Contracultura y ciberactivismo. Derrumbando los mitos del fetichismo digital (2/2)

31 de octubre de 2012.

Segunda parte del capítulo perteneciente a la obra colectiva "¿Y ahora qué? Impactos y resistencia social frente a la embestida ultraliberal", editado por Libros en Acción.

Por David García Aristegui y Laura Tejado Montero, pertenecientes a la Asamblea de Nodo50

Okupas en las redes: servidores alternativos, Indymedia y hackmeetings

«Frente a actores institucionales (Estado, partidos, etc.) que monopolizan los espacios públicos y los mass media clásicos, movimientos como el de okupación desarrollan sus propios medios de competencia simbólica gracias a tecnologías accesibles como Internet. A su vez, estas estrategias van metamorfoseando y recombinando algunos de sus rasgos esenciales, adaptando gran parte de sus recursos a la potenciación de sus interacciones comunicativas. Es decir, el movimiento evoluciona al encuentro de técnicas y tecnologías que le son necesarias para subsistir frente a correlaciones de fuerzas desventajosas. Es, en este sentido, que cobra significación el paso de okupas a hackers. Un proceso que da lugar a un nuevo movimiento social, muy vinculado física y políticamente con el movimiento de okupación y de los centros sociales más desarrollados de las grandes metrópolis.»
Igor Sádaba y Gustavo Roig

A pesar de ser comunes los reparos a las nuevas tecnologías, la izquierda siempre ha tenido una relación constante y muy interesante con éstas. Vamos a hablar en esta parte de tres proyectos claves para entender el ciberactivismo y la presencia de izquierda y movimientos sociales en la red, por fuera de redes sociales corportativas que es por donde operan mayoritariamente nuevas redes como Democia Real Ya o el 15M, a pesar de los intentos por trasladar debates y materiales a N-1.

El servidor alternativo para organizaciones y web de contrainformación Nodo50 [1] dió sus primeros pasos contra la celebración del encuentro que FMI y Banco Mundial realizaban en Madrid en 1994. Organizaciones como Sur, Aedenat o Sodepaz... desarrollaron en el 94 el "Foro 50 años bastan", una contracumbre de denuncia de las organizaciones de Bretton Woods. En aquel momento Internet era algo sólo al alcance de académicos y centralizado por RedIris de CSIC. Nodo50 comenzó siendo una Bulletin Board Systems, antes de saltar a la WWW en 1996. El paso de Nodo50 a Internet fue la cristalización local de un proyecto estratégico de la izquierda a nivel mundial: a través de la red GreenNet (el equilavente de Nodo50 en el Reino Unido) se convocó a distintos proyectos del estado español, para trasladarles la propueta de la APC (Association for Progressive Communications). La APC, constituída en sus orígenes en el verano de 1990 por siete redes alternativas, planteaba un sistema mundial de acceso a Internet para colectivos y organizaciones de izquierda, con una estructura de un único nodo miembro por Estado. Así las cosas, distintas iniciativas del Estado español recogieron la propuesta de la APC y GreeNet y acordaron federarse en IPANEX (acrónimo de Iepala, Pangea, Altercom, Nodo50, Eusnet, y Xarxaneta), cuyo proceso de constitución y federación en la APC concluyó a mediados de 1997. Nodo50 es el proyecto que más se ha consolidad y que ha llegado hasta nuestros días como referente de los colectivos de izquierdas antes del 15M.

Un proyecto de los movimientos sociales que no podemos dejar de nombrar es la red de Indymedia. El Independent Media Center (Centro de Medios Independientes ) es una red global por desgracia ahora bastante en desuso, comparado con los niveles de participación que llegó a tener a principios de la pasada década. Esta red fue creada en 1999 durante las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Seattle, y se extendió rápidamente en paralelo a las contracumebres que organizaba lo que a nivel mediático se caracterizó como movimiento antiglobalización. Indymedia se organiza como una red de distintos centros de medios independientes que se organizan por países, ciudades u otro tipo de regiones, de manera análoga a lo que hacía la APC. La red de Indymedia fue la primera en facilitar la publicación abierta en Internet, verdadero anatema en la época, posibilitando que la información fluyera con gran rapidez, al poder colgarse ésta sin filtros previos. Del modelo de publicación abierta y multimedia de Indymedia, desarrollado en paralelo a los primeros blogs, se apropiaron muchas empresas (de Youtube o Flickr a las actuales redes sociales), siendo esta iniciativa determinante en cómo está configurada la red en la actualidad. Con un poco más de esfuerzo, antes de los teléfonos móviles y Twitter, las y los activistas colgaban las crónicas y fotos de las acciones acudiendo al Centro de Medios más cercano. Indymedia ha experimentado incautaciones de servidores (la más reciente en Grecia) y sus colaboradores ha sufrido infinidad de ataques. El más grave fue en en 2006: Esteban Zurita, Emilio Alonso Fabián y el colaborador de Indymedia Bradley Will (que estaba grabando el vídeo el conflicto) fueron asesinados a tiros en una barricada, durante la huelga de profesores de Oaxaca.

