La reina puede morir, el rey nunca

21 de diciembre de 2012.

“Profe, ¿por qué si el ajedrez no es un juego que requiere el uso de la fuerza, está masculinizado?,
… ¿es acaso que las mujeres son menos inteligentes que los hombres para triunfar en esta rama deportiva?.

Texto: Magela Romero Almodovar *

Reflexiones preliminares
El ajedrez es un deporte – ciencia que goza de gran popularidad en nuestros días. Constituye un juego de ingenio que se sustenta en la rivalidad que exteriorizan a través de las fichas dos oponente que simulan estar en guerra. Para ello, cada jugado o jugadora cuenta con dieciséis piezas (8 peones, 2 torres, 2 caballos, 2 alfiles, el Rey y la Reina), las cuales desplazan (en dependencia de los movimientos que le son permitidos a cada na según las reglas del juego) por un tablero de 64 casillas blancas y negras alternadas.

El partido concluye cuando uno de los Reyes es vencido, lo que en la terminología ajedrecística se conoce como Jaque Mate (1); de ahí que el rey constituya la ficha más importante y protegida dentro del juego, pues de su estado se deriva la victoria o la derrota. La figura de la Reina también es principal y de las más preciadas del tablero por las facilidades estratégicas que garantiza a quienes la tiene. Sin embargo, su muerte nunca implica el fin de la partida, de ahí el nombre que se ha escogido para el presente trabajo. Más el mismo no se dedicará al análisis de las fichas o de los valores simbólicos que estas tiene; sino a la reflexión sobre el papel y desarrollo de quienes también son protagonistas de este deporte: sus jugadoras.

Profundizar en el estudio de las encrucijadas que viven estas mujeres durante el proceso de formación en esta área del conocimiento, así como en los obstáculos que tienen que vencer para alcanzar y mantener sus desarrollos como profesionales, permite entender mejor por qué su rol no es hoy muy visible en la mayoría de los países y desmontar algunas de las lógicas que sobreviven para limitarlas en este sentido.
Para ello, se superarán aquellas explicaciones que argumentan las menores posibilidades de ellas para ser “estrellas del tablero” a partir de ciertos rasgos psico biológicos, utilizando el análisis de género, como una metodología explicativa que ofrece respuestas alternativas desde la ciencia a una realidad que a muchas personas les resulta hoy “sospechosa”. El estudio tomará como referencia la realidad cubana, destacada dentro del contexto Latinoamericano por los resultados alcanzados en este rubro.

Aspectos importantes sobre el desarrollo del ajedrez femenino en Cuba
El juego de Ajedrez se introdujo en Cuba por los españoles a comienzos del segundo decenio del siglo XVI y se dice que su práctica comenzó por Bayamo (región oriental del país) alrededor del año 1518, con la afición a los jaques del Capitán Manuel Rojas, Jefe Supremo de la Ciudad y Juan de Escribano, administrador de bienes del conquistador Diego Velázquez (Ruíz, 1835). Sin embargo, no es hasta mediados del siglo XX que aparecen figuras femeninas de prestigio en este juego, como fue el caso de la Maestra Internacional María Teresa Mora. Ella fue la alumna predilecta de José Rañul Capablanca (1er Gran Maestro Cubano) y resultó ser una rival de consideración en torneos masculinos de primera categoría en su época (ISLA, 2011).

No se tiene conocimiento de otras mujeres que hayan marcado pautas importantes en este rubro antes de 1959, mas con el Triunfo de la Revolución este desarrollo incipiente cambia su rumbo. Comenzó a estimularse la participación de mujeres provenientes de las más diversas provincias del país en competencias tanto a nivel municipal, provincial, nacional e internacional. Un papel fundamental para la obtención de estos avances lo tuvo la Comisión Nacional de Ajedrez del INDER, la cual contó con mucho apoyo de la Central de Trabajadores de Cuba en estos primeros años.

