Entrevista a Conxa Pérez: “La revolucion fue un momento muy feliz”

26 de abril de 2011.

Esta entrevista, realizada por Txema Bofill y Okupem les Ones, publicada en catalán en la revista Catalunya-Papers 125, y en castellano en el Rojo y Negro 245, es una colaboración de la revista Cataluña y la televisión catalana Okupem las Olas:

Es un gran placer y satisfacción personal presentaros a Concha Pérez Collado, de 95 años, una luchadora de toda la vida, casi un siglo de vivencias históricas y confederales. Destacamos su participación en la preparación y desempeño de la revolución del 36, ignorada y tergiversada por los poderes franquistas y por los actuales.

Entrevista realizada en la residencia Beltrán y Oriol de la Generalitat, el día 28 de enero, al día siguiente de la primera huelga general, convocada sólo por los sindicatos activos y seguida por la gran «minoría» del país.

Hay que denunciar la falta de reconocimiento de las instituciones catalanas a las grandes personas que formaron parte de la Revolución del 36, la más importante del siglo XX, según Chomsky. Sólo hay reconocimientos para los vencedores, obispos, borbones y burguesía.

La Concha es de las pocas milicianas aún vivas, que ha participado en la revolución del 36. La mayoría muertas en combate o asesinadas por los franquistas, o muertas por la edad. Quedan pocos testigos y sigue el obsceno silencio oficial sobre la revolución.

También participó, aquí en Barcelona, en el asalto del cuartel de Pedralbes, en la incautación de armas, y en la lucha contra los militares golpistas que se levantaron contra la República. En mayo de 1937 fue herida al ser enviada a conseguir información sobre lo que sucedía en el Centro de la ciudad. Durante la dictadura franquista tenía una venta de bisutería en el Mercado de Sant Antoni. Era un lugar de encuentro de libertarios. Ella siempre ha sido solidaria y militante activa.

Esta entrevista es una colaboración de la revista Cataluña y la televisión catalana Okupem las Olas. Existe el proyecto conjunto del Catalunya y Okupem les ones de hacer las entrevistas en el formato papel y a la vez en video para televisión. Esta entrevista es el primer ensayo. El equipo del Catalunya hemos okupado las ondas para este mes y pensamos seguir trabajando juntos y potenciarnos mutuamente. Es decir, se podrá ver la entrevista de la Concha en la televisión independiente de los movimientos sociales: Okupem les ones.


- ¿Cómo te sientes aquí en esta residencia?

¿Aquí? Al principio me sentía un poco extraña, pero ya me voy acostumbrando. Recibo muchas visitas y me ayudan

- Concha, haremos un llamamiento a los lectores para que te vengan a ver y te lleven flores y libros que te gusta mucho leer. (Residencia Beltran y Oriol, calle Cardener, 4-6, la Barceloneta)

Sí, libros, porque cuando no tengo visitas, me paso el día leyendo.

- Hay poca gente que lea tanto como tú. Hoy, Concha, los jóvenes ya no leen libros.

Pienso leer hasta el día antes que me muera, por decir algo.

- ¿Qué formación tuviste?

Me formé como anarquista pronto, ya que mi padre fue uno de los fundadores de la CNT, y mi hermano mayor también era anarquista. En casa se hacían reuniones. Venían amigos de mi padre, y nos enterábamos de cosas. A la escuela fui muy poco. No me gustaba ir a la escuela. Cuando me veía allí cerrada, me iba por los campos, y me sentaba en algún tronco a leer. En el barrio de las Corts, había muchos campos de verduras.

- Así no ibas a la escuela ...

No mucho.

- ¿Fuiste a las escuelas racionalistas?

Tampoco. Cuando yo era pequeña no había, era la época de la dictadura de Primo de Rivera y las clausuró. Iba a las escuelas normales, públicas, donde pagábamos algo. Lo que pasa es que a mi padre lo ponían en la cárcel cada dos por tres y me sacaban de la escuela porque no podía pagar. Éramos 6 hermanos. Y cuando salía de la cárcel me volvían a poner la escuela, pero quizá entonces ya no era la misma escuela. El padre quería que aprendiéramos. Total que he llegado a mayor y estudio no tenía ninguno. He sido autodidacta.

