo al conocimiento del entorno marítimo.
Contribución a la construcción de capacidades regionales de Seguridad marítima.
Adicionalmente, y bajo aprobación del Consejo del Atlántico Norte, se podrán ejecutar las restantes cuatro tareas permanentes de Seguridad marítima:
Mantenimiento de la Libertad de Navegación.
Interdicción Marítima.
Lucha contra la proliferación de Armas de Destrucción Marítima.
Protección de Infraestructuras Críticas.

El área de operaciones de la Misión es la misma que tenía la Operación Active Endeavour. Está limitada a las aguas internacionales del Mar Mediterráneo y aproximaciones del Estrecho de Gibraltar.

C) Misiones de diplomacia de la defensa y seguridad cooperativa

Durante los últimos años se han desarrollado diversas actividades de cooperación en el continente africano dentro del marco de la Diplomacia de la Defensa y como contribución de las Fuerzas Armadas a la acción exterior del Estado.

Estas iniciativas se han plasmado en despliegues de unidades navales que desarrollan operaciones de seguridad marítima y seguridad cooperativa con diversos países de Africa occidental.

- Seguridad cooperativa con Túnez
España apoyará al Ejército tunecino en inteligencia táctica, combate en desierto, lucha contra dispositivos improvisados, operaciones especiales, vigilancia marítima y sanidad operativa.

- Seguridad cooperativa con Senegal
Las autoridades senegalesas piden ayuda a España para reforzar o generar las capacidades militares de sus Fuerzas Armadas.
Entrenamiento en actividades puramente de combate y preparación en la lucha contra el terrorismo.
Adiestramiento en misiones diversas como búsqueda y rescate así como en la reconstrucción de infraestructuras.

- Seguridad cooperativa con Mauritania
Los Ejércitos y la Armada proporcionan las fuerzas/unidades/elementos necesarios para cumplimentar el calendario de actividades acordado con las autoridades de Mauritania.
Habitualmente se realizan operaciones militares marítimas conjuntas.

- Seguridad cooperativa con el Golfo de Guinea
El Plan de Diplomacia de la Defensa es un conjunto de actividades, basadas principalmente en el diálogo y la cooperación, que realiza el Ministerio de Defensa a nivel bilateral con los países socios y aliados para prevenir conflictos o fortalecer las capacidades de seguridad.
Con estos despliegues se hace efectiva la presencia en las zonas de vital interés para la seguridad de España, tal y como señala la Estrategia de Seguridad Nacional en referencia al Golfo de Guinea.

4) Frontex.

Frontex es la principal institución utilizada por la UE de represión de la inmigración,
Las operaciones de Frontex apoyan a los Estados miembros de la UE y del espacio Schengen, así como a otros países, en la protección de sus fronteras. Abarcan tareas relacionadas con los controles de seguridad, la búsqueda y el rescate y la detección de delitos transfronterizos. Estas operaciones tienen lugar en las fronteras marítimas y terrestres de Europa, así como en los aeropuertos internacionales.

La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) apoya a España en el control de sus fronteras exteriores en la península a través de operaciones marítimas conjuntas, como la Operación Indalo.

La agencia lleva a cabo actualmente 19 operaciones en las fronteras de la UE y más allá de ellas. Las más importantes son la operación conjunta Terra, que se desarrolla a lo largo de las fronteras terrestres orientales de la UE, y las operaciones que cubren las fronteras marítimas de la cuenca mediterránea: Grecia en el este, Italia en la región central y España en el oeste.

Frontex despliega agentes, buques y otros activos de vigilancia para auxiliar a las autoridades nacionales en las labores de vigilancia de fronteras y de búsqueda y salvamento.

En diciembre de 2022, la UE y los socios africanos pusieron en marcha las iniciativas del Equipo Europa, que se centran, entre otras cosas, en las rutas del Mediterráneo occidental y de Africa Occidental para garantizar la labor conjunta de los Estados miembros y la UE para hacer frente a los retos que plantea la migración. Entre estas iniciativas figura una específica que moviliza 950 millones de euros para trabajar con los socios africanos pertinentes.

5) Centro de Satélites de la UE enTorrejón de Ardoz.

España aporta también un centro destacado de vigilancia por satélite de la frontera marítima de la UE mediante las instalaciones del Centro de Satélites de la UE ubicadas en la base militar de Torrejón de Ardoz, desde el que controla satelitalmente a tiempo real las rutas marítimas del mediterráneo y el atlántico, facilitando la información precisa a los barcos militares de la UE y de los países miembros, entre ellos España.

