30º aniversario de la muerte de Luis Buñuel

El cineasta surrealista

2 de agosto de 2013. Fuente: Viento Sur

El 29 de julio se cumplió el 30º aniversario del fallecimiento del cineasta aragonés Luis Buñuel (1900-1983). Pese a ser uno de los mejores directores de la historia y un artista excepcional, sus trabajos han sido tradicionalmente desconocidos en el Estado español por gran parte de la población. Se ha escrito mucho sobre su figura, pero se puede afirmar que sus más de 30 películas han sido más conocidas en México o Francia que en España. Este desconocimiento de su figura no se debe a que fuese mal cineasta. Estos hechos no son casuales, sino una consecuencia de acontecimientos históricos determinados. En este sentido, la figura de artistas como Buñuel, así como el alcance y difusión de sus obras deben ser analizadas comprendiendo su compromiso ideológico, el contexto del exilio republicano y la dictadura franquista.

Por Raúl Navas

La juventud de Luis Buñuel y el movimiento surrealista

Luis Buñuel nació en Calanda (Teruel) el 22 de febrero de 1900. Un pueblo que en los recuerdos de su infancia caracterizaba como sumamente atrasado, indicando que la “Edad Media se prolongó hasta la Primera Guerra Mundial”/1. Estudió con los jesuitas en Zaragoza. En sus memorias cuenta que en su niñez y adolescencia “La religión era omnipresente, se manifestaba en todos los detalles de la vida”/2. Según decía, Calanda contaba con dos iglesias y siete curas. Sobre la educación recibida con los jesuitas recuerda que “El día empezaba con una misa, a las siete y media y terminaba con el rosario de la tarde” /3. Abandonó la educación jesuita después de que el jefe de estudios lo insultara y golpeara. Después se matriculó en el instituto, donde gracias a otro estudiante comenzó a leer obras de autores como Rousseau, Darwin e incluso Marx. La agobiante, opresiva y rígida educación católica recibida, contrasta con su posterior pensamiento ateo. Sobre aquellos años escribió: “Nosotros, profundamente anclados en el catolicismo romano, no podíamos poner en duda ni un instante ningún de sus dogmas” /4. Muchos años después pudo cuestionar todos esos dogmas en el cine.

Hacia 1917 inició sus estudios en la Residencia de Estudiantes, creada en 1910. En la época, este lugar era un importante centro educativo innovador, de modernización científica y cultural, donde se impartía una enseñanza pedagógica que se alejaba de los dogmas tradicionales. En la residencia, Buñuel entabló amistad con Federico García Lorca, Pepín Bello y Salvador Dalí, entre otros. Allí estudió Agronomía, Ingeniería Industrial, Ciencias Naturales y finalmente Filosofía. Parece que allí despertó su interés por la literatura y la entomología, actividades que alternaba junto con su afición a deportes como el atletismo o boxeo. Visto desde hoy, muchos nos podemos alegrar de que finalmente se dedicara al cine. Buñuel aseguró que no hubiera sido el mismo de no ser por la Residencia de Estudiantes. También recuerda que durante su estancia estuvo cerca de ser llamado a filas para ir a la guerra de Marruecos, y reconoce que pensó seriamente en desertar, en caso de haberse materializado llamamiento. Sobre estos años recuerda que la conciencia política todavía no había despertado, pese a que en la Residencia leyó libros de Lenin o Trotsky En 1923 muere su padre y posteriormente marchó a París, donde conoció a Juan Gris y a Picasso. Buñuel estaba influenciado por el dadaísmo, y una vez instalado en la capital francesa se fue acercando cada vez más al nuevo y revolucionario arte surrealista. Colaboró como crítico de cine y arte en algunas revistas. Además, su admiración por el cine fue aumentando. Le impactó El acorazado Potemkin, y le fascinaba Fritz Lang, sobre todo después de asistir a la proyección de Las Tres Luces. Esta película le impresionó y despertó su más profundo interés como cineasta. De hecho, poco después comenzó a trabajar durante algún tiempo como ayudante del director francés Jean Epstein. En estos años hubo un proyecto para llevar al cine la vida de Goya, pero no prosperó.

El 6 de julio de 1929 se estrenó en París Un perro andaluz, primer trabajo de Luis Buñuel, con la colaboración de Salvador Dalí. Una película de 17 minutos que se puede calificar como revolucionaria, cuya proyección tuvo una gran repercusión. Rápidamente se convirtió en una de las máximas exposiciones del arte surrealista en el cine. La película está repleta de metáforas, secuencias oníricas, expresiones psicológicas del subconsciente, de referencias a la libre asociación de ideas en relación a las teorías del psicoanálisis, etc. Fue un cortometraje que no dejó indiferente a nadie, y que ha impactado a numerosos espectadores a lo largo de la historia.

Poco después, en 1930, se estrenó su segundo trabajo, La edad de oro, otro film claramente surrealista y una de las primeras películas sonoras rodada en Francia. Esta película fue atacada por la derecha francesa. La censura en Francia trabajaba para que se impidiera la proyección de películas o documentales considerados “bolcheviques”. Pero había clubs privados muy politizados donde se proyectaba todo tipo de cine alternativo. Era famoso el Studio 28, donde se había proyectado Un perro andaluz. En esta ocasión la histeria de la derecha francesa se manifestó con extremada virulencia. En diciembre de 1930, grupos fascistas atacaron violentamente el histórico Studio 28, dejándolo completamente destrozado. La prensa conservadora atacó directamente a Buñuel. Varios militantes del Partido Comunista Francés se debieron emplear a fondo para proteger el local. Finalmente, Jean Chiappe, prefecto de la policía de París, relacionado con la extrema derecha, prohibió la proyección de La edad de oro.

