El resistible ascenso del anarco-capitalismo y III

25 de julio de 2012.

"La visión libertariana del mundo recuerda de cerca el mito del hombre blanco, solo, vi viendo en un medio ambiente hostil, pero felizmente armado de un fusil, lanzado a la conquista del Salvaje Oeste. Los grupos políticos y las instituciones libertarianas tienden a ser minarquistas, partidarios de un Estado mínimo, de un gobierno cuyo único fin ideal es el
de proteger derechos preexistentes; toda ulterior interferencia trae
consigo el intento de cambiarlo o abolirlo. En la actualidad sus
posiciones están muy próximas a las del Tea Party".

Ideologías en la red: la Ilustración de Google y el libertarianismo de Facebook (Ippolita "En el acuario de Facebook").

Nota de Nodo50: último fragmento de la obra En el acuario de Facebook. El resistible ascenso del anarco-capitalismo. Los anarcocapitalistas del estado español parece que valoran una respuesta a esta serie.

David D. Friedman - Anarchy and Efficient Law (comienza revindicando la escolarización en casa)


Es más, desde un punto de vista filosófico, el subjetivismo
absoluto del cual se deduce la teoría económica general situándose
cerca del individualismo anarquista resulta en abierta oposición al
relativismo radical que impregna nuestra investigación. No tenemos ningún interés en describir las redes sociales «tal y como son de verdad», en la estela del más clásico determinismo tecnológico que
quisiera revelar la esencia verdadera de una tecnología. Tampoco
podemos aceptar la idea de que alguien pretenda saber cómo son
realmente los seres humanos y deducir de ello infaliblemente a la
sociedad entera. Sería irreal además de incorrecto. Que existan
realidades fuera de nuestro alcance no significa en absoluto que el
mundo pueda causar la veracidad de una creencia. Algunas descripciones
del mundo son mejores que otras porque nos permiten
actuar mejor que otras, no porque reflejen el mundo tal y como es
realmente. Por tanto, nuestra elección de un relativismo radical no
significa condenarse a sostener con fuerza que cada posición es igual
a cualquier otra, sino todo lo contrario, significa sostener con fuerza
nuestra propia visión de las cosas exactamente porque es sabido que
no existe condición o verdad última alguna en la realidad.

Además, la idea de un sujeto completamente desvinculado,
sin ataduras con el mundo circundante, obsesionado por su propio
afán de actuar con la máxima rapidez (en sentido exclusivamente
económico), está en clara contradicción con las vivencias concretas
de los seres humanos, es más, de los seres vivos y hasta de los
no-vivos. Entrelazamos continuamente relaciones y apegos por
razones no económicas; no siempre actuamos para maximizar nuestra
utilidad personal. A veces preferimos postergar (hasta negarnos)
la satisfacción de un deseo o una necesidad, no sólo para complacer
a los demás, o por evidente masoquismo, sino también para ampliar
los márgenes de nuestra libertad, en un juego articulado de pesos
y contrapesos. Reconocer el valor positivo de los límites forma
parte integrante de la experiencia humana (el cuerpo y el lenguaje),
por doloroso que sea el descubrirse limitados en el tiempo y en el
espacio y dotados de recursos psíquicos y físicos limitados, de la
misma forma que lo es el horizonte común del planeta Tierra. La
autonomía individual es un proceso, no un estado de naturaleza, ni
un hecho inmutable. Las interacciones entre individuos humanos
y no humanos, como los productos de las tecnologías digitales y
los artefactos que pueblan nuestros mundos cotidianos, no están
determinadas unívocamente, ni son atribuibles a axiomas de los
que deducir infaliblemente reglas de conducta.

No es necesario ser anarquistas anti-capitalistas para entender que
el libertarianismo utiliza una versión especialmente pobre y distorsionada
del concepto de libertad para justificar la avaricia. Sin necesidad
de extendernos en dar una respuesta detallada del libertarianismo, nos
limitaremos a enunciar un punto de vista totalmente distinto respecto
del equívoco fundamental del anarco-capitalismo, o sea el de su concepto
de libertad. La esfera de la libertad es mucho más compleja que
la libertad del mercado capitalista. Una definición todavía revolucionaria
de libertad positiva es aquella clásica de Bakunin:

Yo soy libre de verdad sólo cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de los demás, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad es, al contrario, su condición necesaria y su confirrmación. No soy verdaderamente libre si no a travésde la libertad de los demás, de manera que cuanto más numerosos son loshombres libres que me rodean, y más profunda y amplia su libertad, tanto más extensa, profunda y amplia deviene mi libertad […] Mi libertad personal, así validada por la libertad de todos, se extiende al infinito.