6) Relaciones comerciales y militarización de las relaciones exteriores.

Tanto España como la UE mantienen una serie de acuerdos comerciales que aúnan atractivísimo, militarización y colonialismo, bajo una apariencia verde y decente, con diversos países del continente africano, Asia y América Latina.

Hace unos días Ecologistas en Acción ha presentado el informe «La unión europea y el capitalismo verde militar: materias primas y acuerdos comerciales para el extractivismo neocolonial» que explica muy bien esta interrelación.

En gran parte estas condiciones neocoloniales de tinte comercial, a poyadas por la presión de los ejércitos, facilitar el tránsito libre de mercancías y el transito bajo control militar y regulación restrictiva de las personas que se ven obligadas a salir en parte a causa del impacto de nuestras políticas en sus países de origen.

Damos con una mano lo que quitamos con la otra.

7) ¿Evitar que entren inmigrantes?

España ya realiza una doble moral acusada respecto del tema migratorio, utilizando sus ejércitos y fuerzas paramilitares para controlar los flujos de personas que aspiran a entrar en Europa por las costas españolas.

¿Equivale a impedir, mediante políticas de control férreas, que entren inmigrantes a España?

Más bien parece que no, principalmente porque es imposible.

Se trata de utilizar todo este elenco de presión militar y control político como instrumentos para fragilizar las condiciones de entrada de las personas que huyen de las condiciones expulsoras de sus países de origen. No se aspira a que no vengan inmigrantes (que de hecho se convierten en necesarios para mantener el tren de vida occidental) sino de conseguirlos fragilizados y sin derechos, remisos a asociarse, sindicarse o reivindicar y disponibles como fuerza laboral barata y asustada.

Esta es parte de la lógica que hace tan necesario el control militar de las migraciones, un control que ni los del PSOE y sus epígonos pueden negar y por el que el rasgado de vestiduras huele a cinismo, ni los del PP pueden reclamar como si no existiera, con idéntico cinismo.

Unos y otros hacen de la inmigración un enemigo ficticio y de las políticas militares el instrumento de dominación-violencia al servicio de las políticas neocoloniales que aplican.

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Hacia un despotismo oligárquico, tecnocrático y militarista

Por Miguel Urbán | Jaime Pastor

Sábado 6 de julio de 2024 NODO50

“Gracias a la Unión Europea, aunque sin duda no sólo por esa razón, la competencia política está cada vez más despolitizada”
Peter Mair

Desde que, como analizó y denunció hace ya mucho tiempo Peter Gowan, la aprobación del Acta Única Europea en 1986 marcara el inicio de un nuevo europeísmo –el de una Europa secuestrada por el neoliberalismo–, han transcurrido varias décadas durante las cuales se ha ido imponiendo una metaideología que está erosionando las bases mismas de la democracia liberal que llegó a estabilizarse en el centro de la economía-mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

A lo largo de todo este tiempo, hemos visto cómo se ha consolidado la idea de una Europa que, como reconoció uno de los intelectuales orgánicos de ese proyecto, Jean Pisany-Ferry, en 2005, “ha sido nuestro programa de ajuste estructural”, o sea, el de una estrategia del shock que en nombre de la integración europea ha ido modificando la relación de fuerzas entre las clases en un sentido inverso al que se vio reflejado en el Espíritu del 45, antifascista, democratizador y socializante, tan dignamente representado en la película de Ken Loach del mismo título.

Para lograr ese propósito era necesario buscar un consenso entre las élites dominantes alejado del control democrático de los distintos pueblos de los países que han ido formando parte de ese proyecto. Porque si ya desde sus orígenes muy diferentes expertos reconocían que la integración europea contenía en su seno lo que eufemísticamente se denominaba déficit democrático, más tarde se darían nuevos pasos hacia un modelo oligárquico mediante el Tratado de Maastricht, la adopción del euro y el menosprecio por parte de las élites políticas y económicas del rechazo popular que sufrió el Tratado Constitucional Europeo en Francia y Holanda, imponiendo su mismo contenido a través del Tratado de Lisboa, que si bien formalmente no tiene el carácter de una Constitución, se erigió como un acuerdo entre Estados con rango constitucional.

