27 de Septiembre, homenaje a los cinco últimos antifranquistas fusilados

19 de septiembre de 2008.

El 27 de Septiembre de 1975, fueron asesinados mediante fusilamiento tres militantes del PCE (m-l) y del FRAP, Baena Alonso, Sánchez Bravo y García Sanz;y dos militantes de ETA, el extremeño Juan Paredes y Ángel Otaegui. Fueron los cinco últimos asesinatos del felón Franco.
El sábado día 27, en el Cementerio Civil de Madrid (Avda Daroca, 90, metro Elipa) celebraremos una concentración en homenaje a esos antifranquistas, a las 12:00 horas.

Llamamos también a la convocatoria que el día 27 de septiembre a las 18:00 h., hace la Plataforma por un Centro para la Paz y la Memoria en la antigua cárcel de Carabanchel, ante la puerta principal de la cárcel de Carabanchel (Avda. de los Poblados, metro Aluche o Eugenia de Montijo), con el lema: "Salvemos una parte de la cárcel de Carabanchel para la memoria". Por esa siniestra cárcel, pasaron miles y miles de antifascistas de toda ideología,comunistas, socialistas, anarquistas, repunblicanos... Tras sus muros, se cometieron verdaderas atrocidades, torturas, palizas. Fueron muchos los que desde allí salieron para el paredón de fusilamiento o garrote vil. Hay que impedir que se destruya totalmente ese centro testigo de la infamia fascista.

Con la llegada a España de la crisis económica mundial de 1974 y el dictador enfermo, la supuesta “paz social” del franquismo (a base de muerte y represión) se desmorona. Las reivindicaciones laborales del Otoño del 74 movilizan a casi un millón de trabajadores (algunos sectores por primera vez desde el 36: actores, funcionarios, pequeño comercio…), las manifestaciones contra el sistema se multiplican por toda España, las universidades están en pie…. La lucha avanza desde el corazón del país. El régimen en solo cuatro meses, desde octubre del 74 a febrero del 75 presenta este balance: 6 asesinados por la policía, 100 heridos en las movilizaciones (17 de ellos de bala), 3.500 detenidos (muchos de ellos torturados salvajemente), 300 condenados por los tribunales, decenas de trabajadores despedidos y sancionados, cierre de todas las universidades, multitud de actos culturales prohibidos (detención de 25 artistas)… La ola de represión en todo el país, es brutal, pero se encuentran de frente un movimiento que se les escapa a su control.

En una nueva demostración de fuerza (bruta, como siempre), tras un chorreo de detenciones y torturas salvajes de las que se aplicaban en la DGS, por los posteriores “policías democráticos”. El gobierno de la sublevación militar firmaría el 26 de septiembre las penas de muerte para cinco hijos del pueblo, que no tuvieron acceso ni siquiera a un juicio bajo los más mínimos derechos de legalidad, de la poca que había en España por entonces.

El mundo entero se lanzó a la calle, en protesta por esta nueva barbaridad (incluyendo presidentes y primeros ministros) desde la joven revolución Portuguesa hasta Australia, desde Francia hasta EEUU, el mundo entero se llenó de manifestaciones, de actos de protesta que no pararían hasta la muerte del dictador. En España las movilizaciones, se hacían imparables y por primera vez en muchos años, numerosas y multitudinarias como las de Cataluña, Euzkadi…..

Se cumplen treinta y tres años de los últimos fusilamientos del franquismo. Tres militantes del FRAP y del PCE (m-l) -Xose Humberto Baena, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo- y dos militantes de ETA -Juan Paredes Manot “Txiki” y Ángel Otaegui- fueron las víctimas de un régimen criminal que nació y murió asesinando. La represión fue el puntal básico, el elemento fundamental de la dictadura franquista durante sus casi cuarenta años de existencia. Su intensidad fue de tal magnitud que los crímenes del franquismo deben ser calificados como delito de genocidio y crímenes contra la humanidad.

Mientras que en Italia y Alemania las víctimas del fascismo y del nazismo fueron rehabilitadas y algunos de los principales responsables de ambas dictaduras castigados, en España nada de eso ha sucedido. La mal llamada transición democrática cubrió con un manto de impunidad a los torturadores de la Brigada Político-Social, a los jueces del Tribunal de Orden Público y a los militares que condenaron a muerte a miles de personas en Consejos de Guerra. Todos ellos siguieron en sus puestos y fueron recompensados por la monarquía juancarlista con nuevos cargos y ascensos en el escalafón, mientras sus víctimas caían en el olvido.

Esa vergonzosa impunidad es la que también ha permitido la difusión de una revisionismo histórico en el que se hace apología del franquismo y los combatientes antifascistas se convierten en terroristas. En los libros de texto de 2º de bachillerato, editados por prestigiosas editoriales, leemos, con asombro e indignación, frases como la siguiente:

“El 1º de mayo de 1973 una nueva organización terrorista, el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), asesinaba a un policía en Madrid”.

Esta es la historia que se enseña a los jóvenes de nuestro país, escrita por supuestos historiadores que han hecho de la mentira y la falsificación un modo de vida y un buen negocio. Frente a estas tergiversaciones monstruosas, reivindicamos la memoria de los militantes del FRAP y del PCE (m-l), quienes se enfrentaron resueltamente a la dictadura de Franco, llegando hasta el sacrificio supremo de su vida, y denunciaron abiertamente las maniobras, pactos y traiciones de la Transición. Humberto Baena, Sánchez Bravo y García Sanz formaban parte de ese pueblo que se enfrentó con las armas en la mano al fascismo durante la guerra civil y, tras la derrota, continuó combatiendo durante décadas contra el régimen franquista. Fueron héroes y fueron mártires.

Su muerte no fue en vano. Su heroísmo es ejemplo y bandera para las jóvenes generaciones que se incorporan a la lucha antifascista y anticapitalista. Están presentes en la memoria histórica de los trabajadores.

En este triste y emotivo 27 de septiembre, aniversario de un crimen brutal con el que la dictadura pretendía frenar las movilizaciones populares que se extendieron por España en 1973 y 1974, el mejor homenaje que podemos brindar a los fusilados es denunciar implacablemente a quienes pretenden manchar su memoria y continuar la lucha que ellos emprendieron por la República y el Socialismo.

¡NI OLVIDO NI PERDÓN PARA LOS CRÍMENES DEL FRANQUISMO!

¡VIVA LA REPÚBLICA !

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