Iñaki García Koch: semblanza de un hombre bueno

20 de enero de 2017. Fuente: Periódico Diagonal

Conocido por ser uno de los ecologistas que paralizaron la creación del pantano de Itoitz, Iñaki García Koch fue mucho más que eso. Ha fallecido el 4 de enero. Sus allegados celebrarán un homenaje el próximo mes.

A los 20 años del corte de los cables
Itoiz_Resistencia

Por Fernando Llorente Arrebola

El pasado 4 de enero de 2017 falleció el compañero y amigo Iñaki García Koch en su domicilio de la localidad navarra de Agoitz (Aoiz) con sólo 53 años.

En todos los medios que han dado cuenta de su deceso se han limitado a mencionar su participación en el grupo ecologista Solidari@s con Itoitz, que a mediados de los 90 realizó más de 60 acciones directas en contra del embalse que finalmente estranguló al hermoso río Irati, y en concreto se rememora su participación en la espectacular acción del corte de los cables que servían el hormigón a la obra.

Pero la vida de Iñaki dio para mucho más: nació en la primavera de 1963 en Donosti en cuyo barrio Antiguo se crió en el seno de una numerosa y humilde familia. Estudió en el disciplinado Colegio Alemán (su abuelo era de origen germano) y, en esa etapa infantil, viaja con frecuencia con su familia a una borda en la Sierra de Aralar. Ahí nació su amor por las montañas, su fascinación por la naturaleza salvaje y su gusto por los bosques y los espacios libres que le construyeron como persona.

Completó sus estudios de FP administrativo, profesión que nunca ejerció pues siempre prefirió trabajos físicos, al aire libre, o artesanos como la carpintería. Sus vocaciones iban desde la espeleología (participando en rescates con el grupo Aranzadi), a la música (flautista autodidacta). También fue un gran viajero (que no turista). El último de sus grandes viajes fue el que le llevó al Cono Sur americano y la Patagonia un año antes antes de caer preso.

Sus años de adolescencia y juventud transcurrieron en el efervescente ambiente de agitación social y política de la Transición que en las calles de Donosti discurren en torno al independentismo, la lucha antinuclear, las luchas obreras y vecinales y la insumisión cultural y existencial que eclosiona en torno al rock radikal vasco, los gaztetxes, las radios libres. Iñaki se acerca al movimiento de okupación y ya residiendo en Iruña participa en el Gaztetxe del Euskal Jai.

Precisamente de ese Gaztetxe parte el 7 de Abril de 1995 el grupo de jóvenes que okupa y refunda el pueblo de Aritzkuren. Iñaki es uno de los miembros más activos y comprometidos de ese grupo fundador. Sólo un par de meses antes había nacido el grupo Solidari@s con Itoitz, que decide pasar a la acción directa pública y no-violenta, dado que la lucha legal de la Coordinadora no consigue paralizar las obras y de otro lado ETA-m decide no “entrar” en este conflicto (pese al clamor popular en ese sentido).

En estas circunstancias y como Aritzkuren está situado en el valle de Artze, en la margen izquierda del Irati, se comprende que enseguida los nuevos pobladores tengan que implicarse en la lucha contra el embalse y en concreto en el grupo Solidari@s, no en vano de los ocho activistas que realizan el corte de los cables tres son habitantes del pueblo. Iñaki es uno de ellos.

En 1995 una sentencia de la Audiencia Nacional da la razón a los opositores a la obra y declara que las obras son ilegales, pero reclama 24.000 millones de pesetas a la Coordinadora en concepto de fianza para hacer efectiva la paralización. Esto colma la paciencia de los defensores del valle y en la madrugada del 7 de abril de 1995 vestidos con monos con la leyenda Deconstrucciones Itoiz y pertrechados con sierras radiales los ocho Solidari@s irrumpen en la cabecera de la presa acompañados de varios periodistas y cortan los cables que sirven el hormigón a la maldita presa, se entregan a la Guardia Civil y reciben una brutal paliza de la que entre otras lesiones Iñaki sale con un tímpano roto.

Pasan dos meses en prisión provisional y tras una huelga de hambre consiguen la libertad a la espera de juicio. Con esta acción valiente y espectacular consiguen paralizar la obra durante más de un año, pero la maquinaria represiva del Estado busca y obtiene una condena ejemplarizante de cinco años de prisión para cada uno.

Los compañeros deciden desobedecer nuevamente a la injusticia e inician una gira por toda Europa para dar a conocer el conflicto. Durante nueve meses realizan cientos de actos informativos y varias acciones espectaculares como encaramarse a la cúpula de San Pedro, o hackear el Foro Mundial del Agua junto con la gente que se oponía a la presa de Narmada en la India o “inaugurar” la Noria del Milenio en Londres…, después los ocho huyen del país o viven en la clandestinidad.

En junio de 2001, Iñaki es detenido en un control de carreteras e ingresa en prisión, pasa cuatro años en prisión con largos períodos de aislamiento en el régimen FIES. La experiencia del aislamiento y de la soledad es abrumadora para una persona tan sensible y tan amante de los espacios libres y la naturaleza.

El movimiento en la calle no está a la altura del enorme sacrificio personal que a Iñaki (y Daniel Unziti e Ibai Ederra que también ingresan en prisión) le supuso el encarcelamiento, las vejaciones, los malos tratos, el asistir impotente a la demolición de los pueblos (el querido Artozqui, Itoiz…) y el llenado de la presa.

Sale en libertad en noviembre de 2004 y se traslada a vivir a otro pueblo montañoso, Izalzu, donde emprende la gran aventura que le ocupará lo mejor de sus últimos años: la paternidad. En 2005 concede una entrevista a Diagonal donde se reafirma en que “la desobediencia y la insumisión siguen vigentes”.

Vuelve al valle de Artze y vive un tiempo en la comunidad de Lakabe, pero finalmente decide bajar a vivir a Agoitz. Siempre perseguido desde que salió de la cárcel por la sombra de la depresión, trató de sostenerse aferrándose a la responsabilidad y la alegría de ser padre, Sugoi fue el centro y el motor de su vida. Finalmente las secuelas de su experiencia carcelaria se fueron agravando y la enfermedad le sobrepasó. Sufrió un ataque hepático y cardiaco que finalmente acabó con su vida.

Sus cenizas están ya en el monte guipuzcoano de Jaizkibel. El recuerdo imborrable de su bonhomía, de su generosidad, de sus sonrisas y de sus tristezas, de su compromiso con la vida, con la tierra (Ama Lurra), con el mundo rural, con el río Irati y el hermoso valle de Artze… está en el corazón de los que tuvimos la suerte de compartir algún retazo de su vida tan hermosa como dura. Su ejemplo de lucha, de sacrificio y de entrega nos hace un poco mejores, un poco más irreductibles.

El próximo 4 de Febrero se celebrará un homenaje en su querido valle de Artze, en una localidad que a la hora en que termino de escribir este tristísimo documento aún no se ha concretado. El día 4 nos reuniremos para gritar bien alto ’eskerrik asño Iñaki. Gora ama lurra, Irati bizirik!’... y el, de algún modo, estará con nosotros y nosotras, que le quisimos tanto.


Con información de Periódico Diagonal, Diario16.com y Ahotsa.info

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