De ese modo se ha ido materializando una Constitución económica neoliberal que consagró las famosas reglas de oro: estabilidad monetaria, equilibrio presupuestario, competencia libre y no falseada. Como muy bien explica Pierre Dardot:

En ausencia de un Estado europeo, existe una expresión concentrada del constitucionalismo de mercado en el conjunto de las llamadas normas comunitarias que prevalecen sobre el derecho estatal nacional. La ecuación que se impone es la misma que la que formuló Hayek en su tiempo: primacía del derecho privado garantizada por un poder fuerte. Esta primacía está consagrada en los tratados europeos; el poder fuerte encargado de velar por el respeto de esta primacía lo encarnan diversos órganos que se complementan, como el Tribunal de Justicia, el Banco Central Europeo (BCE), los Consejos interestatales (de jefes de Estado y de ministros) y la Comisión (Dardot, 2021).

Órganos a los que tendríamos que sumar el Eurogrupo, un supuesto club informal no sometido a ningún control democrático, que fue fundamental en el chantaje al pueblo griego para imponerle, pese a su No mayoritario en el referéndum, el memorándum de austeridad neoliberal de la Troika en 2015. Un auténtico golpe de Estado financiero que acabó por dar la puntilla final a cualquier ilusión democratizadora de la UE, como llegó a reconocerlo con palabras crudas el entonces ministro de finanzas alemán, Wolfgang Schauble.

Ahora, tras el relativo paréntesis postausteritario de la crisis pandémica, estamos viendo cómo la policrisis global –que debilita más aún el peso geoeconómico y geopolítico de la UE– está conduciendo a nuevos saltos adelante en su integración financiera y, también, militar en nombre de la competitividad y de la respuesta a la injusta invasión de Ucrania. Así, se está produciendo la aceleración de la agenda de máximos de unas élites neoliberales europeas que buscan una alianza financiera y comercial más estrecha entre ellas y, a su vez, una remilitarización de la UE como instrumento útil para su proyecto de una Europa potencia. De ese modo se ve complementado el constitucionalismo de mercado que ha imperado hasta ahora con un pilar securitario más reforzado.

En este sentido, el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, afirmaba en una entrevista al inicio de la invasión de Ucrania:

Los europeos hemos construido la Unión como un jardín a la francesa, ordenadito, bonito, cuidado, pero el resto del mundo es una jungla. Y si no queremos que la jungla se coma nuestro jardín tenemos que espabilar.

Unos meses antes, el propio Borrell había presentado el Plan Estratégico para la Defensa Europa, afirmando que “Europa está en peligro”. Así, al peligro que parecía provenir fundamentalmente de los flujos migratorios, abordados desde la securización de las fronteras de la Europa Fortaleza, se suma ahora la opción por una respuesta militarista frente a las denominadas amenazas externas que puedan provenir de otros Estados.

Una dinámica que, como define Tomasz Konicz, es consustancial al imperialismo en crisis del siglo XXI, que ya no solo es un fenómeno de saqueo de recursos, sino que también se esfuerza por aislar herméticamente los centros de la humanidad superflua que el sistema produce en su agonía. De modo que la protección de las relativas islas del bienestar que aún subsisten constituye un momento central de las estrategias imperialistas, reforzando las medidas securitarias y de control que alimentan un autoritarismo en auge (Konicz, 2017: 187-188). Una buena muestra de ello es el endurecimiento de las leyes migratorias de la UE en las últimas décadas, que ha concluido con la aprobación del Pacto de Migración y Asilo, que institucionaliza la necropolítica migratoria europea. Un autoritarismo de la escasez que conecta perfectamente con la subjetividad del no hay suficiente para todos que décadas de shock neoliberal han construido entre grandes capas de la población. Este sentimiento de escasez está en el tuétano de la xenofobia y del chovinismo del bienestar que conecta perfectamente con el auge del autoritarismo neoliberal del sálvese quien pueda en la guerra de las y los penúltimos contra las y los últimos.

De esta forma, al imaginario de las invasiones bárbaras [1] de la Europa Fortaleza y su deriva autoritaria hay que añadirle la magnificación del peligro del nuevo imperialismo ruso, cuando ni siquiera éste es capaz de derrotar la legítima resistencia del pueblo ucraniano. Esta guerra se convierte así en un verdadero regalo de Putin a la UE para justificar un proyecto militarista que reforzará aún más el neoliberalismo autoritario europeo. Porque nada cohesiona y legitima más que un buen enemigo externo. Europa está hoy más unida que nunca es el nuevo mantra en los pasillos de Bruselas. Un mantra que se repite para alejar los fantasmas de crisis recientes y dar la imagen hacia el exterior de que no renuncia a seguir siendo una gran potencia pese a su innegable decadencia.