Buñuel en ese momento no estaba en Francia, se encontraba en California donde trabajó brevemente en la Metro Goldwyn Mayer. No fue la única vez que trabajo para la industria del cine norteamericana; posteriormente trabajo para el departamento español de la Paramount. En California conoció a Charles Chaplin y Sergei Eisenstein, entre otros. Dos días antes de la proclamación de la II República regresó a Madrid.

El contexto revolucionario de los años 30. El compromiso político

Los años 30 fueron tiempos excepcionales. Durante la Segunda República y la guerra civil, España era un Estado tremendamente atrasado en multitud de aspectos. Aun así, en medio de un contexto revolucionario, fue una época en la que floreció la cultura y abundaron los periódicos, revistas, obras de teatro, cine, etc. Las Misiones Pedagógicas recorrieron los pueblos, mientras se construyeron miles de escuelas. El arte se acercó a los sectores más oprimidos de la sociedad. Obras de Lorca o Miguel Hernández despertaban gran interés entre amplios sectores de la clase trabajadora. Durante la revolución española surgieron artistas influenciados por el fuerte auge de la lucha de clases. Incluso algunos de ellos, participaron activamente apoyando o militando en sindicatos y partidos de izquierda. Durante la guerra algunos poetas sentían la necesidad de acercar la poesía a los milicianos en las trincheras para animarles en la lucha contra el fascismo. Para muchos artistas el arte podía jugar un papel revolucionario y en este contexto destaca el Guernica, como ejemplo de arte militante que expresaba el horror de los bombardeos fascistas en esa ciudad. Fueron años que marcaron a una generación de artistas que, influidos por el ambiente revolucionario y por la tremenda organización y fuerza del movimiento obrero, tomaron conciencia de la necesidad indispensable del compromiso político. En este compromiso se encontraba la perspectiva de transformar la sociedad en líneas socialistas para liberar a los seres humanos de toda opresión. En este contexto destacaban nuevas corrientes científicas, culturales y de pensamiento, destacando el psicoanálisis o el surrealismo, sin olvidar la gran influencia de las ideas del marxismo.

En este escenario, Buñuel prosiguió su carrera cinematográfica. Esta vez trabajó en un documental con gran carga social, Las Hurdes. Un trabajo impresionante, repleto de denuncias contra la injusticia, la pobreza y la exclusión social. El documental tenía una clara intención de sensibilizar y presionar para que mejoraran las cosas en ese lugar. Las Hurdes, situada en la provincia de Cáceres, habían sufrido el feudalismo hasta 1834. En las primeras décadas de siglo XX era una de las zonas más atrasadas de España, donde la malnutrición y la penuria extrema eran la regla.

Este documental pudo ser rodado gracias al dinero que ganó su amigo anarquista Ramón Acín en un sorteo de lotería en diciembre de 1932. Acín fue fusilado por los fascistas en 1936 junto con su mujer. El dinero solo pudo devolvérselo a sus dos hijos. Para el rodaje de Las Hurdes, Buñuel contó con la colaboración de Pierre Unik, un poeta y periodista francés surrealista, que militaba en el PCF. Más tarde fue detenido por los nazis y murió al intentar huir de un campo de concentración.

La película fue atacada y recibió acusaciones de “mostrar lo peor”. El documental fue estrenado en 1933, pero el Gobierno republicano de Lerroux prohibió su exhibición y dio orden a las embajadas para protestar ante los gobiernos que permitieran su distribución. Con la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936, Las Hurdes fue autorizada de nuevo e incluso sonorizada.

En junio de 1934, Buñuel se casó con Jeanne Rucar. Durante los años posteriores trabajó para la compañía cinematográfica Filmófono. Con esta productora dirigió: La hija de Juan Simón (1935), ¿Quién me quiere a mí? (1936) o ¡Centinela, alerta! (1937).

En 1936, un sector del Ejército, con la ayuda de Hitler y Mussolini, lideró una sublevación fascista en colaboración con los terratenientes, los capitalistas y la iglesia. Al analizar estos años es imprescindible hacer mención al compromiso político de Buñuel. Cuenta en sus memorias que en los años previos a la proclamación de la II República despertó su conciencia política y su destacado interés por el movimiento surrealista: “Al igual que todos los miembros del grupo, yo me sentía atraído por una cierta idea de la revolución. Los surrealistas, que no se consideraban terroristas, activistas armados, luchaban contra una sociedad a la que detestaban utilizando como arma principal el escándalo. Contra las desigualdades sociales, la explotación del hombre por el hombre, la influencia embrutecedora de la religión, el militarismo burdo y materialista, vieron durante mucho tiempo en el escándalo el revelador potente, capaz de hacer aparecer los resortes secretos y odiosos del sistema que había que derribar. Algunos no tardaron en apartarse de esta línea de acción para pasar por la política propiamente dicha y, principalmente, al único movimiento que entonces nos parecía digno de ser llamado revolucionario: el movimiento comunista”/5.

En el libro Los años Rojos de Luis Buñuel (Ediciones Cátedra, 2009), de Román Gubern y Paul Hammond, se presenta documentación donde se sostiene que Buñuel fue miembro del PCE, como lo refleja asumiéndolo en primera persona en una carta enviada a André Breton en 1932. Además ayudo económicamente a Mundo Obrero y firmó numerosos manifiestos políticos claramente antifascistas. También parece ser que coqueteó con la posibilidad de trabajar en la URSS en los años 30.