El individuo se libera por medio de múltiples procesos de liberación
colectivos, no nace libre en la naturaleza. Reduciéndolo a lemas
contrapuestos diríamos que: la libertad anarquista empieza donde
empieza la libertad de los demás, mientras que la libertad liberal,
en todas sus formulaciones, se construye como esfera separada para
cada individuo, por tanto es necesariamente una libertad que acaba
donde comienza la de los demás. Nada hay más distante de la idea
de libertad anarquista, relativa y sometida a una constante verificación, que el concepto de libertad absoluta puramente económica
propugnado por el anarco-capitalismo.

El libertarianismo, desde la teoría económica a la filosofía
política, se expresa ahora también en formas de agregación partidista,
evidentemente incompatibles con el anarquismo y hasta con
el anarco-capitalismo en sentido estricto, promovido de todas las
maneras posibles en la arena parlamentaria. En Estados Unidos los
right libertarians componen un partido a nivel federal, el Partido
Libertario, cuyo candidato ocupó el cuarto lugar en las elecciones
presidenciales de 2008. Los apoyan, sobre todo con generosas donaciones,
muchas personalidades destacadas (empresarios, políticos,
profesores universitarios). Existen revistas e institutos de investigación
declaradamente libertarianos, que suelen considerarse los
representantes más naturales y radicales de la verdadera tradición
americana. En cierto sentido así es: la visión libertariana del
mundo recuerda de cerca el mito del hombre blanco, solo, vi viendo
en un medio ambiente hostil, pero felizmente armado de un fusil,
lanzado a la conquista del Salvaje Oeste. Los grupos políticos y
las instituciones libertarianas tienden a ser minarquistas, partidarios
de un Estado mínimo, de un gobierno cuyo único fin ideal es el
de proteger derechos preexistentes; toda ulterior interferencia trae
consigo el intento de cambiarlo o abolirlo. En la actualidad sus
posiciones están muy próximas a las del Tea Party.

Existen partidos explícitamente libertarianos en Canadá, Argentina
y Costa Rica; en Europa el libertarianismo tiene una presencia muy
inferior, al menos en la política oficial. Existen partidos libertarianos
muy minoritarios en Reino Unido y Holanda, y un Movimiento libertariano
en Italia. Otros muchos partidos en el mundo presentan en
sus programas distintos elementos típicos del libertarianismo, aunque
de hecho fuera de Estados Unidos resulte hasta difícil entender lo
que significa right libertarians.

Es cierto que en Europa se están desarrollando expresiones
políticas íntimamente ligadas a los principios libertarianos que
están obteniendo un éxito extraordinario, especialmente entre los
estratos jóvenes de la población. Nos referimos a la proliferación
de los Partidos Pirata, entre los cuales los más importantes son
el Pirat Partiet (Suecia), el Piratenpartei (Alemania) y el Pirate
Party (Reino Unido), aunque existen Partidos Pirata en casi todos
los países europeos (Francia, Italia, España, Austria, Países Bajos,
etc.) y se van extendiendo por el resto del mundo. Estos partidos
tienden a la abolición de la propiedad intelectual, están decididamente
en contra del dominio de las corporaciones y de los grandes
carteles; sobre todo en el ámbito de las tecnologías digitales, se
oponen al reforzamiento de los controles policiales con nuevos
sistemas tecnológicos. Objetivamente, es difícil estar en contra de
este programa de libertad. Si lo miramos más en profundidad, lo
que pretende es realizar las libertades individuales en el perfecto
mercado tecnológico: la red de Internet. Aunque el debate está
que arde, lo cierto es que de ninguna manera los Partidos Pirata
de todo el mundo son de orientación socialista. Volveremos más
adelante sobre las conexiones entre Partidos Pirata y Libertarianos,
analizando el caso Wikileaks.

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