Un federalismo oligárquico

Por consiguiente, nos hallamos ante una nueva aplicación de la estrategia del shock, con tambores de guerra de fondo, que está siendo utilizada por las elites europeas para entrar en una nueva fase en la que se pretende reforzar un modelo de federalismo oligárquico y tecnocrático. Porque esto es lo que ha propuesto abiertamente el ex consejero de Goldman Sachs, Mario Draghi, en su reciente informe por encargo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen: acelerar la puesta en pie de mecanismos de decisión conjunta de las instituciones europeas con el fin de favorecer la unión de los mercados de capitales de la UE y poder actuar en mejores condiciones dentro de la cada vez más intensa carrera de la competitividad con las otras grandes potencias, ya estén en declive o en ascenso, tras el final de la globalización feliz.

Se trata, por tanto, de que la intergubernamentalidad neoliberal permita dar nuevos pasos en la construcción de un mayor consenso entre los gobiernos de los Estados miembro y las élites burocráticas europeas (Comisión y Consejo) junto con los grupos de presión dominantes, manteniendo como hasta ahora la autonomía del Banco Central Europeo.

Todo ello en detrimento tanto del Parlamento europeo como de los parlamentos estatales y, por supuesto, del respeto a la soberanía de los distintos pueblos. Un proceso que se está viendo facilitado por el habitus del consenso que se ha ido estableciendo en la UE, en donde se trata de despolitizar las cuestiones que se abordan para reducirlas a meras políticas sin política, que no sólo no deben ser impugnadas en los marcos nacional-estatales, sino que son utilizadas como coartada para presentarlas como inevitables (Bouza y Oleart, 2023).

Es indudable que la pandemia de la covid-19 ha acrecentado nuestros temores e inseguridades, favoreciendo un proceso aún mayor de individualización y atomización social. De la misma forma que ha permitido experimentar nuevos mecanismos de control social y recorte de libertades que han favorecido esta fiebre macartista que hoy vemos crecer.

Pero sería un error considerar que la pandemia por sí sola explica esta situación o que todo comenzó en 2020. El caldo de cultivo son décadas de gobernanza neoliberal y sus crisis derivadas, que han fomentado una cultura política profundamente antidemocrática. Refleja la obsesión incesante del neoliberalismo por limitar las esferas y funciones sociales de los Estados, alineando la acción pública con los intereses de los actores de la economía privada, reemplazando la regulación y la distribución por la libertad de empresa y colocando los derechos de propiedad por encima de cualquier otro derecho fundamental, culminando todo esto en un auténtico ataque a la posibilidad de otra política dentro de la UE. Es esta antipolítica, basada en la vieja TINA (There Is No Alternative [No hay Alternativa]), la que está detrás del crecimiento del autoritarismo que está impregnando el conjunto del mapa político.

Este nuevo salto adelante se da justamente en momentos de crisis climática en los que la lucha por recursos escasos refuerza el despotismo de las elites por encima incluso de la democracia liberal. La incertidumbre y el miedo ante el futuro se manifiestan hoy con brotes xenófobos que cuestionan el derecho a tener derechos de todas las personas sin exclusión, con una gestión de la crisis ecológica en beneficio de una minoría y con la extensión del iliberalismo, que vacía la democracia hasta solo dejar su cascarón o, lo que es igual, el voto como ritual. Porque cuando dejan de funcionar los mecanismos de cohesión social y se constata la imposibilidad de mantener la bonanza aparente de las clases medias, se fortalece el cierre autoritario para mantener el orden. A la vez que se necesitan chivos expiatorios (algunas minorías, la población migrante, los movimientos feministas) hacia quienes canalizar el malestar de unas clases medias en declive para que la ira siempre mire hacia abajo. No se trata de una cuestión estrictamente novedosa, sino más bien de un fenómeno que se acelera y que evoluciona en paralelo al declive de la belle époque de la globalización feliz.