Finalmente, los movimientos sociales impulsaron después de los servidores alternativos y la red Indymedia los hacklabs (espacio físico de investigación de temas relacionados con Internet, las nuevas tecnologías etc. normalmente en centros sociales) y los hackmeetings (encuentros de hacklabs y proyectos relacionados). Por lo menos en europa, hay que resaltar que siempre ha habido una escena hacker alejada de la ideología californiana y las utopías liberales tecnofílicas, vinculada a movimientos sociales como el de okupación (movimiento a su vez muy influenciado en distintos aspectos por la contracultura hippie). Afinales de los 80, llegan los primeros ordenadores a ciertos sectores de la izquierda radical europea, de manera fundamental a Italia (la European Counter Network o ECN11, vinculada a centros sociales okupados), Holanda (Hacktic y De Digitale Stand) y Alemania (el Chaos Computer Club), dándose un proceso de consolidación a mediados-finales de los años 90, donde empizan a surgir servidores alternativos y se estructuran redes como la APC. Sindominio, escisión de Nodo50 (“Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme”), ha sido el servidor alternativo de referencia para la mayoría de centros sociales okupados, y muchos de sus integrantes tuvieron un gran peso en el desarrollo del primer nodo de Indymedia en el estado español, así como en los primeros hacklabs y hackmeetings que se desarrollaron. Posteriormente, la red de hackmeetings fue muy importante en todas lasluchas contra la Ley Sinde, uno de los pilares del estallido del 15M [2].

La red nos hará iguales (y libres). Género e identidad digital

«Empecemos por preguntarnos: ¿cuál ha sido y es la intervención de las mujeres en el territorio de la red?, ¿es el cyborg una creación realmente transgenérica?, ¿es la red todavía un espacio configurado a la medida de los intereses de dominación masculina o existe un activismo feminista consciente y capaz de establecer su territorio autónomo (su TAZ) en este nuevo espacio?, ¿tiene género la www, o es ella la disolución de todos los géneros? Pero seguramente no es ni una cosa ni otra, sino su implosión, un virus activo de creaciones polivalentes, multifacéticas, en un campo de pruebas privilegiado que diseña inevitablemente nuestro futuro.»
Ana Martínez-Collado

Frente a la reticencia más o menos generalizada entre otros movimientos sociales de corte clásico al uso de Internet como herramienta de lucha social, desde los primeros años de la década de los 90, una buena parte del movimiento feminista en todo el mundo corrió a transformarse en ciberfeminismo. Las primeras experiencias de activismo feminista en la red encuentran en el arte (net.art) un campo de experimentación en el que la ironía, la parodia y la actitud osada e iconoclasta servían de vehículo al núcleo central de las reivindicaciones de los diversos feminismos “analógicos”. Además, autoras como Sadie Plant preconizaban que la red era no sólo un espacio de libertad ilimitada sino que la metáfora de la matriz digital simbolizaba una desjerarquización absoluta, un vacío lleno de posibilidades e, incluso, la feminización total de la tecnología. Parecía, según Plant, que la alianza entre mujeres, máquinas y nuevas tecnologías desembocaría de forma casi automática en una verdadera liberación de la mujer [3].

Si aceptamos que “la ciberfeminista (...) es una mezcla única entre activista, ciberpunki, pensadora y artista” [4] es fácil entender que, en el estado español, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación se considerasen más como un medio, una herramienta adecuada para consolidar ideas, luchas y alianzas preexistentes que como un espacio intrínsecamente nuevo en el que participar. La blogosfera, esa cosa que parecía tan moderna y que con tanta rapidez ha quedado anticuada, como en un limbo entre la web estática y la 2.0, fue un espacio que las mujeres, no sólo feministas, ocuparon rápidamente para, como señala la bloguera Ptqk “compartir experiencias, crearnos redes de apoyo mutuo, visibilizarnos unas a otras y, sobre todo, soñar con la posibilidad de una revolución que siempre nos decepciona.”