En septiembre de 1936 abandonó España y se dirigió a la embajada española en París. Se comprometió a solicitar ayuda en Europa para la lucha contra los fascistas, y a reunir películas de propaganda republicanas, mientras alternaba tareas de información, propaganda y representación, al servicio de la República. Poco después de la sublevación fascista, dos buenos amigos suyos habían sido ejecutados por los fascistas, el actor Juan Piqueras y el poeta Federico García Lorca. A Buñuel también le tenían ganas, y se sabe que el gobernador civil de La Coruña dictó orden de busca y captura, bajo varias acusaciones, una de ellas ser el autor de Las Hurdes. En sus memorias cuenta que el gobernador de Aragón, le contó que cuando los anarquistas tomaron el pueblo de Quinto, encontraron una ficha en los archivos de la Guardia Civil, donde se indicaba que Buñuel debía ser detenido, bajo acusaciones como la de ser autor de Las Hurdes.

Durante la guerra civil podemos afirmar que su ideología política era prosoviética y que a grandes rasgos asumía las posiciones oficiales y estalinistas de la dirección del PCE. En su autobiografía se aprecian comentarios sobre esta época, donde se percibe cierto revoltijo ideológico nada atractivo, con constates comentarios despectivos hacia la CNT y el POUM. Refiriéndose a los anarquistas, dice: “Su ejemplo nos impulsaba a volvernos hacia los comunistas”, y continua “Muy poco numerosos al principio, pero robusteciéndose de semana en semana, organizados y disciplinados, los comunistas me parecían –y me siguen pareciendo– irreprochables” /6. No se hace mención alguna a acontecimientos como el asesinato de Andreu Nin, el proceso estalinista contra el POUM, o la represión republicana contra la CNT y la FAI. Estos hechos demuestran que Buñuel asumió la doctrina oficial estalinista del momento y que no era ningún anarquista, tal y como se ha señalado en más de una ocasión.

Arte, memoria histórica y exilio

La victoria del Ejército franquista en la guerra civil, impulsado y financiado por los terratenientes, la iglesia y los capitalistas supuso un duro golpe para la clase obrera y la causa del antifascismo. Comenzó una salvaje represión contra los sindicatos y partidos de izquierda, los derechos democráticos, la lengua, la cultura y el arte. El nuevo régimen encarceló y fusiló a decenas de miles de militantes y simpatizantes comunistas, socialistas, republicanos y anarquistas. Comenzaron purgas generalizadas por toda la administración y todo aquel sospechoso de izquierdismo era perseguido y castigado con la inhabilitación absoluta en el mejor de los casos. Se extendió el hambre, las enfermedades y la desnutrición, mientras aumentaban los presos políticos que eran fusilados u obligados a realizar trabajos forzados. Franco quería crear la denominada Nueva España, acorde con el integrismo católico y los fundamentos falangistas y fascistas. En esta situación, muchos estaban en la disyuntiva de poder ser fusilados o salir del país. Según la Asociación de Descendientes del Exilio, durante la guerra y las semanas posteriores al 1 de abril de 1939, alrededor de un millón y medio de personas huyeron de España. Entre ellos se encuentran cientos de escritores, historiadores, intelectuales, científicos y artistas que marcharon hacia el exilio. La lista es interminable: Rafael Alberti, Jorge Guillén, León Felipe, Luis Cernuda, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Antonio Machado, Corpus Barga, Pedro Garfias, Emilio Prados, Juan Rejano, Claudio Sánchez Albornoz, Francisco Ayala, Pau Casal, Salvador Bacarisse, Pablo Ruiz Picasso, Max Aub, Ramón J. Sender, y un larguísimo etcétera. Hubo algunos que fueron asesinados durante la guerra civil, como el poeta Federico García Lorca. Muchos sufrieron las cárceles franquistas como el dramaturgo Antonio Buero Vallejo, el poeta José Hierro o el escritor Félix Urabayen. El poeta Marcos Ana llegó a estar 23 años en presidio. Otros como Miguel Hernández murieron en las cárceles franquistas una vez terminada la guerra.

Mientras miles de personas tuvieron que exiliarse huyendo de la represión franquista y los mejores cerebros del país se encontraban en el exilio, se daba cobijo y se amparaba a todo tipo de criminales nazis exiliados. Varios historiadores han estudiado e investigado sobre los numerosos nazis buscados por la justicia europea que obtuvieron refugio en la España de Franco. Gran Bretaña pidió sin éxito en 1947 la extradición de 104 criminales nazis refugiados en suelo español. En 1955 Bélgica no votó a favor de la entrada de España en la ONU por la negativa de Franco de entregar a la justicia belga a Leon Degrelle, ex dirigente de las SS que vivía plácidamente en la Costa del Sol. Su protección fue tomada tan en serio, tanto que la policía española desarticuló en 1961 a un comando israelí que intentó secuestrarle. Entre otros tantos refugiados nazis en suelo español, destacó Otto Skorzeny, coronel de las SS quien había intervenido en la liberación de Mussolini en 1943. Gerhard Bremen, de la guardia personal de Hitler. Otto Remer, jefe de seguridad de Hitler. Además también pudieron refugiarse miembros de la sangrienta OAS, que organizaba a golpistas franceses de extrema derecha.