Este camino, una vez superado y derrotado el momento populista de izquierda del pasado decenio, ha ido acompañado de la tendencia a la configuración de un extremo centro en la mayoría de los sistemas de partidos, especialmente en los dos principales Estados de la UE –Francia y Alemania–, en un contexto de ascenso de las extremas derechas y de su creciente influencia en la agenda política, como ha quedado evidenciado con el nefasto e indignante Pacto Migratorio. Así es como se está extendiendo un autoritarismo posdemocrático en la UE y en sus Estados miembros, con fronteras cada vez más permeables entre regímenes liberales e iliberales. Un iliberalismo que se extiende como un proceso antidemocrático a escala global y que se está destapando como la fase superior del neoliberalismo.

Por tanto, no podemos sorprendernos de que la extrema derecha esté optando por la vía reformista dentro de la UE, teniendo en cuenta, como estamos viendo, que no cuestiona el marco neoliberal dominante. El buen trato que está recibiendo el gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni por parte de las élites europeas es una buena muestra de ello, contrastando, como recuerda Loren Balhorn (2024), con el que sufrió el gobierno de Syriza cuando llegó al gobierno en 2015. De hecho, una de las pocas novedades que ha aportado esta campaña electoral europea ha sido la opción abierta por la candidata del PPE a revalidar la presidencia del colegio de comisarios, Ursula von der Leyen, a pactar con una parte de la extrema derecha que representa el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), en donde se encuentran, entre otros partidos, Fratelli de Italia de Meloni, Vox o Ley y Justicia de Polonia. Esta es una buena muestra del rol protagónico que se le augura a la extrema derecha en la próxima legislatura, en donde serán una pieza clave para conseguir mayorías parlamentarias.

De este modo, queda desvelado el mito liberal según el cual el sarampión autoritario que vive actualmente Europa solo aqueja a Le Pen y sus similares. Hace años que Macron y buena parte de la gran coalición neoliberal europea se contagió del mismo virus. La lepenización de los espíritus es un hecho contrastado desde hace años. Hoy la extrema derecha marca la agenda y el supuesto centro la acata, ejecuta y normaliza cada vez más. Y no solo por mero convencimiento ideológico, sino por puro interés estratégico: en sociedades capitalistas atravesadas por múltiples y crecientes crisis e inestabilidades, el desarrollo creciente de la represión y la securización se vuelve un seguro de vida para las y los de arriba. Explorar y explotar los miedos e inseguridades para construir una ideología de la seguridad permite dotar de coherencia e identidad al proyecto neoliberal autoritario, promoviendo sociedades desestructuradas, fragmentadas y tensiones contenidas a partir de la exclusión y la expulsión de los sectores más vulnerables o disidentes: las clases peligrosas.

En fin, estamos asistiendo a una auténtica restauración de un capitalismo salvaje donde las leyes del mercado están por encima de los derechos sociales. Un intento, en definitiva, de suprimir lo que Marx llamó la posibilidad de “victorias de la economía política del trabajo” para naturalizar al máximo la economía política del capital. Todo ello combinado, como no podía ser de otra forma, con la exaltación de un Estado fuerte y de la disciplina social, con su consiguiente hostilidad hacia muchas formas de mediación social (sindicatos, organizaciones sociales, etc.) y la articulación de un discurso ligado a la idea del orden social. En este contexto, el derecho a la protesta o a la disidencia se considera un factor de inestabilidad que pone en riesgo los márgenes de ganancia del poder corporativo, por lo que la respuesta de la clase político-
empresarial pasa por perfeccionar los modelos de criminalización. Y esto también afecta a quienes expresan en público opiniones diferentes al relato oficial. Un buen ejemplo de esta tendencia es la criminalización y beligerancia contra el movimiento de solidaridad con el pueblo palestino frente al genocidio que éste está sufriendo con la complicidad del bloque imperialista occidental.

El fin de la retórica europea de los derechos humanos y de la paz

En este sentido, el verdadero objetivo no es solo cancelar la solidaridad con la causa palestina, sino disciplinar a la población europea en torno a los intereses geoestratégicos y la creciente agresividad militar imperialista de sus élites. Quizás lo único positivo de esta retirada de caretas y bonitas palabras sea que, por fin, podremos enviar al basurero de la historia todos esos supuestos valores europeos y mitos fundadores de paz con los que machaca continuamente la maquinaria de propaganda de la UE.