- Dices que te gustaba leer

Sí. Me he pasado la vida leyendo. Desde pequeña siempre iba con un libro, si cogía uno lo tenía que leer.

- ¿Qué leías?

Había unas novelitas que me gustaban mucho, las «ideal» También leía a Federica Montseny, las novelas de su padre Federico Urales, Victor Hugo, Bakunin, etc. Después en el ateneo Faros, comentábamos libros, hacíamos lecturas, aprendíamos a escribir, a hacer cuentas. Y había cursos de esperanto, psicología, sexualidad, naturismo.

- ¿Cuáles son las personas que más te han influenciado?

Los hermanos Carrasquer, que querían formar una escuela racionalista. En las Corts compañeros del barrio también queríamos crear una escuela racionalista. Yo tuve la suerte de haber hecho amistad con ellos. Me influenciaron muy positivamente.

- ¿Tienes algún escrito de su padre? Alguna carta, algún artículo suyo?

No, mi padre era analfabeto, un hombre de acción. Participaba en el sindicato de la CNT, en los ateneos. A veces se les escapaba a la policía, ya que cuando lo venían a buscar en la calle Carretas, tenía una manera de salir por detrás e ir a parar a otra calle. Sólo tengo una foto de él. Yo tampoco he escrito nada. Explico lo que he vivido, lo que recuerdo. En cambio mi hermano mayor sí que escribía, canciones, cantaba, participaba en el teatro y en el coro del ateneo.

- ¿Hasta cuando viviste en las Corts?

De jovencita me emancipé, debía tener 19 años. Mi madre no entendía que actuara con tanta libertad. Iba a reuniones y llegaba muy tarde por las noches. También yo reclamaba que los chicos y chicas trabajáramos igual en las tareas del hogar. Pero lo que realmente me hizo marchar fue la relación con Martorell. A los padres no les gustaba ya que estaba buscado por atracos que había hecho por la Organización y también para él. Y me podía comprometer a mi y a mi hermano. Martorell era en aquel momento el enemigo número 1. Yo le hacía de contacto y le compraba la comida. En Navidad dije que iría a casa de un amigo que estaba solo. La madre me dijo: «si no estás en Navidad en casa, búscate un lugar para vivir, no vuelvas». Yo como ya lo deseaba, me fui. Primero a casa de unos compañeros que me dejaron una habitación en la Torrassa, luego con una amiga alquilamos un piso. Mi madre sufría mucho y estaba preocupada por mí. No quería que fuera a la cárcel como mi padre y mi hermano mayor.

- No le hiciste caso y terminaste yendo a la cárcel. Cuéntanos como fue.

Fue en una huelga general. Íbamos un grupo a cerrar fábricas. En una tuvimos resistencia y empezamos a tirar piedras. Vino la guardia de asalto a caballo. Un compañero me pasó una pistola diciéndome que a mí no me registrarían. Empezamos a correr y huir. Nos detuvieron y nos llevaron de nuevo a la fábrica. Algunos decían señalándonos: «Estos son. Son estos ». Los policías querían que dijera que la pistola era de mi hermano. Y yo les decía que me la había encontrado. Finalmente el compañero que me la pasó, se hizo responsable. A mí me tuvieron unos 5 meses en prisión. Allí leí mucho.

- ¿Recuerdas el advenimiento de la República el primero de mayo 1931?.

Fuimos al mitin de Bellas Artes en el Arc de Triomf. Había mucha gente. Uno de los oradores era en García Oliver. Al salir fuimos en manifestación a la plaza Sant Jaume a llevar y reclamar una serie de reivindicaciones al president Macià: alquileres más baratos y mejoras para los obreros. En Sant Jaume hubo tiroteo. Con los disturbios, me perdí de mi madre y mis hermanos y vi en el suelo a uno de los manifestantes muertos. Quedé muy impresionada.

- Ibas al ateneo Faros.

Sí. Se encontraba en la avenida Mistral, pero íbamos muchos de Les Corts y Sants. García Oliver, que era camarero en Sants, nos enseñaba a utilizar armas. Manuel Escorza que fue el jefe de los grupos especiales de la FAI, dedicados a la contrainformación y persecución de fascistas, nos enseñaba sexualidad y charlas de cultura. Era un maestro nato, vivía en las Corts. Mauricio, el que fue mi compañero definitivo, lo llevaba en brazos, ya que era inválido, al ateneo Faros a hacer charlas. Era muy inteligente. Su casa estaba llena de libros y siempre rodeado de jóvenes. En el 36 a mí me pidió de entrar en el grupo de la FAI de inteligencia, que él dirigía. Yo era muy amiga de él, pero no quise.

