El negocio de los negocios

9 de marzo de 2012.

Las cloacas de la política y la economía.

Denis Robert, ex periodista del diario Libération, propone un apasionante cómic sobre la corrupción sistemática de los partidos políticos con los paraísos fiscales como telón de fondo

El periodista y escritor Denis Robert, en colaboración con Yan Lindingre, cuenta en primera persona su agitada vida desde su paso por el diario Libération, en los años 90, hasta sus investigaciones del caso “Clearstream”, por el que la acusación pidió una condena de 18 meses de cárcel para el que fuera primer ministro galo, Dominique de Villepin. El negocio de los negocios se adentra de forma clara en los mecanismos (paraísos fiscales, secreto bancario, falta de cooperación entre Estados...) que permiten al crimen organizado moverse a sus anchas en la nueva economía.
El trazo de Laurent Astier transforma el conjunto en un apasionante thriller político-financiero en el que el periodismo de investigación se convierte en el enemigo que hay que abatir, y que, por su temática, ritmo y rigor, está dirigido a apelar el interés tanto del amante de la serie negra como del aficionado a los reportajes periodísticos.

Astiberri Ediciones. Enero de 2010

"A Sarkozy el dinero negro le importaba un rábano" El trabajo de este periodista tras la pista del tráfico de dinero negro le supuso ser acusado en el caso ’Clearstream’

Aplastado entre Nicolas Sarkozy y Dominique de Villepin, casi pasa inadvertida una de las absoluciones de la sentencia del caso Clearstream 2. Denis Robert, periodista de investigación, ha sido declarado inocente del cargo de "tráfico de abuso de confianza y del producto de robos [listados bancarios]" del que algunos intentaban acusarlo.

Robert ha estado durante diez años tras la pista del dinero de origen dudoso que gestionaba la caja de compensación internacional Clearstream, basada en Luxemburgo. Con 50 juicios a sus espaldas en cinco países diferentes, detalla por qué esta sentencia enmascara más de lo que revela.

¿Cuál fue la reacción de sus colegas cuando su trabajo empezó a ser polémico por el caso Clearstream y el duelo Villepin-Sarkozy?

La profesión me puso en una lista negra durante años. Hubo un momento curioso durante las audiencias, hace tres meses, cuando hasta el fiscal pidió que se me absolviera. Pero en Francia es como si la prensa se sometiera al orden de lo políticamente correcto.
"La prensa en Francia se somete al orden de la corrección política"

¿Este juicio ha sacado a la luz las prácticas de la firma Clearstream?

No mucho, pero sí en un punto. Ha servido para demostrar lo que yo escribí hace años sobre los errores informáticos provocados deliberadamente por la firma para borrar ciertas huellas del paso del dinero.

¿Este proceso ha enterrado el auténtico escándalo: las cámaras de compensación internacional que hacen circular dinero negro?

Ese es el problema. La prensa, los políticos y la Justicia son responsables de esa ocultación. Podemos disculpar en parte a los magistrados, porque chocan con la Justicia luxemburguesa, que siempre protege el dinero del crimen y también a Clearstream. Las comisiones rogatorias de jueces españoles, franceses e italianos chocan con ese muro. En política, es más complejo. El intento que llevamos a cabo a principios de 2000, con 80 eurodiputados, para investigar sobre Clearstream fue bloqueado por el comisario Frantz Bolkenstein, que era un asalariado de Shell y del banco ruso Menatep, firmas ambas que utilizaban Clearstream.

Se le tilda de paranoico.

Eso fue lo que dijo el abogado de Clearstream contra mí. Muchos grandes periodistas digamos oficiales me insultan lanzándome el anatema de conspiracionista. Durante todo el proceso, Edwy Plenel [ex de Le Monde, actualmente al frente del diario digital Mediapart] ha sido uno de los más duros conmigo. Fue acusación particular en el Clearstream 2 y le dijo al juez que yo había incluido su nombre en la lista adulterada por Imad Lahoud [uno de los condenados en el caso].

"Villepin estaba interesado en controlar las cajas de dinero negro"

¿Cuál es la responsabilidad de los políticos en los flujos de dinero sucio?

Uno de los políticos más interesados en la lucha contra la circulación internacional secreta de capitales vía firmas como Clearstream fue precisamente Villepin. Muy pronto, desde inicios de los años 2000, Villepin se interesó por la supervisión de esas cajas negras. Por aquellas fechas, también pude hablar con Sarkozy, a quien no le interesaba un rábano el tema. No se implicó, por ejemplo, en la misión parlamentaria que logramos crear con diputados de la Asamblea Nacional francesa para investigar los paraísos fiscales. Me respaldaban 80 eurodiputados y los casi 100 diputados franceses que forman parte del club ATTAC.

Y la dinámica se rompió.

Sí, claro. Llegó Clearstream 2. Ya sabe: unas listas de Clearstream, de las que luego se sabe que estaba falsificadas, llegan a un juez a través de un soplón anónimo. Hay querella de Sarkozy y de muchos otros. Y los jueces aceptan instruir, no el caso mismo de Clearstream, sino un asunto de difamación con listas falseadas.

¿Qué sucedió entonces?

La atmósfera cambió radicalmente. Empezó a circular la idea de que yo había participado en una conjura. Todos los políticos comenzaron a tratarme como un apestado. Me dejaron tirado con el argumento de que yo empezaba a tener demasiados enemigos. Ahora, ya exonerado, lo que demostré vuelve a ser pertinente. Pero gente como Ségolène Royal y François Hollande lo que dicen es que hay que protegerme, no que haya que seguir la lucha contra los paraísos fiscales y los capitales ocultos. Los políticos reaccionan emotivamente, por oportunismo. Sólo el Frente de Izquierda y Olivier Besancenot me han apoyado y siguen apoyándome por las buenas razones de fondo.

A. Pérez, Corresponsal de PÚBLICO en París

Attac


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