Esa coincidencia creciente en los discursos securitarios y de orden aparece asociada a la retórica sobre la necesidad de aspirar a una autonomía estratégica que, en lo que se refiere a su política exterior, supone un aumento de la agresividad comercial, extractivista y neocolonial europea en la disputa por los recursos escasos en los que se enmarcan nuevos mecanismos de inversiones, como el Global Gateway. Un paquete de inversiones público-privadas que pretende movilizar 300.000 millones para intentar competir con el Belt and Road de China, esto es, la Nueva Ruta de la Seda. De esta forma, con el Global Gateway, la UE aspira a afianzar su papel en el orden mundial, contrarrestando el auge de la presencia china en todo el mundo, especialmente en los sectores relacionados con las infraestructuras y conexiones.

Una autonomía estratégica que es mucho más que una estrategia comercial o de inversiones: su propuesta concreta, recogida en el Strategic Compass, construye una visión de la defensa que no se basa en el mantenimiento de la paz, sino en proteger los intereses clave europeos, como la preservación de las rutas comerciales o el acceso a materias primas esenciales. A pesar de que ese documento marque los pasos de una mayor integración militar europea y la creación de un cuerpo de acción rápida europeo (posible germen del, ansiado por las elites, Ejercito europeo), deja claro que la Alianza Atlántica (o sea, la OTAN) “sigue siendo la base de la defensa colectiva de sus miembros” a la espera de cuál sea el desenlace de las próximas elecciones presidenciales en la vieja gran potencia hegemónica estadounidense.

En este contexto de creciente autoritarismo y militarismo, la Unión Europea sigue embarcada en una constante búsqueda de formas de legitimación democrática, especialmente tras la profunda crisis vivida, sobre todo en los países del Sur, a partir de la Gran Recesión de 2008. Así, esta legislatura comenzó respondiendo a las movilizaciones climáticas, especialmente de la juventud, con una gran campaña de greenwashing, declarando la emergencia climática y lanzando el llamado Pacto Verde europeo que ha naufragado en una frenética carrera militarista. Al Pacto Verde le han acompañado diferentes iniciativas promovidas desde arriba, como la Conferencia sobre el Futuro de Europa o los Paneles de Ciudadanos Europeos, que se han querido presentar como presuntos espacios de participación política. Pronto, sin embargo, han demostrado ser simples formas de citizen-washing despolitizadas y sin haber conseguido efecto práctico alguno (Oleart, 2023).

Ante un panorama como el que se anuncia, agravado por el retorno a unas reglas fiscales que anuncian la vuelta a la austeridad con nuevos recortes sociales, mientras aumentan vertiginosamente los presupuestos militares y una práctica renuncia a la lucha contra la crisis climática, no cabe optimismo alguno respecto a la actual capacidad de las izquierdas antineoliberales para hacerles frente en medio de la ola reaccionaria que estamos padeciendo, con mayor razón si nuestras respuestas siguen dándose sólo a escala de cada Estado. La experiencia de las movilizaciones rurales protagonizadas por los pequeños propietarios que se han ido extendiendo a distintos países europeos en los pasados meses y la rápida concesión a algunas de sus reivindicaciones por la Comisión Europea, aunque no sea ajena a ello la singularidad de este caso (Marco d’Eramo, 2024), debería servirnos de lección para crear las condiciones de un salto de escala, especialmente desde los sindicatos pero también desde los movimientos contra la crisis climática, buscando su articulación en luchas comunes.

En este sentido, es fundamental constatar la fuerza que ha adquirido el movimiento solidario con Palestina en el conjunto de Europa, con movilizaciones muy destacadas en casi todos los países, pero sin haber conseguido hasta ahora construir una movilización coordinada a escala europea. Por tanto, tenemos como reto fundamental trabajar por generar dinámicas de protesta colectiva que retomen el testigo de las que el movimiento antiglobalización y los Foros Sociales Europeos protagonizaron en los primeros años de este siglo XXI, y que fueron fundamentales para construir un sólido movimiento transnacional contra la Guerra de Iraq.

De esta forma, sin despreciar la importancia de las elecciones de este mes de junio para, al menos, tratar de frenar la consolidación del proyecto actualmente hegemónico en la UE, las cartas en este momento ya están repartidas. Nuestro papel a partir de ahora deberá estar con aquellas fuerzas políticas y sociales dispuestas a trabajar por generar un amplio movimiento antimilitarista transnacional, contrario a cualquier imperialismo y solidario con todos los pueblos que los sufren, y que cuestione el proyecto de las elites de una remilitarización austeritaria de Europa, cogobernada entre el extremo centro y la ola reaccionaria. Será mediante la apertura de un nuevo ciclo de movilizaciones capaz de pasar desde la escala estatal a la europea como podremos modificar la actual relación de fuerzas adversa e ir creando las condiciones de una necesaria ruptura democrática, antineoliberal y anticolonial con esta Unión Europea.