Durante el franquismo los científicos y artistas exiliados no existían para las editoriales, ni para ningún medio de comunicación oficial. Las escasas veces que fueron nombrados era para lanzar calumnias contra ellos. En la posguerra se vivió una auténtica caza de brujas fanática que emulaba las costumbres de la propia Inquisición. Se idealizaba a la Edad Media como una época de grandeza, incluso en la práctica. En abril de 1940 el SEU organizó una hoguera en la Universidad Central de Madrid para quemar libros de autores como Marx, Lenin, Gorki, Freud, etc. Todos los organismos del Estado institucionalizaron el “Mueran los intelectuales, abajo la inteligencia” de Millán Astray, o el “Cuando oigo la palabra cultura, saco mi pistola”, del dirigente nazi Hermann Goering. El régimen quería imponer por la fuerza el llamado nacional-catolicismo y a aplastar cualquier ejemplo de ciencia y arte de carácter laico e independiente. La censura fue uno de los instrumentos represivos más utilizados, dictando un sinfín de normas, instituciones y leyes que eliminaban cualquier atisbo de liberta de expresión. En lo que respecta al cine, los kilómetros de celuloide que cortaron los censores, deben ser incalculables.

Fascismo, Dalí y el exilio

Luis Buñuel fue otro de tantos exiliados prohibidos y censurados. EE UU fue el primer país en el que estuvo exiliado. En plena Segunda Guerra Mundial trabajó en el MOMA de New York, hasta que en 1943 fue despedido después de que Salvador escribiera La vida secreta de Salvador Dalí, donde tachaba de “rojo ateo” a Buñuel. Desde entonces crecieron presiones para apartarlo del Museo. Buñuel cuenta que la acusación de ateo en esa época era incluso peor que la de comunista. En sus memorias dice “Un tal Mr. Prendergast, representante de los intereses católicos en Washington, empezó a utilizar su influencia en los medios gubernamentales para que yo fuera despedido”7. Finalmente fue despedido y además cuenta que: “Se me incluyó en la famosa lista negra. Cada vez que pasaba por EE UU, me veía sometido a las mismas medidas discriminatorias, tratado como un gangster” 8.

Buñuel aseguró que no perdonó la “cínica adhesión al franquismo”9 de Dalí. La derechización del pintor catalán no era nueva. Ya en marzo de 1937, Dalí había publicado Je défie Aragón, un manifiesto donde arremetía contra los surrealistas que se declaraban marxistas. En abril de 1939 escribió una carta a Buñuel “aconsejándole” que se “desinfectase de todos los puntos de vista marxistas”, porque era una teoría “imbécil”. En esos momentos ya era un fascista repugnante que apoyaba a un régimen que había asesinado a miles de personas, incluidos antiguos amigos suyos como Federico García Lorca. Su apoyo inquebrantable a Franco se conjugaba con insultos permanentes a los exiliados. Es conocida una conferencia que protagonizó en Madrid en diciembre de 1951, titulada “Picasso y yo”, en la que atacó duramente al propio Picasso.

El mismo Franco recibió a Dalí en el palacio del Pardo en junio de 1956. En abril de 1964 el gobierno franquista le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica. En 1969 aplaudió la decisión de Franco de designar su sucesor a título de Rey. Su afecto incondicional al régimen continuó en los años 70, incluso felicitando al mismo Franco por las ejecuciones que se dictaron por parte del gobierno.

Etapa mexicana

México, fue el segundo destino del exilio de Buñuel, país a donde se trasladó en 1946, adquiriendo nacionalidad mexicana en 1949. Recordemos que México, presidido por Lázaro Cárdenas había permitido que Trotsky se exiliara en su país, y dio la bienvenida a miles de republicanos, comunistas, socialistas y anarquistas españoles cuando acabó la guerra. La denominada etapa mexicana constituye la mayor parte de su filmografía, comenzando con Gran Casino en 1947 y terminando en 1965 con Simón del desierto. Generalmente fueron películas con escaso presupuesto, pero interesantes, originales y de gran calidad, que contaron con la ayuda del guionista Luis Alcoriza. Gran Casino (1947) y El gran calavera (1949), fueron sus primeros trabajos en México. Tras estas dos películas menores, se estrenó Los olvidados, en 1950. El discurso inicial de la película es lo primero que llama la atención: “Las grandes ciudades modernas –Nueva York, París, Londres- esconden tras sus magníficos edificios hogares de miseria que albergan niños malnutridos, sin higiene, sin escuela, semillero de futuros delincuentes. La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado. Sólo en un futuro próximo podrán ser reivindicados los derechos del niño y del adolescente, para que sean útiles a la sociedad. México, la gran ciudad moderna, no es la excepción a esta regla universal. Por eso esta película, basada en hechos de la vida real, no es optimista, y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad”.

Un trabajo que recordaba a Las Hurdes, y que poseía influencias del neorrealismo italiano, añadiendo algunos toques surrealistas. La película fue rodada en 21 días y tuvo una gran repercusión. Se han escrito ríos de tinta desde el día de su estreno. Existen numerosas, fotos, anécdotas, y documentos sobre esta obra. Hace años se recuperó un final alternativo que se desconocía. Destaca que inicialmente fue una película muy polémica en México, considerada infame y un insulto a México. Buñuel cuenta que su propio equipo cinematográfico era hostil a la película. El retrato de la marginación, pobreza, exclusión social y la delincuencia juvenil en los suburbios mexicanos irritaron a la prensa y a los sectores mexicanos más conservadores. Las autoridades mexicanas no vieron con buenos ojos que un exiliado abordara problemas sociales mexicanos con una perspectiva crítica y reflexiva. Buñuel fue tildado de “desagradecido” y recibió duros ataques, aunque contó con numerosos apoyos. Entre ellos de Octavio Paz, o del director de cine soviético Pudovkin, quien escribió una positiva critica en Pravda. La situación cambió tras el éxito cosechado en Europa y el éxito arrollador en el Festival de Cannes. En 2002, la Unesco incluyó su negativo original como Memoria del Mundo.

