Decir la verdad a los padres

8 de enero de 2019. Fuente: Borroka Garaia da!

En la primera mitad del siglo XIX entre el día de San Nicolás (6 de diciembre) y el día de Año Nuevo, los pobres de Nueva York tenían permitido pedir abiertamente comida y bebida sin ser perseguidos además de hacer celebraciones en la calle. En las siguientes décadas a partir de 1800 se multiplicaría por diez el número de habitantes de Nueva York, multiplicándose proporcionalmente el número de gente empobrecida.

En ese contexto existía el temor entre la élite económica de que estas cesiones y celebraciones multitudinarias permitidas a la clase baja pudieran derivar en protestas ante el aumento del desempleo o las cada vez peores condiciones y jornadas extensivas de trabajo esclavo. Y es así que en respuesta a estas preocupaciones de la élite, los adinerados trataron de cambiar la tradición popular por una supuesta e inexistente tradición heredada de Europa según la cual los regalos no debían darse de patronos y amos a trabajadores, sirvientes o vagabundos sino de padres a hijos. Esta nueva “costumbre” fue bien acogida e impulsada por la clase empresarial y comercial a través de la re-interpretación de la figura de Santa Claus, por lo que este fue diseñado en ese momento como un hombre con trineo que porta regalos. La imagen final fue dibujada por la empresa Coca-cola.

Son varias las mitologías y leyendas que anteceden al cristianismo o al islam basadas en salvadores, magos y estrellas. Como por ejemplo en la crónica de Zuqnin donde se recopilan mitos del Medio Oriente donde magos (sabios astrónomos) subían a una montaña cósmica (Hara Barzaiti) donde se escondía una profecía: Que el salvador estaba por nacer. De ahí y guiados por una señal divina en forma de estrella partían a honrar a Saoshyant, el redentor, nacido de la semilla de Zaratustra. Ciertamente el mito de los Reyes Magos no deja de ser un plagio de estas narraciones de fantasía.

Ni siquiera en la biblia se menciona a ningún Rey Mago, ni se especifica su número. Simplemente se dice literalmente: “Cuándo nació Jesús, unos magos se presentaron en Jerusalén”. Que son tres es una elucubración posterior basada simplemente en que tres fueron las ofrendas: oro , incienso y mirra. Sus nombres fueron también directamente inventados sobre el siglo V. Al igual que posteriormente tuvieran que aparecer con camellos y pajes. Esta historia ficticia claramente se va construyendo y reconstruyendo a lo largo del tiempo. Lo interesante es saber porqué.

La iglesia católica en un principio no estaba de acuerdo con que en la biblia apareciese una descripción de los magos de oriente, demasiado relacionados con las leyendas del imperio persa y la ficción literaria. Fue siglos después cuando ésto ocurrió. La primera vez que son mostrados algo relacionados con como se les conoce hoy ocurre en el siglo VI en un mosaico italiano: tres reyes persas que lideran una procesión. Esos reyes con el tiempo se fueron modificando hasta la versión del siglo XVI. Donde aparece de repente un rey negro. Hasta ese siglo los tres reyes habían sido blancos. Fue cuando empezaron las incursiones militares coloniales portuguesas en África, cuando se incluyó un rey africano, Baltasar.

Los reyes magos que adornan “los belenes” representaron el interés político de la época con la intención de subyugar a los “reyes paganos”, de mostrar el camino de conversión del “pagano” que se inclina ante el cristianismo. Cuando los portugueses arrasaban África y Asia, los españoles hacían lo propio en América. Fue en ese contexto donde surge la idea de los Reyes Magos paganos de tres razas que adoran al “niño jesús”. Justo en el momento que el colonialismo estaba en expansión por lo que a modo de hegemonía cultural apoyada en la cruz y en la espada se asienta esa mitología concreta que conocemos hoy como los Reyes Magos. Que simplemente fue un elemento de cara a justificar y promocionar el proyecto político del imperialismo europeo patrocinado por la iglesia católica.

Ni que decir tiene que los Reyes Magos den regalos (de padres a hijos) es una idea moderna de la burguesía comercial española, algo que no había existido antes y que fue una copia exacta y exportación directa de lo acontecido en EEUU.

Que Olentzero traiga regalos en las mismas condiciones que Santa Claus o los Reyes Magos (de padres a hijos) también fue un invento moderno. El Olentzero tampoco se salva de manipulaciones católicas y comerciales para servir a intereses concretos. La tradición del Olentzero está ubicada dentro de las celebraciones del solsticio de invierno, el renacimiento de la naturaleza y del sol. Muy anteriores a la “cristianización” de Euskal Herria. Esta tradición pagana vasca fue cogida sin escrúpulos por el catolicismo y manipulada hasta el absurdo haciendo creer que en realidad el Olentzero lo que proclama es el nacimiento del “niño jesus”. Es decir, un “gigante o jentil” que también se convierte al cristianismo como así habían hecho supuestamente los Reyes Magos. No fue hasta el siglo XX que se le empiezan a incorporar elementos de otras “tradiciones” en detrimento de las tradiciones circulares vascas del pueblo llano como lo de los regalos (que no casualmente hay que comprar) y que su verdadero origen está en las vicisitudes de la lucha de clases del siglo XIX en Nueva York y su adaptación por las burguesías locales, o que se le intente en algunas ocasiones “vestir mejor” y darle una imagen alejada de la “suciedad”, el “alcohol” o incluso su pipa para distanciarse moralmente de su condición de clase baja (carbonero, arrantzale, pastor, campesino…).


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