Según se conoce, el Primer Torneo Nacional de Ajedrez Femenino celebrado en Cuba después del 59 se llevó a cabo en el año 1964-1965 y las candidatas que se presentaron venían de los más diversos sindicatos, aunque también se integraron a la iniciativa algunas amas de casa y estudiantes. En él, ganaron el título de candidatas y el derecho a discutir el campeonato nacional, las siguientes mujeres: Sila Martínez y Enelia Escalona (Grupo A), Eneida González y María Luisa de la Paz (Grupo B) y María Luisa Suárez y Caridad Hernández (Grupo C); resultando la primera del grupo A Campeona Nacional en calidad de invicta cuando logró score perfecto entre las dos fases: ¡Obtuvo 10 victorias en 10 salidas! (ISLA 2011).
A partir de esta fecha, la regularidad con la que se siguieron haciendo estos campeonatos y otras acciones importantes como el desarrollo de círculos de interés para niñas y niños de escuelas primarias, la creación de espacios para escolares y adolescentes motivados por este deporte de mesa y la organización de torneos mixtos, fundamentalmente desde comienzos de la década de los 90, propiciaron el fortalecimiento del ajedrez femenino en Cuba, que poco a poco ha escalado peldaños importantes a nivel regional e internacional.

Muchas han sido las personas que han contribuido a estos resultados, no obstante se debe destacar el papel de algunas campeonas que a su vez se han convertido en ejemplo, maestras y entrenadoras de las más jóvenes generaciones. Entrelos nombres que más sobresalen se encuentran: Asela de Armas, Zirka Formeta, Roquelina Fandiño, Magaly Pérez y Vivian Ramón. Esta última, se convirtió en 1998 en la primera Gran Maestra de Ajedrez en Cuba tras 10 años de haber ganado el primero de sus ocho títulos como Campeona Nacional de Cuba. Del mismo modo, años más tarde alcanzan el título de Grandes Maestras Maritza Arribas (1999), Sulennis Piña (2001), Zirka Formeta (2008), Yaniet Marrero (2008), Oleiny Linares (2010) y Yanira Vigoa (2010) lo que da cuentas de los logros alcanzados y del prestigio que tiene el ajedrez femenino cubano en la región. Ningún país de latinoamerica cuenta con siete Grandes Maestras de Ajedrez de la talla de estas mujeres, quienes además con su trabajo garantizan la integración de otras jóvenes a esta práctica y la formación integral en esta disciplina a través de charlas técnicas a los mejores ajedrecistas infantiles, juveniles y de élite provincial (López y González, 2008).

Con Yaniet se debe hacer una aparte, ella ostenta en la actualidad el título de Campeona Nacional del Ajedrez Femenino y el pasado 2010 se convirtió en la primera ajedrecista de Iberoamérica en conseguir una medalla de oro individual en Olimpiadas Mundiales, lo que le posibilitó incluirse en el grupo de los diez mejores deportistas de Cuba ese año (Blanco, 2010).
De igual forma existen logros más recientes dignos de destacar, como el sorpresivo título de reina del Campeonato Panamericano de Ajedrez de Yanira Vigoa obtenido en Sao Paulo (Brasil) en el 2010 (Gómez, 2011) y el cuarto lugar obtenido por el Equipo Femenino de Cuba en la 39 Olimpiada de Ajedrez en la ciudad rusa de Kanty-Mansiyks, superando con creces el resultado de Dresde 2008 en el que quedaron en el lugar 25.
Por la salud que tiene el ajedrez femenino en Cuba, se puede afirmar que el futuro está garantizado, ahora cabría preguntarse ¿Qué trabas tendrían que superarse para garantizar ese éxito, mejorar los resultados y alcanzar el reconocimiento de las ajedrecistas en su totalidad?.