- El 19 de julio 1936, ¿dónde estabas y qué hiciste?

Los compañeros de la FAI, del ateneo Faros, estábamos reunidos en el bar los Federales, cercano a las Corts (calle Londres). Estábamos ya alertados de un golpe militar. Fuimos al cuartel de Pedralbes, cuando ya había salido la tropa. Los soldados que quedaban no opusieron resistencia. Y llenaron los camiones de armas. Con las prisas y la emoción nos dejamos las municiones. Tuvimos que volver. Lo dejábamos en el bar los Federales, que era de una maestro, la sede de nuestro grupo de la FAI, un grupo de afinidad.

- ¿A Pedralbes fuisteis armados?

Sí. Yo fui con una pistolita que me regaló unos días antes mi padre. Y la perdí. Hacía tiempo que se la pedía a mi padre.

-Una buen herencia! ¿Qué más hicisteis?

Fuimos a la cárcel Modelo a liberar a los prisioneros. Cuando llegamos ya estaban preparados para salir. Pensaba encontrar a Martorell, pero no lo vi. Hace una semana, he soñado con Martorell dos noches. He vivido lo que viví con él, como si fuera ahora mismo.

- ¿Por qué?

Un amigo hace unos días me enseñó las listas de fusilados y documentos de cómo lo cogieron y mataron. Me ha afectado mucho, por eso he soñado.

- En la revolución, ¿sueñas?

No recuerdo ... la revolución la vivimos, no hacía falta soñar con ella.

- ¿Cuando fuiste al frente?

A comienzos. En las Corts se estaba organizando una Centuria para ir al frente y me alisté. Éramos los «Aguiluchos de las Corts», 100 personas voluntarias. Fueron a Caspe. Estuve hasta un tiempo después que se decretó la militarización de milicias y el retorno de las mujeres.

- No parabas ...

Fue un tiempo de lucha, un día tras otro. Siempre había cosas que hacer y lo hacíamos todo con mucho entusiasmo. Creemos que la revolución triunfaría y liberaríamos incluso Portugal.

- ¿Cuál fue el tiempo que viviste más feliz?

Este tiempo de revolución. En Barcelona trabajé en una fábrica de pintalabios y la hicimos colectivizar y reconvertir en una fábrica de armamento, al servicio de la revolución. Yo estaba en el comité de empresa. Fue una experiencia muy enriquecedora e interesante. Comenzaron a comprar tornos y lo que nos hacía falta para producir balas e investigamos cómo fabricar más armas. Todos trabajábamos para la revolución. Lo recuerdo como un momento muy feliz de mi vida. Era el momento propicio para transformar el mundo.

- Mayo del 37, los comunistas dirigidos por Stalin pretenden detener la revolución y provocan los hechos de mayo en Barcelona. ¿De qué te acuerdas?

Eran días de mucha confusión. Me pidieron ir al centro de Barcelona al Comité de la CNT a buscar información de lo que pasaba. Una compañera dijo que me acompañaba. Finalmente un chico italiano con un coche recubierto de hierros y planchas, que al final no servían para nada, nos llevó. En Via Laietana, a la altura de comisaría nos tirotearon. Deberían pensar que los queríamos atacar. El joven conductor quedó muy malherido y a mí, que me habían herido en una pierna, me llevaron al Clínico. Cuando pude, me escapé y volví con los compañeros.

- ¿Cuándo decides marchar al exilio, dejarlo todo y abandonar el país?

En la fábrica con mi hermano nos decíamos que debíamos hacer un pensamiento y marchar. La gente iban marchando. Ya no había nadie en la regional. Había que tomar una decisión. La guerra estaba perdida. Lo que nos retenía era la mujer de un compañero que estaba en el frente. Estaba enferma y con un hijo y nos la dejaron a nuestro cargo. No sabíamos donde dejarla, buscábamos quién se pudiera hacer cargo. Por eso fuimos los últimos en marchar a Francia.