En los años sucesivos su películas como director aumentaron: Susana, Una mujer sin amor, Subida al cielo, Don Quintín el amargao, Él, Abismos de pasión, El bruto, La ilusión viaja en tranvía, Ensayo de un crimen, El río y la muerte, Robinson Crusoe, Nazarín, etc. Mención especial merece la producción mexicana y española, Viridiana (1961), con una excelente interpretación de Silvia Pinal, Fernando Rey y Paco Rabal. Obra considerada desde 1984 por la Dirección General de Cinematografía como “película de especial calidad”. La película fue inasumible por el franquismo. La crisis de fe de una monja, que acababa abandonando el hábito, era un argumento insultante para la censura franquista. Destaca que una vez más, Buñuel volvió a prestar atención en los estratos sociales más bajos, tal y como se había hecho, aunque con un enfoque distinto en Las Hurdes y Los olvidados. Es memorable la escena donde se parodia la pintura de la Ultima cena, de Leonardo da Vinci. Finalmente, Viridiana obtuvo la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Pero la reacción conservadora no tardó en actuar, dado que el Vaticano condenó la película a través del periódico L`Osservatore Romano. Por otro lado, Viridiana fue inmediatamente censurada y prohibida en España. José Muñoz Fontán, fue destituido como director general de Cinematografía, tras haber recogido el premio en el Festival de Cannes. En 1963, se establecieron nuevas normas que endurecían aun más la censura en el cine español: prohibiéndose la justificación del divorcio, el aborto, anticonceptivos y todo lo que atentara contra la Iglesia católica. No conviene olvidar que Viridiana tuvo otras polémicas desde el principio. La decisión tomada por Buñuel de aceptar rodar en la España de Franco, no sentó bien en sectores del exilio antifranquista. Tras recibirla invitación de rodar en España, Buñuel cuenta en sus memorias: “Esto me planteaba un problema. No acepté sino a condición de trabajar con la sociedad de producción de Bardem, conocido por su espíritu de oposición al régimen franquista. A pesar de ello, nada más conocerse mi decisión se elevaron vivas protestas entre los emigrantes republicanos en México. Una vez más, se me atacaba y se me insultaba, pero en esta ocasión los ataques procedía de los mismos entre los que yo me alineaba”10. Además aseguro que “Viridiana provocó en España un escándalo bastante considerable, comparable al de La Edad de oro, que me absolvió ante los republicanos establecidos en México”11.

Entre las últimas producciones mexicanas es inolvidable El Ángel exterminador (1962). Una original película de la que se han hecho todo tipo de interpretaciones debido al enredo del argumento. Un grupo de refinados burgueses mexicanos cenan en una gran casa de lujo; después de la cena y tras la marcha de los empleados de servicio, nadie puede salir de la mansión, pese a no existir ningún impedimento físico aparente. Entre el inicio y el fin de la película hay un cambio abismal entre todos los burgueses quienes terminan sucios y desesperados. Posteriormente se han hecho versiones teatrales y Woody Allen se ha referido en algunas de sus películas como Todo lo demás, o en Midnight in Paris, a esta película.

Etapa francesa

Antes de finalizar su etapa mexicana y de iniciar definitivamente la etapa francesa, Buñuel estreno Así es la aurora en 1955 con actores franceses, rodada en Córcega. En 1956 llegó el turno de La muerte en este jardín, también con actores franceses. Y en 1959 destaca Los ambiciosos (Fièvre monte à El Pao), donde se muestra que el sistema no puede cambiar con reformas desde dentro.

En los años 60 comienza definitivamente la denominada etapa francesa, iniciando un ciclo de películas tremendamente provocadoras, imaginativas y originales, donde el orden social burgués, militar y religioso es continuamente ridiculizado y atacado con grandes toques de espontaneidad e improvisación. Sus nuevos trabajos continuaron escandalizando a obispos, arzobispos, cardenales y al propio Vaticano. A su vez, desbarataba los planteamientos y normas del cine convencional. Fueron películas que no dejaron indiferente a nadie, caracterizadas por una estructura narrativa revolucionaria. En esta etapa, Jean-Claude Carrière fue su colaborador en algunas películas como guionista, y ambos consiguieron unir brillantemente surrealismo y humor.

Diario de una camarera (1964). Fue una película diferente a la de sus posteriores trabajos. Era la adaptación de una novela de Octave Mirbeau, que anteriormente Jean Renoir había llevado al cine en 1945. Jeanne Moreau interpretaba a una doncella que entra a trabajar en casa de una familia rica. Pese a que inicialmente se destaca su autonomía y resistencia ante el poder, vemos como algunos acontecimientos y distintas representaciones del poder diluyen y aminoran su carácter rebelde. La muerte de una niña, presuntamente a manos de un guardabosques fascista impacta de lleno en la protagonista, quien cambia completamente del inicio al fin de la película. Se aprecian toques personales de Buñuel bastante importantes. El trasfondo del auge de la extrema derecha en la Francia de los años 30 se representa en personajes que exaltan el fascismo y manifestaciones ultraderechistas que otorgan vivas Jean Chiappe, el oficial de la policía de Paris que prohibió la proyección de La edad de oro. La acción se sitúa a finales de los años 20 y parece que anuncia el preludio del sangriento motín fascista que tuvo lugar en Francia en 1934.