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Holográfica editorial

Viernes 5 de julio de 2024 NODO50

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2023: más inundaciones, sequías y 8 millones de desplazados

Por Cecilia Remis

Sábado 29 de junio de 2024 NODO50

Oxfam Intermón advierte que, en el mismo período, el hambre casi se triplicó en cinco de estos países. El aumento de inundaciones y sequías provocó ocho millones de desplazamientos el año pasado en los diez países más afectados, más del doble que la década anterior

El cambio climático ha provocado un aumento de la intensidad y la frecuencia de inundaciones y sequía

Inundaciones y sequías causaron ocho millones de desplazamientos entre la población de diez de los países más afectados del mundo el año pasado, lo que supone un aumento del 120% respecto a la década anterior. Muchas personas se vieron obligadas a desplazarse varias veces como consecuencia de estos desastres relacionados con el agua. En el Día Mundial de las Personas Refugiadas, Oxfam Intermón señala que en cinco de esos países los niveles de hambre severa casi se han triplicado en el mismo período.

Oxfam Intermón ha clasificado a los diez países con mayores desplazamientos a causa de desastres hídricos en función del número de desplazamientos internos (las personas pueden verse desplazadas varias veces) por “inundaciones” y “sequías” durante el período (2013-2023) según la Base de Datos Mundial de Desplazamientos Internos (GIDD, por sus siglas en inglés). El número total de desplazamientos en el conjunto de esos diez países ascendió a 3.588.827 en 2013 y a 7.909.369 en 2023, lo que supone un aumento del 120,389% Somalia, China, Filipinas, Pakistán, Kenia, Etiopía, India, Brasil, Bangladesh y Malasia encabezan la lista de países que sufrieron el mayor número de desplazamientos por inundaciones y sequías el año pasado, según la Base Mundial de Datos de Desplazamientos Internos. El número de desplazamientos en estos países pasó de 3,5 millones en 2013 a 7,9 millones en 2023.

El cambio climático ha provocado un aumento de la intensidad y la frecuencia de inundaciones y sequías. Según datos recopilados por Oxfam Intermón, los desastres registrados por inundaciones y sequías en los diez países más afectados se han disparado, pasando de solo 24 en 2013 a 656 el año pasado. Solamente en Somalia, hubo 223 inundaciones o sequías diferentes en 2023, frente a las dos que sufrieron en 2013, por ejemplo. Filipinas sufrió 74 desastres de este tipo frente a solo tres en 2013, Brasil 79 frente a cuatro, y Malasia 127 frente a solamente uno en 2013.

En todo el mundo, las inundaciones y sequías obligaron a 3,4 millones de personas a abandonar sus hogares el año pasado, una cifra que equivale a casi el conjunto de la población de Uruguay.

Los cálculos de Oxfam Intermón revelan que en Bangladesh, Etiopía, Kenia, Pakistán y Somalia –que se encuentran entre los países menos preparados para hacer frente al impacto del cambio climático– el número de personas que padecen hambre aguda ha pasado de 14 millones en 2013 a más de 55 millones en 2023.

“La injusticia climática es flagrante. Desde las decenas de personas que mueren por el calor abrasador en Bangladesh hasta los miles que se ven obligados a huir de las inundaciones en Pakistán, las personas más vulnerables (y las que han contribuido en menor medida a la crisis climática) son quienes están sufriendo sus mayores consecuencias, mientras los países ricos y contaminantes pretenden ayudar con medidas insuficientes que llegan con retraso”, afirma Nuzhat Nueary, coordinadora de Inseguridad Hídrica y Políticas Climáticas de Oxfam.

“El cambio climático y el fenómeno de El Niño han generado un aumento de las sequías, las inundaciones y los ciclones. Todas estas catástrofes repercuten en la vida y los medios de vida de las personas, y agravan el hambre al sumarse a conflictos, crisis económicas y profundas desigualdades. En última instancia, los movimientos en masa ejercen presión sobre los limitados recursos hídricos, lo cual genera más estrés hídrico en estos países”.

