Barbrook: "puedes fumar buena hierba y estar en el lado equivocado de las barricadas"

3 de julio de 2012. Fuente: Cronopis Associats

"Cuando D&G [N50: Deleuze y Guattari, no Dolce & Gabbana] fantaseaban sobre nómadas destruyendo la ciudad en su ensayo Mil Mesetas, ellos temiblemente querían decir lo que en realidad escribieron. En "The Holy Fools" traté de explicar esta paradoja intelectual: esos profetas radicales de la anti-modernidad habían facilitado las herramientas teóricas para su propia recuperación postmoderna. Como las protestas de Bifo demuestran, hay obviamente un vergonzoso parecido entre la Nueva Izquierda anti-Estado y la Nueva Derecha anti-Estado".

Recuperamos este trabajo de Andrés Lomeña Cantos

Vía Teknokultura

Franco Berardi (Bifo) es muy crítico con su libro “The holy fools”. En su opinión, usted simplifica el pensamiento rizomático de Deleuze y Guattari al equipararlo con la ideología californiana. Mi pregunta es: ¿qué paradigma ético deberíamos tener para Internet, tras el fracaso del mayo del 68?

¡Bifo me ataca por la virulencia que inspiró mi artículo! En Londres, a finales de los noventa,
Hari Kunzru y otros de la revista Wired mantenían que Gilles Deleuze y Félix Guattari eran partidarios
de la ideología californiana. Conociendo la historia política y los escritos teóricos de esos gurús, tenía curiosidad por saber por qué era tan fácil confundir su particular marca de izquierdismo con su aparente opuesto: el neo-liberalismo puntocom. Una década antes, un
camarada anarquista que llevaba una radio pirata en París me había contado con cierta sorna que
Deleuze y Guattari, así como su entorno, deberían ser llamados la facción Pol Pot. Michel Foucault,
por su parte, había alabado unos años antes la toma de poder islámica como una
revolución contra la modernidad.
Cuando D&G fantaseaban sobre nómadas destruyendo la ciudad en su ensayo Mil Mesetas,
ellos temiblemente querían decir lo que en realidad escribieron. En “The Holy Fools” traté de
explicar esta paradoja intelectual: esos profetas radicales de la antimodernidad habían facilitado
las herramientas teóricas para su propia recuperación postmoderna. Como las protestas de Bifo
demuestran, hay obviamente un vergonzoso parecido entre la Nueva Izquierda anti-Estado y la
Nueva Derecha anti-Estado. De hecho D&G eran partidarios de una corriente postestructuralista,
la cual es completamente compatible con los principios del McLuhanismo. La información
y no la humanidad es el sujeto de la historia.
Artistas e intelectuales son la nueva clase de los medios. Así que quizás no era tan sorprendente
que la visión de D&G sobre la red fuera tan fácilmente malinterpretada como una
celebración de la dominación americana en el futuro: la sociedad de la información.

Es muy astuto cuando cita y analiza los escritos de Eric S. Raymond. Creo que es el primero.
Demuestra que su estudio del fenómeno de Internet empieza desde dentro, sin guardar
distancias. Y digo que es el primero porque quizás esto se deba a un decalage entre generaciones.
¿Es nuestra época tan distinta por ser la primera en nacer inmersa en estos nuevos
medios?

Soy de la generación punk rock. Me formé mientras veía a los Sex Pistols y descubría el “situationismo”
como un estudiante de veinte años en 1976. Cuando apareció la red dos décadas
después, pensé que la tecnología había alcanzado lo que yo y mis amigos habíamos estado haciendo
para todos. En 2007, en lugar de subir a bloques para instalar emisoras piratas como
hicimos en los ochenta, mis estudiantes ponen en marcha sus radios desde sus residencias, y, lo
que es aún más increíble, tienen muchos más oyentes de los que nosotros tuvimos jamás.

Por supuesto, es fácil para las personas de mi generación decir que la juventud no es tan políticamente
activa como nosotros lo éramos, pero el momento histórico es muy distinto. En mi
libro Imaginary Futures, propongo que ellos también tienen el privilegio de vivir dentro de la
sociedad de la información. Es difícil creer que la red liberará a la humanidad cuando casi todos
tienen una conexión de banda ancha y el capitalismo corporativo tiene más control en la economía
global del que ha tenido nunca.

La nueva izquierda trajo el anarcocomunismo a la red, una propuesta basada en una “economía
de regalos” (altruismo, gratuidad, etcétera). Sin embargo, la nueva economía del
ciberespacio es una forma avanzada de la socialdemocracia: este anarcocomunismo está patrocinado
por el capital. Esto resulta paradójico. ¿Es posible un colapso del sistema?