En 1967, se estrena Belle de Jour, protagonizada por Catherine Deneuve. Obtuvo el Premio León de Oro de Venecia. En 1995 fue reestrenada en 1995 en EE UU, siendo un éxito de taquilla. En 1969 se estrenó La Vía Láctea, con un argumento basado en dos peregrinos que se dirigen desde Francia a Santiago de Compostela, en un alocado viaje con situaciones de lo más curiosas. En esta marcha se repasa la historia de las herejías cristianas.

Buñuel era admirador de varios escritores y se caracterizó por su perspicacia para adaptar novelas al cine. Le gustaba Bécquer, Quevedo, Dostoievski, el Marqués de Sade, etc. El mismo conoció a escritores como Octavio Paz, Unamuno, Valle Inclán, Dámaso Alonso, Alberti, y en general a toda la Generación del 27. En sus memorias cuenta cómo Lorca le hizo descubrir la poesía. También cuenta que llegó a conocer en una ocasión a Benito Pérez Galdós, autor de novelas que el mismo adaptó al cine, como Nazarín en 1958, y Tristana en 1970. Esta última estuvo nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa.

Su siguiente película fue El discreto encanto de la burguesía (1972), protagonizada por Fernando Rey. Un film surrealista con un guión tremendamente original. Destaca la ausencia de una estructura narrativa tradicional y la abundancia de metáforas en una sátira constante que ridiculiza a los militares, la burguesía y al clero. Un obispo resulta jardinero, una niña desaparecida está presente, representantes del poder traficando con cocaína, etc. Los privilegiados son descritos de alguna forma como parásitos egoístas. La televisión nos ha machado numerosas veces que el “primer Oscar español” fue el recogido por José Luis Garci en 1982, por Volver a empezar. Este machaqueo constante ha contribuido a que se desconozca el hecho de que El discreto encanto de la burguesía ganara un Oscar a la mejor película extranjera en 1972, siendo además nominada como mejor guión original.

En 1972, pese a que Buñuel era alguien desconocido en España, ya era un director consagrado con gran prestigio internacional. Era considerado como uno de los grandes cineastas, siendo respetado por los grandes directores de la época. Es conocido que en noviembre de aquel año, George Cuckor organizó una cena para dar la bienvenida en Hollywood a Buñuel. A la misma asistieron Billy Wilder, Alfred Hitchcock, John Ford, William Wyler, George Stevens, Rouben Mamoulian, Robert Wise y Robert Mulligan. Además, al día siguiente de la celebración de esta cena, estuvo con Fritz Lang.

En 1974 se estrenó El fantasma de la libertad. Otra película claramente surrealista en la que abundaban situaciones verdaderamente cómicas en una constante burla al poder. La continua sucesión de personajes y situaciones disparatadas nos muestran una vez mas las grandes dotes imaginativas y creativas de Buñuel.

Su filmografía toca a su fin

En 1977 se puso fin a su filmografía con Ese oscuro objeto del deseo. Estuvo nominada al Oscar como mejor película de lengua extranjera, y como guión adaptado. Fue protagonizada por Fernando Rey, Ángela Molina y Carole Bouquet. Estas dos últimas interpretaron el mismo papel, una mujer llamada Conchita. Resulta una historia original narrada con habilidad y con gran carga psicológica sobre la imposibilidad del deseo. Ha sido una película aclamada, pero también criticada y tachada de misógina y machista. Cuestión que no tiene fácil respuesta. Analizando la filmografía de Buñuel te encuentras con un escaso respeto por las normas convencionales en cuanto al argumento y su desarrollo. Lo que añadido a sus toques complejos y surrealistas se puede traducir en que sus películas puedan ser difícilmente interpretables, y en ocasiones inquietantes.

Desde un punto de vista formal hay quien ha rechazado esta película porque la protagonista, Conchita es maltratada por un hombre. Pero en realidad se pueden admitir múltiples interpretaciones y analizando detalladamente vemos que el protagonista es un hombre burgués, machista, muy egoísta y acostumbrado al éxito. Conchita, es capaz de derrotarlo, humillarlo y engañarlo, dejando al descubierto todas sus sucias perversiones. Desde luego ninguna persona debería sentirse identificado con el protagonista, de la que solo deberíamos mostrar repugnancia por sus obsesiones enfermizas y machistas. Más asqueroso parece su mayordomo que expresa alegatos a favor del maltrato físico a las mujeres. Pero creo que la cuestión central reside en que un parásito burgués se topa con dos personajes femeninos (Conchita) que se resisten a su poder una vez tras otra. Conchita rechaza las propias recomendaciones machistas de su madre y de alguna forma se opone a perder su autonomía personal e independencia. Reniega del papel de mujer cristiana que debe aceptar a un hombre a quien someterse para posteriormente tener una ciega e indiscutible obediencia al marido. Todos estos sucesos e interpretaciones, suceden mientras grupos terroristas con autodefiniciones difíciles de comprender cometen todo tipo de atentados. Realizando un repaso a la filmografía nos encontramos con situaciones parecidas y que pueden guardar relación. En Él, se tratan negativamente los celos paranoicos y claramente machistas de un hombre. En Diario de una mujer, vemos como una joven rebelde poco a poco es captada por el poder. En Una mujer sin amor se aprecia la simpatía e identificación con la protagonista femenina, quien realiza un alegato contra una sociedad machista y patriarcal al final de la película.

Sus últimos años de vida y su muerte. 30 años de homenajes

En los años 70, Luis Buñuel seguía siendo un desconocido para amplias capas de la población española. Los exiliados y cualquier exponente de arte o cultura alternativa continuaron siendo repudiados por el franquismo. En 1971 un grupo ultraderechista llamado “Comandos de Lucha Antimarxista” entró violentamente en la Galería Theo en Madrid, destrozando numerosas obras de Picasso de forma impune. En 1973, grupos ultraderechistas asaltaron los cines que proyectaban la película La prima Angelina, de Carlos Saura.