Principales obstáculos para el desarrollo de las mujeres en esta rama deportiva
Existen criterios que justifican la poca participación en el ajedrez de las mujeres y sus menores resultado en relación a los hombres a partir de supuestas aptitudes innatas que según el sexo ellas no tienen. Los mismos se basan en una menor capacidad viso-espacial en ellas (importante para juegos como el ajedrez, el póquer, las matemáticas, etc), así como su menor tendencia a la agresividad. De ese modo, queda fundamentado por qué los varones son más compatibles con el ajedrez, pues teóricamente ellos están más aptos psico-biológicamente. Sin embargo, está comprobado que tales aptitudes/actitudes “concedidas” al sexo masculino, son sólo mitos que obstaculizan el reconocimiento del talento y de las oportunidades que tienen ellas para triunfar en esta rama del deporte, una vez que sirven para subvalorarlas a priori y apartarlas de un camino que les ha estado “vedado” por mucho tiempo.

La subvaloración de la inteligencia y la agilidad de las mujeres para este juego del mismo modo se justifica en esquemas machistas que moldean los procederes de quienes siguen creyendo que algunas actividades tienen sexo. Dicho pensamiento se reproduce a partir de las más diversas instituciones sociales a pesar de los cambios en las subjetividades pro género acontecidos. Este hecho continúa limitando el desarrollo de las féminas en esferas como el ajedrez , aún cuando se conoce que las facultades intelectuales hay que estimularlas y favorecer su desarrollo a través de diversas iniciativas, pues sólo de ese modo se podrá ir avanzando en la desconstrucción de mitos como este, que se (re)producen y promueven prácticas sexistas.

El uso diferenciado de los espacios de entrenamientos que hacen unas y otros en función de su sexo es otro obstáculo notable, hecho que se evidencia al entrar a cualquier sala de ajedrez o andar por los portales cubanos donde este se juego. En estos sitios ellos representan la absoluta mayoría, por lo que encontrarse a una fémina se convierte en algo muy singular. Esto se debe a que son muy pocas las que practican este juego en la Isla y menos aún las que asisten a este tipo de espacios para entrenar sus habilidades. Además, cabe destacar que los horarios en los que estas partidas tienen lugar son incompatibles con las dobles y triples jornadas de las féminas, pues se prioriza la sesión de la tarde (de 5,00 pm a 7,00 pm) o los fines de semana por las mañanas.

Por otra parte, existen más iniciativas para fomentar las competencias de hombres que las de mujeres, aunque no es menos cierto que el desarrollo de eventos mixtos también favorece la participación de ellas. No obstante, se debe destacar que la existencia de este tipo de torneos a edades tempranas o en partidas de escolares o juveniles es una opción muy criticada por quienes conocen de la materia y dan cuentas de las limitaciones o decepciones que pueden ocasionar este tipo de encuentros a las niñas o jóvenes que se inician.

Según explica la MI cubana Yuleikys Fleites: “... el actual formato de los pioneriles 13-14, 15-16 y juvenil es totalmente desacertado. La Comisión Nacional decidió que fueran torneos mixtos “supuestamente” para que las niñas se desarrollen, pero considero que los campeonatos nacionales no son el lugar para eso y en cambio afecta notablemente no sólo a las jugadoras sino al resultado de las provincias que tienen buenos equipos. Por ejemplo Villa Clara tiene un equipo 15-16 muy completo tanto en el femenino como el masculino y como se juega por el sistema suizo y mixto su equipo femenino estaría jugando por “arriba” contra los principales jugadores corriendo el riesgo de no quedar campeonas, lo cual es sumamente injusto. Si de verdad quieren que las chicas se desarrollen deben buscar otras alternativas y no tomar los juegos nacionales como experimento. Imagínense que el nacional Femenino de 1ª Categoría fuera mixto, totalmente ridículo ¿verdad?. Pues es lo mismo para las niñas” (Fleites, 2008).