La simbiosis contemporánea del comunismo cibernético y el capitalismo puntocom es sólo
una paradoja si, como Deleuze, eres anti-hegeliano. No obstante, si estudias historia, este fenómeno
contradictorio no es excepcional. La monarquía feudal jugó un papel importante en el
crecimiento del capitalismo, destruyendo su propio poder patriarcal, o sea, totalmente en contra
de sus propias intenciones. Los estados estalinistas industrializaron sus economías y en el proceso
socavaron los fundamentos sociales del dictado totalitarista.

No debería sorprendernos que el capitalismo corporativo sea igualmente inconsciente de su
misión histórica. Kevin Kelly, en “New Rules for the New Economy” dice que los empresarios
puntocom deberían adoptar la máxima del “sigue lo gratuito”: comercializando las innovaciones
tecnológicas que posibilitan esta economía de regalos. Pero, como la industria musical ya descubrió,
lo opuesto también está ganando posiciones: la desmercantilización de la información
propietaria. ¡No estéis desconcertados, disfrutad la paradoja!

Me gustaría leer una evaluación crítica sobre Google.

¡A mí también! Es interesante que Google haga dinero fuera de las búsquedas. Cuando la mayoría
de la información en la red está hecha por amateurs que trabajan por nada y pagan por
hospedar sus web, entonces el punto clave para hacer dinero es apropiarse de un largo número
de servidores necesarios para catalogar y clasificar estos datos. Google está haciéndose rica
fuera de lo que los economistas neoclásicos llaman un “monopolio natural”: una utilidad pública
privatizada. Me pregunto si Bifo desaprueba los planes del estado francés para lanzar un competidor
europeo que se enfrente a la hegemonía estadounidense.

La licencia “Creative Commons” modificó el mapa de Internet. Muchos piensan que esta
licencia es una opción restrictiva con un maquillaje libertario. Ellos preferirían la situación
anárquica existente antes de la “Creative Commons”. Yo no tengo opinión aquí.
¿Cuál es la suya?

Tim Berners-Lee, el inventor de la web, no liberó el código html bajo una licencia copyleft
porque sus características eran muy restrictivas. A pesar de su nombre, Creative Commons es
también una forma de propiedad privada. Si quieres operar dentro de la economía contemporánea,
esta licencia ofrece alguna protección contra el robo de tus obras o su uso inapropiado.

Si fueras un cínico, el copyleft podría también ser visto como el último paso de la propiedad
intelectual contra la desmercantilización de la información en la red. Encarcelar a jóvenes por compartir música o películas es absurdo en esta década. Según sus creadores, Creative Commons
es la única forma en que las organizaciones comerciales pueden demandar a otro por
hacer dinero fuera de lo que los individuos estipulan en sus bases.

¿Qué opina del manifiesto tecnorrealista?

Interesante. Deberíamos promover cualquier signo de resistencia en América contra la hegemonía
neoliberal, la cual domina todo el país.

¿Sería posible un nuevo movimiento “luddita” en nuestra sociedad?

Estoy a favor de celebrar el luddismo siempre y cuando hablemos de los ludditas de principios
del XIX. Aquellos heroicos rebeldes fueron los fundadores del movimiento laborista en este
país. Por desgracia, muchos izquierdistas se creen las difamaciones que la burguesía liberal
arrojaba contra ellos. Contrario a la definición del diccionario, los ludditas NO estaban contra
todas las nuevas tecnologías, sólo contra aquellas que desplazaban y destruían a los trabajadores
cualificados. Los hilados Jennies merecían ser destruidos, y Jacquard Looms era acertadamente
muy querido. Si queremos aprender de los ludditas, deberíamos dar la bienvenida a las tecnologías
que hacen nuestro trabajo más interesante y nuestras vidas más placenteras.

Tengo la sensación de que hemos llevado toda la batalla política al terreno del ciberespacio.
Internet es un buen campo de batalla, pero no debería ocupar todo el escenario. Quizás los conservadores
se congratulan al ver que se lucha en el terreno de lo inmaterial.

La red es una herramienta, no un talismán. Cuando Guy Debord publicó “La sociedad del
espectáculo” en 1967, sólo unos pocos privilegiados podían hacer programas de radio y televisión.
Cuatro décadas después, cualquiera con tiempo y dinero podría emitir para una audiencia
global en la red. Contrario a las expectativas de Debord, su fantástico concepto del “espectáculo”
no necesitaba una revolución proletaria. ¿Esto nos convierte en unos silenciosos
reformistas? ¿O esto significa quizás que nosotros realizamos nuestras vidas dentro de un proceso
histórico cuyo capital y trabajo conscientemente nos moldean en su propio beneficio? Si
nos creemos progres, nuestra ambición es la de asegurar que nuestro lado es más consciente y
claro que el de nuestros oponentes.

¿Cómo valoraría el rol de John Perry Barlow en la historia de Internet?

John Perry Barlow dirigió la campaña de Dick Cheney cuando se presentó para el Senado de los
Estados Unidos en 1978. Conclusión: puedes fumar buena hierba y estar en el lado equivocado
de las barricadas.


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