nueva mitología revolucionaria

Corto Maltés .... pistas

16 de octubre de 2008.

Confirmada presencia aventureros internacionales cuartel general Sandino ... Stop ... Corto Maltés responsable contrabando armas complicidad mexicana ... Stop ... Localizar suministradores ametralladoras ... Stop ... Eliminados cuatro, repito cuatro de nuestros agentes operativos ... Stop ... Necesario duplicar los efectivos «Marines» ... Stop ... Toda nuestra operación en la costa ha fracasado ...Stop ... La insurrección ha triunfado ...Stop ... Responsable de nuestro fracaso un tal Corto Maltés, agente de la internacional anarquista.

Documento número uno
AI Almirante Nagumo:

Respecto al escritor norteamericano Jack London se han mantenido las más estrechas medidas de vigilancia, durante su actuación como corresponsal de guerra en la primera línea de fuego en Port Arthur. Su actitud ha causado varios problemas, dado que expone sus opiniones sin el más mínimo reparo en los círculos de nuestros oficiales, entre los que cuenta con algunos amigos. London resulta un personaje inclasificable, no se recata en pregonar sus ideas socialistas, cosa fácilmente detectable en su obra literaria, sino que además defiende la presencia de Estados Unidos en el Pacífico precisamente como dique a nuestra expansión. Afirma que entre Japón y U.S.A. surgirá, antes o después, una guerra a propósito de la hegemonía sobre el inmenso mercado chino. Su ambigua actitud nos inclina a creerle simplemente un escritor aventurero y no un agente secreto como indicaban algunas denuncias de otros periodistas extranjeros.

Entre las amistades de London se cuenta un joven sin dinero, seguramente italiano, que viaja con pasaporte británico. Su nombre es Corto Maltés y cuenta con numerosas relaciones entre la población china y manchuriana a pesar de su juventud. Creemos que se trataría de un agente inglés, pues sus señas coinciden con las de un grumete adolescente que tuvo activa participación en los combates de Pekín durante la rebelión de los «Boxers» hace cinco años. Solicito que los datos sobre Corto Maltés sean enviados a los agregados militares de nuestras embajadas ya que le consideramos potencialmente peligroso para nuestros intereses.

Mayor Okeda, oficial responsable de información militar en el frente de Port Arthur. 1905.

(Del archivo del Kempetai, servicio secreto militar del Japón)

Documento número dos
Excelentísimo Señor Embajador Oblomov:

Referente al ex-súbdito del Zar que ahora firma como Joseph Conrad, se trata de un noble polaco que ha estado en relación con los círculos antirrusos del exilio. Se ha retirado como capitán de la Marina Mercante Británica y establecido como escritor independiente en la campiña de Dorset.

Creemos que está en relación con los exilados socialistas a través de un marino de origen inglés llamado Corto Maltés. Este joven ha navegado con el capitán Conrad y les une una gran amistad. Sería conveniente que se abriese un dossier a este Corto Maltés. Los indicios le señalan como agente de los terroristas socialistas.

Ivan Krilenko, delegado de la Okrana en la embajada de Londres. 1909.

(De los archivos de la Okrana, policía política zarista, abiertos a la prensa en 1919 por orden de Lenin)

Documento número tres
Señor Secretario de Estado:

Lamento informar que toda nuestra operación en la costa caribeña de Mosquito ha fracasado. La insurrección nacionalista ha triunfado y en los combates hemos perdido a un oficial de «Marines», diez soldados y un encargado de operaciones especiales de la embajada. Los informes señalan como responsable de nuestro fracaso a un tal Corto Maltés, al que creemos agente de la internacional anarquista. Necesitamos permiso para la liquidación física de este revolucionario dado que viaja con pasaporte español y su desaparición podría dar motivo a un incidente internacional, dada la poca simpatía que nos tienen los diplomáticos españoles.

A. W Dulles. Responsable del servicio de información U.S.A. en el área del Caribe. 1915.

(Documento de los archivos de Pandora Groovesnor, la mundialmente famosa antropóloga, autora de "La vieja huella de los dioses".)

Documento número cuatro
AI Lord del Almirantazgo Winston Churchill:

En cuanto al aventurero Corto Maltés hago constar que su actuación ha sido muy favorable en nuestra operación de captura de Durbán. Su valor sería acreedor de la máxima recompensa militar, pero dado el carácter individualista del marino propongo se le entregue una fuerte cantidad en metálico. Acompaño los informes de su actuación para los archivos del servicio. Han sido visados por el teniente coronel Lawrence y el responsable de operaciones en Arabia Saint-John Philby.