Esta opinión es reforzada por la de Sandra Espinosa García, monarca juvenil del 2008, quien afirma: “Competencias femeninas hay muy pocas, así que son casi nulas las posibilidades de jugar después de los campeonatos provinciales. Para los torneos mixtos hay que tener un ELO elevado, pues los hombres no quiere que juguemos. La Comisión Nacional debería hacer algo al respecto. Es muy bueno topar con los varones para aumentar el nivel y ganar madurez deportiva, pero también sería bueno jugar más con mujeres. Al final, los campeonatos nacionales de nosotras son femeninos” (López y Gónzalez, 2008).

Se alude además a la escasez de recursos para favorecer la participación de las más jóvenes en los torneos nacionales, de ahí que la Maestra Internacional Tania Hernández resalte el esfuerzo personal que tienen que hacer aquellas que deciden dedicarse a esta carrera: “En mi opinión -dice Tania- el auge de muchachas como Lisandra y Olennis se debe a su esfuerzo personal. Tienes que buscar todos los torneos abiertos, en la provincia que sea, coger las maletas e irte a jugar. Por esos, para mí es esfuerzo personal, porque las condiciones no están creadas “ (López y González, 2008). Esta escasez además incide en la no garantía de que participen en estas competencias con sus entrenadores, a quienes en ocasiones no se les puede garantizar el alojamiento. Tal es el caso de Zenia Corrales, una muchacha que en 2002 ganó con solo 12 años el campeonato provincial de mayores en Vueltabajo y se ha visto limitada para asistir a estos encuentros en compañía de su guía. “Nos han dicho que cuando somos mayores de edad debemos ir solas a los torneos, creo que por problemas de alojamientos”, manifestó durante la entrevista que le realizara en el 2008 Luis López y Dalia González (López y González, 2008).

Otras barreras de importancia para el ajedrez femenino en Cuba, es la insuficiente difusión de sus resultados y la falta de reconocimiento de sus Maestras y de otras mujeres de talento en esta disciplina. La autora de este trabajo, por ejemplo, desconocía la magnitud de los logros alcanzados por las ajedrecistas cubanas hasta el momento de enfrentarse a la pregunta de sus estudiantes, a quienes agradece especialmente el haberle creado dicha inquietud y espera que este artículo les sirva para reflexionar.

Algunas alternativas
Bien se sabe de los problemas económicos que enfrenta la Isla en la actualidad y lo difícil que puede ser crear y llevar a cabo una estrategia de género que ayude a estrechar las brechas existentes en este deporte. No obstante, se ofrecen algunas alternativas económicamente rentables que pudieran contribuir a minimizar o eliminar algunos de los obstáculos abordados en este artículo y garantizar un mejor futuro para las mujeres en este deporte ciencia. Por ejemplo, podría pensarse en :

Promover el ingreso de niñas y jóvenes a Clubes de Ajedrez, a través de círculos de interés que fomenten su interés por este juego.
Propiciar espacios de intercambio con Grandes Maestras Cubanas a fin de que puedan conocer sus resultados y vean que este también es un deporte de grandes mujeres.

Incrementar el número de espacios en los medios de difusión masiva en los que se den a conocer los resultados femeninos en este deporte.

Establecer como política del Instituto Nacional de Deporte que los torneos mixtos en todas las edades sea solo una forma de entrenamiento más y no constituyan competencias eliminatorias.

Apoyar un mayor número de iniciativas dedicadas al encuentro e intercambio de las ajedrecistas de todo el país, pues estos espacios pueden servir para crear alianzas que las empodere como grupo.

Crear convenios e intercambios internacionales en los que se promueva una mayor participación de las chicas en eventos de este nivel.

(1) La expresión Jaque Mate, proviene de las palabras persas shah mat que significan “el rey está muerto”.

* Magela Romero Almodovar. Profesora de Sociología de la Universidad de La Habana. Publicado en la revista Imaginaria, del Ayuntamiento de Sevilla. Familia Asuntos Sociales y Zonas de Especial Actuación. Dirección General de Familia y Salud


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