- ¿Qué sentías al perderlo todo y ver los fascistas como se apoderaban de todo?

No se puede explicar. No hay palabras. Es un sentimiento demasiado grande. Recuerdo hechos: se quemaba todo lo que podía ser comprometido. Llegamos a Portbou y los franceses tenían cerrada la frontera. Al cabo de dos días dejaron pasar a las mujeres y niños. Nos llevaron a la frontera con Bélgica, y después al campo de concentración de Argelès en el Rosselló. Allí conocí a un practicante de Madrid con quien tuve un hijo, Ramón.

- ¿Cómo fue el regreso a España?

Duro. Muchas peripecias. Tuve que presentarme a la policía regularmente. Los tiempos se me hacían difíciles. No sabía cómo trabajar y ocuparme del niño. Tuve que luchar mucho para hacer crecer a mi hijo. Hasta que encontré un compañero del Faros con quien convivir.

- Y ya en la Transición, ¿cuándo te afilias a la CNT?

No había dejado de militar en la CNT. En el año 1975, varios simpatizantes, unos 10, formamos el sindicato del comercio de la CNT.

- En 1997, formas parte del grupo de “Dones del 36” ....

Sobre la asociación «mujeres del 36», te puede hablar mejor la Llum, ya que ella lo creó ...

(Luz Ventura es una peluquera creativa amiga inseparable de la Concha. Está presente en la entrevista, y acompaña a la Concha siempre que puede)

- Llum, explícanos como se te ocurrió el proyecto de ”Dones del 36”

Yo hace 15 años fui consejera de cultura e igualdad, como independiente. A raíz de la película Tierra y Libertad de Ken Loach me interesé en recoger testimonios de mujeres del 36. Y como mis orígenes son libertarios: mi abuelo era un anarquista del barrio Chino, mi madre era anarquista, y se llamaba Libertad, me pregunté qué había pasado a las mujeres de la generación de mi madre. De ahí el proyecto. Es de los primeros proyectos de recuperación de memoria histórica. Creamos la asociación para presentarnos a un premio de la ciudad. Ganamos dos. Había mujeres de todas las tendencias, menos de la anarquista. En la CNT en un principio no querían colaborar con este proyecto del distrito, pero finalmente me presentaron a la Concha y desde ese día no nos hemos separado más.

- ¿A qué se dedicaba la asociación “Dones del 36”?

Las mujeres contaban en los institutos, escuelas, asociaciones, su testimonio de la guerra y la revolución. Era una transmisión de conocimientos oral.

- Curioseando por Internet he visto que en el barrio de Gràcia han dedicado una plaza a «las mujeres del 36». Vosotros hace unos años organizasteis protestas porque la habían enrejado, privatizado y cerrado al público. ¿Cómo terminó?

Hicimos una campaña con el lema de «a la libertad no se le ponen rejas». Estuvimos protestando. Muchos colectivos nos apoyaban. Exigimos al alcalde que sacara las rejas, o bien, que sacara la placa a las mujeres del 36. Las mujeres del 36 no merecen una plaza con rejas ya que han sufrido prisión, exilio, campos de concentración. Son gente que han luchado por la libertad. Finalmente ni han sacado las rejas, ni la placa. Hacen lo que quieren.

- Concha, te vi en la manifestación contra el Papa con el adhesivo "no te esperamos”. ¿Qué piensas de este Papa?

Pienso lo mismo que de todos los Papas: son unos privilegiados y engañan a los pueblos

- ¿Cómo ves las actuales divisiones de los anarcosindicalistas y libertarios?

Fatal. Nos debemos unir. Hay que dejar de lado lo que nos separa. ¿Como podremos cambiar el mundo si no nos entendemos 15 personas? Si hay diferencias, se discuten y se respetan, pero no hay que separarse y pelear.

- Te daré una alegría, Concha, ayer en la manifestación unitaria de la huelga general CGT, CNT, y varios grupos anarquistas, okupas y antisistema nos manifestábamos juntos. Fue una buena cosa ver los libertarios manifestandonos juntos, dejando en casa diferencias doctrinarias y tácticas.

- Concha, nos puede decir un compañero o compañera para la próxima entrevista?

Enric Casanyes.

Fuente original: Rojo y Negro


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