Tengo la desagradable obligación de comunicarle que nuestro agente local, designado en código como «El Oxford», cayó en acción durante la rebelión antiturca de Durban. Lamento ser yo quien le informe por la gran amistad que le unía con el fallecido.

Capitán Harold Alexander, oficial ejecutivo del I.M.5. en Oriente Medio. 1918:

(Del archivo privado de Sir Winston Churchill.)

Documento número cinco
Informe interno. G-2. Para el Director General:

Creo poder afirmar con total seguridad que Corto Maltés es un agente de la Internacional Comunista.

El primer informe que le señala dentro de las actividades antiamericanas nos fue facilitado por el señor Lane Wilson, embajador U.S.A. en México durante el régimen del presidente Madero. El señor embajador localizó, a través de sus informantes, a Corto Maltés en el cuartel general de los insurgentes en las montañas de Morelos. El general subversivo Zapata le tenía gran amistad y parece que el marino fue el encargado de facilitar contactos y armas. Le acompañaba en estas misiones un anarquista español al que no se pudo identificar.

Corto Maltés es amigo del dramaturgo Eugene O’Neill con el que navegó en diversas singladuras. Estamos seguros de que a través de él entró en contacto con el bolchevique John Reed, que es uno de los jefes de la Komintern y amigo personal de Lenin y Trotski. También se le señalan a dicho marino diversas actuaciones junto al escritor socialista Jack London que se suicidó hace cinco años.

Puede que incluso se trate de un agente doble, pues cuenta con la protección del servicio secreto inglés que le ha facilitado coberturas en varias ocasiones.

Elemento muy peligroso. Conviene decidir su eliminación. E. Hoover. Wasingthon 1921.

(del archivo de la presidencia U.S.A.)

Documento número seis
Caro Leo:

Tu carta me ha producido gran alegría pero lo que me pides está fuera de mis ganas. Ya sabes que como oficial de «carabinieri» fui durante muchos años monárquico y sobre todo antimafioso. Acompañé a Mori a Sicilia le ayudé en su lucha contra la «Honorable Sociedad». Como era amigo de un prefecto de Mussolini no tardaron en achacarme incondicionalidad al fascismo. Durante la Resistencia mandé en el norte una brigada de partisanos y eso me valió la etiqueta de marxista. Con el tiempo los rumores han seguido y así para los comunistas soy un fascista y para los fascistas un comunista. He tenido suerte de que me jubilasen por la edad reglamentaria, porque estoy seguro de que si no también me achacarían estar mezclado con las «Brigadas Rojas» . No me interesa hablar de los años cincuenta, por lo tanto no lo seré de ayuda para la novela que ahora preparas. A medida que envejezco me olvido más y más del pasado reciente para recordar a los amigos de juventud... Supongo que esta madalena proustiana es una forma de sentirme joven.

Ahora que ya no creo en los héroes y me siento inclinado a no creer ni en los hombres recuerdo con cariño a un amigo que ha dejado en mi memoria una estela azul y alargada. Era un marino de Malta al que conocí en Venecia al final de la Primera Guerra Mundial. Quizá lo interese la aventura que vivimos juntos. Fue un caso de espionaje austríaco en el que estuvo mezclada una espía espectacular (¡Qué tiempos aqueIlos en que las agentes recurrían a sus encantos y no a la cibernética y a la sociología política!) Ilamada Venexiana Stevenson. El caso se saldó con la muerte de un noble de una antigua familia véneta que creyó que la Mata-Hari necesitaba que se la protegiera. ¡Siempre habrá un idiota enamorado dispuesto a sacrificarse por la mujer que lo usa! Corto fue el principal protagonista de la aventura y a11í empezó una buena amistad que continuaría después en las islas del Dodecaneso.

Te adjunto todos mis papeles a informes de aquella lejana aventura veneciana que me sirvió para conocer a uno de los pocos hombres libres que encontré en mi ya dilatada vida. Me gustó mucho el retrato que hiciste del joven carabinero en «El día de la lechuza» y me alegra que la historia que lo conté haya servido para que escribieses un libro tan estupendo.

Un abrazo y escribe a este viejo.

Antonio Sorrentino, general retirado de Carabinieri. 1970.