En diciembre de 1976, Luis Buñuel recibió su primer homenaje en España, en la Semana de Cine Iberoamericano celebrado en Huelva. Esto no significa que sus películas ya no estuviesen censuradas. Ese mismo año, la Dirección General de Seguridad prohibió a la Asociación de Vecinos de Moratalaz la proyección de Los olvidados. Además, Viridiana continuó prohibida hasta el 9 de abril de 1977. El Ministerio de Información puso trabas para la distribución y exhibición de películas de Buñuel, aún después de muerto Franco.

En 1977 recibió la Concha de Oro honorífica en el Festival de San Sebastián. La última vez que estuvo en Madrid fue en 1980 en un homenaje a cineastas del exilio. En octubre de 1981 fue homenajeado por la televisión pública italiana emitiendo un ciclo de sus películas y una larga entrevista. Por otro lado, en 1982 se publicó un libro autobiográfico sobre su vida, titulado El último suspiro.

Finalmente, falleció en Ciudad de México el 29 de julio de 1983. El gobierno mexicano propuso instalar un velatorio oficial en el Palacio de Bellas Artes, propuesta que fue rechazada, teniendo finalmente un funeral discreto. La noticia de su muerte tuvo una gran repercusión en el mundo del cine y se realizaron diversos homenajes y retrospectivas de su obra. La Filmoteca yugoslava homenajeó su figura con la proyección de un ciclo de sus películas en Belgrado el mismo años de su muerte. La BBC inglesa hizo algo parecido, y en el Festival de Venecia de 1984 fue recordado con la proyección de un documental sobre su biografía. Aquel año también fue homenajeado en la Universidad de Yale.

En España la situación era distinta, y muchas personas escucharon por primera vez alguna noticia sobre Buñuel, el mismo día que murió. Javier Solana, entonces ministro de Cultura, dijo lo siguiente: “Lo triste es que la generación de españoles de hoy le hemos conocido en los últimos momentos de su vida y no en los momentos de plenitud intelectual” /12 El ya fallecido crítico de cine Ángel Fernández-Santos, escribía lo siguiente en El País: “Luis Buñuel murió hace poco más de un año en México y no es arriesgado decir que durante estos 13 meses sin él, en España se ha hablado, escrito y visto su cine tanto o más que en el resto de la vida del por ahora único indiscutible de nuestros cineastas. Innumerables españoles conocieron su existencia, por los periódicos o la televisión, el mismo día que dejó de existir, y otros tantos vieron por vez primera alguna muestra de su obra después de este día y precisamente porque el cineasta ya no vivía. No es nueva, es muy vieja, la dieta de alimentos culturales que hace de España un país necrófago o, para endurecer el mendrugo, carroñero. Devora a sus mejores hombres después de muertos, casi tanto como los ignoró mientras vivieron”/13.

A medida que pasaron los años, aumentaron los homenajes a su figura y también desaparecían personas que habían estado vinculados a Buñuel. En 1992 murió Luis Alcoriza, quien fuera su ayudante y guionista en su etapa mexicana. En 1993 el Festival de Cine de Huesca lo homenajeó en el 10º aniversario de su muerte. En noviembre de 1994 murió Jeanne Rucar, quien fue su pareja durante décadas.

En el año 2000 se celebraron diversas actividades conmemorando el centenario de su nacimiento. Homenajes, ciclos y conferencias: festival de cine bilbaíno, filmoteca de Andalucía, Museo de Cine de Girona, Festival de Cine de Huesca, Festival de Cine Fantástico de Málaga, etc. Incluso el MOMA realizo una amplia retrospectiva de su obra. Ese año se estrenaron los documentales Buñuel en Hollywood y A propósito de Buñuel. Este último estuvo dirigido por Javier Rioyo y José Luis Lopez-Linares. Fue rodado en distintas ciudades, y contó con entrevistas a personajes allegados a su persona, como Carlos Saura, Paco Rabal o Jean-Claude Carriére. En el Festival de Cine de Berlín de 2008 se proyecto un ciclo especial sobre Buñuel, cuando se cumplían 25 años de su muerte. Ese año se estrenó un documental sobre su obra y figura llamado El último guión.

Conclusiones de la figura de Luis Buñuel y su legado

Es cierto que desde hace bastantes años se ha escrito bastante sobre Buñuel y que se han realizado varios homenajes. Pero sin menospreciar algunas iniciativas culturales que se han hecho hasta el momento, conviene puntualizar algunos asuntos de importancia. En primer lugar muchos de los análisis y homenajes realizados se caracterizan por ser superficiales y encontrarse completamente despolitizados. Por tanto, existen diversas formas de “homenajear”. Se han escrito libros y artículos con débiles profundizaciones en aspectos de interés, mientras que se ha centrado la atención en aspectos personales, su carácter o personalidad, vagas anécdotas de su juventud, aficiones gastronómicas, preferencia en marcas de bebidas, etc. En cambio, los análisis serios y rigurosos han sido escasos, mientras que la divulgación y proyección de sus películas en televisión ha sido y es prácticamente inexistente o nula. Muy raramente una película de Buñuel ha aparecido en la programación televisiva. Únicamente destaca un ciclo de películas que emitió TVE2 en 1996, y algunas proyecciones en canales de pago durante los años 90.