Las actitudes “ciberoptimistas” consideraban Internet como un espacio de total libertad donde el anonimato de las identidades virtuales permitirían a las mujeres y otros categorías sociales no hegemónicas participar en igualdad de condiciones y lograr por fin el reconocimiento, capacidad de influencia y establecimiento de una agenda e imaginario propios que no se había conseguido alcanzar en el, al menos, siglo previo de articulación del movimiento feminista. Pero ni las TIC ni Internet se han imaginado, creado y desarrollado en un espacio ideal totalmente aséptico, ajeno a las categorías, prejuicios y costumbres de quienes las han creado y las usan. Detrás de los nicknames hay cuerpos sexuados atravesados por múltiples variables sociales (clase, etnia, edad, capacidad funcional, etc.) que no escapan a las dinámicas de la dominación previas.

A pesar de la rapidez en adoptar el uso de Internet y sus posibilidades por parte de buena parte del movimiento feminista y efervescencia de propuestas tanto prácticas como teóricas con la primera gran extensión de las conexiones domésticas a Internet, parece que el ciberfeminismo más activista ha sido un fenómeno totalmente 1.0 que no ha sabido o no ha querido adaptarse a los nuevos formatos de red social o red colaborativa. Existen actualmente algunos exponentes destacados de feminismos 2.0 en la red, pero estos tienen un carácter más cultural o periodístico, un corte más amable y divulgativo, que lo que se entiende tradicionalmente por activismo feminista. Quizá, como afirma Jaron Lanier (de nuevo en “El Rebaño Digital”), la rigidez de los diseños estandarizados de los perfiles en las redes sociales ya no ofrecen la ilusión de libertad absoluta que permitía a las primeras mujeres ciberactivistas expresar sus inquietudes, deseos, críticas y creaciones sin todo el peso del constreñimiento capitalista y patriarcal sobre ellas.

Twitter-revoluciones y (des)politización de las redes sociales

«La revolución no será televisada, será tuiteada.»
Pancarta de la Acampada Sol.

A veces se olvida que las tecnologías de la comunicación no dejan de ser instrumentos, canales por los que hacer fluir la información. Si bien es cierto que hasta cierto punto “el medio es el mensaje” y que, por la propia naturaleza de la herramienta, no son lo mismo los contenidos que se publican en un blog, en el muro de Faceboock o en Twitter, ninguno de estos espacios (corporativos, no lo olvidemos) determina el carácter político o revolucionario de las ideas ahí vertidas o de las comunidades que se crean en su seno. Si Internet no es neutro ni ajeno al contexto en el que se ha creado y desarrollado, las redes sociales lo son aún menos.

Dicho esto, es innegable que el uso actual que mayoritariamente se hace de las redes sociales rompe, hasta cierto punto, la separación patriarcal y propia del activismo tradicional entre lo público y lo privado. Cuando Internet se empieza a extender a los hogares, es común que una misma persona asuma identidades diferentes para las diversas lista de correo, foros y servicios que utiliza. Hoy en día, y especialmente después de la propaganda mediática a Twitter durante la Primavera Árabe y el 15M, parece normal que ese mismo perfil que cubre minuto a minuto las asambleas y manifestaciones, comente también sus películas favoritas, suba fotos de su gato y se queje cuando está resfriado.

Mucho antes de la jornada de lucha global del 15 de octubre de 2011 y mucho antes del auge de la web 2.0, en fechas tan tempranas para la breve historia de la red como 1998, ésta fue el medio a través del que se coordinó una Marcha Mundial de Mujeres para denunciar la situación de pobreza y violencia contra las mujeres en todo el mundo y a favor de los bienes comunes. Un pequeño grupo de mujeres quebecquenses lanzó la propuesta a través de la red y con una relativa rapidez (teniendo en cuenta la penetración de Internet en esas fechas) se organizaron marchas en múltiples ciudades del mundo. Resultado: un movimiento mundial de mujeres que pasa de la red a la puerta de Naciones Unidas en menos de 2 años, con 5 millones de firmas y atravesando 159 países.

En definitiva, ni Internet ni ninguna herramienta tecnológica nos hará más libres, al igual que no nos ha hecho más iguales ya que “han sido diseñadas para acelerar el consumo, no para alimentar la revolución” [5]. Pero cuidado con confundir el continente con el contenido y aferrarse a una interfaz determinada: son empresas privadas interesadas en hacer negocio con los contenidos (políticos de cualquier signo o totalmente intrascendentes) que generas.

