Horas de esperanza y días de hiel

9 de octubre de 2017. Fuente: Viento Sur

La actuación represiva conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil el día 1 de octubre en Catalunya nos impactó en el Estado español y alarmó a muchísima gente en otros países.

Por Manolo Garí

Pero la aplicación a fuego lento por parte de Rajoy del artículo 155 contra las aspiraciones democráticas y de autogobierno de una gran parte de la sociedad catalana, no se limita a enviar expedicionarios “a por ellos”. Hay otros mecanismos dirigidos a amedrantar al movimiento independentista y a crear un estado de mayor anticatalanismo en la población española.

La acorazada mediática es impresionante. Golpean acordes al unísono. No es solo TV 1 (convertida en Boletín de calumnias del PP), son la mayor parte de los medios los que han entrado en una lógica contraria a la mínima ética informativa. Han tomado partido a favor del PP y lo más rancio del Estado heredado de aquella transición limitante, caduca y que restringe el despliegue de derechos y libertades lejos de protegerlos. A ratos les toca a los medios y buena parte de los “tertulianos” silenciar la brutalidad policial. Más tarde les toca reducir/convertir toda la realidad de un enorme movimiento social desobediente y respetuoso en los aislados escraches (pacíficos y, por supuesto, desarmados) contra guardias civiles y policía. Luego profieren amenazas en forma de profecía autocumplida: las empresas se van de Catalunya. Paralelamente hemos comprobado que visto un informativo/editorial, visto todos (muy pocos se salvan de esta uniformidad). El mismo telediario y también la misma tertulia de aprendices de leguleyos y las mismas portadas: en su posición, firmes, presenten armas al rey. Y, lo que es gravísimo, comienzan a sacar imágenes y realizan documentales del ejército (sí, del ejército) interviniendo en Catalunya, deteniendo a Companys y al Mossos leales. El mensaje casi, casi, ni es subliminal.
Desde la derrota política y moral de Rajoy el día 1, el autodenominado “bloque constitucionalista” ha dado el visto bueno a favorecer los trámites para que las empresas cambien de sede social conservando la misma razón social. También ha hecho gestiones ante el pirata financiero Mario Draghi -que mintió respecto a la situación financiera griega antes de su incorporación al euro y luego ayudó a quebrar al Estado heleno- para que desde el Banco Central Europeo (el mismo que ordena y manda en la UE sin control democrático) reuniera a las entidades financieras para darles la consigna: dejen sus sedes en Catalunya y vayan a cualquier ciudad del Estado español, hay que asustar al movimiento popular. El impacto real es poco, pero el mensaje es demoledor. Este es el patriotismo de Rajoy y del dinero. El primero, amenaza que todo irá a la bancarrota, lo que lógicamente tiene efectos perversos sobre la economía española y catalana. El segundo, el capital, maniobra para seguir teniendo el amparo del poder político (ellos tan liberales). Y los mismos peperos que boicotearon el cava catalán (¿se acuerdan?) hoy dan besos a Freixenet, Codorniu y otras marcas.

Y tras los errores cometidos por el Ministro de Interior en el manejo de las fuerzas policiales exportadas a Catalunya, cuyos miembros consideran que fueron manipulados y maltratados por el gobierno Rajoy, y ante la evidencia de que el movimiento popular rechazó la actuación de los expedicionarios, el gobierno heredero del franquismo y sus socios “socialistas” se han dedicado a adular a Policía Nacional y Guardia Civil, a sus familias, a sus entornos… han convertido a las “fuerzas del orden” en un agente político en el panorama actual. De momento la derecha y la extrema derecha han logrado atraer a su táctica política y utilizar a Guardia Civil y Policía. El rol de esas fuerzas es “asegurar la unidad y el orden”, pero quienes las componen también experimentan contradicciones y conflictos con el gobierno que las manda contra las masas indefensas. Todo esto plantea problemas añadidos a los muchos que ya teníamos en la defensa de las libertades frente al autoritarismo.

Con ello, el PP intenta y consigue, polarizar… y ¿quién gana electoralmente con todo ello? ¿El PSOE del desaparecido Sánchez que ayer canceló unas horas antes de celebrarse una reunión que tenía programada con directores de medios digitales? Sánchez seguramente lo hizo porque sus mayores le han mandado cerrar la boca. ¿Gana el Cs que venía a “regenerar” la política frente al corrupto PP y que en este momento está a la derecha de Rajoy en la cuestión catalana? ¡No! El partido de Rajoy es, de momento, quien, si se convocan elecciones generales anticipadas (algo muy probable), el que se beneficiará del subidón rojigualda, como ayer se benefició de las arcas públicas.

Podemos evitarlo. Solamente resistiremos ante este giro ultra autoritario actuando. Solamente podremos resistir y revertir ese triunfo electoral de la derecha heredera del franquismo, cambiando la correlación de fuerzas y las ideas en la sociedad. Pero eso exige mayor decisión democrática, recuperar la iniciativa, no dejar las calles a la derecha “nacional” -en muchas ocasiones dirigida por líderes fascistas como hemos visto en Zaragoza-. Exige trabajar para poner en pie una amplia alianza antirepresiva y democrática. Significa trabajar por impulsar, en peores condiciones que tras el 15 M, los procesos de distanciamiento del orden del 78, profundizar sus grietas y poner en valor los conflictos que suscita. E ir diseñando un proceso ciudadano y popular constituyente, no para reformar el articulado de la Constitución vigente y viciada de raíz, sino para hacer realidad otra Constitución que articule un nuevo estado republicano en el que se confederen libremente los pueblos ibéricos que así lo deseen.


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