Esta situación contrasta con el machaqueo constante y repugnante de Cine de Barrio. De esta manera, no es de extrañar que Paco Martínez Soria y sus películas sean más conocidas que las obras del propio Luis Buñuel. La continua proyección de las películas rodadas durante las últimas décadas del franquismo en televisión ha sido una práctica cotidiana desde hace décadas. Con TVE a la cabeza no se dejan de emitir continuamente las películas que fueron del gusto de los censores franquistas. En estas películas de los años 60 y primeros de los 70 no se percibe ni atisbo de atraso socioeconómico, ni de represión. Se presenta falsamente a una sociedad sometida al régimen que mas españoles ha matado en la historia. La dictadura se hace invisible, y trasmite la idea de que por aquel entonces no había cárceles, torturas o censura, y que todo el mundo vivía felizmente en familia. Esta falsa idea se ha trasmitido desde todas las esferas del poder. Un ejemplo muy revelador lo encontramos en unas declaraciones del ex ministro Mayor Oreja, quien dijo en una ocasión, sin tapujos, que no condenaba el franquismo por “Por muchas razones”(…) “¿Por qué voy a tener que condenar yo el franquismo si hubo muchas familias que lo vivieron con normalidad y naturalidad? En mi tierra vasca hubo unos mitos infinitos. Fue mucho peor la guerra que el franquismo. Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles, pero no debieron serlo tanto cuando todos los guardias civiles gallegos pedían ir al País Vasco. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores”14.

Con esta calculada propaganda y semicensura se consigue que se desconozca incluso la existencia del exilio republicano. Incluso se trasmite la idea de que había “gente que vivía fuera de España” sin más. Se ha trabajado para que el exilio y la represión franquista caigan en el olvido o desconocimiento.

Por otro lado, en muchas publicaciones sobre Buñuel se ha silenciado o restado importancia a su compromiso político y su ideología. Su médico y amigo José Luis Barros aseguró en una ocasión que Buñuel “Era un hombre político y decía que el sistema menos malo era el marxismo”15. La comprensión de la figura y trayectoria de Buñuel no se puede entender sin analizar el contexto de sus ideas políticas y la dictadura franquista. Cualquier análisis debe tener en cuenta que fue un artista censurado y prohibido durante muchos años. Sus primeras películas fueron prohibidas, dificultando o imposibilitando su proyección a varias generaciones. Además la censura y distintos acontecimientos políticos lo alejaron del cine, impidiendo durante muchos años que Buñuel tuviera la suficiente libertad creativa para plasmar sus ideas y proyectos durante parte de su vida. Fue despedido del MOMA por sus ideas políticas y no olvidemos que La edad de oro, estuvo prohibida en Francia y EE UU durante décadas, no pudiendo ser distribuida en Nueva York hasta 1980 y en Paris hasta 1981. Belle de Jour sufrió cortes por la censura. Viridiana fue prohibida en España hasta 1977, y el procurador general de Milán también la prohibió. Éste denunció al propio Buñuel en los tribunales y consiguió que fuera condenado un año de cárcel si pisaba suelo italiano. Afortunadamente esta sentencia fue anulada después por el Tribunal Supremo. Incluso, recientemente se ha descubierto que el FBI lo espió y vigiló entre 1941 y 1971.

Buñuel no solo representó en el cine el mundo de los sueños, el universo psicológico de las pasiones profundas, el deseo inconsciente, la represión sexual, la imposibilidad del deseo, etc. También profundizó en un cine rebelde, situado al margen de convencionalismos oficiales y que satirizaba la hipocresía burguesa y la moral católica. Algunas de sus películas se pueden calificar de revolucionarias. Era un cine que atacaba a todas las altas esferas sociales: burguesía, clero y poder militar.

Finalmente, se puede decir que son recomendables todas sus películas. Sus toques personales consiguieron lograr un humor inédito, irónico y original difícilmente repetible. Pese a que tuvo una gran influencia en el cine, nadie se ha atrevido con un cine semejante. En sus memorias cuenta como hubo proyectos para realizar The loves one, o El señor de las moscas. Además, Woody Allen le propuso aparecer en Annie Hall interpretándose a sí mismo. Por otra parte, colaboró en el guión de Johnny cogió su fusil, de Dalton Trumbo, pero rehusó aparecer en los letreros. Algunos de los que somos amantes del cine, nos quedamos tristes una vez hemos visto todas sus películas, y nos hubiera gustado que al menos hubiese finalizado proyectos cinematográficos que no llegaron a materializarse.

Llegado este punto, no debemos dejar que lo mejor de nuestro pasado caiga en el olvido. Debemos mantener la memoria histórica de los oprimidos y del exilio; y continuar intentando romper con todas las herencias culturales, sociales y políticas del franquismo, con una clara perspectiva de transformación social.

Notas

1/ Buñuel, L. y Carrière, J-C. (1982) Mi último suspiro. Barcelona (Random House Mondadori, Edición Debolsillo), página 14.
2/ Ibid, página 18.
3/ Ibid, página 34.
4/ Ibid, página 18.
5/ Ibid, página 122.
6/ Ibid, página 181.
7/ Ibid, página 213.
8/ Ibid, página 227.
9/ Ibid, página 218.
10/ Ibid, página 275.
11/ Ibid, página 279.
12/ “Luis Buñuel en México sin perder el humor que caracterizó toda su obra.” El País, 31/7/1983.
13/ Fernández-Santos, A. “Un año con Buñuel”. El País 7/9/1984.
14/ El País, 17/10/2007.
15/ “José Luis Barros –Amigo, médico y actor de Luis Buñuel". El País, 3/2/2000.


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