(Del archivo de documentos del escritor siciliano Leonardo Sciascia.)

Documento número siete.
Querido Willy:

Me decías que no sabía a qué iba a Kiel. Ahora ya lo sé, a encontrarme con un tipo extraño que me ha contado unas historias que algún día llevaré al cine y estoy seguro que serán obras maestras. Pero empezaré por el principio.

Cansado de broncas callejeras, de canciones nazis y de población obtusa me refugié en el barrio portuario. En la taberna «Los siete mares» encontré un grupo de marineros entre los que estaba el viejo Boelke. Como era de esperar todos eran más rojos que la Rosa Luxemburgo, pero estaba con ellos un tipo mediterráneo que les daba la coña a propósito de la sacrosanta Revolución. Afirmaba que en Alemania sólo habría una revolución popular cuando las masas consiguieran un permiso del parlamento para hacerla. Automáticamente lo califiqué de anarquista y me pregunté qué diablos hacía un «negro» en aquel nido de bolcheviques.

Por comentarios del grupo me enteré de que estuvo en las barricadas de Hamburgo y que gracias a sus contactos Hans Khale y otros jefes comunistas lograron escapar de Alemania enrolados como tripulantes en barcos extranjeros.

Nos hicimos amigos y cuando supo que me dedico a cosas del cine me dijo que las películas acabarían siendo el opio del pueblo, menos en Hong Kong donde el opio del pueblo seguiría siendo el opio. De madrugada y en honor de mi apellido (parece que un amigo suyo ruso también se llama Von Stemberg) me contó una historia sobre una Lady inglesa, de familia alemana, que trabajó para nosotros durante la guerra mundial. A medida que la botella de ron se iba vaciando sus comentarios se hicieron más exactos, más vivos. A través de sus palabras me enamoré de Lady Rowena, de su fría belleza, de su encanto y de su serenidad ante el piquete de ejecución. Después me habló de una fantástica aventurera llamada Shangay Lily y de un extraño viaje en un ferrocarril asiático. Estuve tomando notas como un poseso para poder desarrollar esos relatos algún día.

De madrugada fuimos hasta su hotel. Una ducha, un buen desayuno y de pronto la inquietante presencia de dos oficiales de la marina de guerra que se dirigen a nuestra mesa. Pensé que empezaba el desastre y me vi en una prisión militar, pero los oficiales se cuadraron, además de con corrección con respeto, delante de

Corto Maltés que los calificó de comisión de bienvenida. Después fuimos en un coche oficial de la armada hasta el puerto. El dique final estaba cerrado por una compañía de fusileros navales que con uniforme de gala presentaban armas. Había unos cien oficiales, todos ellos con la Cruz de Hierro, y estaba también el almirante Doenitz que saludó a Corto con un efusivo apretón de mano y le daba las gracias por su testimonio.

Se hizo el silencio. Un corneta hizo vibrar al viento al cortarlo con el toque de saludo a los muertos. El almirante, seguido solamente por Corto, se acercó al extremo del muelle. Sacó de una pequeña caja una Cruz de Hierro de oro y citó a un oficial llamado Slutter, haciendo votos para que la condecoración fuera llevada por las aguas hasta el sitio donde reposa. Todos los presentes parecimos convertirnos en estatuas mientras la Cruz de Hierro volaba por el aire antes de sumergirse en el mar. Después Doenitz, ¡te juro que los almirantes pueden ser seres humanos!, con la mirada húmeda y brillante abrazó a Corto y volvió a darle las gracias.

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Al mediodía comimos en la sede de la jefatura naval. Yo estaba más que confundido: un «negro» querido por los rojos y respetado por los militares... inexplicable. Al final de la comida Corto se levantó con una copa en la mano y habló:

«Hace años que desde este mismo puerto salió nuestro amigo Slutter. Como buen marino era un caballero romántico que había nacido fuera de su tiempo. Sin saberlo y al mando de su submarino navegaba hacia el amor, la muerte y la gloria. Su amor fue una norteamericana a la que no confesó sus sentimientos y que sin embargo no le olvidaría nunca. Su muerte ante un pelotón de fusilamiento, la venganza de sus enemigos por su heroísmo. Y su gloria, la de haberse convertido en la más hermosa leyenda de los corsarios alemanes. Señores: todos estamos enamorados del mar. Es nuestra vida y será nuestra muerte. Alzo mi copa para brindar por el teniente Slutter y espero que cuando llegue la hora de nuestro último viaje sepamos enfrentarlo con la misma dignidad». Todos en pie bebimos de un trago y a la moda rusa lanzamos nuestras copas vacías contra las llamas de la chimenea. Con eso acabó la comida.

