Milán no quiere centros sociales

11 de diciembre de 2010.

Los preparativos de la Expo 2015 en Milán amenazan a los centros sociales de esta ciudad, que desde hace años tienen enfrentamientos con el Ayuntamiento.

“El desalojo de la Bottiglieria Okkupata es un primer importante paso hacia el restablecimiento de la legalidad. Ahora hay que seguir adelante con el desalojo de los otros 12 edificios públicos y privados ocupados desde decenios por los centros sociales”. Así lo celebraba, el 14 de octubre, Riccardo De Corato, vicealcalde de Milán –mejor conocido como “sheriff”–. No es la primera vez que De Corato realiza unas declaraciones similares en su particular ‘guerra’ contra los espacios sociales. De Corato es el responsable de una política ultra-securitaria y represiva, que hasta incluye toques de queda en las zonas donde más inmigrantes residen.

Detrás del asedio a los espacios sociales no se encuentra sólo una alcaldía del Pueblo de la Libertad, el partido de Silvio Berlusconi que allí encabeza Letizia Moratti. También están los preparativos para la Expo Universal que Milán acogerá en 2015. En vísperas de esta cita, las inmobiliarias han fortalecido su ataque a la ciudad con la complicidad del Ayuntamiento: por ejemplo, la aprobación de un nuevo plan de urbanización que llevará a Milán nue- vos rascacielos y menos espacios verdes. Y dentro de estos planes hay centros sociales en áreas muy apetecibles para las inmobiliarias o para el mismo consistorio que estudia vender el suelo para hacer caja en vista de la exposición de 2015.

Problemas para Leoncavallo

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El caso más evidente entre los intereses urbanísticos de la Expo 2015 y la autogestión es el histórico espacio de Leoncavallo. Cada dos meses, a la puerta de este Centro llega un oficial con la orden de desalojo: los dueños de la vieja imprenta son una familia que lleva generaciones en el negocio del ladrillo, los Cabassi. Los mismos que poseen uno de los terrenos donde se baraja la sede de la Expo.

A los Cabassi no les importa mucho la vieja nave de Leoncavallo, más bien estarían dispuestos a mantener la okupación si el Ayuntamiento se lo permuta por otro terreno donde construir. Y aquí volvemos a la Expo. Junto a otras constructoras, los Cabassi intentan convencer al Ayuntamiento de que le presten terrenos, donde ahora no se puede construir, para realizar la Expo. Y en cinco años, éstos les sean devueltos con la autorización de edificación.

Desde 2008, cuando se concedió a Milán la sede de la Expo Universal, los gobiernos locales no han alcanzado un acuerdo con las inmobiliarias dueñas de las áreas donde está prevista su ubicación. De esta forma, el consistorio mantiene en vilo la persistencia de Leoncavallo.

Si cediera otro terreno a los Cabassi, éstos se olvidarían del centro social. Precisamente lo que no quiere De Corato, que ha obstaculi- zado las negociaciones. ¿Su objetivo? En primer lugar desalojar la okupación y sólo luego alcanzar un acuerdo con las inmobiliarias.

El frente No-Expo

Leoncavallo no es el único espacio social en el punto de mira por causa de la Expo. El Ayuntamiento, en búsqueda de financiación para esta cita, ha decidido vender parte de su patrimonio inmobiliario. El banco francés BNP Paribas se ha quedado con la administración de un fondo de varios edificios, que busca subastar para cobrar importantes primas. Entre ellos están la casa ocupada de Via Morigi (la única que queda en pleno centro de la ciudad), el círculo anarquista Ponte della Ghisolfa y los centros sociales Cox 18 y Cascina Torchiera Senzacqua.

Tanto Cox 18 como Cascina Torchiera llevan mucho tiempo rehabilitando edificios abandonados para convertirlos en espacios socia-es. El colectivo del Torchiera ocupó la “cascina” (granja) hace 18 años y desde entonces el Ayuntamiento, que en su dossier sobre Expo promete la revalorización de la agricultura en el área metropolitana, les ha cortado continuamente el agua.

“Desde 1992 hemos trabajado en la rehabilitación a través de la práctica de la autoconstrucción”, como reclaman los ocupantes desde su página web. “Este impulso choca con la falta de agua corriente debida al corte, caso único a memoria nuestra, decidido por la alcaldía con el objetivo de desanimar a la comunidad que se hizo cargo de recuperar el edificio hace 18 años. La ocupación de Torchiera es un ejemplo concreto de la lucha contra el deterioro, el abandono del patrimonio público, la especulación inmobiliaria que agrede cada día a nuestra ciudad”. Torchiera forma parte, junto a otros centros sociales y movimientos, del comité No-Expo, iniciativa que se propone crear un frente amplio capaz de aportar “críticas radicales al modelo de desarrollo dominante” y de “proponer proyectos alternativos”.

Nuevas okupaciones en respuesta a los desalojos

Hasta ahora la estrategia de De Corato, aunque ha aumentado la presión sobre los espacios sociales, no ha conseguido resultado concreto alguno. El primer fracaso del vicealcalde fue el intento en enero de 2009 de desalojar Cox 18. La ley italiana tutela a quien rehabilita y gestiona durante un largo tiem- po un espacio abandonado: después de 20 años los okupas se convierten en legítimos proprietarios. Y el vicealcalde lo tenía que impedir. Logró que el colectivo no se hiciera con la propiedad, pero no echarlo: unas semanas después del desalojo, los okupas retomaron el edificio.

Tampoco han conseguido el final de la Bottiglieria Okkupata. A De Corato le faltó tiempo para celebrar “el restablecimiento de la legalidad”. Durante tres días la atención se centró en tres personas que resistían en el tejado, pero sus compañeros tomaban unos kilómetros más allá otro espacio abandonado. La nueva Stamperia continúa el trabajo interrumpido por la intervención de la policía: “Obras en curso. Estamos devolviendo este espacio al barrio”, recita una pancarta en la fachada del nuevo edificio. El colectivo de la Bottiglieria aclara así a su nuevo vecindario su lucha contra la especulación de la Expo 2015 y del propio Ayuntamiento: “Somos jóvenes y viejos, chicos y chicas, de cada parte del mundo, trabajadores, estudiantes, precarios, desempleados con ganas de arrancar a la especulación todos los espacios posibles”.

De Corato, de la vieja escuela

Empezó en los ‘70 como joven dirigente del Movimento Sociale Italiano (nacido de las cenizas del partido de Mussolini) y ha acabado como senador y vicealcalde de Milán. Su carrera, sin embargo, no le hizo olvidar sus ideales: cada año no se pierde la manifestación en memoria de sus camaradas asesinados por ‘los rojos’, hasta quiere dedicar a uno de ellos un parque de la ciudad. “Es gente con la piel muy morena, no son europeos como usted y yo. Muchos de ellos son criminales que hacen prostituir a su mujer y sus hijos” acaba de declarar, en un entrevista sobre los rom, al Washington Post.

Fuente: Diagonal


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