A modo de conclusión: contracultura y ciberactivismo

Internet, ese espacio del que se recuerda constantemente su origen militar, una supuesta utopía neoliberal tanto para la cooperación como para emprendedores tecnológicos, un campo de batalla más para las organizaciones políticas y los movimientos sociales. Diferentes contraculturas previas (la utopía hippie, cyberpunk) o asociadas al origen de internet (el hacking...) han configurado los usos activistas de la red tal y como la conocemos ahora. Las herramientas que se utilizaron durante el ciclo de movilizaciones de principio de siglo en torno a las contracumbres (servidores alternativos e Indymedia), precisamente cuando empezaba a llegar Internet masivamente a los hogares de las partes más privilegiadas del globo, los proporcionaron los propios movimientos sociales. En ese contexto, en la red se daba intercambio de información, coordinación en las redes activistas e incluso se generaba identidad colectiva, antes de la existencia de las redes sociales [6]. Pero los movimientos sociales que han ido apareciendo con posterioridad se caracterizaban por una paulatina disminución del peso de los colectivos y movimientos sociales clásicos (No a la Guerra, 13M, V de Vivienda) junto al uso intensivo de internet, pero utilizando recursos gratuitos y corporativos.

El máximo exponente de como las organizaciones políticas se han quedado en cierta medida “aisladas” (si es que eso es posible en internet) en sus servidores alternativos y webs ha sido la explosión del 15M, un movimiento que desde el principio opera y se desarrolla primero en Facebook y luego en Twitter, es decir, en redes sociales corporativas. Las organizaciones políticas tanto clásicas como alternativas, los sindicatos, los movimientos sociales... han perdido todo el peso en esta sociedad 2.0, por lo que las personas que se quieren implicar en política lo hacen directamente a través de estas redes, sin colectivos de referencia y sin filtros [7]. Pero empieza producirse un fenómeno curioso: por una parte, los colectivos y movimientos sociales mantienen sus webs y espacios propios, y además los difunden a través de redes sociales corporativas, que posibilita unas audiencias impensables para estos colectivos en sus canales habituales (de fuera y dentro de la red). Por otro, redes “nativas” de Facebook como Democracia Reall Ya o sectores del 15M empiezan a vislumbrar (muy influídos tanto por los hacktivistas como miembros de otras organizaciones “clásicas” que operan en el 15M) los problemas de las redes sociales corporativas: falta de control y privacidad en los datos subidos a la red, falta de flexibilidad para organizar los contenidos y nula cobertura frente a posibles acciones judicilaes o represivas.

Como hemos resaltado en varios párrafos [8], una de las peores influencias de algunos aspectos la contracultura americana de los 60/70 es la que llega vía la ideología californiana, que maquillan discursos herederos del darwinismo social. El optimismo acrítico o fetichismo tecnológico, así como la pérdida del eje de referencia izquierda-derecha, son dos lacras a superar en el seno de las nuevas redes surgidas en torno al 15M. ¿Si no hay ni izquierda ni derecha, con qué legitimidad se puede criticar un Gobierno de tecnócratas, por ejemplo? Las redes y movimientos sociales previos al 15M, por su parte, deberían tener la suficiente cintura política para, sin renunciar a sus señas de identidad ni a su ideología, conserguir convenger paulatinamente con estas nuevas redes tan peculiares en lo ideológico y en lo organizativo. Vivimos un escenario en que, sobretodo a causa del torrente de información e intercambio que se da en la red, los colectivo clásicos quedan totalmente desdibujados, como quedó superado en su momento Indymedia. No así las asambleas y las formas de organización colectiva horizontales y cooperativas, que han sufrido un auténtico boom en el último año. La redes de antes y de después del 15M tienen mucho que aprender unas de las otras, esperemos que la convergencia -ya que hay consenso en la horizontalidad y el uso intensivo de internet- desde una perpectiva de izquierdas llegue lo antes posible.


Notas

[2Del canon al 15-M

[3Plant, Sadie. Ceros + Unos: Mujeres digitales + La nueva tecnocultura. Destino, 1998.

[7Con matices: nuevas redes como la de Democracia Real Ya son uno de los nuevos referentes en lo que a activismo en la red se refiere.

[8Resaltamos el “algunos”: el antimilitarismo, ecologismo y feminismo del movimiento hippie siguen y seguirán siendo siempre plenamente revindicables

Noticias relacionadas

Versión PDF: Descargar artículo en PDF | Enlace permanente: https://info.nodo50.org/4834