Quise preguntar a mi amigo datos de esa historia pero su silencio no invitaba a hacerlo. Nos despedimos en la estación con la promesa de volver a vernos ¡aunque quién sabe dónde! Ahora he empezado a investigar entre los viejos marinos que hicieron la guerra en submarinos. Los datos son escasos, Slutter mandaba un sumergible corsario en el Pacífico y fue fusilado por los ingleses. Es increíble, pero me han hablado de una isla de piratas en la que reinaba un extraño tipo llamado «El Monje» que hacía la guerra por su cuenta. Creo que estoy ante una historia que si puedo reconstruirla será mi mejor película, lo malo es que sólo tengo trozos de la historia y el título, pienso llamarla «La balada del mar».

Deséame suerte y hasta pronto.

(Del archivo de la actriz Marlene Dietrich.)

Joseph Von Stemberg

Documento número ocho.
Transcripción:

Fiscal: Usted fue en Mongolia amigo de Jakov Blumkin.

Acusado: Sí. Había coincidido algunas veces con él durante la guerra civil. Blumkin era por entonces secretario militar de Trotski y más de una vez luchamos juntos en el tren blindado contra las unidades cosacas.

Fiscal: Y esa camaradería de combate se convirtió en afinidad política en Siberia. Allí se convirtió en trotskista.

El acusado se ríe a carcajadas antes de contestar.

Acusado: Lo menos que podían hacer es cotejar y confirmar los hechos antes de venir aquí a soltarlos de memoria. Blumkin y yo no estuvimos juntos en Siberia. Por aquellas fechas él estaba en las costas persas luchando contra ingleses y blancos. Le recomiendo señor fiscal aprender un poco más de géografía.

Fiscal: Parece que no se da cuenta, ex-comisario Kersten, que está sometido a un juicio y de poco le valen sus ironías.

Acusado: ¡Hombre¡ una vez le oí decir a Corto Maltés, en una conversación con Blumkin, que la ironía era lo único que siempre les faltaba a los revolucionarios y les sobraba a los rebeldes.

Fiscal: La referencia a ese marinero anarquista demuestra que usted no es un verdadero comunista.

Acusado: Puede que tenga razón. Los verdaderos comunistas murieron en la guerra civil o fueron fusilados. Ahora es el tiempo de los burócratas...

(Fragmento del juicio del Comisario de División Kersten. Procesos de Moscú. 1938. Este trozo fue después suprimido de las actas del juicio.)

Documento número nueve
Informe interno. Brigada Político-Social. Barcelona.

En el tiroteo de ayer en la taberna «Els cuatre gats» resultaron muertos dos de nuestros inspectores y tres pistoleros de la organización patronal. Parece ser que el grupo anarquista de Durruti y Ascaso esperaba a nuestros hombres prevenidos por un tal Corto Maltés que manda un barco italiano de cabotaje. El barco es el «Kios» que se hizo de madrugada a la mar. Creemos que los anarquistas del grupo «Los Solidarios. embarcaron en él. Se abre dossier al citado Corlo Maltés.

Comisario Gil Ramblas. 1923.

(Del archivo sobre la Guerra Civil del gobierno de la Generalitat de Catalunya.)

Documento número diez:

No sé si será cierto lo de que la vida imita al arte. De lo que sí estoy seguro es de que la vida imita al sueño. En mi obra hay coincidencias, casualidades y casualidades que me hacen pensar que no soy más que el transmisor y no el hacedor. Puede que mi mente sólo sea un medio para comunicar algo que no es del todo mío.

¿ Insinúa Maestro que su obras tienen un fondo real?

Sí, de un realismo onírico. Uno de mis cuentos preferidos se desarrolla en Irlanda y en tres páginas cuenta la historia de la humanidad a través del tema del traidor y el héroe. Lo que nunca he contado es que ese relato me lo transmitió un marino de Malta en el cabaret de la «Parda Flora», con un fondo de tango que hacía aún más exótico el escenario de la verde Erin. ¡Fíjese joven!, un marinero mediterráneo que cuenta una historia irlandesa a un escritor argentino. En fin, la unidad en la diversidad ...Por cierto que ese marino maltés era amigo de Arolas y Cadícamo y fue él quien me presentó a esos dos grandes compositores.