Desde la década de 1970, el 44% de todas las catástrofes han estado relacionadas con inundaciones

En Somalia, el continuo aumento de la temperatura (1,5°C, frente a 1°C en 1991) ha provocado sequías más frecuentes y prolongadas, a menudo seguidas de crecidas repentinas y ciclones. A pesar de representar menos del 0,03% de las emisiones mundiales de carbono, el país ha sufrido pérdidas por valor de miles de millones debido a las inundaciones y sequías recurrentes. Sólo la recuperación de las inundaciones del pasado diciembre se estimó en 230 millones de dólares.

La última temporada de lluvias de Deyr –que llegó tras cinco temporadas consecutivas de sequía– provocó inundaciones masivas que obligaron a 1,2 millones de personas a abandonar sus hogares y causaron la muerte de 118 personas. La estación Deyr en Somalia es la segunda estación de lluvias más corta entre octubre y diciembre de cada año. Estas catástrofes han agravado el impacto del conflicto abierto, la inestabilidad política y las crisis económicas, y actualmente la mitad de la población de Somalia necesita urgentemente ayuda humanitaria.

“Perdí todos mis animales por la sequía. Huí a pie con mis hijos y tardé tres días en llegar a Baidoa. Fue un viaje difícil. No tenía comida ni agua para mis hijos. Algunos enfermaron por el camino”, afirma Hassan Mohamud, un padre desplazado en Baidoa, Somalia.

En Bangladesh, la falta de previsibilidad de los ciclones y otras catástrofes relacionadas con el agua obligaron a más de 1,8 millones de personas a abandonar sus hogares en 2023. Además, causaron graves daños en infraestructuras como escuelas, mercados y otros servicios esenciales. Sin embargo, Bangladesh sólo es responsable del 0,56% de las emisiones mundiales de carbono.

Asgor Kha y Moriom, que viven en la aldea de Lebubunia, en Satkhira (Bangladesh), afirman: “Hemos perdido nuestras casas en cuatro ocasiones a causa de los ciclones. Seguimos endeudados por haber pedido un préstamo hipotecario. Nuestro hijo es el único miembro de la familia que percibe ingresos, pero le cuesta encontrar trabajo en la zona”.

“Sin cultivos ni ingresos, las familias se han visto obligadas a desplazarse, algunas varias veces”, dice Zerin Ahmed, que forma parte del equipo de Programas de Oxfam Intermón en Bangladesh. “Los que se quedan atrás temen constantemente por el futuro, ya que los ciclos de desastres consecutivos han consumido todos sus recursos, agotando todas sus capacidades para hacer frente a la situación”.

“Acabar con el sufrimiento de la población es posible. Los países ricos y contaminantes deben reducir sus emisiones y proporcionar una financiación adecuada a los países más afectados por la crisis climática para que puedan hacer frente a ella mejor y reconstruirse tras las crisis climáticas”, añade Nueary.

“También deben proporcionar fondos al nuevo régimen de pérdidas y daños. No se trata de un gesto de cortesía, sino de una obligación que han de atender por los daños que han causado. Con la financiación adecuada, los países que sufren las peores consecuencias pueden desarrollar sistemas de alerta temprana y otras medidas para prepararse y mitigar los efectos del cambio climático, y pueden liberar recursos para invertir en protección social para ayudar a la población a hacer frente a la situación.

“Las comunidades locales en primera línea que se enfrentan a los peores efectos de la respuesta climática, y los grupos más vulnerables –en especial las mujeres, las personas jóvenes y las comunidades indígenas– ya han presentado diversas alternativas para solventarlo, y deben estar en el centro de la toma de decisiones, la acción y la financiación en materia climática”.

Oxfam Intermón es una ONG especializada en ofrecer agua en situaciones de emergencia, así como alternativas sostenibles para las personas afectadas por el cambio climático. Con su trabajo en el cuerno de África ha proporcionado agua, saneamiento e higiene a más de 3 millones de personas afectadas por las sequías e inundaciones en Kenia, Somalia, Sudán del Sur y Etiopía. Actualmente proporciona acceso a agua potable y servicios higiénicos a más de 11 millones de personas en todo el mundo, y busca mejorar el alcance de su trabajo mediante su campaña “Más claro, agua“.

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NOTAS :

[1Los romanos utilizaban este término para designar a aquellos pueblos que habitaban fuera de sus fronteras.


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