“No eran tiempos para estas acciones”

11 de mayo de 2010.

Tres años después del desalojo de CasasViejas, conversamos con Agustín Toranzo, quien estuvo bajo tierra en un zulo, con Irene Lavado y Andrés Zoilo, que estaban en superficie, y con Beatriz Moreno, mediadora ante la policía, sobre el desalojo y proceso judicial.

Cuando al amanecer del 29 de noviembre de 2007 la policía irrumpió en el Centro Social Okupado Autogestionado Casas Viejas, tras ocho metros de túnel encontraron en un zulo a dos activistas encadenados a un encofrado de hormigón. Uno de ellos denunció torturas y se enfrenta a multas astronómicas por calumniador. Pero en el zulo había una cámara oculta, y ahora se hacen públicas esas imágenes en el documental Londres no es Sevilla. Unas imágenes y sonidos que, además, serán pruebas en el juicio.

DIAGONAL: Un centro social okupado ha de enfrentarse a la posibilidad de su desalojo, una situación futura que se entiende como inevitable. ¿Hubo diferencias entre lo que proyectasteis y cómo fue el desalojo?

AGUSTÍN TORANZO: Empezamos a prepararnos a los dos años de okupación y trabajamos durante tres años, un trabajo más aparte de los que realizábamos. Durante los tres meses desde que llegó la orden de desalojo hicimos frente a un desgaste que no esperábamos, multiplicándose el trabajo con nuestra gente y la que se sumaba, porque el proyecto suponía implicar a muchas personas más.

ANDRÉS ZOILO: Unas 40 personas estaban al tanto. Creíamos que la policía también lo estaba porque nos seguían de cerca, pero no. Me sorprendió que la policía fuera un desastre desde el principio. Iban nerviosos, no controlaban la situación. Con la acción del túnel estuvieron horas dando vueltas sin enterarse de lo que ocurría.

A.T.: Les dejamos un CD con el protocolo, pero hicieron todo lo que no tenían que hacer y pusieron en peligro nuestra vida. Perdimos el control de la acción por su culpa y podía haber sucedido una desgracia. Estuvieron a punto de romperle la mano entubada a Ibán [el otro activista encadenado]. La acción estaba diseñada para poder salir cuando quisiéramos y al final no sabíamos cuándo ni cómo íbamos a salir.

A.Z.: No están preparados. Desorganización y caos caracterizan a las fuerzas del orden. En la calle tampoco se sabían comportar. Nosotros estábamos bastante organizados, antes y durante, dentro y fuera, improvisábamos dependiendo de sus reacciones, capaces de responder al momento. Ellos no.

BEATRIZ MORENO: Tampoco les vamos a decir cómo se hace. Sí aprendieron a estar más vigilantes y no dejar que un centro tenga la solera suficiente para montar un tinglado igual. En la siguiente okupación, la Fábrica de Sombreros, no hubo tiempo de plantear resistencia.

D.: ¿En algún momento pensasteis que se pararía el desalojo?

IRENE LAVADO: Simplemente, idear la resistencia para llegar a quedarte ya tiene valor en sí misma.

A.T.: Habría sido un problema, porque habríamos seguido echándole muchas ganas al centro social, pero con un desalojo pendiente. El mismo jefe policial nos decía que en otros tiempos sí se hubiera parado el desalojo. No eran tiempos para este tipo de acciones: por la intensidad de la resistencia y los riesgos que asumíamos, y por la situación en que los colocábamos a ellos. Era una acción desfasada, de los viejos londinenses en los años ‘80.

D.: Tras el desalojo viene un tortuoso proceso judicial y hacer frente a otra situación futura que se entiende como inexorable: la condena, que condiciona el trabajo colectivo y las vidas individuales...

I.L.: Sabes lo que viene después del desalojo, pero ahora es cuando estamos en ese después y es muy largo. Ni sabemos cuándo se acabará, ni cuáles serán las consecuencias. Es un yugo pesado y hay gente que se queda en la cuneta. Tampoco te quedas parada, pero lo que haces sólo esta relacionado con gestionar esta situación o sacar dinero.

B.M.: Tratamos continuamente el desalojo de un lugar que ya no existe y era el que nos unía, a parte de las ideas y proyectos. Menos mal que está el documental, es un gustazo irlo enseñando. Nos une algo positivo.

D.: ¿Cómo hace frente a multas millonarias un colectivo que se va reduciendo a los encausados?

A.T.: Lo mejor es ser insolvente, no tener bienes a tu nombre, una nómina baja que no supere la renta básica. Son los que se pueden permitir este tipo de acciones.

B.M.: El castigo es para personas y para colectivos, que ven cómo sus acciones van a afrontar las multas.

A.T.: Te ayudan a sentar los pies.

D.: ¿Sois ahora mejores ciudadanos?

I.L.: No, porque la única solución que te dejan es atracar un banco.

A.T.: Y si no corren tiempos para meterse en un túnel… menos para atracar un banco.

‘Londres no es Sevilla’

Casas Viejas planeó la resistencia al desalojo, pero la actuación de la policía estuvo a punto de provocar una tragedia, según los integrantes del centro social. Qué pasó las 36 horas siguientes al inicio del desalojo es el núcleo del recién estrenado documental Londres no es Sevilla (Intermedia Producciones/ Asamblea Casas Viejas) y que está siendo proyecto en numerosos centros sociales. Un documento que muestra la organización de los okupas frente a la impericia y las malas formas de la policía.

“Con ETA hemos topado

Tras el final del desalojo, se sucedieron otras acciones como la toma durante dos días del puente del V Centenario. Su repercusión llegó incluso a recibir el apoyo de programas de televisión como el de Ana Rosa Quintana, quien se alineó con los okupas. Cuando en su primera comparecencia ante la opinión pública Agustín denunció las torturas, soltó como respuesta: “detrás está ETA”. Y los medios de comunicación cambiaron su actitud. “Siempre hacen lo mismo. Hablamos de las torturas y empezaron con que si un zulo, un fanzine en euskera”, explica Beatriz. Por su parte, Agustín denuncia que “buscaban acabar con las simpatías que tenemos de la gente. Después de esa acusación ya casi nadie te apoya”.

Fuente: Diagonal


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