(«Fragmento del libro «Al fondo el No-ver. Estudio sobre Borges de Juan Cueto Alas.)

Documento número once:

Confirmada presencia aventureros internacionales cuartel general Sandino... Stop ... Corto Maltés responsable contrabando armas complicidad mexicana ...Stop... Localizar suministradores ametralladoras Stop. Eliminados cuatro, repito cuatro de nuestros agentes operativos Stop. Necesario duplicar los efectivos «Marines» Stop.

(Telegrama transmitido desde la flota U.S.A. en aguas de Nicaragua. 7 932).

Documento número doce:

Querido Das:

Como te decía en mi anterior carta tu amigo ha desaparecido en el frente de Lopera. La última vez que le vieron fue en un nido de ametralladoras junto al puesto de mando de la XV Brigada Internacional. Me contaron que un oficial belga llegó asustado gritando una y otra vez que habían disparado contra él, a lo que Corto contestó que eso era frecuente en la guerra. La carcajada general cortó la histeria del oficial, pero al momento comenzó el ataque en serio.

Me ha. contado Natham que la ofensiva fascista fue impresionante. Aviación y artillería alemanas, tanques italianos y después la infantería legionaria y mora. Corto manejaba una ametralladora junto a Robert Merriman. En un momento hizo un alto y se volvió exclamando «me parece que aquí nos liquidan» a lo que un coro de brigadistas replicó «eso es frecuente en la guerra». La carcajada colectiva se convirtió en un grito de desafío. Los hombres seguían manejando las ametralladoras doblándose de risa sobre los gatillos de sus máquinas y aprovechando las pausas del cambio de cintas para quitarse a manotazos las lágrimas que la hilaridad les causaba. Supongo que a los cercanos fascistas les parecería que aquellos hombres se habían vuelto locos, pues la alegría estaba de más en aquel infierno.

Más tarde los tanques rompieron la línea de defensa y se llegó al cuerpo a cuerpo. Las explosiones oscurecieron el puesto de mando creando una cortina gris que impedía ver nada. Entre la falsa niebla seguía sonando, incansable, una de nuestras ametralladoras...

Cuando los hombres de la XV pudieron hacer recuento, después de la retirada, Corto no estaba entre ellos.

No puedo creer que haya muerto, aunque casi todos las pruebas lo indican. Él era demasiado fuerte y no puedo terminar de aceptarlo. Lo recuerdo en el Hotel Gaylord de Madrid. Hablando en ruso con Koltsov sobre la campaña de Siberia y con Hemingway de toros en español. Creo que había llegado a España justo a tiempo para asistir en Barcelona al entierro de su amigo Durruti. Más tarde me contó Orwell que anduvo por los frentes de Aragón y que casi se muere de risa al ver un blindado que los anarquistas habían bautizado «King Kong».

Conmigo no tuvo más que atenciones desde que le entregué tu carta y las novelas. Me dijo: «no se lo digas pero las leí en inglés en cuanto se publicaron, siempre queda bien con tus amigos intelectuales que te crean un poco ignorante». Me hizo un regalo inesperado, un gran cajón con un jamón serrano, un disco con las canciones de las Brigadas Internacionales y «Los siete pilares de la sabiduría» con una dedicatoria del autor a Corto en recuerdo de «los viejos tiempos»...

Me siento triste y no quiero llorar aunque no estoy segura de poder lograrlo. Trataré de tomar un trago y levantaré mi copa como hacen los judíos: La Kati-Va. (Por la esperanza).

Te quiero, Lilian.

(Del epistolario Lilian Hellman-Dashiel Hammett)

Documento número trece:

Los contactos del señor Pratt con viejos revolucionarios anarquistas, socialistas y comunistas no tienen ninguna relación con objetivos políticos actuales. Este investigador italiano realiza una recopilación de material sobre un aventurero llamado Corto Maltés que desapareció durante la guerra civil española. Puede ponerse fin a las medidas de vigilancia sobre dicho señor Pratt, ya que su trabajo es específicamente histórico y fuera de nuestros actuales intereses.

(Informe de la Dirección de la C.I.A. en Europa a los responsables de servicio en Italia, Francia y España. 1981.)

::Fuente: JA de Blas. Lekeitio. Mayo de 1982

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:: La web de Corto Maltés
:: La aventura americana de Hugo Pratt
::La mano de dios


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