Alimentos, ¿mercancía o necesidad básica?

1ro de noviembre de 2014. Fuente: La Garbancita Ecológica

Los alimentos son una de las necesidades más básicas del ser humano. El acceso continuo a una dieta equilibrada es fundamental para el crecimiento y el desarrollo de la infancia, así como para la salud general a lo largo de la vida de los individuos. Aunque en general existe abundancia de alimentos, la desnutrición sigue siendo habitual. La contradicción entre un abundante suministro global de alimentos y la extensión mundial de la desnutrición y el hambre surge principalmente de la consideración de los alimentos como una mercancía como otra cualquiera.

La agricultura, que se desarrolló hace siete a diez mil años, proporcionó un excedente de alimentos que permitió el desarrollo de las ciudades, y de las civilizaciones y jerarquías que las acompañan: agricultores, artesanos, sacerdotes, reyes, guerreros, escribas y otros funcionarios. (…)

No obstante, en la mayor parte del planeta (incluyendo la Europa feudal), los alimentos eran producidos por campesinos y consumidos por sus familias o bien los aristócratas terratenientes se los apropiaban a nivel bastante local. Cuando existían mercados se basaban en el trueque y el comercio de alimentos era en especie, sin que se convirtiese en mercancía. (…)

Esto cambió con el capitalismo o la producción generalizada de mercancías. La interminable acumulación de beneficios, la fuerza motriz del sistema capitalista, se realiza a través de la producción de mercancías o servicios para ser vendidos a un precio mayor que sus costes de producción. La producción con el objetivo de la venta y el beneficio, en lugar de la producción para el uso, es una característica definitoria del capitalismo, y casi todos los intercambios de mercancías se realizan en mercados. (…)

Casi todos los cultivos y los animales criados utilizando la escala y la estrategia de las prácticas agrícolas industriales se comercializan como mercancías indiferenciadas. Los agricultores venden sus cosechas a compradores que revenden las materias primas para ser procesadas (o ellos mismos las procesan), siendo las mercancías semiprocesadas vendidas después a mayoristas que después las venden a minoristas que, por último, venden los alimentos al público. Por tanto, los agricultores que producen la mayoría de los alimentos en los países ricos se han alejado enormemente del público que compra sus productos, no sólo físicamente, sino también por la extensa cadena de intermediaros entre las granjas y la mesa de las personas. (…)

La mecanización agrícola ha aumentado la productividad laboral, lo cual ha conducido a menos agricultores y a granjas más grandes. A medida que los métodos industriales se han ido aplicando a los cultivos y a la cría de animales, el sector de insumos agrícolas ha crecido de manera espectacular y se ha concentrado muchísimo: en la actualidad, son relativamente pocas las empresas que producen y comercializan maquinaria agrícola, fertilizantes, pesticidas y semillas. Los sistemas alimentarios industrializados también han provocado la concentración y la centralización de la producción, y el aumento del poder de los monopolios. (…)

A nivel global, una parte significativa de los alimentos sigue siendo producida por pequeños propietarios rurales para el consumo personal o para mercados muy locales en Latinoamérica, África y Asia. Pero en EEUU, Europa Occidental y Australia (y ahora en Brasil, y aún más recientemente en Argentina, Paraguay y Bolivia), los cultivos se producen cada vez más en enormes granjas muy mecanizadas para la comercialización a nivel nacional o internacional. La mayor parte de estos países estimulan activamente la producción a gran escala para la exportación, con el fin de obtener divisas extranjeras o para ayudar a equilibrar su balanza de pagos internacional. (…)

El carácter mercantil de la producción, del procesamiento y del consumo de alimentos provoca una serie de consecuencias importantes. En las economías capitalistas, como ya se ha mencionado, casi todas las iniciativas tienen como objetivo la producción de mercancías para la venta, tanto si el “producto” es de absoluta necesidad, como los alimentos y la salud, como si es de lujo, como una avioneta privada o una mansión. Cada vez más parcelas del mundo natural, incluyendo el suministro de agua y los propios genes de la vida, están siendo sometidas al control privado con el fin de obtener beneficios en lugar de satisfacer las necesidades de la población. (…)

Sin embargo existe una contradicción crítica cuando una necesidad humana básica se produce y se comercializa como una mercancía, tanto si consideramos los alimentos, la salud, el agua potable o el alojamiento. (…)

El carácter mercantil de los alimentos hace que el precio de los alimentos sea mucho mayor que los escasos medios de un gran número de personas, lo cual provoca una nutrición insuficiente. Las Naciones Unidas calculan que hay casi mil millones de personas en el mundo con desnutrición. Esto conduce a graves problemas sanitarios y a la muerte de millones de seres. La carencia de alimentos, que no llega a la condición de desnutrición severa, sigue siendo un estado muy grave. (…)

Debido a que los productos alimentarios son mercancías, y a que el único objetivo del sistema alimentario/agrícola es vender más y obtener más beneficios, se ha desarrollado un enorme sistema publicitario alrededor de los alimentos, en particular del sector más rentable: los alimentos procesados. Se incita a los niños a que consuman alimentos muy calóricos pero con bajo valor nutricional, como los cereales azucarados para desayuno; y debido a que estos alimentos procesados son relativamente baratos y pueden adquirirse en tiendas de comestibles locales que a menudo no disponen de alimentos de mayor calidad, como frutas y verduras, el carácter mercantil de los alimentos explica, en parte, el incremento en la obesidad, en especial en las clases pobres. (…)

Cuando los alimentos (una necesidad básica para la supervivencia y la salud humanas y que, en la actualidad, se producen en cantidades suficientes para que todas las personas del globo tengan una dieta nutritiva básica) son una mercancía, el resultado es la cronicidad del hambre, de la malnutrición, de las muertes prematuras y de la escasez cuando un suministro limitado conduce a precios extraordinariamente elevados.

Pero existen ejemplos de agricultores y consumidores que están organizando formas alternativas de cultivar alimentos para las personas y no para el mercado, como las granjas CSA (“Community Supported Agriculture”, Agricultura Sostenida por la Comunidad), en las que la gente adquiere (a menudo en base a una escala móvil según sus recursos económicos) una parte proporcional de lo que se produce en cada estación del año. Este tipo de acuerdos entre agricultores y consumidores son alentadores porque son la prueba de un planteamiento alternativo con respecto a los alimentos. Sin embargo la única manera de garantizar que haya alimentos disponibles en cantidad y en calidad suficientes para todas las personas es desarrollar un nuevo sistema que considere que los alimentos son un derecho humano y no una mercancía; sólo entonces podremos hacer realidad la frase, “Alimentos para las personas, no para el beneficio”.

Freg Magdoff

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