El cielo de la noche de Euskal Herria

5 de mayo de 2012. Fuente: Borroka Garaia Da!

El 3 de Mayo se conmemoró el día internacional de la libertad de prensa. Una más de esas fechas que se ponen en el santoral anual. Fue instituida en 1993 a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas y es desde entonces convocada todos los años por UNESCO. La cual llama a reflexionar sobre la libertad de prensa y los diversos tópicos que atañen a los temas del periodismo, la información y la comunicación.

¿Dónde estabais cuando cerraron Egin, Egunkaria, Ardi Beltza...?

El país al que pertenezco no tiene ninguna banqueta en la asamblea general de las naciones unidas y no se si se debería instaurar también un día de reflexión internacional sobre este matiz pero en cualquier caso les haré caso y aportaré mi pequeña reflexión que les importará bien poco. Ya que si mi nación ni siquiera tiene una banqueta en el concierto de naciones ¿Cómo puede importarles la libertad de prensa en una nación inexistente?.

Yo solía leer dos periódicos; Egin y Egunkaria. No eran unos periódicos como los demás. La mayoría de ellos levantados en proyectos de grandes capitales y controlados por pocas familias conectadas con el poder bancario y financiero. Y es importante remarcar esto, porque no podrá existir libertad de prensa mientras que el capital sea el que mueva los hilos de la información. Si la libertad de prensa y el acceso a la información es un derecho, no se puede prostituir al mejor postor.

Ya no leo esos diarios y no por falta de ganas sino porque un día un juez español a mandato de ciertos sectores políticos y con la mano ejecutora y torturadora policial los cerró por la fuerza a cal y canto, encarcelando en el proceso a diversos periodistas y torturando a varios de ellos.

Del diario Egin el mejor recuerdo que guardo era una sección llamada “iratzar” que era la que más me gustaba y la devoraba todas las semanas. El caso es que los mismos que se regocijaron tanto en cerrar violentamente los periódicos que leía, planificaron el asesinato del redactor de esa sección y como no, lo llevaron a cabo.

50 gramos de amonal que explotan todos los días en los quioscos de Euskal Herria. Decía aquel señor del PNV por llamarle de alguna manera. Yo solo veía papel, buenos textos y lo más peligroso en todo caso era la tinta de la portada que parecía tener vida propia en algunas ocasiones.

También leía una revista que se llamaba Ardi beltza y escuchaba una radio que se llamaba Egin irratia. Sus destinos fueron el mismo. Cierre y clausura por la fuerza.

Luego llegaría Internet. Solía navegar por una página que se llamaba Basque red net (la red vasca roja). En marzo de 2004 la Real Policía Montada del Canadá a mandato de los mismos de siempre la clausuró. También vi como desaparecían misteriosamente otras webs y más recientemente el cierre de apurtu.org y el secuestro de uno de sus periodistas que continúa en las mazmorras españolas como es el caso de otros periodistas de Egin.

No es que sea mala suerte y coincidencia que todos los medios que me gustan acaben teniendo un mismo trágico final, sino que sencillamente en Euskal Herria la libertad de prensa y expresión son derechos aún a conquistar y la amenaza velada o menos velada es algo que se nota en el ambiente. Un ambiente inquisitorial y amenazante tan denso que se podría cortar con un cuchillo.

El miedo es otra forma de control. La gente que escribe o habla y que no sigue los mandatos del poder, al ponerse delante de un teclado, un micrófono o cámara de vídeo sabe de lo que hablo.

Y si bien es cierto que el miedo es muy poderoso y que en la Euskal Herria de hoy en día apenas nadie dice todo lo que verdaderamente querría decir y pese a que la represión ha sido y es muy dura, donde se cierra una puerta se abre otra. Además nunca podrán controlar esa interminable comunicación que solo tiene como techo el cielo de la noche de Euskal Herria.

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